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(M�sica t�trica)

(Campanas)

Karl.

Karl �ad�nde vas?

Me gustar�a ver las tonter�as
que hacen esos locos.

No te interesa nada lo que pueda
ocurrirme a m�.

Parece que preparan
la prueba del caballo.

�Dec�as, querida?

Nada.

�La prueba de qu�, dec�as?
Del caballo.

Un joven y un caballo
que no hayan conocido hembra.

Pretenden descubrir
la tumba de un vampiro.

(M�sica)

�La sangre est� fresca!

(GRITA)

Despu�s, cuando os qued�is solos,
llenadme esto con su sangre.

-Fuera, hay orden
de no tocar el cad�ver.

(M�sica)

Lo recoger� al alba.

(Relinche)

�Irina, Irina!
La se�ora espera.

Y t�, �qu� haces aqu�?

Sab�is que no me gustan las visitas.
Perd�n.

-Es pan contra los vampiros.

Irina ha conseguido un poco de sangre
del que empalaron ayer.

Y ha prometido darme
un trozo para m�.

�Has hecho las tres
cruces antes de amasar?

�Has untado los dedos con ceniza?

No, yo cre�...

No sab�is hacer nada a derechas.
Si no fuera por m�...

T�, trae la ceniza.

(M�sica)

�So!

D�jame ya, est�pido.

Bueno, Marina.
Tampoco hay que ponerse as�.

Sigue haciendo el tonto y ver�s
c�mo se pone mi padre.

Fran, el equipaje del se�or
magistrado. �Pronto!

�Queda muy lejos de aqu�
el pueblo de Cajlice?

�Vais hasta el mismo Cajlice?

Son m�s de cuatro horas a caballo.

Os convendr�a
salir ma�ana al amanecer.

Ahora se os echar�a la noche encima.

Y por all� se habla mucho
de vampiros y aparecidos.

-Debo estar all� precisamente
para el juicio contra un vampiro.

Pero antes, quisiera conocer
un poco los antecedentes.

Os pondr� yo mismo en antecedentes,
Helsing.

�Por qu� vos sois Helsing,
el magistrado?

Se�or marqu�s. �A qu� debo el honor
de veros en mi humilde casa?

Apuesto a que tendr�s escondido
un buen vino, rufi�n.

S�, enseguida os lo traigo.

-Entonces vos sois Karl Ziemmer,
el se�or de Cajlice.

Supongo que tambi�n
tengo que preguntaros

a qu� debo el honor.

A mi aburrimiento.
Me aburre Cajlice y sus patanes.

Aprovecho cualquier ocasi�n para
tratar con hu�spedes de talento.

Gracias, pero todav�a
no sab�is si lo tengo.

He tra�do mi carruaje
para acompa�aros ma�ana al alba

y poder charlar con vos.
Espero no haberme equivocado.

Devuelve el equipaje del magistrado
a su alcoba y prepara otra para m�.

Entonces no voy
a necesitar el caballo.

-Como quer�is, se�or.

Lo que necesitar�is
es mucha paciencia

para soportar a los vampiros.

Huelen muy mal, os lo aseguro.

Me estoy haciendo vieja, Nodriza.

Vida m�a. �C�mo vas a ser vieja?

Mi piel ya no tiene
la blancura de antes.

El tiempo pasa sobre todos, incluso
sobre los ricos y los poderosos.

Solo se le puede vencer
cuando se arriesga.

Y hace falta mucho valor para
adentrarse por los caminos profundos

que nos ofrecen las fuerzas ocultas.

Es mucho m�s f�cil aceptar
esa muerte que poco a poco

se apodera de nosotros.

�T� sabes que en tu familia
hubo otra Erzebeth?

Ella se ba�aba
en sangre de doncellas.

S�, lo s�, lo s�.

Nadie quiere recordar
aquella historia.

Pero es bien cierto.

�Era hermosa?
Eso dicen.

La m�s hermosa de cuantas
hayan existido.

Pero su hermosura era in�til,
puesto que pr�cticamente

ten�a que vivir sola en su castillo.

Su marido permanec�a
en el campamento real.

Yo tambi�n vivo sola.
T� tienes a Karl.

No, ya no.
Est� conmigo, pero no le tengo.

Prefiere estar con sus halcones.

Ver c�mo matan
y destrozan a su presa.

(M�sica)

Yo estoy sola.

Quiz� ya para siempre.

T� puedes recuperarle,
si quieres.

Acu�rdate de la otra Erzebeth.

