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¿Lo callas tú o lo hago yo?

Hoy podéis llorar a vuestra madre,
mañana ya no.

Ni nunca más después.

En esta casa ya no se llora más.

Te quedas parado junto a la puerta,
¿me oyes?

Esto lo arreglo yo.

Pero tú quieto parado
hasta que yo te diga.

Y vosotros dos,
callados aquí dentro, ¿entendido?

Sin moverse.

-¿Vamos a estar mucho aquí?
-Cállate.

...grandes poetas
que le han cantado al amor.

Una Sagrada Familia
se ha levantado en su interior.

-Para el mar de amores...
-Rumbas y flores.

-Para subir al cielo...
-Vente al paralelo.

-Para ahogar las penas...
-Fuente Canaletas.

-Para el que busque novio...
-Mercado San Antonio.

Gitana hechicera.
Hechicera gitana.

Tan llena de gracia.

Más guapa que el sol.

Gitana hechicera.

Hechicera gitana.

Romántica reina.

La que nos parió.

Es la que sueña despierta,
ama y se deja querer.

Tan mujer y tan hermosa,
de ahí le viene su poder.

Ella tiene poder,
ella tiene poder...

Justo el camino de ahí.
Y como este es...

-¿Te gusta?
-Me encanta

-¿Vamos a vivir aquí solos?
-No,

habrá vecinos y más niños.

Y casas muy bonitas
con muchos árboles.

Pero la nuestra va a ser
la más bonita, ya verás.

Será la casa que nos merecemos,
los cuatro.

Yo no quiero que mi hermanito
duerma en mi cuarto.

Claro que no.
Él tendrá el suyo y tú el tuyo.

Y por las noches
cenaremos todos juntos.

Del vino dicen que es como droga, ¿no?

Eso dicen los que saben,
médicos y eso.

El vino me ha gustado siempre.

Pero tú no pintas nada
trapicheando con él

ni con nada ya.

Eso ya lo deberías saber.

Mira que me jode.

Y, si te digo la verdad, Pátina,

podían haber sido
pañales llenos de mierda.

Quieto.

Tenéis quince días, gitano,
para largarse de aquí.

Y, cuando digo de aquí,
no digo el barrio...

ni la ciudad. Digo la provincia.

Podéis llevaros todo lo que os quepa
en vuestra flota de mierda.

Todo el hierro,
toda la porquería que os quepa.

Pero en quince días todos fuera.

Baja eso, pedazo de mierda.

Me cago en tu puta raza.

Permítalo Dios
que se os comáis entre vosotros

como perros.

Llevaos un par de botellas, coño,
que lo habéis comprado vosotros.

-Medio minuto menos, estoy a tope.
-Pero si has cogido un atajo.

-¿Qué dices?
-¡Que te he visto!

¡Lore, ven aquí!

Joder, Clemen,
no me gusta verte sangrar.

Si no va a haber tiempo para eso.

-Te juro que va a ser rápido.
-Nunca es así, Clemen. Nunca.

Con ese dinero podría pagar
la entrada del piso.

Mírate, todo sudado.

Así no pienso pasearme
contigo por el barrio.

¿Y tú qué?

Yo no soy una Guerrero,
yo solo soy una Carrasco.

-Mi princesa Carrasco.
-¿Princesa? ¿A que te meto una leche?

-Da bien.
-¡Ay!

-¡Da bien!
-Venga, va, vamos, que se hace tarde.

Sirve.

Se me ha hecho tarde.

No me he cambiado,
pero me he lavado bien al llegar.

-Se ha cocinado para ti.

-Tiene mucha grasa. Además,
estoy tomando batidos de proteínas.

-Dice el Ildefonso que para...
-¡Come!

Tenías que estar hoy conmigo,
con los putos Chitos.

Pensé que no me necesitabas para eso.

Estuve en Legazpi,
controlando las ventas.

-¿Desea algo más, señor Abraham?
-Nada. Gracias, María.

Está muy bueno, señora María. Gracias.

Buenas noches entonces.

Las gracias se dan una vez.
Es educación.

Dos veces es ser un gilipollas.

Les he dado dos semanas
a los gitanos esos.

