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LA MARQUESA DE SADE
Drama en tres actos

de YUKIO MISHIMA

PRIMER ACTO
OTO�O 1772

�Qu� extra�a manera
de recibir a los invitados!

�Primero me manda llamar y luego
me hace esperar de esta manera!

Sin duda, la Sra. de Montreuil est� junto
a ella, preocup�ndose por su yerno.

Baronesa, usted siempre defiende la
conducta de la Sra. de Montreuil.

No puedo imaginarme que el tiempo
haya curado ya sus heridas.

Pero yo no he visto a la Sra. de Montreuil,
desde ... lo que pas�.

"Lo que pas�".

Siempre y en todas partes, nos referimos
a ello diciendo "lo que pas�",

...intercambiando miradas y sonrisas
de complicidad.

�Seguro que est� Vd. bien informada?

No lo s�. Alphonse y yo somos
amigos desde la infancia.

Me conformo con recordarlo como cuando
era ni�o, con su hermoso pelo.

Como usted quiera, se�ora.

Por lo que a mi toca, puedo revelar la
informaci�n precisa y detallada,

...que he recibido por todos
los medios a mi disposici�n.

Hace tres meses precisamente,
el 27 de Junio,

...Donatien-Alphonse-Fran�ois, marqu�s
de Sade, viaj� a Marsella...

...con Latour, su criado.

All�, una ma�ana, se reuni�
con cuatro mujeres j�venes,

...en una casa perteneciente
a una tal Mariette Borelly.

Las cuatro j�venes eran, desde luego,
prostitutas.

Sac� un pu�ado de monedas de oro
de su bolsillo y dijo que...

...iba a escoger a quien de ellas adivinara
cuantas monedas ten�a.

Marianne gan�. As� que el despidi� a las otras
y dijo al criado que se quedara tambi�n.

Entonces orden� a la chica y al
criado que se tumbaran en la cama,

...azotando a la chica con una mano y
excitando al criado con la otra.

Durante todo ese tiempo, Alphonse se dirigi�
a su criado, llam�ndole se�or marqu�s...

...y oblig�ndole al sirviente que
llamara a su amo, Latour.

Despu�s de eso, despidi� al criado...

...y sac� una caja hecha de oro y cristal,

...que conten�a unas pastillas anisadas...

...y le dijo a la chica que las probara,

...que iban muy bien para la flatulencia.

Pero, en realidad, eran un afrodis�aco,

...hecho con escarabajo de tigre
seco y mosca espa�ola.

Usted debe conocer eso, �verdad?
Deber�a probarlo alguna vez.

Marianne se tom� siete
u ocho pastillas.

Cuando acab� de tom�rselas,
su prometido el marqu�s...

...dijo que le dar�a un luis de oro,
si le dejaba hacer una cosa:

...eso que a usted le gusta tanto.

Por la ma�ana, el sol...

...ilumina frontalmente la estatua
de Venus que hay en el parque.

La deslumbrante luz penetra directamente...

...en el interior de una vulva
de m�rmol.

Pero cuando el sol,

...despu�s de haber girado en torno
al jard�n durante todo el d�a,

...se va ocultando tras los �rboles,

...�por qu� parte del cuerpo de Venus
penetran los rayos del sol?

�S�lo un demonio har�a
algo semejante!

Entonces Alphonse cogi� un
l�tigo con p�as ensangrentado,

...que, al parecer, usaba a menudo...

...y la hizo desnudarse y arrodillarse
a los pies de la cama.

Cuando la hubo castigado, le orden�
a ella que hiciera lo mismo con �l.

Alphonse grab� con un chuchillo sobre la
repisa de la chimenea, el n�mero de golpes.

Eran 215, 179,

...225 y 240.

-�Un total de...
-...859 latigazos!

Siempre se ha sentido fascinado
por las cifras,

...ya que las cifras son lo �nico irrefutable.

Si las cifras alcanzan un nivel inconcebible,
el vicio en s� se convierte en un milagro.

�Tenga cuidado, se�ora, porque ir�
al Infierno!

Gracias por el aviso.

Luego le toc� el turno a Rose:
el l�tigo, el criado.

Una nueva combinaci�n, como
en una partida de cartas.

Y despu�s Marianette, el l�tigo,
el criado...

As� que la partida matinal
acab� entre llantos y gritos.

El marqu�s dio a cada una de las chicas
seis monedas de oro y les dijo que se fueran.

Baj� las persianas venecianas de las
ventanas que dan al mar...

...y se sumergi� en un sue�o tan profundo
y tranquilo como el de un ni�o.

Un sue�o inocente, durmiendo
sin llegar a so�ar.

Era como si hubiese sido enterrado
en la arena de una playa,

...en la que todos los desechos
hubiesen sido limpiados,

...donde todas las conchas hubiesen
sido reducidas a polvo,

...las algas se hubieran secado...

...y los peces muertos se hubieran
convertido en juncos.

A la ma�ana siguiente, con el canto
del gallo, se fue a Marsella...

...con direcci�n a su casa de La Coste.

Ni que decir tiene que no
ten�a ni idea...

...de que dos d�as m�s tarde las j�venes
iban a testificar ante el Fiscal.

La se�ora de Montreuil se reunir�
en breve con ustedes.

�Charlotte,

...no te escapes!

Trabajaste para m�; pero ahora pareces
tener prisa por irte, entregada a esta casa.

Conoces todo sobre mi vida privada.

Sabes que la gente murmura a mis espaldas...

...que soy la encarnaci�n del Diablo...

...y que he recogido todas las malas hierbas
que crecen en la Isla del Amor.