(M�sica)

�S�? Adelante.

Perdonadme. Mi padre me ha ordenado
traeros otra almohada.

Gracias.

Buenas noches, que descans�is.

Igualmente.

Buenas noches, hija.

Buenas noches, padre.

�Por qu� tiemblan tus carnes,
Marina?

Calla, desvergonzada.
Tr�eme otra jarra, pich�n.

No seas esquiva con esta vieja.

�Qu� necesitas?
�Un filtro de amor?

�Lo necesitas para que
no se te escape el marqu�s?

�O esos colores son porque
ya no lo necesitas?

No necesito ning�n filtro.

Ni para el marqu�s,
ni para ning�n otro.

Quiero que el que sea mi marido
me descubra los secretos del amor.

Es mejor que te los descubra
un marqu�s pasajero

con una bolsa llena.

Tiempo tendr�s de aburrirte
con un campesino sin gracia ni dobla.

Si yo tuviera tus a�os...

A buenas horas le dejaba partir
sin conocer sus caricias refinadas.

No volver�s a tropezarte f�cilmente
con un hombre as�, Marina.

Te lo aseguro.

Cuando llegamos a viejos,
no nos arrepentimos nunca

de lo que hemos hecho, sino de lo que
estuvo a nuestro alcance

y no hicimos.

Eres el diablo en persona.

Ojal�.

Fr�tate las manos con este almizcle
amasado con verbena.

Y ac�rcate a �l
con cualquier pretexto.

Ya nunca m�s podr� separarse de ti.

�Qu� es lo que pretendes?

Nada.
Me contento con que t� hagas.

Lo que yo quisiera hacer
y no puedo.

Se�or.
�Qu� ocurre?

Pasa.

Olvid� traeros el agua.
Gracias, ponla ah�.

�Puedo ayudaros?

�Cu�l es tu nombre?

Marina, se�or.

�Tambi�n te ha ordenado
tu padre hacer esto?

No, no.
Lo he pensado yo misma.

Mis padres est�n durmiendo.

Eres muy bonita, Marina.

�Os lo parezco?
No, lo eres.

(M�sica)

Hasta pronto, rufi�n.
Gracias, se�or.

�Has estado con ese hombre?
H�yele.

H�yele, palomita.

Lleva la muerte consigo.

Pero �anoche no dec�as que...?

Anoche no hab�a visto sus ojos.

Son los ojos del diablo.

(M�sica)

�Atr�s!

Se�ores, se�ores.
Se�ores.

Ruego atenci�n y silencio.

Se�or secretario, pod�is leer
los cargos acumulados

contra Pedro Plojovitz
y que han dado origen

a la acusaci�n de vampirismo
que esta corte debe juzgar.

Con la venia.

Pedro Plojovitz, �confiesa
solemnemente haber practicado

�Todav�a necesitan m�s pruebas?

�Y las visitas que hizo
a los familiares despu�s de muerto?

�Y el olor?

Porque el olor a vampiro,
os aseguro que era inconfundible.

Y en la misma tumba,
cuando le clavaron la estaca,

lanz� un grito espantoso.

(M�sica)

Est�pida.
Perdonad, se�ora.

Algo para limpiarme.

No, una de lino.

Nunca hac�is nada bien.
Vamos, deprisa.

�nimo, amigo.

�Juras que todo lo que declares ser�
la verdad y nada m�s que la verdad?

-S�, juro.

Y juro que el doctor Plojovitz
es un vampiro.

Y mientras no quemen su cabeza
y echen las cenizas al r�o,

no podemos dormir tranquilos
en este pueblo.

-Prescinde de tus opiniones
y exp�n concretamente tu testimonio.

-Pero �c�mo es posible creer
que todav�a sigamos escuchando

a este ga��n?

�C�mo sabemos que el doctor
no fue enterrado vivo

por miedo al contagio de la peste?

�Hab�a alguien aqu�
que certificara su muerte?

-�Silencio!

Doctor, os ruego moderaci�n.

Solo es un testigo
y debe ser escuchado como tal.

En su momento, se discutir�n
sus declaraciones.

El testigo puede retirarse.

(M�sica)

Hay una mancha.

La piel se ha vuelto m�s clara.

Ya lo he dicho.

El doctor sab�a que el medall�n
era m�o y me lo pidi�.

Yo se lo di, se lo di
sin pedirle nada a cambio.

Junto con un pergamino escrito
en una lengua que desconozco.

Y le puse en guardia
dici�ndole claramente

de los peligros que corr�a.