Si el domingo siguen por las calles,
quiero que hagas algo para solucionarlo.

-Sí, padre.
-Más pronto que tarde.

Dicen que a lo mejor viene
la tele local a grabar el combate.

Mañana quiero
que hables con los moros.

Con los de La Latina también.
Quiero más críos en las calles.

Estos son todos muy talludos.
Con condenas y muy quemados.

Eso me jode.
Quiero más críos en la calle.

Se lo dices de mi parte.

¿Pensaste en lo que te dije?

Siempre te digo que vas muy rápido,
pero tú no frenas.

Eres un mierda inquieto.
Yo marco el ritmo, Daniel.

Yo elijo las rutas y tú obedeces.

Eso he pensado.

Mira a Lorena.

¡Nos importa una mierda!

Estamos hablando de trabajo.

Yo iré.

Por una vez quiero ver cómo
te dan una paliza y que no sea yo.

Padre, he hablado con un abogado.

Lleva cuentas de marchantes de arte.
Ya sabes, muchísimo dinero.

Se llama Iriarte.

Puede ayudarnos
a sacar el dinero de aquí.

¿Tú has visto a los "tanos"
con abogados?

¿Invirtiendo en bolsa?
¿En putos cuadros?

¿Ahora vamos a imitar
lo que hacen los gitanos?

Bueno, tú te los follas...

y después te casas con ellos.

Pásame el pan.

No quiero meter nuestro dinero
en sitios que no conozco,

no meto la polla en cualquier agujero.
Al menos por ahora.

Mañana todos a las 9 en la tienda.
Tú también, Clemente.

Luego yo me bajo para el sur,
a Cádiz, a hablar con El Lobo.

¡Puto sur de los cojones!
Estaré fuera un par de días.

Y no me importa que tu niña
corretee ahí arriba.

Pero que se quite los zapatos,
no hay quien duerma en esta puta casa.

Clemente, arregla lo de la tele esa.

Asegúrate de que no se acercan.

Un Guerrero en la lona
no es buena imagen.

Tengo que hablar contigo ahora,
arriba.

Buenas noches.

-Hasta mañana a las 9.
-Ya.

Recoge la mesa ahora,
que luego haces mucho ruido.

La gente se adapta, Tomás.

Y nosotros seguimos
con las furgonetas de reparto,

escondiendo la mierda
en las patas de las sillas

y metiendo la guita en colchones,
como los putos gitanos.

Ya, ¿y?

Va. No me toques los cojones, ¿eh?

Ya has oído al cabrón de ahí abajo.

Tiene su manera de hacer las cosas,

no va a cambiar ahora
porque tú se lo digas.

¿Por qué me subes aquí para contarme
algo que los dos sabemos hace 30 años?

Dale, que quiero acostar a mi hija.
¿Qué pasa?

Hay nuevas vías, hay nuevas personas.

Son más rápidas, más listas que
el puto Lobo y los amigos del viejo.

Coño, que podemos crecer mucho.

Fuera de esta ciudad y más allá.
Fuera del país si quisiéramos.

Si quisiéramos, podríamos.

¿Si quisiéramos?

A mí así me va bien.

Hace rato que tendría
que haber acostado a Carmen.

Buenos días.

Son las 9 y cuarto.

Vengo del gimnasio. Me han traído
el equipo nuevo. Los calzones y eso.

Me llevo a Clemente a Latina.
Hablaré con los moros.

Tú no te llevas a nadie,
contigo basta.

¿Qué coño te vas a llevar tú?
¿O tienes miedo?

-Eres el puto jefe.
-Lo que digas.

Adiós, chaval.

Y tú, pasmado,
hoy cargarás esa mercancía.

Hay dos furgonetas fuera.

Pero no puedo, tengo que entrenar.
Y eso me puede joder la espalda.

A las 11 tienen que estar cargadas.

Después, vas a probarte
tus putos calzoncillos nuevos.

Odio el puto sur.

Dale recuerdos a Lobo.

-¿Cuándo vas al ayuntamiento?
-Luego.

Llévales una caja del vino ese,
que está en la entrada.

