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Bien...

He reunido al consejo municipal,

por la cuesti�n del agua.

No es una cuesti�n,
es una cat�strofe.

Gracias a mis esfuerzos personales,

con una sabia pol�tica de izquierdas

y gracias a mi tel�fono,
hemos podido alertar...

alertar a tiempo al servicio
de ingenier�a rural,

que nos ha enviado
al se�or ingeniero Massicard,

que conoce a fondo nuestra regi�n,

aunque sea forastero, nacido en Par�s,

pero es un aut�ntico sabio.

Y...

- Sigue t�, Pamphile.
- S�.

El se�or ingeniero ha examinado
nuestra situaci�n.

Ha estudiado el terreno
y comprobado los mapas.

Y adem�s ha reflexionado mucho.

S�, ha reflexionado mucho,
yo lo he visto.

Y como es su oficio,
�l va a explic�rnoslo todo.

Y a pa...

- Philox�ne, dale t� la palabra.
- S�.

La palabra...

El ingeniero tiene la palabra.

�Rural!

S�.

- Rural, s�.
- Se�ores, he hecho todo lo posible.

�Muy bien! �Bravo! D�monos prisa.

Empezar� ley�ndoles el informe
que he dirigido al se�or ingeniero jefe.

Esta noche ha trabajado toda la noche.

Eso es, s�.
Venga, l�anos el informe.

�A qu� hora va a devolver el agua?

�Espera! �Deja hablar a la gente!
Adelante, se�or ingeniero.

El manantial que alimenta
el pueblo de Bastides Blanches,

en el coraz�n de una regi�n semides�rtica,

sale de una fisura entre
dos capas de piedra caliza

que pertenecen, como toda
la regi�n, al Cret�cico Superior.

No se trata de una diaclasa,

sino de una surgencia de tipo vauclusiano.

No confundamos, �eh?

No se trata de aguas fre�ticas
ni de franja capilar,

como demuestra el examen de
la superficie del suelo o pared superior.

Es un sabio. Un aut�ntico sabio.

Est� claro que la capa permeable
contenida entre dos capas impermeables,

aflora por su extremo.

El agua corre sobre
la capa impermeable inferior,

pero contenida por la barrera
de la impermeable superior,

es decir, bajo presi�n,
forma as� un acu�fero confinado.

Confinado, eso es, confinado.

La surgencia ha sido captada...

- Capturada.
- No, captada.

Si usted quiere.
Captada...

Ha sido captada, hace 50 a�os,
de un modo muy primitivo.

Se construy� un estanque con un
volumen rid�culo: 10 metros c�bicos.

No ten�an dinero para hacerlo m�s grande.

Y simplemente colocaron una ca�er�a
que lleva el agua al pueblo por gravedad.

�Y habla usted de gravedad!

O sea que no es seguro
que llegue a ver mis tomates.

- �Y mis claveles?
- Tus claveles se van a morir.

�Esperad! �Esperad!
Est� aqu� para algo, �no?

Nuestro examen preliminar indica que la
canalizaci�n est� en perfecto estado.

- Yo cuido las tuber�as.
- Le felicito.

En perfecto estado, pero la surgencia
parece haberse secado.

Y eso plantea la cuesti�n capital:
cu�l es el origen de ese agua.

S�, eso es.

El origen fue el Sr. Ernest Colombe.

Dices eso porque eres un rojo socialista.

El origen es Santa Colombe.

Nos lo dijo el se�or cura.

Tu cura est� vendido a los americanos.

�Los americanos no necesitan comprar curas!
�Ya los tienen!

�T� c�llate!
�Silencio!

Contin�e, se�or ingeniero.

Tenemos, por suerte,
un documento muy valioso.

�Menos mal!

El informe del se�or ingeniero jefe

que resume los experimentos realizados
hace 2 a�os en esta regi�n.

Es una suerte.

- Va a traer el agua de nuevo.
- En efecto,

todos los manantiales
de la cadena de Sainte-Baume

fueron te�idos con anhidrido
de tetraoxiftalofenona,

- Toma.
- m�s conocido como fluoresce�na.

Esos experimentos nos permitieron
trazar de modo concluyente

la curva isocrono-crom�tica

que junto con la curva isogradiotrim�trica,

nos permiti� representar la orograf�a
de la cuenca hidrol�gica.

Menudo gusto da eso.

�Claro que da gusto! �Claro!

Si �l no hubiera venido,
�qui�n iba a contarnos todo esto?

Los hay que no conf�an en la administraci�n

y que har�an bien en aprender de ella.

�Pero a qu� hora va a volver el agua?

�Silencio!
Contin�e, se�or ingeniero.

Disculpen el empleo de t�rminos t�cnicos.

- Nada de eso, contin�e.
- No, no, no, contin�e.

Sin embargo, el manantial de Bastides
Blanches no fue te�ido por la fluoresce�na.

No figura, por tanto,
en las gr�ficas del ingeniero jefe.

Por eso no puede ser integrado
en la orograf�a del Huveaune

ni de sus afluentes.

�Y t� qu� opinas, fontanero?

Yo estoy maravillado,
pero no entiendo una palabra.

Los que no entienden,
tienen que ir a la escuela.

Claro, porque t� lo entiendes todo, �eh?

Yo entiendo que cada oficio
tiene su modo de hablar.

Y si nos lo dice as�,
demuestra que no se burla de nosotros.

Yo no digo que se burle de nosotros,
pero en fin...

no entiendo gran cosa.

Yo tampoco entiendo todo,
pero es el ingeniero rural.

Lo que dice es rural,
as� que hay que tener confianza.

Puedo resumirlo de modo m�s sencillo.

Buscamos el origen de ese agua.

Y hemos encontrado de d�nde no viene.

As� que ahora hay que encontrar
de d�nde viene.

Y eso es lo que nos va a decir.

Dado el grado de higroscop�a
del suelo de la regi�n,

cuyo valor es pr�ximo a cero,

la fuente no es local.

Nuestra conclusi�n es por tanto:

puesto que no viene de cerca,
viene de lejos.

Espero que esto, al menos, lo entiendan.

�Esto est� claro!

No puede estar m�s claro.

Por otra parte, como la surgencia
est� rodeada

por cadenas paralelas
de dolom�as jur�sicas,

tiene con certeza que atravesarlas
por un sistema de sif�n.

- �Saben lo que es un sif�n?
- S�.

No, se�or alcalde, es...

Como cuando se saca el vino
con un tubo de goma.

Eso mismo.

Nuestra conclusi�n es pues muy clara.

Se trata de un manantial
sifonante de origen desconocido.

�Desconocido?

Si sabe usted algo m�s, d�ganoslo.

�Pero mi manantial, el m�o?

El suyo es un ramal del manantial
del pueblo. Correr� la misma suerte.

Vale, �pero voy a tener agua esta noche?

�O aunque sea ma�ana?
Eso, ma�ana.

�Nada de asuntos personales!

Dejadlo que acabe el razonamiento.

Contin�e, se�or ingeniero.

Se trata de un manantial sifonante,

y la constancia de su flujo,
que no ha variado en muchos a�os,

indica que estaba alimentado
por un aut�ntico lago subterr�neo.

Un lago subterr�neo.

Los que rechazan el progreso
no siempre tienen raz�n.

Lo rechazan, pero siempre
est�n dispuestos a aprovecharlo.

A m�, si el progreso me devuelve
el agua, soy partidario.

En todo caso,
en cuanto mi manantial corra,

aqu� van mil francos
para el progreso. Tome.

No, espere la continuaci�n.

La continuaci�n de gilipolleces.

Podemos ofrecer dos explicaciones
para la desaparici�n del agua.

Dos explicaciones, �eh?
�Dos!

O bien, a causa de la sequ�a,
el nivel del lago

ha bajado por debajo del nivel de la
embocadura del sif�n primario.

Podr�a entonces esperarse

que la subida del agua
reactivar�a el sif�n.

Pero hay que considerar que
si la superficie del lago es importante,

la reactivaci�n puede que se demore
por largo tiempo.

Es conocido el caso del manantial
de Gratte-Cigale, cerca de Avignon,

que fluye durante 7 a�os
y luego se detiene 7 a�os.

�Siete a�os? �Qu� dice?

No es aqu�,
es en Gratte-Cigale, al norte.

Ya, pero podr�a ocurrir lo mismo aqu�.

No, no ser�a igual.

Aqu�, como ha manado 50 a�os,

hay riesgo de que no vuelva en 50 a�os.

No, no, eso no, se�or ingeniero,
lo siento, pero...

�no es posible!

El consejo municipal
no puede aceptar eso.

Ya sab�a yo que todo eran gilipolleces.

Pero usted dijo "dos explicaciones".
�Cu�l es la otra?

- Segunda explicaci�n.
- Escuchad bien.

Es posible que debido
a un deslizamiento del terreno,

el sif�n se haya desactivado.

Habr�a entonces que temer
que nunca se volviera a activar.

Ah� ten�is.
�Ah� ten�is a la administraci�n!

Le hacemos venir porque
ya no tenemos agua.

Hace unos estudios,
se rompe la cabeza pensando,

y entonces nos dice:
ya no tienen agua.

No puedo decir que tengan agua
porque no la tienen.

Es triste lo que dice, pero tiene raz�n.

Pero observen que les aporto
una informaci�n valiosa.

Ustedes constatan que el agua ya no mana.

�Gran cosa!

Pero ahora yo puedo decirles
que no solo no tienen agua,

sino que quiz�s no la van a tener nunca.

�Nunca m�s? �Nunca m�s agua?

Pero eso no es posible.

�Pero qu� puede hacer usted?

Darles mis condolencias

y enviar este informe al ingeniero jefe.

- �Y qu� va a hacer �l?
- Lo lamentar�.

La administraci�n tiene buen coraz�n.

�Pero si usted es ingeniero!

Soy ingeniero, pero no soy una fuente.

�Y qu� ser� de nosotros?

Puedo traerles agua
para beber y para cocinar.

�Cu�ntos habitantes hay?

162.

A 20 litros por cabeza y d�a,

son unos 3500 litros por d�a.

Es posible.

�Y los animales?

Es verdad que hay animales...

21 mulas, 9 caballos,
14 asnos, 4 vacas,

110 ovejas y cabras.

Y al menos 60 cerdos.

- Yo tengo 4.
- Y yo 2.

- Mi yerno tiene 11.
- Yo, 3.

Mis 6 y los 4 de Zachari,
ya hacen m�s de 30.

Y como cada familia tiene al menos
un cerdo, eso hace un centenar.

Con el cami�n de 8 toneladas
subiendo todos los d�as,

tendr�n 20 litros por persona
y 50 por animal.

�Es suficiente?

- �Suficiente? �Y los cultivos?
- �Qu� cultivos?

�Los tomates!
Yo tengo 3 hect�reas.

�Los claveles! �Mis claveles!

�Y mis 5000 alcachofas?

Y Cabridan tiene al menos
30000 plantas de fresa.

- �Y mis pimientos?
- �Y mis guisantes?

Han elegido bien.
�Y por qu� no arrozales?

�Con qu� van a regar todo eso?

Hay que salvar al menos la cosecha
de este a�o, al menos la m�a.

�Por qu� la suya?

Porque es un cultivo nuevo en la regi�n,
es un ejemplo.

Si me sale bien, todos lo har�n,
todo el pueblo se enriquecer�.

Pero si no me sale bien,
los claveles, las flores...

�No ir� a dejarlas morir!

�Se�or ingeniero, hay que salvarlas!

�Con qu�?

Con camiones, muchos camiones.

As� a ojo, necesitar�an como m�nimo
300 metros c�bicos al d�a,

es decir, 30 camiones de 10 toneladas.