-�A qu� peligros te refieres?

-Todos los que han llevado el
medall�n, han muerto antes del a�o.

Y ninguno de muerte natural.

�Y t�?
�C�mo es que todav�a vives?

Yo nunca me lo puse.
No conviene tentar al destino.

Recordadlo.
Y ojal� que me equivoqu�.

No habr� sido esta la �ltima
v�ctima del medall�n maldito.

(M�sica)

Ya no queda ninguna huella.
Fue solo una ligera mancha.

Tal vez lo imaginaste.

Mi piel se hizo blanca
con la sangre de Irina.

Tambi�n ella, como la hermosa
Erzebet, sabe usar la sangre.

El otro d�a, la sorprend� frot�ndose
los pechos con sangre de paloma.

Ll�mala.

Mar�a Basari,
Viuda de Pedro Plojovitz.

�Sois la esposa
del doctor Pedro Plojovitz?

-Soy su viuda, se�or�a.

-�Reconoc�is este cad�ver?
-Todos sabemos que es �l.

-Por supuesto, no queremos
hacer esta situaci�n m�s ingrata

de lo que realmente es.

Pero se trata
de un tr�mite necesario.

�Reconoc�is el cad�ver de vuestro
esposo, el acusado?

Por favor, se�ora, calmaos.

�Reconoc�is a este cad�ver
como el de vuestro difunto esposo?

-Presa del demonio.

-Nadia Plojovitz.

A los dos d�as de visitarme a m�,
se present� a Nadja.

-�Y t� qu� hiciste?

-Me miraba con una extra�a tristeza.

-�Y qu� pas� entonces?

-Me dio un largo beso.

Pero no como si fuera su hija.

Y despu�s...

-Contin�a.
�Y despu�s?

(LLORA) Me mordi�
con fuerza en el cuello.

Y comenz� a absorber
la sangre de la herida.

(LLORA)

A tu propia hija, maldito.
�A tu hija!

Ella no estar� sana hasta
que no acabemos con �l.

Os pido justicia.

No hay misericordia para una pobre
muchacha inocente.

�Todav�a necesitan m�s pruebas?

(M�sica)

�Cre�is que pudo servir
para atraer a sus v�ctimas?

�Not�is alguna extra�a
sensaci�n de misterio?

Os lo ruego, se�or marqu�s,
evitad las bromas.

No es broma.

Ya que se habla de pruebas,

�por qu� no saber
si lo que dice es o no cierto?

Bien, pero �c�mo?

Puedo quedarme con el medall�n.

Pon�rmelo, y si es cierto que se
arriesga a morir antes de un a�o,

bueno, pues acepto ese riesgo.

No conviene tentar al diablo.

-El se�or marqu�s ofrece
la posibilidad de desarraigar

una superstici�n.
�Por qu� �bamos a imped�rselo?

(R�E)

Os propongo continuar
la discusi�n en mi castillo.

Este sitio es m�s bien l�gubre.
�No os parece?

(M�sica)

Excelente carne,
se�ora.

Pienso que tanto el se�or juez
como el se�or alcalde,

han cometido un grave error
declinando la invitaci�n del marqu�s.

Se�or�a, yo comprendo
que este es un tema delicado.

Pero me muero de ganas
de haceros una pregunta.

Estoy a vuestra disposici�n.

�Vos cre�is que un vampiro
es un ser que ha logrado

vencer a la muerte?

Y si es as�, �es debido
a la sangre de los seres que mata?

(R�E) Perd�n.
Os he interrumpido.

Y s� que est�is deseando
contestar a mi esposa.

Es evidente que la muerte de unos
seres, produce la vida de otros.

Esto lo vemos todos
los d�as en la naturaleza.

Incluso nosotros mismos,
nos alimentamos con la muerte

de las plantas y de los animales.

En el caso de los vampiros,
tal vez es el hombre que se revela.

Porque no se resigna
a dejar este mundo.

El �nico que conoce y comprende.
Cierto.

Y seg�n ha escrito Voltaire:
"La verdad es que los que chupan

la sangre humana no son precisamente
los muertos, sino los vivos,

especuladores, usureros
y otros aut�nticos vampiros

que no viven precisamente
en los cementerios,

sino en palacios c�modos y lujosos".

�Como est�?
M�s o menos, excelencia.

�Os gusta el rub�? Las piedras rojas
alejan a los vampiros.

�Pero de verdad cre�is
en esas historias de muertos

que abandonan sus tumbas?