Es imperdonable que les haya
hecho esperar tanto tiempo.

�Se�ora condesa de Saint-Fond!

�Se�ora baronesa de Simiane!

Ha sido usted muy amable al venir.

Sra. de Montreuil, cu�ntenos lo que
quiera, sin reserva alguna.

Siempre es un consuelo tener
a alguien que le escuche.

No vamos a revelar nada de
lo que nos diga.

Lo har� con mucho gusto.

Quiz�s no es el momento adecuado
para revelarlo,

...pero cuando Ren�e se cas� con Alphonse,
me qued� impresionado por su modo de ser.

Ten�a un aspecto rid�culo, pero
era ingenioso y encantador,

...aparte de estar enamorado
de mi hija.

S� y gracias a esa uni�n familiar, lleg� a
emparentarse con la casa de los Borbones.

Al principio, mi yerno mostr�
su lado m�s amable.

Cuando los reci�n casados pasaban su luna
de miel en el Ch�teau Echauffour,

...Alphonse escribi� unas obritas de teatro
con peque�os papeles para mi hija y para m�.

Alphonse era una criatura adorable.

Una vez, est�bamos jugando
en la rosaleda,

...cuando me clav� una espina.

Alphonse no s�lo me la sac�,

...sino que incluso chup� la herida.

Ya entonces le gustaba la sangre.

�Habla de �l como si Alphonse
fuera un vampiro!

-Tambi�n existen vampiros adorables.
-�Se�oras,

...por muchas cosas que puedan
decir hoy sobre Alphonse,

...nada podr� influir en la visi�n
que tengo de �l.

Cuando conclu�an esas agradables
representaciones teatrales,

...Alphonse viajaba frecuentemente a Par�s,
alegando tener importantes negocios.

Cuando, s�lo cinco meses despu�s de
su boda, ingres� en prisi�n,

...descubr� la verdad.
Fue un shock terrible.

Durante los nueve a�os siguientes
libr� una batalla desesperada,

...para proteger el buen nombre de
mi familia y el honor de mi hija.

Ren�e se neg� a quedar derrotada
por todo lo que le hab�a sucedido.

Esta vez, s� que la cosa no tiene remedio.
Pero a�n as�, por el bien de mi hija,

...debo hacer todo lo que pueda
para salvar a Alphonse,

...cueste lo que cueste.
Pero, Alphonse es un enfermo.

Sra. de Montreuil, �c�mo se puede convencer a un
paciente de que necesita curarse de algo,

...que sin duda alguna le
causa tanto placer?

Aunque parezca repulsiva a los de fuera,
es una enfermedad con perfume de rosas.

Sra. de Montreuil,

...ya que estoy considerada como
una autoridad en inmoralidad,

...le ruego que me escuche
atentamente.

La depravaci�n es un asunto que,
en s� mismo, no carece de nada.

Cuenta con sus caba�as para pastores,
molinos de viento, arroyos y lagos.

Pero no todo el panorama
resulta tan tranquilo:

Hay tierras bald�as, valles que
arrojan humos sulfurosos,

...depredadores, manantiales
que se han secado...

�Puedo continuar?

Este extenso dominio
fue dise�ado por Dios.

Por extra�os que nos parezcan,

...los fen�menos que suceden
son algo intr�nseco.

El ni�o- y hablo desde mi
propia experiencia personal-

...utiliza el telescopio que le proporcionan,
mirando por el lado equivocado.

Un telescopio, que usado del modo prescrito
por la moral y el convencionalismo,

...le muestra s�lo lo peque�os que son
el campo y las flores de su casa.

El ni�o se siente seguro y contento
con la belleza de su peque�o dominio.

Tiene la esperanza de que, cuando sea mayor,
podr� ampliar el c�sped y los parterres.

Pero un d�a sucede algo que llama la
atenci�n del ni�o, sin que nadie le advierta.

Descubre que ha estado usando el
telescopio de manera incorrecta.

Y, entonces, percibe algo que
antes nunca hab�a visto:

...las llamas de fuego sulfurosas
de los remotos valles;

...los animales salvajes del desierto
mostrando sus colmillos.

Entonces es cuando se da cuenta
de que su mundo no tiene l�mites...

...y que goza de una enorme variedad.

No tengo ni idea de lo que
est� hablando.

He estado luchando de un
sitio a otro, siempre incr�dula,

...buscando s�lo el honor y la gloria.

Pero, todo ha sido en vano.

La Corte Suprema de Provenza ha
condenado a muerte a Alphonse.

Dado que el acusado no estaba presente
y se desconoc�a su paradero,

...su retrato ha sido quemado...

...en la hoguera.

Puedo imaginarme c�mo las llamas
ard�an sobre la amable sonrisa...

...y el hermoso pelo del retrato
de mi yerno,

...mientras la multitud daba gritos.

Tal vez fue esa la primera visi�n
del infierno en nuestro mundo.

La multitud debe haber dado gritos de
"�M�s madera!" y "�Que arda bien!",

...expresando la envidia que tienen por esa
depravaci�n de la que ellos son incapaces.

"�M�s madera!"

�Qu� har�amos si sus gritos
llegaran hasta aqu�?

Dicen que algunos entre la multitud gritaron
el nombre de Ren�e e incluso el m�o.

"�M�s le�a al fuego!"

Debe haber sido un fuego purificador.

Cuando el retrato del marqu�s ardi�
en llamas, sus pecados fueron expiados.

"�M�s le�a al fuego!"

Las ardientes llamas abrasaron sin piedad
sus p�lidas mejillas y su hermoso pelo.

215...179...

Seguro que su retrato
estaba sonriendo.