No, al ayuntamiento no.

Yo voy a la parcela,
hoy viene el arquitecto.

Me la suda el arquitecto.

Habrá que pintar la fachada.
Antes de que te vayas, claro.

Claro.

Hasta mi vuelta, obedece a tu hermano.
Él es el que manda.

-Está como una moto.
-Eso es bueno, ¿no?

Pues no, la verdad es que no.
Es solo músculo y huevos.

-No aprende, no tiene técnica.
-Ya.

-¿Le has dicho que va a perder?
-A ese chico nadie le cuenta nada.

¡Para ya! ¡Para, coño!

-¿Qué?
-¿Qué?

-¿Nos tomamos algo en la plaza?
-No, tío, estoy reventado.

Ya. ¿Qué te parecería
hacerte unos viajecitos conmigo?

Solos tú y yo.
Te podrías sacar una buena pasta.

-¿Y el viejo sabe algo de esto?
-¿El viejo? Nada. Clemen: tú y yo.

¿Y el combate?

Lo que te digo es después.

Dani, no quiero líos. Soy boxeador.

Y, después del combate con Vargas,
seré profesional.

Mira.

Este... y ese.

-Pensé que serían más grandes.
-Tú de esto no sabes, Abraham.

Esas tripas cargan
cinco toneladas cada una.

Mucha lubina me parece eso para ti.

-Bueno, se pesca de todo.
-Ya.

En dos semanas estarán a flote.

Me he gastado un dineral
en los sistemas de navegación.

A América podría ir con esos bichos.

No hará falta,
ya vienen ellos para aquí.

Hay otra cosa, Abraham.

Me han dicho que está entrando
nueva mercancía por otras vías

y que va directamente a tu zona.

No creo que sea mucho,
pero el rumor ha llegado hasta aquí.

-Pensé que querrías saberlo.
-Lo sé, estoy en ello.

Aún no necesito a tus moros para que
me digan lo que pasa en mi tierra.

Dos barcos
son dos camiones de pescado más.

No voy a apoquinar por eso.
Te dije que doblábamos la apuesta,

-pero esto es muy caro.
-Que no, Abraham.

Los camiones los pago yo,
los barcos... se pagan solos.

No hay nada que se pague solo, Lobo.

No me vengas con mariconadas.

Son barcos decomisados.

Por lo del "chocolate", ya sabes.
Y la autoridad del puerto me trata bien.

Tengo que estar dos meses llevándoles
mercancía de aquí para allá.

Tres meses máximo. Después,
todo para mí. Bueno, para nosotros.

¿Me dices que mi negocio va a estar
en manos de unos "picoletos"

-que mueven hachís?
-Hombre, no es eso.

Entonces no tengo que hablar
más contigo más nada.

Me dices quiénes son esos tipos de verde
y hablo yo directamente con ellos.

-Ya no me sirves para nada.
-Coño, no te pongas así.

¡Para nada!

Devuelves esos barcos

y haces doble turno
con tus barquitos, ¿entiendes?

Vamos a doblar
la cantidad de mercancía,

pero haciendo las cosas
como se tienen que hacer.

Y si no sabes, te agarro del pescuezo
y te llevo al rastro otra vez

a vender marisco podrido, ¿estamos?

Sí.

Sí, vale, de acuerdo.

Hace frío aquí, joder.
Estamos en verano, cojones.

-Bueno, ¿y tu niño, el Alfonso?
-Ahí está.

Ayudándome, aprendiendo.

-Y le pica la nariz, ya me han contado.
-No.

Tiene veinte años, pero eso no.

Es un tío muy serio
y echado "p'alante".

Treinta años juntos, Lobo.

Por mis muertos
que no quiero enterrarte.

Ni a tu niño tampoco.

-Oye, ya sabes que hoy yo no puedo...
-¿El qué? ¿Follar?

-Sí, eso.
-Mejor, porque no tenía muchas ganas.

No jodas, Lorena.

Es por la pelea de mañana, ¿no?

-Con el dinero que gane podría pagar...
-Un piso nuevo, ya me lo has dicho.

No, tú ese dinero lo ahorras.