No hay que menospreciar
la tradici�n, doctor.

Quiz� alg�n d�a la ciencia
descubra muchas cosas

que los j�venes de hoy consideran
simple superstici�n.

En ese caso, no vacilar�
en cambiar de opini�n.

(M�sica)

Veo que mi m�sica ha obtenido
el efecto que merec�a.

�ptima m�sica.

Lamento haberos entretenidos tanto,
pero ya he dispuesto

todo lo necesario para que se�is
mis hu�spedes esta noche.

Espero que acept�is mi invitaci�n.

Gracias.

�Qui�n anda ah�?

�Qui�n eres?

�Qu� haces aqu�?
Responde.

Perdonadnos, se�or.

La se�ora nos orden�, bueno,
quiero decir que me orden�

Inge es una amiga.

Y le rogu� que se quedara esta noche
conmigo en el palacio.

�Qu� escondes aqu�?

Es sangre de paloma.
Endurece los pechos.

Ll�vate eso.

Y que no vuelva a sorprenderte
en este sitio.

No, se�or.

M�rchate.

(M�sica)

Vete.
Vete.

Oscila de derecha izquierda.

Se avecinan acontecimientos
extraordinarios.

Adelante, peque�a m�a.

Es el momento justo
para empezar el rito.

(M�sica)

(TARAREA)

(Campana)

Ahora, una vez comprobada
la culpabilidad del acusado,

ruego al representante
de las fuerzas del orden,

manifieste p�blicamente
el procedimiento a emplear

para la ejecuci�n
de la sentencia dictada.

Con el voto en contra
del doctor Silas.

-Deben de seguirse los precedentes
del consistorio de Olmuz.

Cortar la cabeza del encausado
y quemarla para dispersar luego

sus cenizas.

-Sea pues cumplida la sentencia.
Llev�oslo.

No.

Era una paloma en celo.

Deber�a ser como la sangre
de una virgen.

La otra vez quedo una blanca mancha
donde hab�a ca�do la sangre.

La otra vez era la sangre de Irina.

La sangre de una mujer viva.

(Campana)

El cad�ver puede quemarse con el
ata�d, pero las cenizas de la cabeza

debo arrojarlas yo misma al r�o.
Mientras no lo haga,

no podr� estar tranquila.
-Por supuesto, se�ora.

No ignorar�is
que debemos clausurar la casa

junto con todos los enseres
personales de vuestro esposo.

Es la ley.

-�Y a d�nde iremos?
No tengo bienes de fortuna.

-No s�, tal vez el municipio
pueda haceros un peque�o pr�stamo

como cuenta del terreno,
teniendo en cuenta

que si transcurridos dos a�os
sin que vuelva a aparecer el vampiro

alguien quiere comprar...
-Se�or alcalde.

Nadie querr� comprar
una finca maldita.

-Sin embargo, har�ais bien
en buscar esos t�tulos.

Ya os he dicho que sin garant�as,
el municipio no quiere arriesgar.

-Nadja.

-Dime, mam�.

-Busca entre los papeles de tu padre.

Tr�ete los t�tulos
de los terrenos y de la casa.

(M�sica)

�Qui�n est� ah�?

Pasa. Ven.
Ac�rcate.

Perdona. Cre�a que...

�Es este el pergamino
que le vendi� Carmilla a tu padre?

No lo toqu�is, se�or.

No lo toqu�is, os lo ruego.

Est� maldito.

S�.

Dejadme.

(Campana)

�Ya!

�Muerte!

(Tumulto)

(M�sica)

A vuestros pies, se�ora.

Que teng�is un buen viaje, Helsing.

Y vos, Karl,
que teng�is una buena caza.

Esos compa�eros ser�n sin duda,
m�s apasionantes que los letrados.

Cada cosa tiene su tiempo.

Hasta pronto, Helsing.
Nos veremos en el pr�ximo proceso.

Sois incorregible, Karl.
Hasta pronto.

Se�ora.

Hasta luego, querida.

Que te diviertas.

No os acerqu�is, se�ora.

Son las cenizas del vampiro,
mejor que tom�is otro camino.

Apartaos vosotros,
estas son mis tierras.

Vamos al r�o, se�ora.
Debemos arrojarlas all�

por el bien de todos.

(M�sica)

Laura, ven aqu�.
Perd�n, se�ora.

Su madre est� enferma.
Me la dej�, perdonad.

Yo cuidar� de que no estropee nada.

Te dije que no te metieras por aqu�.