El punto de carga m�s pr�ximo
est� a 41 kil�metros.

Un cami�n nos cuesta a
250 francos por kil�metro. Calculen.

Vali� la pena que
nos mandaran un ingeniero

para ense�arnos a calcular.

�Es la administraci�n!

No vamos a gastar 20 millones

para salvar una cosecha
de 5 o 6 millones como m�ximo.

Si Ingenier�a Rural dispusiera de eso,

m�s valdr�a construir un pueblo nuevo
en una zona civilizada.

Pero mientras tanto,
�qu� ser� de nuestro pueblo?

Si quieren mi opini�n,
no les queda m�s remedio que irse.

�A d�nde, si ya no hay agua
en toda la regi�n?

Yo les digo que cambien de regi�n.

�Ah! Ya sab�a yo que todo acabar�a mal.

�Sois unos idiotas!

Y �l es un mentiroso.

�Y yo me estoy descojonando!

Y yo me pregunto que hace ese
viejo chocho en el consejo municipal.

Mientras que est� aqu�,
no molesta a toda su familia.

Muy pulcra, la administraci�n.

S�, se�or, muy pulcra.

Aunque le joda.

Har� todo lo posible para suministrar
agua para ustedes y sus cerdos.

Para lo dem�s, no soy mago, ni zahor�.

Y no puedo regar sus hortalizas yo solo.

Ha sido un placer conocerles.

Tengo que ocuparme de su cami�n.

�Este es un pueblo de idiotas!

�Chiflado!

Perdone, se�or cura.

Hola, Cabridan.

- Querr�a decirle algo.
- C�mo no.

�Me necesitas para algo?

Le necesito a usted,

pero sobre todo necesito a Dios.

Siempre se necesita a Dios, Cabridan.

- No somos nada sin �l.
- Ya lo s�, se�or cura.

�Podr�a usted pedirle
que nos devolviera el agua?

No crees que se lo he pedido,
y con todo mi coraz�n.

�De todo coraz�n?

�Entonces cree que resultar�?

Dios no est� a nuestras �rdenes, Cabridan.

Cierto que una oraci�n sincera
puede conseguir grandes cosas.

Pero esto del agua es tan grave

que dedicar� a ello todo el
serm�n de ma�ana por la ma�ana.

Espero que nos oiga.

Naturalmente, no tengo intenci�n de
hacerle cambiar sus planes.

Si no quiere devolv�rnosla enseguida,

si esa es su intenci�n,
peor para nosotros.

�No podr�a mandarnos un poco de lluvia?

Ma�ana, por ejemplo, durante el serm�n,

para darnos la sorpresa a la salida.

Con un poco de lluvia ma�ana,
mis fresas tendr�an para una semana.

Es que he plantado una parcela
con fresas de oto�o.

Es algo delicado, pero rinde bastante.

Fui tan imb�cil que no hab�a regado
desde hace 5 d�as.

No pod�a preverlo, �no?

As� que ma�ana, un poco de lluvia, �no?

O si forzara algo el roc�o.

Un buen roc�o vale por algo de lluvia.

�Puede dec�rselo?

Claro, Cabridan,
se lo dir� esta noche.

Pero t�, cuando reces,
tienes que decirle algo.

De forma sencilla.

Ver�, he notado que apenas me escucha.

Y adem�s hay cosas que
no puede decir uno mismo.

Es mejor que sea usted.

Por ejemplo, podr�a decirle de pasada,

que vengo a la iglesia todos los domingos

con mi mujer y las dos ni�as.

Y d�gale que en la misa
siempre pongo 20 francos.

Y mi mujer pone 10 francos.

Y cada ni�a tambi�n 10 francos.

Al hacer cuentas con �l
el domingo por la noche,

podr�a mencionarle que son
50 francos cada semana.

As� que si nos arruina,
va a costarle 200 francos cada mes.

Y aunque no sea una cuesti�n de dinero,

debe entender que cortar el agua
a los campesinos no es propio de �l.

Es algo que no va con su bondad.

Incluso da mala impresi�n.

Da muy mala impresi�n.

(provenzal)

Soy el presidente porque soy el alcalde.

Y soy el alcalde porque tengo el tel�fono.

Se�or secretario,
�l se queda con mi dinero.

1352 francos y una p�liza.

El dinero no es para m�.

�Entonces para qu�? D�gaselo.

- Es su cuota del agua.
- �Y d�nde est� el agua?

Mire, �liacin, sea razonable.

Ya le han dicho
que se trata de un accidente.

Quiz�s un corrimiento de tierras.

Me roban el agua de mis vacas,
de mi prado, de mis berenjenas.

He pagado el agua, quiero mi agua.

En 5 horas vendr� una cisterna.
Tendr�s tu parte.

Me dijeron que trajera unos c�ntaros.

�Qu� voy a hacer con eso?
�De qu� le vale a mi prado?

Si me hubieran dicho:
Somos unos ladrones,

formamos un sindicato de las aguas
para quedarnos con el dinero,

entonces no tendr�a un prado.

Pero ahora est� all�, y 5 vacas en �l.

He pagado el agua,
quiero mi agua.

Tendr�s 250 litros para tus vacas.

El cami�n te los llevar� a tu casa.

�Y mis berenjenas?

6000 berenjenas que ya est�n mustias.

�Van a quedarse verdes!

Y mi prado, est� verde
y se pondr� amarillo.

No puede ser.
Est� escrito en este papel.

Yo he comprado agua de manantial,
no agua de cami�n.

Sabr� que el agua del cami�n viene
seguramente de un manantial.

�No del m�o!

�No entiende que estamos
tan fastidiados como usted!

Es un caso de fuerza mayor.

Yo s� que soy mayor,
as� que quiero mi agua.

�No vas a tener en cuenta... la orograf�a?

Yo no tengo en cuenta nada,
y menos eso.

He pagado el agua, quiero mi agua.

Si no hay manantial,
�de d�nde la vamos a sacar?

Sacadla de donde quer�is.

Y adem�s, no es asunto tuyo.

T� ser�s consejero municipal,
pero yo no te he votado.

�As� que no te metas en esto
o va a caerte un bastonazo en la cara!

�T� d�nde crees que est�s?

En la casa de los ladrones de agua.
�Quiero mi agua!

Si no, esto es solo el principio.
La pr�xima vez...

Est�s empezando a cabrearnos,
�entiendes?

- �Me lo dices a m�?
- �S�!

Le he dado con el mazo.

�La pr�xima vez, pego fuego a la barraca!

�Hombre, el fontanero!
�El ladr�n de agua!

�Pero t� qu� dices?

Hago lo que puedo y doy lo que tengo.

Te lo advierto, quiero mi agua
antes de esta noche.

O te doy una paliza, como al alcalde.

�Pero qu� vas a pegar t�?

�T� quieres tambi�n? �Toma!

Si quer�is, os soplo en el culo,
ser�a exactamente lo mismo.

�Qu�, no da resultado?

Eso hace salir el fango
junto con los renacuajos.

Y en los estanques,
la ca�er�a toca la trompeta.

Anda, para ya.
Ven a comer a casa.

S�, porque ir a la m�a y ver
los claveles, me pone enfermo.

Y pasa por Philox�ne a por
una botella de vino. La necesito.

Venga, vamos.

�P�tugue!

Ven a ver lo que hay en la cisterna.

Un sapo.

- Uno grande.
- Y est� muerto.

�Qu� se le va a hacer?
No es un pariente.

�Oh! Huele a huevos podridos.

�T� crees que voy a hacer
la sopa con ese agua?

- Claro que no.
- �Y por qu� no?

Espere al cami�n, llegar� por la ma�ana.

Mejor ser� acostumbrarse enseguida.

Puede que le d� algo de gusto,

y despu�s de cocer no hay riesgo,
�no, se�or maestro?

Es verdad que un agua bien hervida...

La cosa es no cont�rselo a nadie.

Incluso no deber�as
hab�rmelo ense�ado a m�.

Perd�neme, tengo que volver.

- �Vas a ir hasta la fuente de Passe-Temps?
- S�, tengo que hacerlo.

Pero volver� para la misa. Me han
dicho que el cura va a hablar del agua.

- �Eso te interesa?
- S�. M�s que nada en el mundo.

Madre m�a...

Madre m�a, devu�lveme el agua.

Madre m�a, ten piedad.

Yo he hecho el mal,
pero las flores no han hecho nada.

Madre m�a, prot�gelas.

Adem�s me he confesado.

Y voy a hacer la reparaci�n.
Incluso la har� con gusto.

Pero si no tengo los claveles,
ella no me querr�.

Madre m�a, �quieres que haga
como mi padre?

Ten piedad.

Hijos m�os, estoy contento.

S�, estoy muy contento
de veros a todos aqu�,

todos reunidos en nuestra querida iglesia.

Est� toda la parroquia.

Percibo a un grupito
de gente muy inteligente,

quiz� demasiado,

que acostumbran a pasar
el tiempo de la santa misa

en la terraza de un caf�.

No dir� de qu� caf�,

puesto que solo hay uno,

y no nombrar� a esas personas,

puesto que todos les miran en este momento,

lo que debiera llenarles de confusi�n,

si la dureza de sus corazones
no les llevara a tom�rselo a broma.

En fin...

hoy han venido.
Bienvenidos sean.

Incluso quiero que sepan
que la misa de hoy,

la he dicho por ellos.

As� pues estoy muy feliz de
ver aqu� a tanta gente,

pero por otro lado estoy apenado,
consternado, furioso,

y os dir� por qu�.

Cuando era joven, mi padre
era campesino, como vosotros,

en una aldea cerca de Sisteron.

Ten�amos un primo
que se llamaba Adolphin.

Viv�a en otra aldea,
no lejos de la nuestra,

y sin embargo, nunca ven�a a vernos.

Ni por las fiestas, ni por los nacimientos,
ni siquiera por las muertes.

Pero de cuando en cuando,

m�s o menos una vez al a�o,

escuchaba a mi padre decir:

�Vaya! Ah� viene Adolphin.

Debe ser que necesita algo.

El Adolphin sub�a por el sendero,
vestido de domingo.

Nos saludaba, nos daba recuerdos,

nos hablaba de la familia...

Como para hacerte llorar.

Y luego, al marchar,
despu�s de habernos dado besos,

dec�a: A prop�sito, Bernard,

�no tendr�s un arado que te sobre?
He roto el m�o con el toc�n de un olivo.

Otra vez era un manojo
de sarmientos para injertar.

Porque mi padre hac�a un vino famoso.

O su caballo ten�a un c�lico.
Hab�a que prestarle la mula.

Mi padre jam�s le neg� nada,

pero a menudo le o�a decir:

El Adolphin no es buena persona.

Hijos m�os, lo que vosotros le hac�is
a Dios es lo mismo que el Adolphin.

�l jam�s os ve, y de repente os present�is

con ojos h�medos, manos juntas

llenos de fe y de arrepentimiento.

�Banda de Adolphins!

No cre�is que Dios
es tan ingenuo como mi padre

y que no se da cuenta de vuestra malicia.

�l sabe muy bien que muy pocos

han venido aqu� para ofrecerle
un arrepentimiento sincero

o para rezar por el reposo de sus muertos,

o por dar un paso
hacia la salvaci�n eterna.

Sabe que est�is aqu� porque
el manantial ya no fluye.

Unos se preocupan por el huerto,

otros por el prado,
otros por los cerdos,

otros porque...

ya no saben qu� poner en el pastis.

Esas oraciones que pretend�is que escuche,

son oraciones por las jud�as,

oraciones por los tomates,

aleluyas por las alcachofas

y hosannas por las calabazas.