Sra. de Simiane, por favor
considere mi situaci�n.

Estoy sola y no tengo a nadie
a quien recurrir.

Todos mis planes han fallado...

...y mi voz se ha vuelto ronca
de tanto lamento.

�Trate de recobrar su �nimo,
Sra. de Montreuil!

Voy a apresurarme a hacer una
visita al cardenal Philippe,

...para pedirle que le asegure
la absoluci�n en el Vaticano.

No tengo ning�n deseo de competir con
la Sra. de Simiane en magnanimidad,

...porque nunca me he esforzado
por la justicia, el honor o la virtud.

Pero voy a hacer lo que pueda,

...no por su bien, sino por
el del marqu�s de Sade.

Voy a convencer al inflexible Canciller...

...de que anule la decisi�n
de la Corte Suprema.

Seguramente usted me va a sugerir
que utilice mi cuerpo para ello.

-No se me ocurrir�a ni en sue�os.
-No tiene por qu� disimilar.

Hacer uso del mal para conseguir
un fin virtuoso es algo respetable.

-�As� que puedo contar con su ayuda?
-Desde luego, se�ora.

Estaba dispuesta a rog�rselo hasta de rodillas.
�C�mo puedo agradec�rselo?

No tengo ningunas ganas, de que
me lo agradezca, se�ora.

-�Perdone, se�ora!
-�Qu� sucede? �Habla!

En esta casa ya no existe nada
que pueda mantenerse en secreto.

-Perdone, se�ora.
-�Habla de una vez!

-La marquesa de Sade est� aqu�.
-�Mi hija? �Y qu� le trae hasta aqu�?

�Y sin decirme ni una palabra
para avisarme?

Muy bien. �Dile que pase!

�Se�ora!

�Ren�e, qu� contenta estoy de verte!
�Cu�nto te he echado de menos!

Ten�a tantas ganas de verte, madre,
que hice las maletas y me vine aqu�.

Ha estado lloviendo todos
los d�as en La Coste.

Fuera del castillo, tengo que
continuar soportando las miradas...

...y las murmuraciones de los aldeanos.

Estaba sola todo el d�a.

Por la noche, ve�a como la luz de las
antorchas se balanceaba sobre los muros,

...los murci�lagos revoloteaban alrededor
y los b�hos chillaban.

He venido a Par�s, porque ten�a ganas
de verte, aunque sea un momento...

...y poder hablar contigo confiadamente,
aunque s�lo sean unas pocas palabras.

Has hecho bien en venir, porque
estaba aqu� sentada a solas,

...casi a punto de perder la cabeza,

...preocupada por la situaci�n
de mi pobre hija.

�Ven, que voy a presentarte!
�Conoces a la condesa de Saint-Fond?

Mi hija, la marquesa de Sade.

-�Sra. de Simiane, cu�nto tiempo sin verla!
-Ren�e, debes haber pasado por un calvario.

Estas damas han prometido ayudarnos.

Dos amigas como estas, significan
mucho m�s que miles de apoyos.

-�Debes darles las gracias, Ren�e!
-Mi m�s sentido agradecimiento.

Ser� un placer poder servir de ayuda.
Lo har� desde ma�ana mismo.

-Es hora de irnos.
-Nuestro destino est� en sus manos.

Tendr� en gran estima cualquier cosa
que puedan hacer por nosotras.

Antes de irme, me gustar�a pedirle
algo a la marquesa de Sade.

Quiz�s no sea este el momento
m�s apropiado,

...pero as� es mi modo de ser y no puedo
evitar dejar de pregunt�rselo.

�Qu� desea saber?

Su madre nos ha contado muchas
cosas sobre el marqu�s.

Yo misma he recibido informaciones mucho
m�s precisas que los simples cotilleos.

Tanto usted como su familia tratan sobre
todo esto sin ambages ni disimulos.

Por eso supongo que, ahora, ninguna
pregunta puede sorprenderle.

�Y bien?

Incluso creo que usted aceptar�, de buen
gusto, contestar preguntas indiscretas.

-�Estoy en lo cierto?
-Desde luego.

Estoy convencida de que el marqu�s de Sade s�lo
puede expresar su afecto de un modo indirecto,

...por medio de la crueldad, que
es lo contrario de la ternura.

�C�mo se aplica eso en su caso?

�Ya es suficiente, Sra. de Saint-Fond!

Quiero decir, �c�mo la trata?

Si le digo que es dulce y considerado,
usted pensar� que es cruel.

-Y si le digo que es brutal...
-Es usted muy sagaz.

Es mi marido y me ama, como
un marido ama a su mujer.

E incluso si pudiera vernos en la cama,
no sentir�a ninguna verg�enza.

�Qu� extra�o! �Acaso una pareja tan refinada
como la suya no precisa de la ternura?

-No, ni tampoco de la crueldad.
-Debemos irnos, ahora.

Y por favor, perdonen la intrusi�n.

Les estoy muy agradecida
por su visita.

No s� c�mo podr�a agradec�rsela.

�Es una v�bora! �Y tener que recurrir a
una mujer como ella para pedirle un favor!

T� te has comportado admirablemente.
Fue una respuesta muy digna la tuya.

Ven�a preparada para o�r
cosas desagradables.

Pero esas damas van a ayudarnos
a poner en libertad a Alphonse.

-As� lo han prometido.
-�Pobre Alphonse!

Ha valido la pena venir a Par�s, para
o�r noticias tan esperanzadoras.

Pens� que hab�as dicho que
ven�as a Par�s para verme.

-�D�nde est� Alphonse ahora?
-Eso me pregunto yo, porque no lo s�.