�No me coges!

Ni�a, eso no se hace.

D�jala, es tan graciosa.

Disculpadla, solo ha vivido
entre gentes del campo.

�Quieres que te d� tu regalo?
S�.

Hola, peque�a.
�Ya has merendando?

�O es que no te gusta el pastel?

Ven conmigo.
Vamos por tu regalo.

�D�nde est�?

�Qu� es?

�Te gusta?
C�gela.

�C�mo se llama esta mu�eca?

(GRITA)

�Blanca, Nodriza!
No llores.

�Qu� pasa, se�ora?

�Qui�n ha dejado ah� esa copa rota?
Vamos, curadla.

No pasa nada, no llores.

Dale unas monedas para que su madre
le compre un vestido.

�Quiero irme a mi casa!

Quiero irme con mi mam�.

(M�sica)

Lo importante
es que la prueba haya resultado.

No lo creas.

Ahora s� que la soluci�n existe.

Pero s� tambi�n que es imposible.
�Por qu�?

�C�mo puedes preguntar eso?

�C�mo es posible conseguir...?
La otra Erzebeth lo consigui�.

�Por qu� tendr�as t� que fracasar?

Basta con que quieras apoderarte
de la voluntad de las personas.

Y en eso yo puedo ayudarte mucho.

Nodriza, si fuera posible...

Claro que lo es.

El otro d�a,
cac� un lagarto y me dije:

"�Por qu� no preparar el licor
m�gico que otorga el poder

de la voluntad?"

�Y t� crees que con eso Karl...?

Si me obedeces, peque�a.
Karl ser� como un pajarillo

indefenso en tus manos.

Oh, gran esp�ritu.
Oh, poderoso Adonai.

Oh, gran esp�ritu.
Oh, poderoso Adonai.

Haz que las facultades
de este reptil inmundo.

Haz que las facultades
de este reptil inmundo.

Astucia, fuerza, fascinaci�n.

Astucia, fuerza, fascinaci�n.

Pasen este sumiso siervo.

As� sea.

As� sea.

(M�sica)

(Campanas)

�Vampiro asqueroso!

�Vampiro, toma!

-Madre, madre.
-�Qu� ocurre?

El se�or marqu�s ha muerto.

-Dios bendito.
�C�mo ha sido?

-No lo s�, ha muerto esta noche,
de repente, creo.

Los criados dicen que estaba tocando
y que de repente, se detuvo.

-Que Dios se apiade de su alma.

Todav�a recuerdo su aire de burla
cuando nos pag�

las cosas del vampiro.

Al menos que esto sirva de ejemplo
para los herejes e incr�dulos.

(M�sica)

�Qui�n es?

�Qu� quer�is de m�?

(M�sica)

Nadja.

(GRITA)

Tu parte.

Gracias.

Decid a la se�ora que yo tambi�n
siento mucho dejarla.

Pero que comprendo sus razones.

Se lo dir�.

No seas hip�crita y di claramente
que te alegras del despido.

Nunca hab�as visto
tanto dinero junto.

-Calla, desvergonzado.
Yo renunciar�a con gusto a la paga.

Por quedarme con la marquesa.
�Qu� ser� de la pobre?

-Nunca compadezcas a los ricos,
Irina.

Cerrar� su palacio
y se ir� a vivir a una ciudad

o a su castillo junto al mar.

Se olvidar� del marqu�s, de ti, de m�
y del lucero del alba.

Toma tu dinero.

Y deja las pl�ticas.

No ofendas la generosidad
de la se�ora.

Mirad, all� en la ventana
de la alcoba.

�Qu� ocurre?

-Estaba all�, yo le he visto.

Era �l, estoy segura.

-�Qui�n es �l?
-El se�or marqu�s.

-Vamos, Irina. No empieces otra vez
con tus cuentos de brujas.

V�monos, he prometido llegar a casa
antes del atardecer.

-Ve t� primero en el carro,
que no nos vean volver juntos.

(M�sica)

Necesito un buen trapo, amigo.
-�Qu� noticias nos traes?

-En Cajnice cuentan que vuelve
a haber problemas

con los de los muertos.

El marqu�s que muri� hace unos d�as,
dicen que se aparece de noche.

Han muerto ya dos muchachas.

-Pase y cu�ntenos con calma todo.

-�Has o�do?

Marina �d�nde vas?

�Eh, Marina!

Escucha lo que est�n contando
de tu adorado marqu�s.

Est�pido.