Todo eso son oraciones adolphinas.

�Y eso no puede subir a los cielos!

Porque no tienen m�s alas
que un pavo desplumado.

Ahora tengo que hablaros
seriamente de ese manantial.

Porque desde ayer
no pienso m�s que en eso

y me hago sin cesar la pregunta.

Ese agua tan pura,

tan abundante, tan constante hasta ahora,

�por qu� se ha secado?

�Y en el momento que la necesit�bamos!

A petici�n del se�or alcalde,

cuyo tel�fono, una vez m�s,
ha hecho maravillas,

el Estado nos ha enviado un joven ingeniero

que sin duda, ciertamente, es un sabio.

Se ha reunido el consejo municipal,

y como yo tengo mi peque�o
"servicio de inteligencia",

s� muy bien todo lo que se dijo all�.

Ese t�cnico ha comenzado
por adormecer a todos

con palabras kilom�tricas.

Luego, con toda su ciencia,

ha dicho que quiz�s el agua volver�a,

o que quiz�s no volver�a.

Nos aconsej� cargar los muebles
en la carreta

e irnos a instalar en otra parte.

Nada m�s.

Abandonar las casas donde hab�is nacido,

dejar esos campos donde vuestros
padres y abuelos enterraron

tanto valor y tanta paciencia,

dejar esta peque�a iglesia,

donde vinisteis por primera vez
en brazos de vuestro padrino,

y a donde todos volver�is para
vuestra �ltima misa. �Todos!

Ah�, sobre dos caballetes,
delante del altar.

�Todos!

Porque en el momento de comparecer
ante el Juez Supremo,

ser�is m�s Adolphin que nunca.

Y nuestro peque�o cementerio,

donde ten�is m�s amigos que en el pueblo

y a donde ir�is un d�a a dormir
en la paz de Nuestro Se�or,

con el canto de las cigarras que
chupan la resina transparente

en los albaricoqueros que se asoman
a lo largo de la tapia.

S�.

Todo eso quiere �l que abandon�is

porque su ciencia miserable
es incapaz de salvaros.

Bien, yo no creo a ese sabio,

porque yo desconf�o de los ingenieros.

Esa gente que saca pero
que jam�s planta nada.

Este no ha hablado m�s
que de capas de arcilla,

de sifones que se desactivan,

de camiones que cuestan caro,
en fin...

solo ha hablado de la materia.

Y no pod�a hacer otra cosa,

porque no sabe de nada m�s.

Pero yo...

Yo he querido ver vuestra desgracia
desde un punto de vista m�s elevado,

porque me ha parecido que para explicar

y para conseguir que el agua
nos sea devuelta,

hab�a que ir m�s all�
de las cosas visibles.

Porque en este mundo
creado por el Todopoderoso,

todo tiene un sentido
y todo est� relacionado.

Ni una cigarra canta
sin el permiso de Dios.

As� que hay que tratar de comprender

y lo que es preciso encontrar,

es la raz�n por la que Dios
lo ha permitido, y quiz�s deseado.

Le� una vez en una obra profana,
una tragedia griega,

la historia de la desdichada
ciudad de Tebas,

que fue azotada por una peste voraz

porque su rey hab�a cometido unos cr�menes.

Y me he planteado una pregunta.

�Hay entre nosotros un criminal?

No es del todo imposible.

Los mayores cr�menes no siempre
son los que salen en los peri�dicos,

los hay que permanecen ignorados
por la justicia de los hombres.

Pero Dios los conoce todos.

As� que a ese criminal desconocido,
si existe,

quiero dirigirme.
Quiero decirle:

hermano, no hay falta
que no pueda ser perdonada.

No hay crimen que no pueda ser redimido.

El arrepentimiento sincero lo borra todo.

Cualquiera que sea tu falta,

por grande que sea tu ofensa,
trata de arreglarla.

Arrepi�ntete y te salvar�s.

Y nuestro manantial fluir� mejor que antes.

Ahora...

Os digo las cosas tal como me vienen.

Me parece, cuando lo pienso,

que el justo Dios de los cristianos,
el nuestro,

no querr�a castigar a todo el mundo
por el crimen de uno solo.

As� que si no tenemos un gran criminal,

es que quiz�s tenemos muchos culpables.

No quiero decir que sean asesinos,

sino grandes pecadores

que han cometido juntos o por separado

cierto n�mero de malas acciones.

As� que os pido a todos

que hag�is examen de conciencia.

Pero no un examen r�pido,
como de pasada.

�No!
�De rodillas!

Es m�s c�modo para reflexionar.

Entonces os har�is preguntas.

�He hecho algo mal?

�D�nde? �Cu�ndo?

�C�mo?
�Por qu�?

Miraos con detalle,

pero con mucho detalle,

con las gafas bien limpias,

como la abuela que busca
los piojos al nieto.

Y cuando hay�is acabado la revisi�n,

dirigid vuestro arrepentimiento a Dios

y venid a confesaros.

Si alguno siente verg�enza,

la timidez paraliza siempre
los buenos sentimientos,

solo tiene que pasar por
la sacrist�a o por el jard�n,

con un paquete bajo el brazo, como si
me llevara una docena de huevos.

Por cierto, si los ten�is, me los quedo,
que ando necesitado.

O con una herramienta en la mano,
como para hacer un trabajo.

Precisamente, la pila est� atascada.

Mariette ha metido un junco de 3,5 metros
que soy incapaz de sacar.

Y yo os confesar� sin solemnidad,

porque una buena confesi�n puede
comenzar con un vaso de vino blanco.

Lo que cuenta, hermanos,

es la sinceridad, el arrepentimiento.

Hay que afrontar las faltas.

Hay que pedir perd�n a Dios,

que nada ama m�s que perdonar.

Mientras hablo, se me ocurren ideas
que me hacen cambiar otra vez el serm�n.

Puede ser que no haya entre
nosotros grandes criminales.

Quiero decir, personas que hayan
cometido realmente una mala acci�n.

�Pero acaso hay muchos
que las hayan hecho buenas?

Ah� est�.

�Ah� est� quiz�s el punto importante!

Mis queridos hermanos,
�vosotros no sois hermanos!

Os he visto trabajar, re�r, divertirse,

pero jam�s he visto a ninguno
trabajar por gusto

la vi�a abandonada
de la viuda o del hu�rfano.

Por el contrario, cuando vine aqu�
escuch� la desgraciada historia

de la hacienda agrietada,

�que quiero recordaros hoy!

Un d�a vino de la ciudad, naturalmente,

un agente inmobiliario.

Todav�a peor que los ingenieros.

Hab�a comprado una propiedad
que llamaban la hacienda agrietada,

porque ten�a grietas en las paredes
por las que pasaba un brazo.

No se sab�a c�mo se ten�a en pie.

�l le puso un tejado,

tapon� las grietas con yeso

y la remat� con un bonito enlucido.

Un jubilado de la ciudad
la compr� muy cara

y la bautiz� "Villa Monplaisir".

Yo acababa de llegar aqu�,
as� que no estaba enterado de esto.

Me preguntaba por qu� siempre
que se hablaba de la Villa Monplaisir,

todo el mundo se re�a,
sobre todo los alba�iles.

Un d�a, el jubilado,
que ten�a delirios de grandeza,

tuvo la idea de tomar ba�os.

Compr� una bomba el�ctrica
para la cisterna,

ca�er�as, una ba�era,

e hizo instalar un dep�sito
de agua en el desv�n.

All� fueron los alba�iles,
riendo m�s que nunca.

Instalaron el dep�sito de agua, una gran
cubeta de cemento de 2000 litros.

Luego le dijeron al jubilado
que ten�a que secarse

y le aconsejaron que no la llenara
hasta el d�a siguiente,

a las 4 de la tarde.

Al d�a siguiente, a las 4,

vi a todo el pueblo
bajando por la carretera,

mirando a la Villa Monplaisir
como si estuvieran en el circo.

El jubilado ya hab�a puesto
la bomba en marcha.

Fumaba su pipa en el primer piso

pregunt�ndose qu� querr�a aquella gente.

Nunca lleg� a saberlo.

Porque justo cuando yo llegaba,

a las 4 y media,

Monplaisir le cay� en la cabeza.

Lo enterramos al d�a siguiente.

Ah, evidentemente,

los mayores culpables eran los alba�iles.

Pero ellos me dec�an inocentemente:

Quer�a que le hici�ramos una cubeta,
as� que se la hicimos.

Si le hubi�ramos dicho que hab�a
riesgo de que cayera la casa,

puede que no lo hubiera cre�do
y nos habr�a quitado el trabajo.

Ah� ten�is c�mo por cuatro cuartos
dejaron morir al pobre hombre.

�Pero no eran los �nicos!

�Hab�a otros!

Todos los que sab�an y no dijeron nada,

y que se re�an...

mirando c�mo el jubilado
fumaba su �ltima pipa.

Ay, amigos m�os...

Cuando os veo tan indiferentes
ante las desgracias de los dem�s,

me entran ganas de escribir al obispo
para que me cambien de destino.

Porque vosotros no necesit�is un cura,
sino un misionero,

porque para ser amado por Dios,
no basta con no hacer el mal.

La virtud no es quedarse callado.

No es cerrar los ojos, quedarse quieto,
la virtud es actuar.

Es hacer el bien.

No se da a menudo la ocasi�n.

Por eso cuando se presenta una buena acci�n

en la situaci�n adecuada,

justo ante vuestras narices,

es Dios quien os la ofrece.

Y el que no aproveche la ocasi�n
y se vaya con las manos en los bolsillos,

es un pobre loco que ha perdido el tren.

Y muchos est�is en esa situaci�n.

Siento dec�roslo.

Quiz�s es esa falta de fraternidad,

esa falta de generosidad, de caridad,
lo que hoy os cuesta tan caro.

En fin, no podemos quedarnos as�.

Hay que hacer algo.

Os propongo para empezar,
ma�ana, una procesi�n.

Ser� una gran ocasi�n para recuperar
la amistad de nuestro patr�n,

el gran Santo Domingo,

que debe estar un poco deteriorada
por nuestra conducta hacia �l.

Porque el d�a de la fiesta
del agua me parece

que el ayuntamiento
podr�a haberme invitado.

Lo digo de pasada,

porque no pienso que tenga
una gran importancia

un olvido del consejo municipal.

Ma�ana lo sacaremos
solemnemente de su capilla

y lo pasearemos a trav�s
de nuestras desdichas,

me refiero a nuestros campos
sedientos y polvorientos.

Espero que la visi�n
de nuestras cosechas moribundas,

tan dolorosa para nosotros,
no lo ser� menos para �l,

y que interceder� en nuestro favor
como ha hecho siempre

ante Nuestro Se�or.

Y os anuncio que ante
la magnitud de la cat�strofe,

el se�or cura de Accates
me ha hecho saber

que vendr� a nuestra procesi�n

para ayudarnos con sus oraciones
y con su bella voz de bar�tono.

As� iremos todos,

bajo los estandartes de la parroquia,

a lo largo de nuestros campos
que mueren de sed.

Y cuando est�is en el cortejo,

y ya no oig�is m�s que la campana lejana,

el canto de las cigarras
y el ruido de vuestros pasos,

entonces, humilde y sinceramente,
elevad vuestras almas hacia Dios,

porque no son los estandartes
lo que da fuerza a una procesi�n,

son los corazones puros.

Y hay algo a�n m�s precioso
que un coraz�n puro,

y son los corazones purificados.