�Acaso se fue sin comunicarle a
su esposa a d�nde se dirig�a?

Si lo supiera, me ser�a dif�cil
fingir ignorancia sobre ello.

Es mejor que yo no sepa nada.
Su seguridad es mi deseo primordial.

�Qu� fiel esposa eres! Mis ideales realmente
han logrado dar sus frutos!

�Para luego conseguir un marido
como ese!

El valor de la castidad de la mujer es
independiente del car�cter de su marido.

S�, pero todo tiene sus l�mites.

Si el libertinaje de mi marido excede los l�mites,
lo mismo debe pasar con mis obligaciones.

Me destroza el coraz�n ver con cu�nta
paciencia soportas todos tus problemas.

Despu�s de todo tu padre, que en gloria est�,
era Presidente de Honor del Tribunal Fiscal.

Siempre hemos vivido una vida honorable,
lejos de murmuraciones maledicientes.

�Qu� maldici�n ha descargado tal c�mulo
de desgracias sobre nuestra querida hija?

�Detesto que uses esa palabra:
"desgracias"!

Siempre he tenido que adaptarme a ti.
Tus deseos han sido mis �rdenes.

Para salvar a tu marido, me he
tragado mi orgullo,

...mendigando la ayuda de extra�os.

�Y ahora, t� me sales con estas!

Voy a decir lo que pienso, pase lo que pase
con nuestros contactos con la realeza.

�Tienes que divorciarte de Alphonse!

-Dios no permite el divorcio.
-Pues, al menos, debes dejarle.

No importan las formalidades, con tal
de que cortes todos los lazos.

Si Dios no permite el divorcio,
al menos la separaci�n...

...pondr� remedio a tus desgracias, sin
causar da�o a nuestros contactos reales.

-No, no voy a dejar a Alphonse.
-�Por qu� no, Ren�e?

�Es s�lo por obstinaci�n o es una cuesti�n
de etiqueta y buenos modales?

Me niego a creer que sea por amor.

No s� si amor es la palabra adecuada.

Durante mis largas noches
de insomnio, he reflexionado...

...sobre todo lo que ha pasado
desde que nos casamos.

Y todo ha quedado claro.

Fragmentos de mi memoria, que
parec�an perdidos en el olvido,

...han ido junt�ndose y formando un collar,

...un collar de rub�es en un campo de lirios,

...de piedras preciosas, tan rojas
como la sangre.

Recuerdo c�mo Alphonse, en nuestra
luna de miel,

...hizo detener nuestro carruaje
frente a un campo de lirios.

Quer�a embriagar a las flores,

...vaciando un barril de vino tinto
sobre sus cabezas blancas...

...y contemplando luego con sumo deleite
c�mo el vino tinto goteaba de sus p�talos.

Otra vez, cuando regres�bamos a casa
de una cacer�a y con sus propias manos...

...sac� el coraz�n del pecho ensangrentado
de una liebre blanca.

Sonre�a satisfecho, mientras dec�a que todos
los corazones amorosos tienen el mismo aspecto.

Cosas que yo consideraba
como simples caprichos...

...se convert�an en un patr�n de conducta,

...dotados de su propio significado.

Me embarg� un sentimiento,
desprovisto de toda l�gica.

Si todos los rub�es que se
arremolinaban en mi mente,

...se hab�an juntado en un solo collar,

..era mi deber cuidar bien
de �l y hacerlo m�o.

No fuiste t�, sino Alphonse
quien perdi� esos rub�es.

-Pero �l, ahora, me los hab�a confiado a m�.
-Tu orgullo va a ser tu ruina.

Por m�s que trate de explicarme, no
creo que puedas comprenderme.

Lo dir� una vez m�s:

Ahora que s� cu�l es la verdad,
mi lealtad se basa en ella.

�Comprendes lo que la mujer de
Alphonse trata de decirte?

La verdad es el l�tigo y las pastillas,
la verg�enza y el deshonor.

T�, como todos los dem�s,
s�lo te fijas en los hechos.

Resulta f�cil catalogarlo como un monstruo,
cuando se es una persona normal.

Pero es que Alphonse es realmente
un monstruo.

Entonces yo dif�cilmente puedo considerarme
como cuerda y nadie puede confiar en m�.

-Ren�e, no querr�s decir que t�...
-No te preocupes, mam�.

T� das rienda suelta a tu imaginaci�n
del mismo modo que la Sra. de Saint-Fond.

Alphonse es como la m�sica monotem�tica
y yo he prometido ser fiel a ella.

Este tema puede ser tierno o
retumbar como latigazos.

Pero Alphonse nunca me ha hecho
o�r a m� los latigazos.

Si eso es una se�al de respeto o
de desprecio, no lo s�.

Te ha engatusado a ti, igual que a m�.

Ninguna mujer puede ser nunca
engatusada por un hombre.

-Pero no se trata de un hombre normal.
-�Alphonse es un hombre!

Desde luego, cuando me cas�, no
sab�a que fuera un hombre as�.

Pero a�n as�, creo que
siempre lo he sabido.

Quiz�s me cautivaron las sombras,

...que pod�a vislumbrar tras su frente
radiante y su deslumbrante mirada.

�Qu� diferencia hay entre amar las
rosas o amar el perfume de las rosas?

�Qu� pregunta m�s tonta? La rosa
tiene el aroma adecuado a una rosa.

�Te lo suplico, salva a Alphonse!

Si es perdonado, har� todo lo posible
para conmover su coraz�n.

...para calmar el furor de su alma,

...para asegurarme que nunca m�s vuelva a ser
objeto de chismes maledicientes. Esta vez...