�Qu� es lo que ocurre?

Son cruces contra los vampiros.

La hija de Plojovitz
desapareci� la otra noche.

Y ayer han encontrado la carreta de
Sandra sin que nada se sepa de ella.

Y claro, la gente tiene miedo.

Estas estacas son de madera
del bosque negro.

Es suficiente con un solo golpe.
Un golpe seco.

Estaba dispuesta a buscarte
en el palacio.

�Qu� ocurre?

Est�n pasando cosas horribles,
amiga m�a.

Ahora mismo acabo de denunciar que el
otro d�a, al marchar de palacio,

pude ver al marqu�s
por una ventana.

Eso no es posible.

Todos hemos visto muerto
al se�or marqu�s.

Debes de dejar el palacio.

Y dile a la se�ora
que tambi�n lo deje.

�Qui�n sabe lo que puede pasar?

Desde que muri� el se�or marqu�s,

est�n ocurriendo cosas
incomprensibles.

Y t� sabes muy bien que �l se paseo
por el palacio con el medall�n

de Plojovitz.

-Si lo dese�is,
vos pod�is venir a mi casa.

Realmente, no s� qu� pensar.

Aquel es un lugar maldito.

La misma muerte del se�or marqu�s,
as�, de pronto.

-Compraremos laurel bendecido
por Pascua y lo clavaremos

sobre la puerta.

Es la tercera casa
del arrabal del pozo.

-Todav�a tengo un poco de pan
con sangre de vampiro.

Si quieres protegerte con nosotras.

Pero, quiz� consiga convencerla
para que marche a la ciudad

a la corte, con su primo,
el infante.

Quedad con Dios.

�l nos guarde,
que la virgen nos proteja.

Inge.
�Qu� tienes?

-Yo cre�a, que no, nada.
Estaba so�ando.

Tus malditos temores se han
apoderado de m� y ahora veo vampiros

por todas partes.

-�Quieres que me quede contigo?
-No, es mejor que me olvide de ti.

Ya pas�.
No te preocupes m�s.

-Que descanses.

Se�or, solo soy una pobre aldeana.

(GRITA)

Inge.

�Inge!

(GRITA)

(M�sica)

No tengas miedo, Erzebeth.
T� no temes a la muerte.

Solo a tu vejez.

Sin embargo, las j�venes,
dentro de su piel tersa,

no temen nada y su vida
se les va con fuerza.

Es solo un instante.

�Suelta!

(M�sica)

No puedo creerlo.
Irina Valerius.

-�Pero no os dais cuenta
de que esto es una broma macabra?

Es un crimen.
-Un crimen sacr�lego.

O tal vez una venganza.

-Puede ser, pero las otras
muchachas desaparecidas...

Nadja, Sandra, la misma Inge
encontrado muerta en su casa.

Sabe que aqu� el pueblo
no est� dispuesto

a justificaciones racionales.

Hay quien dice haber
visto al difunto marqu�s.

-S�, fue precisamente
Irina quien le vio.

Nos lo dijo el mismo d�a
que nos despidieron de palacio.

Nadie quiso creerla.

Pero ahora...

(M�sica)

(Gota)

�Qu� ocurre, peque�a?
Nodriza...

Hab�a alguien ah�.
Junto al espejo.

Vamos, vamos, peque�a.
He cerrado todas las puertas.

No puede haber nadie.
Tranquil�zate.

Era Irina.
Estaba ah�.

Estoy segura.
No me dejes sola.

Vendr�n por m�.
Me acechan.

Quieren otra vez su sangre.
Su maldita sangre

que solo ha servido
para resbalar por mi piel.

Esas muertes siempre
pesar�n sobre m�.

No, ya falta poco tiempo, peque�a.
Al alba partiremos.

Le�n vendr� a buscarnos,
enganchar� la berlina

y nos llevar� de aqu�.
Nos marcharemos muy lejos.

Donde nadie pueda encontrarnos.

Ojal� que nunca
te hubiera escuchado.

El diablo ha entrado en esta casa
Con tus malditos conjuros.

Y nos seguir� siempre.
No nos dejar�.

Ya nunca, Nodriza.

�Marina?

�Qui�n est� ah�?

(M�sica)

Qu�tame las botas, Marina.

�A qu� esperas?

Qu�tame las botas.

Suponed que grito
y acuden los criados.

Yo s� que t� eres distinta.

�Distinta?

Es in�til, Marina.
No puedes hacerme ning�n da�o.

Comprobadlo.