No es eso, escúchame. Había pensado
darte parte del dinero a ti

y que tú se lo dieras a tu viejo.
Por los retrasos del bar...

¿Crees que mi viejo
va a aceptar vuestro dinero?

Que es tu padre quien le está cortando
los huevos al mío con ese jodido bar.

Coño, Clemente, que parece que
no conoces a mi viejo ni al Abraham.

-Que si se entera, te mata.
-Lo conozco muy bien, Lorena.

Pues entonces no sé qué coño
te estoy contando.

-Yo solo quería ayudaros...
-¡Deja ese puto tema ya, joder!

Te lo dije hace mucho tiempo,
no metas a tu familia en lo nuestro.

Es que no quiero saber
nada de ninguno.

Aquí no puedes estar, Dani.

Ya puedo yo, joder.

No me das pena, pringado.

Te he visto demasiadas veces
reventado en las calles.

Ahora es diferente, Dani.
Muy diferente.

Voy a perder ese combate, joder.

¡Soy mucho más fuerte que ese tío,
hostia!

Ese es tu problema, Guerrero.

-Tú no boxeas, tú peleas.
-¿Yo?

Yo hago lo que me dicen.

-¿Estás bien?
-Todo bien.

Ha sido bueno, hermano. Muy bueno.

Eres de piedra.

Suerte en el siguiente.

-¿Cómo está?
-Bien. Lo llevan a casa ahora.

No va a boxear como profesional nunca.

Asegúrate de que lo entiende, anda.

Tomás, mañana le pides al concejal
los papeles de esas casas.

Te está esperando.

Y tú, Daniel,
te haces un buen "barrido".

Que no quede ninguno.

La niña va a oler eso.

La niña está dormida.

Tú, en cambio, no te has preocupado
por mi padre, que está justo abajo.

¿Qué pasa con tu padre?

Que has gritado como una perra
a propósito.

Son las gatas las que gritan,
no las perras.

Las gatas maúllan.

Gracias a Dios, veo a este viejo
mucho más que al de abajo.

Date la vuelta, anda.

¿No estás incómoda así, panza abajo?

Todavía no es una panza de verdad.

Y así me puedes mirar el culo.

Ese sí es de verdad.

Mi niña está creciendo en una cárcel,
Tomás. Yo también.

Ahora todo el barrio es una cárcel.

Y ella se pregunta por qué no puede
cenar abajo con su abuelo y con su papa.

Mañana llevan las excavadoras
a la urbanización.

En Navidades estamos allí.

Falta mucho para eso, Tomás.
Vámonos ya.

Mañana cogemos un piso en cualquier lado
y esperamos a que nos terminen la casa.

-Eso no puede ser.
-Claro que puede ser.

Tú y yo hemos nacido
para volar muy alto.

Pero, para eso,
primero hay que salir de la jaula.

Tu hermano el Tomás ya ha empezado
a construirse el chalé ese.

-Sí, lo sé.
-Lo llenará de cuadros y cosas.

Con la gitana y la cría.

-Carmen.
-Sé cómo se llama.

Tomás empieza a hablar raro.

Cosas que no entiendo,
que no me gustan.

-¿Qué cosas?
-Toda esa mierda del arte, esa estafa.

Pero saca casi más dinero
de él con los cuadros

que nosotros con el tema.
No sé cómo lo hace.

Y luego toda esa mierda
del fondo de inversión o lo que sea.

-Pues parece que lo está haciendo bien.
-Parece.

¿Pero qué sabes tú o yo de eso?

¿Qué tal, don Abraham? ¿Un cafecito?

No, trae agua para los dos, anda.
Te veo bien, Chispas.

Me pregunto si lo hace todo
por la gitana esa.

Sol espera otro hijo.

Una perra preñada
es aún más peligrosa.

Y es un aviso también.

Está fresca.

Muchas gracias, Chispas. Tú a lo tuyo.

Allí nació tu madre.

Un agujero oscuro de mierda.

Meaban en cubos que tiraban
por la noche a la calle.

Sí.

Soluciona lo de la gitana.

Me voy para casa, estoy cansado.
Y tú quédate por aquí.

Paséate por tu barrio, que te vean.