Y si algunos de vosotros,

ser�a demasiado que pudiera
contar con todo el mundo,

tomaran la resoluci�n
de redimir sus faltas,

si adoptaran el compromiso solemne

de hacer al menos una buena acci�n

o de reparar el mal que hayan podido hacer,

estoy seguro

de que el gran fontanero
que os ha cortado el agua

solo espera vuestro arrepentimiento
para devolv�rosla.

En el nombre del Padre, del Hijo
y del Esp�ritu Santo. Am�n.

�El cami�n cisterna ha llegado!

Bueno, �qu� piensas?

�De qu�?

Del serm�n.

- El se�or cura ha hablado muy bien.
- S�.

Pero no va a cambiar nada.

�Quieres decir que el agua no va a volver?

Quiero decir que ir a confesar
el mal que se ha hecho,

puede que arregle los asuntos con Dios,

pero no es consuelo para aquellos
a los que se hizo el mal.

Es curioso.

�Qu�?

Anteayer me dijiste que el pueblo
podr�a ser golpeado por una cat�strofe.

Y la cat�strofe ha ocurrido.

Ya sabe que soy un poco bruja.

S�. Acabar� por creerlo.

�Sigues decidida a abandonar la regi�n?

�Oh, s�!

Primero, ya no tenemos agua.

Nuestro peque�o manantial
se ha secado a la vez que los otros.

Pero hab�a hecho una peque�a provisi�n.

Nos ha faltado por tanto tiempo

que ha llegado a ser una costumbre.

Pero dentro de dos d�as se acabar�.

Entonces vendr� el hermano
de Baptistine con sus dos mulas.

Bastar� para llevar nuestras cosas.

Antes de marcharte,

es indispensable que vengas a mi casa.

�Para qu�?

Primero, mi madre quiere conocerte.

No vale la pena.

Y adem�s tengo que hablarte muy seriamente.

Te he salvado de los gendarmes,

no puedes negarme eso.

Vendr�, si eso le complace.

�Cu�ndo?

�Esta tarde, a las 4?

Bien...

- �No ha vuelto el agua?
- No va a volver tan pronto.

Ya hay quien habla de marcharse.

El hijo de Clarisse se ha ido esta ma�ana.

Espera encontrar trabajo en la ciudad.

Hace tiempo que buscaba un pretexto.

Muchos j�venes buscan
un pretexto para irse del campo.

Y este es bueno.

Constantin y Jeannette dicen
que sin agua no hay futuro.

No quieren acabar su vida
comiendo garbanzos.

�Pero qu� tienen todos contra
los garbanzos? A m� me encantan.

Me vuelven loco.

Te vuelven loco los viernes,
con rodajas de cebolla.

Pero sin cebollas y todos los d�as...

Pues eso es lo que nos espera.

Si se van todos los j�venes,
solo quedar�n los viejos.

- Los viejos, qu� interesante.
- �T� crees?

Ya no comen carne por los dientes
y por la avaricia.

�Qu� te van a comprar a ti?

- M�s camas y m�s ata�des.
- �Y cuando se hayan muerto todos?

Me ir� a Aubagne. Un buen obrero
tiene sitio en todas partes.

�No! �Yo no quiero ir a la ciudad!
�No quiero irme de mi pueblo!

No llores, gordi.

�No podr�is matar a ese Ugolin?

�T� tambi�n lo has pensado?

�Pamphile!

El maestro nos espera en su casa.

Quiere que lleve 5 botellas
de aperitivo a su jard�n.

Quiere que busques a Ugolin.

De acuerdo.

Y ven t� tambi�n.

- �Por qu�?
- Para hacer un consejo de guerra. Eso dijo.

S�, id todos.

Yo tengo confianza en el maestro.

Conseguir� de la chica lo que quiera.

Ser� divertido para �l,
�pero qu� sacamos nosotros?

- �Por qu� has dicho eso?
- No lo s�.

Pero me parece que si la chica
lo quiere, el agua volver�.

Si�ntense, se�ores.

Creo que ya no nos falta nadie.

Voy a deciros por qu� os he rogado
que vinierais aqu�.

Es para que hablemos de la triste
situaci�n que todos sufren.

Todos y cada uno, y que hace pesar
sobre el pueblo la amenaza,

a corto o medio plazo,
de un abandono total y definitivo.

Puede que la p...

la procesi�n...

�Cree lo de la procesi�n?

Yo preferir�a una procesi�n
de camiones cisterna.

Pero reconozco que
el serm�n de esta ma�ana

me ha hecho una impresi�n muy fuerte.

O sea, se�or maestro, que cree en Dios.

No puede decirse que crea
en el sentido que usted entiende.

No puedo admitir la existencia
de un anciano de barba blanca

sentado en una nube
vigilando nuestros asuntos.

No, en eso no creo.

Pues yo s� lo creo.

�Incluso estoy seguro!

Yo tambi�n estoy seguro.

Y t� tambi�n, panadero, �no?

No, Cabridan. No.

Creer, no creo,

pero no lo digo muy alto
para no provocarlo.

- �A qui�n?
- �A Dios!

- Pero si no crees.
- Pero eso no impide que tenga miedo.

Y sobre todo, no impide creer

que una mala acci�n
siempre es castigada.

Y si...
si si no es en la Tierra, ser�...

ser� en el Cielo.

No pretendo saber qu� pasar� en el Cielo.

Solo constato que aqu� abajo,
cuando se hace el mal,

inevitablemente llega el momento
en el que hay que pagar.

Y a menudo del modo m�s inesperado.

Y a veces el m�s misterioso.

En eso estamos todos de acuerdo.

- Es cierto.
- Eso ni se discute.

Entonces lo que dijo el cura del corte
del agua por un criminal desconocido

y el bien que se podr�a hacer,
vosotros lo cre�is, �eh?

A m� eso me dej� pasmado.

O�d, �no notasteis
que nos miraba fijamente?

S�, s�lo nos miraba a nosotros.

En eso te equivocas.

Porque en un momento dado,
miraba mucho a Ugolin.

Como si le hablara a �l.

- �A m�?
- S�, a ti.

Te miraba mucho cuando
cont� lo de aquel rey

que trajo la peste
y jodi� a todo el mundo.

No querr�s decir que
yo tengo la peste, �no?

Mis claveles tienen la peste.
Y el cura lo sabe, por eso me miraba.

Una buena acci�n que todos
habr�an podido hacer

y que nadie hizo.
�No os dice nada esa frase?

Y no solo esa.

�l solo hablaba de eso.

Yo ya lo hab�a olvidado.

�Nadie piensa ya en eso!

Todo eso que dec�s, son imaginaciones.

Todo eso est� muerto y enterrado.

Querido Papet, no se entierra
una mala acci�n.

Es como la mala hierba, cuanto m�s
se la entierra, m�s crece.

Para acabar con la mala hierba
hay un solo m�todo,

hay que sacarla de la tierra
y exponerla a pleno sol.

S�, as� es.

As� se hace.

Cuando enterraron al jorobado,
mi mujer llevaba mucho tiempo dici�ndomelo.

Est�bamos en el cementerio
y P�tugue echaba tierra en el hoyo.

Al lado estaba la tumba del muchacho

y aquella mujer enloquecida

que abr�a los ojos como platos,

y la chiquilla de negro,
la cara blanca como una estatua.

Am�lie se puso a llorar
y no quer�a quedarse.

Cuando ya de camino pudo hablar,
ella me dijo:

Si un d�a Dios se entera de esto,

seguro que nos castigar�.

Carpintero, Dios no necesita
enterarse de nada.

Lo ve todo y lo sabe todo.

Hasta ahora no hab�a dicho nada,

pero luego te monta una buena sequ�a,
�y pam, en toda la cara!

Pero bueno, �ese crimen colectivo
es tan atroz

que es imposible reconocerlo?

�Qu� hab�is hecho?

Es que precisamente no hicimos nada.

- �l lo hizo.
- �Qu� hice yo?

T� lo sabes bien.

Hiciste la mala acci�n.

�Las acusaciones hay que probarlas!

�No basta con habladur�as
gui�ando un ojo!

�Si dicen cosas as�,
ir� a quejarme al comisario!

�Porque no es verdad!

�Y adem�s no temo a nadie!

�Yo tengo conciencia!

Hay quien echa agua
a la leche para venderla.

Y otros que hacen ata�des con
el fondo de madera de tilo.

Y otros que venden pan
poco cocido para que pese m�s.

Y yo no he dicho nada.

Pero si tengo que hablar, hablar�,
porque yo...

Aqu� hay alguien

que quiz�s podr�a aportar aclaraciones

indispensables para sacar
la mala hierba al sol.

Ella no sabe nada.

Ella no hab�a nacido.

Su padre podr�a hab�rselo dicho.

�Decirle qu�?
Su padre jam�s supo nada.

Se�or maestro, acabaremos dici�ndolo todo.

Pero es mejor que ella se vaya.
No es necesario hacerla sufrir.

Yo creo que es mejor que se quede.

Porque no hay por qu� contar tonter�as.

El se�or maestro ha hecho bien en traerla.

Porque el pasado, pasado est�.

Es mejor resolver las cosas que pelear.

Manon, t� sabes lo que te dije.

Y sabes lo que me has prometido.

Acordamos no decir nada,
pero ahora es el momento de hablar.

Primero tengo que hacerle un regalo.

- �A m�?
- S�.

A usted.

Qu� amable. �Es una carta?

No, es un dibujo.

Creo que quedar� bien
en la cabecera de su cama,

al lado del crucifijo.

�Qu� quiere decir esto?

- �Oh, qu� sorpresa!
- �Qu� bien hecho est�!

- �Oh, qu� gracioso!
- �Qui�n ha hecho este dibujo?

Mi padre.

�Lo veis?

Ella me ha hecho un regalo.

Un dibujo de su padre.

Me da mucho gusto.
Es una prueba de amistad.

Ahora pienso a�n m�s
que es el momento de contar

lo que te dije en la colina anteayer.

Venga, habla.

�Qu� te dijo en la colina?

Nada interesante.

Tengo cosas mucho
m�s importantes que decirles aqu�.

Si�ntense, se�ores.

Ya han reconocido todos, con m�s
o menos franqueza, haberles hecho da�o.

�Qu� da�o fue?

�No, no se hizo ning�n da�o!

No hay que meterse
en los asuntos de los dem�s.

- Yo me voy.
- �Es que tiene miedo?

No, no tengo miedo, pero todas
estas gilipolleces empiezan a joderme.

No, Papet, no.
Tienes que quedarte.

Asume tus responsabilidades,
como nosotros.

�Mis responsabilidades de qu�?
�Qu� he hecho yo?

Usted, nada. Es un bruto
y un salvaje como los otros.

Pero el verdadero criminal, es �l.

�Me lo dices a m�?

Te han contado mentiras.

�Ya has olvidado
los melones de Passe-Temps?

Si hubiera hablado y denunciado ante
los gendarmes, �d�nde estar�as ahora?

(provenzal)

Vamos, Galinette.

Si nos han hecho venir
para esto, nos vamos.

�Qu� tengo que temer?
No he hecho nada malo.

�Es que cree que yo no s� nada?

- Alguien me ha dicho la verdad.
- �Qui�n?

- �Baptistine!
- �Esa zorra!

Ella ten�a que meterse en esto.

�Meterse en qu�?

Todos aqu� conoc�an Les Romarins

mucho antes de que yo naciera.

�Se han quedado mudos?

S�, claro que la conoc�amos.

Era de Pique-Bouffigue,
el hermano de tu abuela.

Un gran holgaz�n,
y el rey de los furtivos.

- T� eres su vivo retrato.
- �Gracias!

Cuando muri�, dej� la granja a mi abuela.

Ella nunca lleg� a venir.

Entonces Ugolin quiso comprar esa granja.