(R�EN)

Mi padre puede o�rnos.

Aqu� estoy.

Ven.

Ponte estas joyas.
Rub�es, jacintos, granates,

piedras de sangre.

Ning�n esp�ritu maligno
podr� ya nada contra ti.

(M�sica)

Buenos d�as, se�ora.
Nos han dicho que os dispon�ais

a partir.

Vengo a rogaros
que aplac�is este viaje.

Esperamos la llegada del notario
que debe levantar acta

en la exhumaci�n del cad�ver
del se�or marqu�s.

�Qu� os autoriza?

Tengo el deber de velar por la
tranquilidad del pueblo, se�ora.

�Y si a pesar de todo yo quisiera
emprender este viaje?

Me obligar�as a emplear la fuerza.

Nadie tiene nada contra vos.

M�s bien tratamos
de protegeros, creedme.

Comprendedlo, se�ora.

Necesitamos vuestra colaboraci�n.

Si no quer�is asistir a la ceremonia,
nadie os obligar�.

Sois muy libre.

Nos hacemos
cargo de vuestra situaci�n.

Pero comprended tambi�n vos
que necesitamos abrir la cripta.

El ata�d.

Os disculpo porque no sois m�s
que un ignorante.

El poder que os han dado rebasa
vuestras fuerzas

y no sab�is ni respetar
la soledad de una mujer.

Me oblig�is a quedarme,
pero no esper�is ninguna ayuda.

Vamos, Nodriza.

(M�sica)

Dios m�o.

Nada tienes que temer, peque�a.
T� no has hecho nada.

Ellos mismos lo reconocen.

Acu�rdate de la viuda Plojovitz.

Todo el peso de la justicia
caer� sobre Karl.

Despierta, despierta.

Anoche dec�as...
Claro que no.

Te llevar� conmigo, si t� quieres.
Sin embargo...

�Est�s segura de que no sentir�s
dejar esto?

Odio servir a la gente, solo t�
puedes darme todo lo que yo deseo.

Muchos sirvientes
que se inclinen ante m�.

Gente que lave mi ropa,
que me peinen.

Y no solamente eso, claro.

Podremos tambi�n amarnos libremente,
y no como aqu�, a escondidas.

Pero �qu� te pasa?

Nada.

Tendr�s cuanto deseas.

Todo lo que mereces, te lo prometo.

Puedes estar segura.

(M�sica)

Esta noche se divertir�n
m�s que la otra vez.

Es una pena no poder
asistir al espect�culo.

�Has o�do?
S�.

Van hacia la cripta.

No, no es eso.

Es un caballo.

Tranquil�zate, peque�a.

(M�sica de tensi�n)

Qu� maravilla.
P�ntela. Es tuya.

(Golpes)

�Es ah� donde mueren tus v�ctimas?

S�.

�Es as�?

S�. Es as�.

Quieta.

No deseo hacerte ning�n da�o.

(GRITA)

Lo sab�a.

Has venido por esto.
No lo s�.

Contigo no quer�a.

S�lvame, Karl, s�lvame.

Ya es tarde, demasiado tarde.

(M�sica)

Amor m�o.

(Campanas)

Se abre el interrogatorio
a los testigos.

Pero todo lo que aqu�
se ha declarado,

no prueba en absoluto
el vampirismo del se�or marqu�s.

Puede ser un asesino, es cierto.
-�Y c�mo prob�is su muerte?

Porque los cr�menes los cometi�
despu�s de muerto.

-Yo no fui llamado para
certificar su defunci�n.

Por eso no puedo asegurar
que estuviera realmente muerto.

-Querido amigo, vos no acept�is
la m�s patente de las evidencias.

Puede retirarse la testigo.
Llamad ahora a la viuda.

-Erzebeth Bathory,
marquesa de Cajlice.

Lamentamos mucho se�ora
haceros comparecer

en este desagradable lugar.

Pero necesitamos que reconozc�is
el cuerpo de vuestro esposo,

Karl Ziemmer, acusado de vampirismo.

�Le reconoc�is como tal?

S�, este es el cuerpo
de Karl Ziemmer.

Que fue mi esposo.

Muchas gracias, se�ora.
Pod�is retiraros si lo dese�is.

Pero esta corte os agradecer�a que
nos informaseis de algunos detalles

referentes a la muerte
del se�or marqu�s.

Algunos testigos han insinuado
extra�as relaciones con el difunto

doctor Plojovitz.
�Qu� hay de cierto?

Sab�is muy bien
que fui yo quien lo mat�.