Est�s agotada. �Descansa un poco!
Tienes que encontrar una salida.

Te acompa�ar� a tu habitaci�n.

�No desea ver a su hermana, se�orita?

Seguro que tendr�a que escuchar
palabras desagradables.

He venido a ver a mi madre y me encuentro
con mi hermana. �Qu� mala suerte!

La mirada de sus ojos me
causa espanto.

�C�mo puede la se�orita decir eso
de su propia hermana?

�Puedes irte, Charlotte!
Esperar� a mi madre aqu�.

-�Anne, qu� sorpresa!
-�Cu�nto tiempo sin vernos!

-�Por fin puedo tener en casa a mis dos hijas!
-Me lo acaba de decir, Charlotte. �D�nde est� Ren�e?

En su habitaci�n, descansando.

Pero, �c�mo ha ido tu viaje?
�A d�nde fuiste?

-A Italia. -�A qu� parte de Italia?
-Principalmente a Venecia.

Entonces, ha sido un largo viaje.

-No quer�a ser reconocida.
-�Una dama tan inocente y de tan noble cuna?

Era mi acompa�ante quien quer�a
que no le reconocieran.

-�Era acaso una amiga?
-No, mi cu�ado.

-��l?
-�Alphonse!

�No me ir�s a decir que
viajaste con Alphonse?

S�, hemos estado juntos
todo el tiempo.

-Pero, �c�mo pudiste?
-Me invit� a La Coste.

La primera noche ya vino
Alphonse a mi habitaci�n,

...sin preguntarme si yo
quer�a o no.

Cuando vino a buscarle la polic�a,
me pidi� que huyera con �l.

�Qu� terrible! Un esp�ritu maligno
con apariencia humana.

�Pobre Ren�e!

Esto debe quedar entre t� y yo.

No debes decirle nada a Ren�e.
Eso la matar�a.

-Mi hermana ya lo sabe todo.
-�Todo?

Lo que pas� en La Coste y mi viaje
con Alphonse a Italia.

�Cielo santo!

Sabe tambi�n d�nde est�
escondido Alphonse.

�Lo sabe, Ren�e?
�Ella lo sabe?

�Y d�nde est� escondido
Alphonse, ahora?

Supongo que t� lo sabes.

-Claro que lo s�.
-�D�nde?

En Chamb�ry, en la Cerda�a.

Est� oculto en una granja,
fuera del pueblo.

-�En la Cerda�a, dices?
-S�, en Chamb�ry.

�Charlotte!
�Charlotte!

Voy a escribir tres cartas y quiero
que las env�es inmediatamente.

-Bien, se�ora.
-�Qu�date aqu�!

-�Qu� tal fue su veraneo en Venecia, se�orita?
-Maravilloso.

Peligros mortales, amor, muerte,

....canales de aguas turbias...

...y la plaza que no se pod�a atravesar,
cuando sub�a el nivel del agua.

-Me gustar�a ir a un sitio as�.
-Cada noche se pod�a o�r un duelo.

Hab�a charcos de sangre en
la niebla de las ma�anas...

...y todo el cielo aparec�a
cubierto de palomas.

Cuando nada las inquietaba, parec�an
pavonearse por la Plaza de San Marcos;

...pero cuando se asustaban, emprend�an
todas el vuelo batiendo sus alas.

Los repiques de las campanas en los campanarios
resonaban sobre las tranquilas aguas...

...y por todos los puentes, tan numerosos
como las palomas.

�Y la luna!

Supongo que debe haber disfrutado
con las g�ndolas...

...y con el canto de los gondoleros.

�Las g�ndolas? �El canto de
los gondoleros?

Supongo que esa es la idea que
tienen los dem�s de Venecia.

�Charlotte!

�Se�ora!

Esta es para la Condesa de Saint-Fond
y la otra para la Baronesa de Simiane.

Aseg�rate de que entienden que no pueden
volverse atr�s de lo que antes les ped�.

-�Entendido?
-S�, se�ora.

La tercera carta es una petici�n
a Su Majestad el Rey.

Esta la entregar� yo en Palacio
en persona.

SEGUND0 ACTO
SEPTIEMBRE 1778

-Tengo buenas noticias.
-�Qu� es eso tan repentino?

Puedes leerlas o no,
como quieras.

-�No juegues conmigo, Anne!
-�Mira, aqu� la tienes!

�Qu� infantil llegas a ser!

"Dictamen de la Corte Suprema
de Provenza:

"El acusado, Donatien-Alphonse-
Fran�ois de Sade es reprendido...

"...por los delitos de sodom�a e
indecencia, cometidos por �l.

"Adem�s, se le obliga al marqu�s de Sade a
pagar sendas multas de 50 luises de oro,

"...prohibi�ndole, durante los tres a�os
siguientes, residir en Marsella.

"Tras el pago de las multas, el nombre del
marqu�s ser� borrado de los registros".

Son buenas noticias, �no crees?

Es como un sue�o.

Dir�s mejor que es como
despertar de una pesadilla.

Eso significa que Alphonse est� libre.

Y yo tambi�n, despu�s de seis
largos a�os.

Hace seis a�os que tramamos el plan
para salvar a Alphonse, �recuerdas?

T� acababas de volver de Italia, donde
hab�as estado consolando a Alphonse.

�Consolando a Alphonse?

�No es hora ya de que dejes de
usar esos eufemismos?

Despu�s de todo, es historia pasada.

Si, es algo que pas� y se fue.

Durante seis a�os he estado dando
golpes a una puerta de piedra.

...me he destrozado las u�as y mis
pu�os se han llenado de sangre.