Exactamente.

S�, quer�a comprarla.

Ten�a algo de dinero y quise comprarla
porque me gustaba. �Y qu�?

�Qu� hice mal?
Fui a Peypin, �y qu�?

Le ofrec� 5000 francos a Florette,
y ella no quiso.

Me qued� una semana en Peypin.

Dorm�a en las colinas, bajo los fresnos,
cerca de la mina de Arroumi.

Y todos los d�as iba a verla.

Le llevaba tordos, peladillas,
pasteles de Roquevaire...

Nada que hacer. Dejaba que la granja
se perdiera, era m�s terca que un mula.

Al quinto d�a,
ya ni quer�a abrirme la puerta.

Cuando ya me iba,
desde la ventana del primer piso,

me tir� un gran cubo
de mierda en la cabeza.

Por la tarde, volv� limpio
con un tarro de mermelada as�,

me dispar� con un fusil
cuando estaba a 20 m de la casa.

�Un tiro de verdad?

En Peypin son as�.

Eran perdigones del 10.
Me encontr� una docena en el culo.

Me los saqu� con un palillo de dientes.

Y un espejo.

Al s�ptimo d�a volv�
e iba a ofrecerle 10000 francos.

Ten�a 100 billetes de 100 francos,
50 en cada mano.

Y eso era dinero en aquella �poca.

Ella hab�a avisado a los vecinos
y hab�a 10 con perros.

Me apalearon, me mordieron
y me tiraron a la pila de esti�rcol.

Qued� amarillo como un chino.

�Y tus billetes de 100 francos?

No los tocaron. Eran salvajes
pero no ladrones. El octavo d�a...

Supongo que le disparar�an un ca�onazo.

Pens� que val�a m�s esperar,
as� que volv� aqu�.

Volvi� al pueblo y fue
a la granja de Les Romarins.

- �Qui�n te lo dijo?
- Llevaba cemento y una paleta.

�Quer�a reparar la granja?

�Quer�a taponar el manantial!
Y lo tapon�.

�El manantial ya exist�a en aquel tiempo?

Era la fuente de Les Romarins.

En lo alto del campo,
delante de la casa,

al pie de una hilera de piedras azules.

�En la �poca de Pique-Bouffigue?

Cuando muri�, manaba.
Estuve all� para llevar su ata�d.

Yo ten�a 20 a�os.

Beb� de aquel agua.

Era ligera, un poco azulada.

Era un arroyo peque�o.
Como del tama�o de mi pu�o.

Pero corr�a r�pido y dejaba
unos hilos gordos y blancos.

Ra�ces de romero.

- �T� lo viste?
- �100 veces!

Yo tambi�n beb� de ella,
cuando iba a cazar perdices.

�Y tuvo el coraje de anular ese manantial?

�Pero por qu�?
�Con qu� prop�sito?

�Justamente!
�Por qu� iba a hacerlo?

Porque cre�as que a la muerte de Florette,

la granja ser�a vendida en subasta.

Y sin agua, no val�a nada.

Eso son cuentos de barra de bar.

Pero cuando muri� mi abuela,

dej� la granja a mi padre,
que acababa de casarse con mi madre

y no quer�a ver a nadie.

En vez de vender Les Romarins,
vinieron a vivir all�.

Una idea est�pida.

�l ten�a un trabajo en la ciudad,
�por qu� no se qued� all�?

Hay que ser un campesino
para llevar una granja.

�Y tu padre no encontr� el manantial?

Desconoc�amos su existencia.

�Nadie os dijo nada?

Nadie.

�Nadie, nunca!

�Nadie les dijo nada?

�Yo no lo sab�a, nunca lo supe!

Eso no era asunto nuestro.

No.

Era nuestro.

Todos los d�as de nuestra vida,

justo al amanecer,

�bamos desde Les Romarins
hasta la Baume de Passe-Temps.

�Todos los d�as de nuestra vida!

Con el c�ntaro en la cabeza...

el c�ntaro en los brazos

y las piedras bajo los pies desnudos.

�Y nadie les dijo nada?

No.

No era asunto suyo.

As� que mi padre fue toda su vida
un esclavo del agua.

Un a�o, hab�amos plantado ma�z.

Todo el campo, de extremo a extremo.

Mi padre hab�a labrado durante semanas,
mi hermano quitaba las piedras.

Yo le besaba.

Le secaba la frente.

Por la noche...

se dorm�a en la mesa

y ayud�bamos a mi madre a acostarlo.

El ma�z creci� bien...

pero la lluvia nunca lleg�.

As� que hac�amos viajes a por agua,

dos veces al d�a,

dos veces por noche,
bajo las estrellas.

�Eso no pod�a servir de nada!

Se hubieran necesitado
100 litros por planta.

Ten�a m�s de 10000 plantas.

No era en absoluto razonable.

Mi padre no era razonable.

Entonces,

pese a todo nuestro esfuerzo,

el ma�z comenz� a palidecer.

Hacia mediod�a, con el sol,

crepitaban como un incendio lejano,

y luego las hojas se plegaban a lo largo,

y las flores se marchitaban.

Y una tarde,

cuando me despertaba bajo el gran olivo,

vi a mi padre en medio de las plantas.

Las tocaba y luego miraba al cielo.

Despu�s baj� la cabeza...

y finalmente se ech� en la tierra.

Se tap� la cara con los brazos...

y temblaba como un p�jaro en una trampa.

Lloraba porque el ma�z estaba muerto.

Y sobre la loma de Saint-Esprit,

hab�a un campesino apoyado
en su azada que nos miraba.

Tal vez sab�a que hab�a agua
bajo nuestros pies.

S�, lo sab�a.

- Era yo.
- �T�?

Vi c�mo se echaba.
Vi c�mo se agitaba su joroba.

�Madre de Dios!

Ten�a que haber bajado,

y al cuarto golpe de azada,
el manantial habr�a saltado hasta el cielo.

Qu� gran d�a hubiera sido.

�Por qu� no le grit�?

No estaba solo. Estaba �l.

Estaba cortando hinojo algo m�s arriba.
Me dio verg�enza.

Yo no te imped� ir all�.

�Y por qu� no fue usted mismo?

Porque no me meto
en los asuntos de los dem�s.

Hay que tener el coraz�n podrido

para negarse a hacer un milagro
cuando Dios se lo permite.

Qu� gran d�a hubiera sido.

Y qu� gran verano nos hubiera dado.

Hubi�ramos podido comer dos veces al d�a.

Y eso no fue lo peor.

Una noche, mi hermano se
levant� a beber. Ten�a 15 a�os.

Y como el c�ntaro estaba vac�o,

bebi� a escondidas agua de la cisterna.

Muri� de fiebres.

Mi padre muri� de pena.

Y mi madre se volvi� loca.
Eso es lo que me han hecho.

Olvidas decir que cuando
tu padre estaba enfermo,

yo prest� dinero para el tratamiento.

Lo prest� porque sab�a bien
que no pod�amos devolverlo.

Le hizo firmar papeles que le daban
derechos sobre Les Romarins.

�l era m�s listo que yo.
Sab�a bien lo que firmaba.

No le pegu�, no le amenac�.

Al contrario, me lo agradeci�
de un modo conmovedor.

Incluso esa noche, ante la lumbre,
�l me hizo m�sica

tocando la arm�nica,
y t� tocabas con �l.

Muy conmovedor,
pero usted ceg� el manantial.

�Demu�strelo!

Es verdad, no tenemos pruebas.

��l mismo lo demostr�!

No espero mucho despu�s
de hacernos desahuciar.

Dos d�as despu�s, el arroyo corr�a.

Porque hab�a o�do en el pueblo
que quiz�s...

- As� que busqu� con la varita...
- �Vamos, hombre!

�D�jate de cuentos!

T� cegaste el manantial.

Todos lo sab�an.

�Y c�mo lo sab�an? �No es verdad!
�Es que alguien me vio?

- Yo te vi.
- No es posible.

Le robaste el cemento a mi padre.

Ten�amos medio saco junto a la pocilga.

Una ma�ana temprano,
antes de ir a la escuela,

estaba al acecho del gavil�n
que nos quitaba los pollos.

Me escond� detr�s de un olivo grande.

T� pasaste a hurtadillas.

Te acercaste al saco de cemento
y cogiste 4 pu�ados

que metiste en el morral.
Yo te vi.

Yo no te cog� cemento a ti,
fue a tu padre.

Y era para arreglar
mi escondite para los tordos.

Iba para all� y vi tu cemento.

Pens� en taponar un agujero
que me daba corriente en...

No es verdad. Yo te segu�.

�Con qu� derecho?
�Acaso estabas en la polic�a?

Te segu� y te vi.

Cogiste una piedra plana
y la hundiste en el agujero.

Luego echaste un pu�ado de cemento,
luego piedras...

�No es verdad!

Luego tierra, luego el resto de cemento.
Y despu�s con una vara...

�Manon, diles lo que te dije anteayer!

�Eso lo arreglar� todo!
�Todos est�n contra m�!

Es la historia m�s s�rdida
que he o�do nunca.

Yo creo que podr�a interesar
a los gendarmes

y que caiga bajo el peso de la ley.

�No es verdad!
No pudieron verme.

Puede que el manantial ya existiera,
pero se perdi� �l solo.

Esas cosas pasan.

Papet me hab�a dicho:
Los manantiales son un secreto de familia.

Y t� tienes la cabeza muy dura,
�por qu� tantas peleas?

Yo quiero devolv�rtelo todo,
la granja, las flores, el manantial.

�A qu� viene este tribunal de gilipollas?

Puede que este tribunal de gilipollas
le lleve ante verdaderos jueces.

�Eso me gustar�a verlo!

Vamos, no hagas el idiota.

�Por qu� no intentas arreglarlo todo?

�Pero si eso es lo que pido!
Manon, esc�chame.

Esc�chame bien.

Sup�n que sea verdad lo que dicen.

�No es verdad!
Estoy suponiendo.

Imaginaos que al hacer
un crimen tan grande,

eso me causara una gran preocupaci�n,
algo que me hace hablar solo.

Algo que me quita el sue�o.

Imaginaos que eso me pasara
incluso a mediod�a, en pleno sol,

o�r esa arm�nica del jorobado
que me toca una canci�n

para hacerme un gran reproche.

Y de repente resulta que te veo,

que te amo, que te deseo.

No sabes la terrible mezcla que es,

el remordimiento por el mal que te he hecho

y el gusto por el bien que quiero hacerte.

Y en los ni�os que tendremos,

si hay alguno que sea como tu padre,

ese ser� mi favorito,
mi peque��n, el m�s guapo.

Le pedir�a perd�n todos los d�as,
de rodillas ante su cuna.

Es horrible lo que dice.

�Por qu� me dijiste
que me afeitara el bigote?

Le har�a cortarse la cabeza,
si hubiera podido.

En todo caso, acaba de confesar.

Y delante de testigos.

�No es verdad!
�Os hab�a avisado!

Era una suposici�n.
�Nunca hicisteis una suposici�n?

Claro que s�.

Por ejemplo, que te llevemos
con los gendarmes

y que te obliguen a devolver
la granja a la ni�a.

- Y una... una suposici�n...
- �C�llate! �No tenemos tiempo!

Ugolin, cuando se acusa
a alguien de algo grave,

tiene derecho a jurar.

�Vas a jurarlo?

- S�, exactamente.
- Jura sobre el evangelio

que eres inocente, y todos lo creer�n.

Sobre el evangelio, no. Est� prohibido.
Yo no juro nada de nada.

�Meteos en vuestros asuntos
y dejad en paz los m�os!

Eso es lo que los ladrones
le dicen a los gendarmes.