S�, sabemos que le descubristeis
cuando se ense�aba

con una de sus v�ctimas
y que, en cierto modo, actuasteis

como el brazo de la justicia.

Pero el se�or juez se refiere
a su muerte anterior.

Antes de convertirse en vampiro.

Mi esposo no ha sido
nunca un vampiro.

Yo misma le obligu�
a que simulara su muerte.

No comprendo, y sin embargo...
�Qu� es lo que no entiendes?

Por ejemplo, esto.

Esta sangre, que hasta hace
un momento era solo

una mancha seca,

y qu� pronto ha cambiado.

Tal vez sea debido al calor, pero...

Este papel, este extra�o texto
sobre el modo de morir.

Pero solo en parte.

Y el frasco de Plojovitz.

Puede que...

No lo s�.

Debe haber razones l�gicas
que expliquen todo esto.

Karl, yo...
No entiendo.

O tal vez trato de no entender.

Con la vana esperanza
de levantarme alg�n d�a

y que todo haya cambiado.

Que yo mismo haya cambiado.

Karl, las cosas son posibles.
Basta quererlas.

Desearlas de verdad
y tener valor.

Desearlas de verdad
y tener valor.

�Qu� buscas, Erzebeth?

Te busco a ti.

No, t� buscas tu belleza.
Tu juventud, tu carne.

Quieres rejuvenecer
tu piel con la sangre joven.

Como ocurre en las leyendas.
Como la otra Erzebeth.

Tal vez, si yo muriese,
morir y empezar otra vida.

�No es esto una tierra de vampiros?

Luego eran ciertas mis sospechas.

Recordad, se�or juez. Acerca
del narc�tico del doctor Plojovitz.

El que encontramos en el palacio.

�Lo record�is, se�or magistrado?
-Silencio, silencio.

Se�ora, no hab�is sido llamada
a esta corte para ser acusada.

Sino como colaboradora
de la justicia.

�Os dais cuenta de que con vuestras
palabras pod�is ser acusada

de c�mplice en los homicidios
llevados a cabo por vuestro esposo?

Karl no era m�s que un cobarde.

Fui yo quien le oblig� a matar.

Y a que trajera la sangre
de sus v�ctimas.

Comprendemos que vuestro dolor
os empuja a acusaros,

a tratar de aniquilaros.

-Sin daros cuenta, incurr�s
en l�gicas contradicciones.

Porque si Karl
os serv�a tan exactamente,

�por qu� le matasteis entonces?

�Manten�a acaso relaciones
con la chica de la posada?

No, ella era una v�ctima m�s.

Yo misma le ordene
que la trajera a palacio.

No es cierto.
�Por qu� mientes, Erzebeth?

Ten�is raz�n, se�or.
Est� desesperada.

Pero el �nico culpable era �l,
era Karl.

Incluso mi se�ora le ten�a miedo.

No la escuch�is, se�ores.
Ha perdido la raz�n.

T� sabes muy bien que me he ba�ado
en la sangre de esas muchachas.

T� misma me has ayudado hacerlo.
No es cierto.

Silencio.

Se�ora, si es cierto cuanto dec�s,
�por qu� le matasteis?

Yo empec� esta historia
por mi voluntad.

He querido terminarlo
de la misma manera.

No le hag�is caso.
Est� loca. Odiaba a Karl.

Y ahora quiere destruirle,
quiere hundir y quiere destruir

incluso su memoria.
No la escuch�is.

Se�ora, recapacitad.

�Os acus�is entonces
como instigadora de las muertes

de Nadja Plojovitz, Irina Valerius,
Inge, Sandra y Marina?

S�.

Soy la �nica culpable
de todas esas muertes.

Y quiero asumir
toda responsabilidad.

Con la venia.

Quiero recordar el deseo expreso
de su majestad a quien represento

que al tratarse de una persona
de la familia real

y que posiblemente ha visto
perturbadas sus facultades mentales,

este proceso sea sobrese�do.

Comprendo, no obstante,
que la libertad de la acusada

constituir�a una injusticia
y que adem�s, podr�a crear problemas

de orden p�blico.

Por lo tanto, propongo que junto
a la destrucci�n de los documentos

de este proceso, Erzebeth Bathory
marquesa de Cajlice

sea tapiada en las habitaciones
de su palacio,

y que a su c�mplice
le sea cortada la lengua

y obligada a servir a su ama
hasta la muerte de una de las dos.

(GRITA)

(M�sica)