¿Qué tal?

Es la hora de mi siesta, Ortiz.

No atiende a mis llamadas,
señor Guerrero.

Soy un hombre muy ocupado.
Y pago mis impuestos.

Aunque cada vez veo más coches
con luces azules en el techo.

Y, la verdad, no me gusta ver tantos.

Ya.

Todo el mundo tiene un trabajo que
hacer, eso seguro que lo comprende.

Pero no, no paga todos sus impuestos.

-¿Qué es lo que quieres ahora?
-Bueno, lo razonable.

Ahora usted controla todo esto.

Cambia la situación,
cambian las condiciones.

Usted sabe que, si quiere
seguir creciendo como empresario,

tiene que colaborar con el Estado.
Eso es la democracia, ¿no?

-Dar y tomar.
-Sí, dar y tomar por culo.

No, no es solo una cuestión de dinero.
Créame, Abraham.

Pero, bueno,
para eso también hay tiempo.

¿Dónde está el gitano, Bolas?

No me jodas, Guerrero, que tengo
el sitio lleno de chiquillos.

En el cuarto.

Antes aquí no se podía ni entrar.

-Ese cerdo criaba ratas.
-El Bolas ya no cría nada,

solo da cambio a los mocosos.
Ahora esto es mío.

Perdona, primo, pero es que tengo
todas las sillas ocupadas.

Tu gente se ha tenido que marchar.
Lo sabes, ¿verdad?

Y tú aún sigues aquí. ¿Por qué?

Ese no era mi problema.

-¿Ah, no?
-No.

¿Qué quieres, payo?

Te traigo una oferta. Una oportunidad
para que puedas quedarte más bien.

No me interesa nada con tu padre,
ni contigo.

Mira,

no queda ni un solo Chito
en el barrio, ni en la ciudad.

Se ha acabado para vosotros.

O me escuchas o te vas con los tuyos,

-con tu rabo gitano entre las piernas.
-No,

hablas sucio, como tu padre.

Seguro que ya eres
igual de cabrón que él.

¿Quién coño sabe?

Nací bastardo, soy bastardo.

Y los Chitos me pueden comer
la polla uno por uno.

Hace tiempo que me busco
mi propia comida.

Además, es que no me gusta hablar así,
como vosotros.

Eso ahora no importa, Carlitos.

Abraham ha ordenado vuestra expulsión.

Y él es el rey Católico

y vosotros sois todos
putos moros para él.

Pero yo me puedo encargar de que sigas
aquí tranquilito con tus "trapis".

Ya.

¿Y ahora eres Daniel
o el mandado del Abraham?

Soy yo. Y baja eso, gitano.

Habla.

Moverás dos kilos al mes solo para mí,

de la buena. El 30% es para ti.

Yo pensé que eras más listo, Dani.

Este barrio es muy pequeño,
la ciudad es muy pequeña.

Y tu padre no tardará en coscarse
de que algo se mueve a sus espaldas.

Sí. Y me lo dirá a mí

y ahí acabará todo.

-¿Sabes lo que yo pienso?
-Me importa un carajo.

Tú tienes demasiados cojones
para ser el jefe.

Además, está tu hermano Tomás por ahí.

No sé, tengo que pensarlo.

Eso de pensar es para
los que pueden elegir, gitano.

-Hay algo más.
-Todavía no he dicho que sí a nada.

No tienes opciones. Ahora escúchame.

Sol, la gitana de Tomás,

molesta.

Hace tiempo que no la veo.
Era guapa Sol.

Hazlo cuanto antes... y hazlo bien.

No quiero saber nada más.

Ya está en marcha.

-A no ser de que tú me digas que pare.
-No te lo diré, hay que cumplirlo.

Y entonces, seremos amigos tú y yo.

Amigos para siempre.

¿Sabes, payo?

La diferencia entre vosotros y nosotros
es que vosotros no tenéis límites.

No pasa nada, papá.

Me iré y el negocio seguirá.
Eso es lo importante.

Estáis perdiendo dinero ahora mismo.
¡A trabajar!

Y tú ya lo has oído, niña.
Dejas en paz a mi hijo.