Pero estaba fuera de mi alcance
poder abrir esa puerta.

-Hiciste lo mejor que pudiste.
-Pero eso no fue suficiente.

Si fue la fuerza de nuestra madre
la que mantuvo esa puerta cerrada,

...ha sido tambi�n su fuerza la que
la ha abierto, de un modo inesperado.

As� que, ahora, madre e hijas se
ha reconciliado y las hijas tambi�n.

Desde luego.

He envejecido.

No, Ren�e.

Tu rostro radiante es m�s joven
y hermoso que hace seis a�os.

Es la felicidad, Anne.

A los ojos de todos soy la m�s
infeliz de las personas.

El pasado invierno en La Coste,
hab�a tal escasez de le�a,

...que la �nica manera que ten�a de entrar
en calor era meterme en la cama.

Nunca he sentido tanta alegr�a
al llegar la primavera.

Cuando la hierba volvi� a ponerse verde...

...y el sol se filtraba por los helados suelos,

...a trav�s de las altas y redondas ventanas,

...que semejaban grandes
trompetas de metal,

...fue entonces cuando renaci� mi esperanza
de que Alphonse iba a recuperar su libertad.

Fue como si el libertinaje de Alphonse y
mi propia angustia se hubieran fusionado.

En estos �ltimos seis a�os mi
infelicidad ha ido pareja...

...a la obsesi�n de Alphonse.

O as� me lo parece.

He sentido su terrible soledad
en prisi�n tan fuertemente,

...como si yo misma la hubiera
experimentado.

Me he dado cuenta de que por m�s depravadas
que sean las acciones que ha realizado,

...siempre ha luchado por obtener
lo inalcanzable.

Por eso Alphonse nunca ha sido
capaz de amar a nadie;

...ni siquiera a ti.

�A ti tampoco, hermanita?

Tal vez por eso t� y yo volvemos
a ser amigas de nuevo.

�Y esa felicidad de la que hablabas?

�C�mo describir�a la felicidad?

Es como un trabajo a mano
que vuelve tu cuello r�gido;

...con una especie de costura.

Puntada a puntada, la bordadora
cose en la soledad...

...el cansancio, la ansiedad y la tristeza,

...en noches de terror...

...y amaneceres de desaz�n.

Y suspira con alivio cuando ha
acabado su peque�o tapiz...

...con las convencionales rosas.

Las manos de una mujer
y su paciencia...

...pueden incluso convertir en rosas
los tormentos del infierno.

Ren�e, �no es maravilloso?
�Felicidades!

Todo te lo debo a ti, madre.

No exageres tu gratitud. Al parecer,
estabas muy resentida conmigo.

Me produce sonrojo el escucharte.

Alphonse ya debe estar a punto
de llegar a La Coste.

Debo prepararme para partir.

�A qu� viene tanta prisa, Ren�e?

Es mejor que hagas a Alphonse
que te espere.

Creo que hoy deber�amos estar juntas
las tres, tal como acostumbr�bamos...

...y comentar entre nosotras todas las
penalidades por las que hemos pasado.

Como aquella vez, cuando Alphonse
logr� escapar de la prisi�n, Ren�e.

Nunca dejar� de odiar a Alphonse por haber
tratado a mis hijas tan vergonzosamente.

A m� nunca me ha tratado vergonzosamente.

A m� tampoco.

Vuestra actitud es rid�cula
e incomprensible.

Su deseo se desencadena sacr�legamente,

...del mismo modo que un caballo se excita
pisoteando la hierba helada.

Esa es la raz�n de que �l siga
un comportamiento fijo,

...que permite que el agua turbia
de una fr�a ma�ana,

...cristalice en hielo sagrado que
aplasta bajo sus pies.

Las prostitutas se convierten
moment�neamente en santas,

...para qu� el pueda darles latigazos.

Entonces es cuando �l se libra de
las prostitutas y los mendigos...

...y no tiene a nadie a quien pueda nutrir con esa
tierna miel que ha recogido en su interior,

...tras esos momento de arrebato.

Entonces es cuando vuelve a m�,

...y deja que todo su amor
se derrame sobre m�.

Bajo un sol resplandeciente, se afana
por recoger la miel de la ternura...

...y la derrama sobre m�, que le espero
en la fresca y oscura colmena.

�C�mo has acabado teniendo que adornar a
Alphonse con tu comprensi�n y con tu poes�a!

Yo nunca he tratado de entenderle;
simplemente le dejo hacer.

�l me ama como un hombre y yo
le respondo como una mujer.

Puesto que aparentas ser tan abierta,
te a�adir� algo:

...te he utilizado en mi propio inter�s.

Alphonse no pod�a nunca comportarse
como un hombre normal conmigo,

...porque yo sab�a muy bien que
no era una persona normal.

Por eso te eleg� a ti.

T� no has vivido lo que yo viv�
en Venecia.

Lo siento por ti.

Esa luna, roja como la sangre, alz�ndose
entre la niebla del canal;

...esa cama deshecha, con aroma
de algas de una blanca playa,

...saturada de humedad y perfume
del mar.

Esas manchas sanguinolentas que
aparec�an, a veces, en sus ojos...

- ...eran la fuente de nuestra ternura.
-�Qu� tema de discusi�n m�s repulsivo!

La condesa de Saint-Fond les pide
permiso para hablarles un momento.

Bueno, ya debe haber o�do casi todo
lo que se ha dicho aqu�. �Que pase!

S�, se�ora.

Me he tomado la libertad
de venir hasta aqu�.

Espero no causar ninguna molestia, porque no
soy ninguna bruja volando en una escoba.