�Qu� va a decir este maestro
que se ve con ella en la colina?

�Porque sabe que voy a casarme con ella,
darle mi fortuna!

Y la quiere para �l. Si no tuviera un
buen par de tetas, no le importar�a tanto.

�Y t�! �Es porque no te pagu�
tu cemento?

�Pues te devolver� un saco entero!

�Y cuando solo hay un testigo,
eso no vale nada!

�Me est�is jodiendo
y me hac�is perder el tiempo!

El jorobado est� muerto.

Est� muerto, ya no tiene preocupaciones.
Yo s� las tengo.

�l vio morir a su ma�z
y eso hace llorar a todo el mundo.

Yo voy a ver como mueren mis claveles
y a nadie le importa.

Yo no tengo tiempo que perder
escuchando a falsos testigos.

Estar�a bien que lloviera un poco
para que sus claveles mueran lentamente.

Porque t� sabes que el agua no va a volver.

�Yo? Yo no s� nada.

Pero si de m� dependiera,
no mover�a un dedo.

No hay que ocuparse de los asuntos de
los dem�s. Yo me voy pasado ma�ana.

�No vendr�s a la procesi�n para
pedir clemencia a Dios?

�No ten�is miedo de que si Dios me ve,
se acuerde de algo?

No, no voy a ir,
tengo que preparar la mudanza.

Yo puedo prestarte la mula.

�No! �Gu�rdela para usted!

Va a necesitarla.

Porque pronto llegar� el momento
de cargar sus muebles en la carreta

- e irse a vivir a otra parte.
- Parece que eso te gustar�a.

�Y por qu� iba a sentirlo?

Se�or maestro, le agradezco
que se preocupara por m�.

Pero ya nada puede arreglarse.

Es demasiado tarde.
Le doy las gracias y me voy.

Me voy a Aubagne.
Porque all� hay agua.

�Nunca volver�s al pueblo?

Quiz�s alg�n d�a, si fuera rica.

Volver�a a buscar mis reliquias.

Y dar� un pase�to
por las calles de este pueblo.

Si la maleza me deja pasar.

Solo quedar�n las esquinas de las casas,

y sobre la pared de la iglesia,
una rama de higuera,

atravesando las vidrieras rotas.

En un banco podrido,
cerca de la fuente,

habr� 3 o 4 viejos,
con el Papet en el medio.

No me ven, no hablan.

Miran el ca�o vac�o,
esperan que vuelva el agua.

�No volver� jam�s!

Una cosa es segura,
�l les rob� la granja.

�La compr� en la subasta!
�12000 francos!

Y sin agua, no los val�a.

- Pero �l se la hab�a quitado.
- Es posible.

- En todo caso, no hab�a.
- Yo, he dicho lo que vi.

Y lo que he dicho, no temo firmarlo.

Los hay que por una firma,
han acabado en la c�rcel.

Y los hay que por negarse a firmar,

a veces, han acabado en el infierno.

Bueno, la c�rcel est� m�s cerca.

- Depende de la edad que uno tenga.
- Ya est�.

�Y de qu� sirve eso que le hac�is firmar?

Este papel demuestra que Ugolin,
mediante una maniobra criminal,

depreci� el bien del jorobado
para comprarlo a bajo precio.

- Esto har� que el tribunal...
- �El tribunal?

S�. El tribunal ordenar� un peritaje.

Y si no acuerda la restituci�n del bien
conseguido de modo fraudulento,

conceder� sin duda una suma
importante a las v�ctimas,

por da�os y perjuicios.
Vamos all�.

�El tribunal?

Oh, Papet, �est�s aqu�?

- Os esperaba.
- �Por d�nde has venido?

Cuando ya no se tienen buenas piernas,
se conocen todos los atajos.

O�d...

Lo que quer�is hacer,
no hay que hacerlo as�.

Porque conozco a Ugolin.

Esto puede acabar con un tiro de fusil.

No s� c�mo acabar�, pero puede
que empiece con unos bastonazos.

Y no hablo de una o dos
caricias en la espalda.

Sino lo que se hace en la piedra de la
escalera para ablandar el pescado seco.

- Y durante una media hora.
- Luego lo despertamos con amon�aco.

- Lo he tra�do yo.
- Y lo aclararemos.

Entonces, como ha comprado una granja,
�ven�s diez a matarle?

- Claro que no.
- Esa no es nuestra intenci�n.

Pero si es honrado,
�debe devolver esta granja!

No cont�is con ello.

Lo que puedo hacer
es ir a verle yo solo.

Es mi sobrino y me teme.

Le dir� que este asunto del manantial,

ahora que se sabe,
es algo grave para la familia,

y que hay que arreglarlo
d�ndole 20000 francos.

Esas mujeres van a irse de aqu�.

Diremos que �l les dio 20000 francos,

y todo el mundo le felicitar�.

Yo no. Yo le felicitar�
a partir de 100000.

S�, es poca cosa para felicitarle.

�De d�nde va a sacar tanto?
Lo ha puesto todo en los claveles.

�No es tu heredero?

- T� los tienes.
- Adel�ntaselos.

Por esta granja yo doy 250000
si el agua vuelve.

Con un juicio va a costarle m�s caro.

Mirad, quedaos aqu�.

No hag�is ruido y esperadme, �eh?

Sentaos en el suelo.

- Es mejor que no os vea.
- Est� bien.

No busquemos bronca.

Por 100000 francos, retiro los bastonazos.

Me bastar� con escupirle
en la cara cuando lo vea.

Pamphile, vas muy lejos.
Me parece que no eres cristiano.

El Papet es un viejo avaro.
Si fu�ramos a mirar en su colch�n...

A m� no me gustar�a hacer la inspecci�n.

�Galinette!

�Galinette!

�Qu� quiere decir "Galinette"?

Era como lo llamaba su madre de peque�o.

No era malo de peque�o.

�Venid r�pido!
�Se�or maestro! �Venga!

�No est� ah�?

Hay una carta para usted
en la mesa de la cocina.

�Para m�?

Una carta. Esto se pone interesante.

- �Qu� quiere decir eso?
- �Qu� son estos cirios?

Esos las pone a la Virgen
para que venga el agua.

Se�or maestro,

le escribo a usted
porque sabe m�s que yo.

Hay que hacer lo que digo.
Es la justicia.

Puesto que lo cegu�,
�l ya no quiere regarme.

Es una desgracia.
Conmigo, el agua nunca volver�.

Ella quiere la granja, pero no a m�.

As� que le doy la granja.
Es mi testamento.

El dinero en el caj�n del caf�...

No, del aparador,
es para decir misas.

Me confes� el a�o pasado.
Desde entonces, no he hecho nada malo.

Es mi testamento.

Le dejo la granja a Manon,
la hija del jorobado.

Les hice da�o, esto no puede continuar.

He visto al jorobado.

No est� contento, pero est� bien.

Ahora estar� contento.

Dejo la granja a Manon.

Si el agua vuelve,
los claveles ser�n hermosos.

Adi�s. Saludos a todos.
Es mi testamento.

Pongo una p�liza, como esa,
es papel timbrado.

Firma oficial:
Ugolin des Soubeyran.

Con mis bendiciones
y saludos llenos de gracia.

Va a pasar en el olivo de la esquina,

pero no clavo ning�n clavo.

El olivo de la esquina,
s� qu� quiere decir.

�Pero qu� ha hecho?

�Puede que sea una broma!

Puede que lleguemos a tiempo.

�Como su padre!

Como su padre.

No me da miedo quedarme con �l.

Vosotros id a avisar al pueblo.

Claudius, dile a Sidonie
que traiga una s�bana nueva.

Y luego decid que se cay� del
olivo mientras podaba el �rbol.

Es mejor para la familia.

Tienes raz�n, no hay que cont�rselo.

Sobre todo por el cura.
No querr�a venir.

Pero yo tendr� que dec�rselo en confesi�n.

No hay prisa para eso,
espera a despu�s del entierro.

Voy a avisar a mi mujer
y volver� para el velatorio.

- Yo volver� tambi�n.
- Yo tambi�n.

Gracias de su parte.

Olvidaba lo principal.

Dime, �este papel es v�lido?

- Es un testamento hol�grafo.
- El estilo es muy err�tico.

S�, pero la voluntad del testador
est� claramente expresada.

- Un art�culo del c�digo civil...
- �Eh! �Esperadme!

�Mirad! Hab�amos olvidado esto.

�Mirad qu� bonita!
Vale para cualquiera.

Lo importante es que la he robado.

Sr. Belloiseau, si le parece bien,

iremos juntos a llevar esto
a nuestra pastora.

- �Eh?
- Iremos juntos ma�ana por la ma�ana.

�Ma�ana por la ma�ana?
Con mucho gusto, querido amigo.

Tendr� el gusto de ver su alegr�a,
igual que ahora veo la suya.

Estoy encantado porque ese papel
nos anuncia la vuelta del agua.

- Es un papel muy, muy valioso.
- Pelo en el velloso.

Mi pobre Galinette.

No estuvo bien lo que hiciste.

Las palabras del maestro
o incluso las del cura,

no eran para tanto.

Es verdad que est� esa chica.

Hizo que te volvieras loco.

No quisiste casarte con la coja,
te equivocaste.

Es la flor de la vida lo que
hizo que te estallara la cabeza.

Y adem�s, los Soubeyran,

jam�s han tenido mucho sentido.

Las mujeres los pierden,

como a tu padre.

Ahora ya puedo dec�rtelo.

Fue por una puta de Lascours

por la que se colg� en la higuera
de los antiguos apriscos.

As� son los Soubeyran.

�Todos colgados como los salchichones!

Pero ya que lo hiciste, podr�as haberme
dejado a m� esta granja.

Bueno, no es momento de hacerte reproches.

Sin contar que no queda m�s
que un sitio en la cripta,

y que t� vas a quit�rmelo.

Bueno, mejor as�, �no?

Es muy triste, pero mejor as�.

A ver, hijos,

escuchad esto.

Ugolin ha devuelto la granja.

As� que ha pagado.

Aunque co... colgarse...

No es... no es cat�lico.

Su padre y su t�o-abuelo
hicieron lo mismo.

Y por nada.

Dios les tendr� en cuenta
que son una familia de ahorcados.

Y adem�s no lo hizo por capricho.

Ten�a una raz�n.

Y me parece que a su manera
de ahorcado por naturaleza,

ha pagado.

Pero nosotros tambi�n deber�amos pagar.

�Por qu� quieres pagar, J�r�mie?

Porque no hemos cometido el crimen,
pero lo hemos dejado correr.

Y ahora que �l ha devuelto la granja,

no creo que ellas se marchen.

Tendr�n que establecerse.

As� que podr�amos llevar
a esas pobres mujeres

patatas nuevas, unos calabacines.

Una o dos... dos gallinas.

Una docenita de huevos para incubar.

Yo tengo un cesto de melocotones.

Iremos ma�ana por la ma�ana.

�Y si la gente se entera?

Se reir�n de nosotros.

Peor para ellos, porque no tendr�n raz�n.

�Eh, Pa! Pare...
Parecemos... los Reyes Magos.

�Y t� eres el negro?

�Qu� cabr�n!

�Eliacin! �A d�nde vas?

- All� arriba. �Y vosotros?
- Nosotros tambi�n.

Ellas necesitan una mula
para llevar sus cosas.

As� que como ten�a que ir a Aubagne
para buscar esti�rcol,

pens� en dar un rodeo
para hacerles un favor.

Llevar cajas.

�Y ese... ese vino es tuyo?

S�, es del a�o pasado.

- �Y vas a venderlo a Aubagne?
- No, a venderlo, no.