En dos días te quiero fuera de aquí.

¡Maldita sea tu sangre,
Abraham Guerrero!

Así se rematan las cosas, niño.

No me gusta que le hagan daño
a uno de mis hijos.

Ojo por ojo.

Ahora, Clemen,
le das lo suyo y nos vamos.

Hazme caso.

Aún no hemos desayunado.

No pienso hacer nada.

Dejad que se marche ahora mismo.

Pensé que te gustaría tu regalo.

En fin, si no lo quieres...

Suelta al payo.

Vete a casa.
Venga, cojones, vete a casa.

¡Me cago en la puta,
que no lo voy a dejar aquí con este!

¿Lo ves?

Esto es una familia.

Es todo lo que somos
y es todo lo que serás.

Te quiero.

¡Lorena no haría eso!

¡No puede irse, no puede dejarme así!

No quiero romperte la cabeza.
Lorena no va a volver.

Y menos contigo.

Tú y toda tu familia sois un pecado,
una enfermedad.

Ahora lárgate.
Ya has jodido bastante a esta familia.

Vete a mamar de la teta de tu padre.

Largo de aquí.

Por favor, chaval, vete.

Por favor.

Por favor.

Está entrando.

Lobo tenía razón, hay una vía nueva.

No te he pedido confirmación de nada,
eso ya puedo hacerlo yo.

-Bien.
-¡Bien, mis cojones!

¿Quién está metiendo esa mierda aquí?

Debería haberle preguntado a tu hermano,
estás demasiado ocupado con tu gitana.

Hazlo.

Pregúntale a Daniel, tu hijo mayor.

Ya estabais tardando. Claro que sí.

Mis dos perros hambrientos

peleándose por mis huesos,
por mis putos huesos.

Así es,

pero este perro te trae noticias.

La mierda es de tu hijo Daniel.

Lleva por lo menos dos meses en ello.

Por río, desde Portugal.

No me mientas,
que te reviento los ojos.

No soy yo el que te está engañando.

La "pipa".

¿Dónde está tu hermano?

Padre,

hay otra forma de hacer las cosas:
sin sangre.

¡Vamos ahí!

¡Ole mi alma, anda!

¡Anda!

¡Ole!

-¡Ole, compadre!
-¡Ole!

-Mira ella, mira ella.
-¡Ole!

Está sembrada, está sembrada ella.

¡Ole! ¡Ole! ¡Ole!

¡Ole, qué guapa!

¡Ole!

Dale, qué guapa es. Hostia, compadre.

¡Ole, qué guapa!

¡Coño, los que saben bien!

¡Ole! ¡Ole!

-¡Ole!
-¡Ole, tú! ¡Ole!

-¡Toma, guiándose los pelos!
-¡Ole!

-¡Ole!
-¡Ole ahí!

-Oye, "quillo".
-Chao.

-Hasta luego.
-Joder, hijo.

-¡Madre, mía!
-Cómo baila esta niña.

El domingo.

¡Venga, Clemen!

...de alguien que no sueñe

cuando nada duela

y solo la gravedad me haga caminar.

Cómo entender,

cómo aceptar

que lo bueno siempre tiene un final.

Cómo entender,

cómo aceptar

que lo bueno siempre tiene un final.

Tiene un final.

Tiene un final.

Que lo bueno siempre tiene un final.

Que los grillos silban a la luna,

a la luna nueva...

...a la luna, a la luna nueva.

A la luna nueva

para descansar.

Cómo entender,

cómo aceptar

que lo bueno
siempre tiene un final...

-Clemen. Clemen.
-¿Qué?

Clemen, mírame. Mírame.

-¿Qué pasa?
-Sal y corre. No pares de correr.

-¿Qué coño dices?
-Que todo ha salido mal. ¡Sal y corre!

-¡Vámonos, joder, vámonos!
-Clemen, que vienen a por mí.

¡Sal y corre!

¡Ahora, coño!

¡Oiga!

¡Oiga!

Por cierto,
tu padre me dio recuerdos para ti.

También me dijo...

La verdad, es que no me acuerdo
ahora de lo que me dijo.

Lo siento.