Adem�s, he venido porque
tengo algo que decirles.

�Oh! �Qu� es eso tan interesante?

Anoche me port� como lo hubiera hecho la
Sra. de Montespan en tiempos de Louis XIV.

�Una audiencia privada con el Rey?

Pero si dicen que nuestro actual monarca...

Voy a contarles todo. Necesito un
buen auditorio como suyo,

...que no sea tan timorato
como la Sra. de Simiane.

Una dama con coraje y presencia de �nimo,
que defiende la virtud en todo momento.

Gracias por el cumplido.

Cuando la gente necesita
revitalizar sus placeres,

...recuerdan como siendo ni�os
disfrutaban al ser castigados...

...y a�oran esa etapa ya pasada
de su vida.

Es entonces cuando comienzan
a despreciar a su invisible Maestro,

...ret�ndole y provocando su c�lera.

Pero, la divinidad es como
un perro perezoso.

Mientras est� dormitando al sol, puedes
tirarle de la cola sin que se mueva.

�As� que Dios, para ti, es
un perro perezoso?

Y adem�s de perezoso, degenerado.

Me equivoqu� al considerar al marqu�s
de Sade como ese maestro del castigo,

...a ese preboste del l�tigo,
a ese hombre violento,

...como alguien elegido por Dios.

No, el marqu�s es un simple colega;

...somos miembros de la misma hermandad.

La hermandad que rodea al perro perezoso
la forman azotadores y azotados,

...castigadores y castigados, pendencieros,
todos del mismo estilo.

Unos desaf�an al perro azotando;

...y los otros siendo azotados.

Unos derramando sangre...

...y los otros dejando que fluya
la sangre derramada.

Y ni siquiera as�, el perro
se digna despertarse.

El marqu�s de Sade y yo
somos c�mplices.

-�C�mo llegaste a descubrirlo?
-No lo descubr�... lo viv�.

-�Cu�ndo fue eso?
-Cuando fui utilizada como mesa.

-�Como una mesa?
-No hay nada extra�o en eso.

Ir� directamente al tema:

...me desnudaron completamente para
que mi cuerpo fuera usado como altar.

Estaba tendida de espaldas
sobre una negra mortaja.

Entre mis pechos colocaron un
peque�o crucifijo de plata.

El c�liz de plata que colocaron
entre mis muslos...

...me pareci� tan fr�o como un
orinal de porcelana de S�vres.

Pero nada de todo eso me hizo temblar tanto
de placer como la blasfemia en s� misma.

Al acercarse el momento de
celebrar la misa,

...me dieron unas velas encendidas para
que las sujetara con mis manos.

Las llamas parec�an estar muy lejos
y la cera ardiente muy distante.

En los tiempos del Rey Sol sacrificaban
ni�os en sus misas negras;

...pero en estos degenerados d�as, los
ni�os son sustituidos por corderos.

El sacerdote oficiante invoc�
a Jesucristo y de golpe...

...el balido ansioso encima de mi cabeza,
se convirti� en un chillido.

Entonces, la sangre del animal
se derram� sobre mis pechos,

...sobre mi est�mago y m�s abajo,

...dentro del santo c�liz, que
sosten�a entre mis muslos.

Hasta entonces, yo hab�a
encontrado la ceremonia,

...mitad c�mica y mitad exc�ntrica.

Pero, en ese momento,

...mi impasible coraz�n estall� de placer.

Mientras la cera ardiente se deslizaba
por mis extendidos brazos,

...que formaban una cruz de maldad,

...y el fuego ardiente de mis manos
equival�an a los clavos de la Crucifixi�n.

No les cuento esto por pura vanidad
o autosatisfacci�n.

Quiero que comprendan que he hecho del
�xtasis de Alphonse, algo propio.

Alphonse quiere ver y yo quiero ser vista.
Nuestra experiencia es diferente.

Pero, cuando la sangre del cordero cay�
como lluvia sobre mi desnudo cuerpo,

...pude comprender qui�n es
realmente Alphonse.

-�Y qui�n es?
-Alphonse soy yo.

�l soy yo.

�l es la ensangrentada mesa
de carne humana;

...un feto temblante de ojos cegados
y miembros incipientes;

...un aborto divino.

S�, me he dado cuenta de que el marqu�s
de Sade es un aborto de Dios,

...que s�lo puede ser �l mismo
cuando escapa de s� mismo.

Y que todos los que estaban
en torno a Alphonse:

...las mujeres que �l atormentaba
y las que le atormentaban a �l,

...tambi�n eran Alphonse.

El hombre al que llam�is Alphonse
es una mera sombra.

Si la he entendido bien, quiere decir
que Alphonse est� libre de culpa.

Supongo que ese puede ser
el t�rmino en su vocabulario.

As� que usted, se�ora, y los Jueces
de la Corte Suprema...

...han llegado a la
misma conclusi�n.

�Al�grese, se�ora! Gracias a mi
madre, por fin Alphonse es libre.

-�L�alo usted misma!
-�Qu� raro! �De qu� fecha es este escrito?

-�Cuando sali� la decisi�n de la Corte?
-No me he fijado en eso.

Est� escrito en letra peque�a.
No es raro que no me fijara en ello.

"14 de julio de 1778".

�El 14 de Julio y hoy es
el 1� de Septiembre!

La decisi�n se anunci�
hace un mes y medio.

Y he estado en Par�s durante todo
el verano, sin o�r hablar de ella.

Anne, �qu� significa esto?

�Por qu� no se me ha dicho nada
de todo esto hasta ahora?

�Por qu�. madre, me ha hecho esto?