�Y co... c�mo vas a...
a hacer para traerlo

si tra... si traes el esti�rcol?

No lo voy a traer de vuelta.

Hay cosas que hay que hacer,
pero que no hay que decir.

�Es all� arriba?

�La madre que la pari�!

�Hace calor, eh!

�Vamos!

�Eh! �Por d�nde bajamos?

�Seguid por el sendero
y girad a la izquierda!

- Va tambi�n el alcalde.
- Y el maestro.

Muchos han tenido la misma idea.

Lo que prueba que no era mala.

Bueno, se�or maestro, �qu� hacemos?

No deber�amos asustar a esas mujeres.

Ir� yo delante con el alcalde
y el Sr. Belloiseau.

Y tambi�n el carnicero.
Y usted tambi�n, Anglade.

Cuidado que no les peguen un tiro.

Hay muchos aqu� que lo merecer�an.

Ah, es el maestro.

Cre�a que toda esa gente
ven�a a quemar a la bruja.

Para una ceremonia tan bonita,

las se�oras del pueblo
deber�an ir las primeras.

- Pero ya ves que solo hay hombres.
- Ya no estamos en la Edad Media.

Venimos a traerte una buena noticia.

O sea, una noticia buena para ti.

La verdad es que hoy es tu santo,
y hemos venido a felicitarte a tu casa.

Pasen pues, se�ores.

�Viven aqu�?

Aqu� vivimos, desde hace dos a�os.

Muy bonito, �eh?
Bien arreglado.

�Tu madre no est�?

No, est� en la ca�ada.

- Debi� esconderse cuando les vio.
- No quer�amos hacerle da�o.

Ella no lo sab�a.

�Entonces est�s preparando la mudanza?

S�. Hay que hacerlo.

Ya no nos queda agua,
as� que nos iremos esta tarde.

- Eso no es seguro.
- �Por qu�?

�No te gustar�a volver
a tu granja de Les Romarins?

�Yo? �A casa de Ugolin?

No, a tu casa.

�Con la bendici�n de todo el pueblo?

�Y para eso me han tra�do
los regalos de boda?

�Y usted, se�or maestro,
ha venido con ellos?

Eso est� lejos de la verdad.

Escucha las campanas del pueblo.
Cambia el viento.

Esc�chalas bien.

�Qui�n ha muerto?

�Ugolin?

S�, Ugolin muri�, ayer por la noche.

Se subi� a un olivo,
y se rompi� la rama.

Se cay� de espaldas.

Con la conmoci�n, le falt� la respiraci�n.

Quiz�s comiera demasiado a mediod�a.

S�, bueno... S�.

Cuando lo encontramos
bajo el �rbol, estaba muerto.

�Qu� hac�a en ese �rbol?

Eso no lo sabemos, claro.

�l tampoco lo sab�a.

Dios lo condujo all�,

lo llev� hasta las ramas m�s altas.

Y por la justicia de Dios fue un olivo
de mi padre el que mat� a su asesino.

No lo ofendas, no lo sabes todo.

En su testamento,
os ha devuelto vuestra herencia.

Os deja la granja de Les Romarins.

�Y qui�n se lo ha dicho?

Su �ltima carta, que te he tra�do.

�Es una trampa?

�No! Sin ninguna duda,
ese documento es aut�ntico.

Les asegura la propiedad de la granja
y todo lo que hay en ella.

Todav�a es posible salvar los claveles.

A�n hay verdor en las plantas.

Pero hace falta
que vuelva el agua enseguida.

Yo me quedo con la mitad de tu cosecha
y te doy 100000 francos por adelantado.

Ayer por la noche, el Sr. Petofi
hablaba incluso de 150.

Pues 150 si ella quiere.

Pero tendr�a que volver el agua,
�comprendes?

�Pero qu� puedo hacer yo?

Puedes hacer mucho.

�Y c�mo?

Viniendo a la procesi�n esta tarde.

Es a ti a quien se ha hecho da�o.

A Dios seguramente le gustar� m�s
tu oraci�n que la nuestra.

Si eres t� quien se lo pide,

estoy seguro de que nos devolver� el agua.

Sin embargo, ya saben que en mi familia

nunca hemos tenido suerte
con los manantiales.

S�...

Dios escucha m�s a los que piden
por los dem�s.

Sobre todo por aquellos
que te han hecho da�o.

Mira que es por tu inter�s.

Si el agua vuelve,
Anglade te da 150000 francos.

Puedes alquilar una casita en el pueblo.

Esta cueva es bonita,
pero una casa estar�a mejor.

Quedar�a lista enseguida,
todos quieren agradaros, ayudaros.

Es a �l a quien deb�an haber ayudado.

Y para �l,
llegan demasiado tarde.

Lo sabemos, pero algo vale
el arrepentimiento.

Lo que nos has contado,
nos ha conmocionado.

�Por qu�?
�Es que no lo sab�an?

Lo sab�an todos desde hace mucho,
pero no se daban cuenta.

Cuando uno est� todo el d�a doblado

labrando para sus hijos,

no hay tiempo para pensar,

incluso si uno fuera capaz.

Nos dec�amos:

El jorobado no tiene agua.
Es culpa de Ugolin.

Y no te atrev�as a denunciarlo.

Y adem�s el agua no est� lejos.
El jorobado solo tiene que buscarla.

Si es un verdadero campesino,
la encontrar�.

Nadie se imaginaba que ser�a
tan penoso para vosotros.

Entonces t� nos lo has contado.
Lo hemos visto.

Eso nos ha revuelto las tripas.

Pero si nuestro arrepentimiento
no te importa,

yo, en nombre del pueblo,

tendr� que hablar al jorobado.

Te hemos hecho da�o, jorobado.

Su madre se llamaba Florette.

- Puede llamarle Jean de Florette.
- Manon...

No lo dije con mala intenci�n.

Mi padre ten�a la piernas iguales.

Y todo el mundo lo llamaba "el cojo".

- Pero no era para ofenderlo.
- Es por costumbre.

Es la costumbre, pero ella tiene raz�n.

Ahora ya no est� jorobado.

Jean de Florette, cuando caminabas
por la colina con tus c�ntaros,

deb�an ser muy pesados.

Era nuestro pecado lo que llevabas.

Pero hoy, ya s� d�nde est�s.

Has ganado tu para�so en la Tierra.

Entonces, all� arriba,
di una palabra por nosotros.

No hagas que paguen los ni�os
por el mal que hemos hecho.

Jean de Florette,

soy el viejo Anglade,
de la granja de Sinc�rina�re,

que ha venido para pedirte perd�n.

Puede que haya gente
que se portara bien con �l

sin dec�rselo nunca a nadie.

�Qui�n se port� bien?
D�game uno solo.

Bueno, por ejemplo, yo.
No es por presumir,

pero tu padre, cada semana,
ven�a a comprarme una chuleta

y 3 francos de carne para los perros.
Y yo le daba un buen paquete.

Es verdad que era generoso con los perros.

�De qu� raza eran?

Eran de una raza extra�a,

caminaban sobre las patas traseras.

Uno ten�a pelo negro y ojos marrones,

y la otra ojos azules y pelo rubio.

Tu padre jam�s tuvo perros de 4 patas.

�Y desde cu�ndo lo sabe?

Siempre lo he sabido.

�T� crees que en la carne para
perros se ponen huesos de kilo?

�Y �l no se daba cuenta?

Yo no quer�a que se diera cuenta.

Con la gente orgullosa y algo loca,
no se puede hacer lo que se quiera.

As� que por Navidad o por Pascua,

cuando quer�a meterle unos trozos
de cordero en la comida de los perros,

ten�a que hacer una masacre.

Los cortaba a tiras,
los dejaba como hilos.

�Era terrible!
Me re�a solo.

- Un d�a, que era su santo...
- Nunca fue su santo.

Sab�a que se llamaba Jean.
Lo vi por casualidad en el ayuntamiento,

y me llam� la atenci�n por
mi hermana Jeannette.

Le dije: Por cierto, �no querr�a
un poco de bofe para el gato?

�Ay alma c�ndida!
Si me hubiera dicho que s�,

le hubiera puesto la mitad de un h�gado
de ternera que hab�a preparado.

Le hab�a echado un poco de serr�n
para que no tuviera muy buena pinta.

�l no se dio cuenta de nada.

Era t�mido.
No sab�a aprovecharse de nada.

Me respondi�:
No, gracias, no tenemos gato.

As� que ese h�gado me lo com� yo
a la salud de Saint Jean.

Todo eso no es gran cosa, claro,

y no reclamo ning�n premio,
pero bueno, fue de coraz�n.

Y ahora t�, si quieres
que cierre la carnicer�a,

que deje la casa donde nac�

y que mi pueblo muera,

demuestra que no eres
un verdadero perrito.

Todos los que he conocido,
cuando los alimentaba,

me lam�an las manos.

Yo no te pido tanto,

pero en recuerdo de tantos
huesos de puchero

y de las chuletas de un metro de largo,

te pido que vengas a la procesi�n.

Y s� que vendr�s.

Bien.

�Estoy seguro de que vendr�!

�Entonces estamos salvados!

�Y qu� hacemos nosotros?

A m� me parece que cuando se llevan
regalos, es mejor no quedarse.

Es lo que yo pensaba.

Si nos lo agradece,
ya no sabr�a d�nde meterme.

�S�! Ya nos ha visto. Es suficiente.
�Qu� m�s vamos a decirle?

Se�ores, tengo la impresi�n de que
nuestra misi�n ha terminado

y que es mejor que
nos retiremos ordenadamente.

Si hay que decirle algo m�s a esa se�orita,

creo que nuestro amigo
el maestro se har� cargo.

S�. �Dejemos hacer al maestro!

Pelo en el cabestro.

- Tenga, una ficha.
- �La he ganado? Gracias

�Va a decirme que mi padre se equivoc�?

S�, te lo digo.
Cometi� errores.

Las v�ctimas nunca son
totalmente inocentes.

Se equivoc� al ser quien era
en un entorno que no era el suyo.

�Pero si era un campesino como ellos!

No era Jean de Florette porque nunca
les dijo que era hijo de Florette.

Si hubiera mandado a sus hijos
a la escuela del pueblo,

estoy seguro de que tarde o temprano,

uno de vuestros compa�eros os hubiera
confiado el secreto del manantial.

Tendr�a que haber venido a jugar
a los bolos a la plaza.

Deber�a haberlos tuteado.

Si supiera cu�nto lo deseaba.

�T� crees?

�l no nos dec�a nada, claro,

y no quer�a decirlo delante de ellos,

pero cuando escuchaba pasos en el sendero

o el cencerro de una mula,

r�pidamente preparaba una botella
de vino y dos vasos a la sombra.

Luego iba a labrar en mitad
del campo, bien a la vista.

Y esperaba.

Esperaba una llamada, un grito,
una palabra amistosa, un saludo.

Pero el otro pasaba sin decir nada.

Se alejaba haci�ndose m�s y m�s peque�o,

por la ladera del Plan de l'Aigle,

y la botella quedaba en la mesa,

llena de nuestra amistad.

Un d�a vino a la granja un perro de caza.

Hab�a perdido a su amo
y sacaba una lengua larga.

As� que le dimos nuestra agua,

la que tra�amos a trav�s de las colinas.

Luego mi padre lo at� con una cuerda,

y durante dos d�as lo alimentamos,
mejor que a nosotros.

Y esper�bamos al cazador,

ese desconocido que se ver�a obligado
a hablar con nosotros,

al menos para darnos las gracias.

Por la noche llamaron a la puerta.

Mi padre se levant� para abrir.

Era una rama de la higuera.

Por fin, al d�a siguiente vino el cazador.

Lo hab�amos visto pasar por el sendero.

Nos mir�

y silb�.

El perro rompi� la cuerda y se fue.

Entonces, ahora que han hablado,

yo les reprocho no haber venido antes,

cuando los vasos estaban sobre la mesa.

Era Ugolin el que los apartaba
de vuestra casa.

Cre�an que era amigo de tu padre
y �l les dec�a:

No os acerqu�is mucho u
os pegar�n un tiro.

�Es horrible!

Dios ha esperado mucho
para hacerle caer de ese �rbol.

Si el cura supiera la verdad,
dir�a que el diablo hizo que subiera.

�l se ahorc�.

��l?

�Por qu�?

La herencia, el remordimiento y el amor.

Era un alma oscura y violenta
que solo conoc�a pasiones.

Renunci� a la vida
para conseguir tu perd�n.

Tanta paciencia y tanta hipocres�a.

Y mire a d�nde nos ha llevado.

Solo ha hecho una buena obra
y es un crimen ante Dios.

Se ha castigado a si mismo terriblemente.

Y los dem�s est�n llenos de remordimiento.

Si Jean de Florette
estuviera entre nosotros,

�no ir�a a buscar su botella?

Si volvemos a poner el agua esta ma�ana,
la fuente correr� esta tarde.

Venga.

Poneos en primera fila.

- Bueno, �qu� pasa?
- Se�or cura, no hay que hacer la procesi�n.

�Por qu�?

�Porque me da verg�enza!

El agua volver� a la fuente
en una hora, quiz�s antes.

Vendr� si Dios quiere.

Se�or cura, fui yo qui�n
desvi� el manantial.

Lo sospechaba.

- Debo decirle por qu�.
- Me enter� de todo al llegar aqu�.

Pero no pod�a hablar de ello.

Para vengarte y vengar a tu padre,
cortaste el agua, no quiero saber c�mo.

Eso no importa nada.

�Has dicho que va a volver?
Pues mejor.

Vamos a la procesi�n.

Pero los campesinos creer�n
que es un verdadero milagro.

Es que ser� un verdadero milagro.

Pero si soy yo quien la ha devuelto.

Los milagros no son siempre
lo que t� crees.

Es verdad que existen lugares sagrados,

donde el Se�or realiza milagros
espectaculares ante la multitud.

Hay gente que necesita
para confirmar su fe,

que Dios elimine un gran tumor

o haga bailar a un moribundo
s�bitamente rozagante.

Es decir, para los sordos,

Dios hace sonar su campana m�s grande.

Pero el milagro, el verdadero milagro,

es invisible y cotidiano.

�Qui�n te ha permitido encontrar ese
manantial que tanto buscaron durante siglos?

Es un milagro, evidentemente.

El Se�or puso en tus manos
el arma de la venganza,

una venganza secreta y dram�tica,

que ha sacudido a esas almas porque
las golpeaba en lo m�s querido,

el amor a la tierra y al pueblo.

Han sufrido cruelmente
y se han hecho mejores.

Pero t� estabas en un gran peligro.

Ibas a marcharte,
cumplida tu venganza,

dejando atr�s la ruina y el desierto,

el demonio debi� creer
que te ten�a en sus garras.

Pero por una gracia singular,
que sin duda has merecido,

Dios te ha apartado del mal

y te ha inspirado la gloria
y la paz del perd�n.

Los verdaderos milagros,

Dios los hace en las almas.

�MILAGRO!

�Gracias! �Gracias, Se�or!
�Gracias, gran Santo Domingo!

�Jonas, que desborda tu dep�sito!

�Brutos! �Salvajes!

�Malos cristianos!

�Perd�n! �Perd�n, Santo Domingo!
�Perd�nalos!

No se merecen tu bondad.
Ellos no saben.

Se�or maestro,

tengo el honor de firmar
este contrato en su casa,

y con su pluma.

- Ya est�.
- Gracias.

T� firma ah�.

Estos son 200000, los he contado.

Y por supuesto,
si los claveles rinden 400000,

te dar� adem�s tu parte.

Pero hay una cosa que me importa mucho.

- Que esto sea secreto.
- �Ah, por qu�?

Porque nuestros negocios
no incumben a los dem�s.

Nadie sabe que yo ten�a este dinero.

Ni mis hijos, ni mi mujer.

Yo siempre digo que no tengo nada.

As� que no ando presumiendo.

Dir� que t� me has dado la cosecha

y que ya haremos las cuentas.

Que piensen lo que quieran.

�Va a trabajar por la noche?

Cada minuto que pasa, muere una planta.

No se necesita ver mucho
para limpiar las zanjas.

Yo tengo dos linternas, y adem�s all�,

hacen el segundo velatorio de Ugolin,
as� que habr� luz en la ventana.

Y eso me ahorrar� una vela.

Bueno, hasta la vista.
�Y silencio!

- Prometido.
- Y gracias.

Es a ti a quien hay que agradecer.
Tu oraci�n oblig� a la fuente.

Que Dios os bendiga a los dos.

- �Son m�os todos estos papeles valiosos?
- Claro que s�.

Ese buen cristiano no hace un mal negocio.

Ya ha hablado de hacerlo el a�o que viene.

�Jam�s hab�a visto algo as�!

A esto se llama una aut�ntica fortuna.

Las hay mayores,

pero para una pastora de las colinas,
es evidentemente la fortuna.

Oiga,

�cu�nto cuesta que no tiren
los muertos del cementerio?

Bueno, quiero decir,
hacer una tumba.

Y para llevar a una persona
enferma al mejor m�dico,

�cu�nto cuesta?

Tu madre no necesita
m�s que una vida normal

entre otros hombres, otras mujeres,

y en una verdadera casa.

Mientras encuentran otra cosa,
pueden venir a vivir aqu�,

en las habitaciones del desv�n.

No es muy amplio, pero est� limpio,

y siempre ser� mejor que una cueva.

Parece que tu madre no habla nunca,
pero como yo hablo por dos,

tendremos una conversaci�n muy equilibrada.

�D�nde est� tu madre?
�La has perdido?

Fue al velatorio de Ugolin.

No es lugar para una mujer,
sobre todo para ella.

Deber�as ir a buscarla.

Maurice, ve t� con ella,
yo tengo la cena en el fuego.

No puedo ocuparme de ello.
Arreglaos vosotros.

- �Ella quiere que vengamos aqu�?
- Eso he cre�do entender.

- No puede ser.
- �Por qu�?

Ha hecho tantas cosas por m�,
que no tengo derecho a aceptarlo.

Por unos d�as solamente.

Despu�s, ya veremos.

Adem�s no hay derecho a rechazar
los regalos de los pobres.

�Usted es pobre?

No estoy en la miseria,
pero menos rico que t�.

- Vas a vivir de las rentas.
- Es verdad.

No creo que pueda.

Es muy f�cil,
sobre todo si te quedas aqu�.

Oye, �no ten�as intenci�n
de ir a vivir a Aubagne?

No lo s�.

Toda esta historia me ha trastornado.

Ya no puedo decidir nada,
ya no s� ni c�mo me llamo.

Lo curioso es que la gitana
de Pichauris me lo dijo.

Un d�a estaba recogiendo
plantas en la colina.

Yo le di algo de ruda,
y ella me ley� las l�neas de la mano.

S�. Se ven muchas cosas en esas l�neas.

Me dijo: Una vez m�s por Saint-Jean
y todas las estrellas bailar�n.

Veo un muchacho que viene.

�l ordena y t� obedeces.
Y el arregla tus asuntos.

Yo cre�a que quer�a decir un enamorado.

Y eras t�.

Y s�, era yo.

�Formidable!

�Tengo una idea formidable!

Quiz�s no sea el momento.

En este momento, no,
pero hace un cuarto de hora, s�.

�Conoc�is la antigua rector�a?

- Pertenece al ayuntamiento.
- �Y qu�?

Voy a alquil�rsela por 10 francos al a�o.

- �A qui�n?
- Bueno, a ella y a su madre.

�Para qu�?

�C�mo que para qu�?
Para vivir all�.

�Qu� dices?

Se lo agradezco mucho, se�or alcalde.

Puede decirse que es una buena idea.

Estar�n como en un palacio,
si tienen 5 o 6 paraguas.

Bueno, el tejado puede repararse.

Y adem�s, a ella que le gustan las trampas,
con las ratas que hay, va a disfrutar.

Los agujeros se taponan
con culos de botella y cemento.

Y lo que va a resultar muy c�modo,

es que por las ma�anas, por debajo
de la puerta de la habitaci�n,

podr�n meter la cafetera.

�Pero por qu� tiene
que poner pegas a todo?

Petofi va a encargarse del tejado.

Elz�ar pondr� las baldosas.

Pamphile va a hacer las puertas.

Y yo estoy haciendo el gilipollas.

Si tuviera la m�s m�nima educaci�n,
no me quedar�a aqu� mir�ndoos.

Bueno, yo... Entonces...

Qu� se le va a hacer...
Pero era con buena intenci�n, �eh?

Pero est� muy bien.

Muy bien.
Hasta luego.

Lo que me recuerda que tengo
que ocuparme de mi banda,

mi banda de alcalde.

Se la prest� a los ni�os la semana pasada.

Jugaban a las bodas.
Y no s� qu� habr�n hecho con ella.

Bueno...

Aunque me parece haber visto,

mi banda de alcalde,
en la percha del gallinero.

Bueno, hasta luego.

Lo de la rector�a lo dejo, �eh?

Voy a ocuparme de...
De la banda.

El alcalde es muy amable, pero raro.

Muy raro.

Y menos interesante
que la gitana de Pichauris.

- Ens��ame la mano.
- �Por qu�? �Sabes de eso?

S� mucho de eso.

Y solo digo las cosas
de las que estoy muy seguro.

Mira esta.

Esta es la miseria,

la vida salvaje, el sufrimiento,
la soledad.

- �Esas rayas de ah�?
- Justamente.

Luego esa de ah�, es una estrella.

- �D�nde?
- �No la ves?

- No muy bien.
- Parece un peque�o sol.

Es la fortuna, ha llegado.

�Ves otras cosas?

Nada de rector�a, no.

En esta mano no veo nada de una rector�a.

Pero lo que veo claramente, es el amor.

�Soy yo que ama a alguien

o es alguien que me ama a m�?

No s� si amas a alguien,

pero hay alguien que te ama.

�Y c�mo es?

Es extra�o. Creo que es muy joven.

Casi un ni�o.

Porque va a la escuela todos los d�as.

S�, dos veces al d�a.

A la escuela municipal.

Si no es un alumno,
solo puedo ser yo.

�Lo dice en broma?

Ya no s� d�nde...
�D�nde est�n mis cabras?

�Ah! �Fatal olvido!

�Una cat�strofe! �Un desastre!
�Pero d�nde est�n esas cabras?

Ven, vamos a buscarlas.

Espera, no puedo respirar.

�Tienes miedo de salir conmigo?

�Yo? Contigo ir�a al fin del mundo.

No vale la pena ir,
ya estamos all�.

Es f�cil quedarse all�.

Ven conmigo, Manon des Sources.

Hay 100000 grillos en la hierba.

Los saltamontes verdes
est�n en los hinojos.

Una cigarra que va a morir
hace su �ltimo canto.

Ven.

Llamaremos a tus cabras perdidas
y subiremos a Les Romarins,

donde el pobre Ugolin se ha ganado
el perd�n de Jean de Florette.

No habr� necesidad de hablar,

pero quiz�s, al levantar la cabeza
hacia las profundidades de la noche,

veremos bailar nuestras estrellas.