�Por qu� guardar en silencio
noticias tan felices, madre?

Alphonse debe estar esper�ndome.

Pero no me ha dicho ni
una sola palabra.

-Voy a irme directamente a La Coste.
-No tiene sentido hacer eso.

El marqu�s de Sade vuelve a estar
encarcelado en otra prisi�n.

Eso no puede ser cierto.
Alfonso ha sido perdonado.

-�Madre, dime que no es verdad!
-La condesa se est� burlando de ti.

Sra. de Montreuil, hoy va a arrepentirse
de que una dama intachable como usted,

...se haya visto con alguien como yo.

Hace seis a�os, ya intent� utilizarme.

Pero, en seguida, cambi� de parecer
y rechaz� mi ayuda.

Podr�a perdonarle por querer utilizarme,
pero no por rechazar mi ayuda.

Me ha negado la oportunidad de llevar
una acci�n virtuosa...

...y eso me obliga una vez m�s a desempe�ar
un papel contrario a mi naturaleza.

As� que me encuentro en la nada usual posici�n de
tener que revelar cu�l es la verdadera situaci�n.

-�Y cu�l es?
-Tu madre le tendi� una trampa a Alphonse.

El nuevo juicio de la Corte Suprema s�lo
pretendi� volver a encarcelarlo.

-�No!
-Sabes muy bien que mi informaci�n es la correcta.

Hasta ayer mismo, ni siquiera yo conoc�a
los detalles de lo que hab�a pasado.

El pasado oto�o la Sra. de Montreuil solicit�
a su Majestad la orden de arresto.

Tan pronto como Alphonse fue puesto en libertad,
por orden de la Corte Suprema del 14 de Julio,

...fue detenido por la Guardia del Rey
y llevado de vuelta a Vincennes.

Y esta vez fue trasladado
a una celda de aislamiento,

...que era infinitamente m�s oscura,
fr�a y h�meda que la anterior.

Es verdad que por el camino
consigui� escaparse;

...es cierto pero no se preocupe,
Sra. de Montreuil.

Su yerno est� ahora bajo custodia
segura en un calabozo de seguridad,

...con doble puerta de hierro e incluso
la claraboya tiene rejas.

Esta vez s� que puede estar segura de
que no va a escaparse tan f�cilmente.

Sra. de Saint-Fond,

...creo que ha dicho que se hab�a ca�do,
mientras daba un paseo.

Me gustar�a acompa�arle ahora,
si quiere continuar su paseo.

Me sentir� muy feliz te poder gozar de la
compa��a de alguien tan encantadoramente �til.

Primero, has sido �til a tu hermana;

...luego, a tu madre...

...y, ahora, puedes serme
�til a m�, �verdad?

Desde luego. Puedes usarme como mesa,
mueble con cajones o del modo que quieras.

Eres una joven muy inteligente.

Posees dos alas desplegables que te permiten volar,
por encima de cualquier situaci�n problem�tica.

Esas alas son, sin duda,
propiedad tuya.

Hasta luego, se�ora.

�Charlotte, m�rame fijamente
a la cara!

No volver� a poner nunca m�s
mis pies en esta casa.

A partir de ahora, s�lo ver�s aqu�
las caras de gente impecable;

...as� que ya puedes memorizar c�mo
es el rostro de una mujer disoluta.

Me puedes decir, ahora, por qu� me has
enga�ado de un modo tan miserable.

Las dos somos culpables de
guardarnos nuestros secretos.

Las dos tenemos ideas opuestas
sobre el asunto.

Yo quiero que Alphonse est� preso
en la c�rcel;

...t� est�s decidida a liberarlo.

En todo momento, hemos tratado de
frustrar los planes de la otra.

Ren�e, me siento vieja y cansada
y no deseo discutir m�s contigo.

Pero, �es verdad que, por tu culpa,
Alphonse vuelve a estar preso?

Yo no soy el rey.

Lo que hiciste fue una maldad.

Pens� que era necesaria cierta crueldad
para poder hacerte entrar en raz�n...

...y que, una vez abiertos tus ojos,
podr�as romper con Alphonse.

-No puedo hacerlo.
-�Por qu�, no?

�Por cu�nto tiempo m�s vas a considerar
a ese monstruo como tu marido?

�Acaso te ha sido fiel?

�Oh, s�! Cuando est� a solas en su celda,
gime y llora en sus cartas.

Entonces, te lanza enfermizas palabras
de amor y promesas de eterna fidelidad.

Pero, eso se lo reserva
para su cartas.

�Div�rciate de �l!

Es tu �nica oportunidad de
poder encontrar la felicidad.

�Mi felicidad!

No puedo romper con �l.

�Quieres decir que es el amor que
sientes por �l, lo que te impide dejarle?

Eso es algo que no puedo entender.

�Pi�nsalo, Ren�e!

Tu marido no es, de ning�n modo,
un ser humano.

�l sigue siendo a�n mi marido..

...y pienso seguir con �l donde sea.

Si tu intenci�n era separarnos, has cometido
un error al meterle en la c�rcel.

Seguir� escribi�ndole y aprovechar�
cualquier oportunidad para visitarle.

Mientras est� preso, yo soy la �nica
persona que tiene en el mundo.

Tengo la impresi�n de que
t� tambi�n, en el fondo,

...quieres tener a Alphonse, como
un p�jaro en una jaula.

Mientras �l est� privado de su libertad,

...t� no sientes ninguna clase de celos.

Es a �l a quien le toca estar celoso.

�No te escribi�, acaso, una carta horrible,
cuando pens� que le eras infiel?

T� y yo tenemos el mismo inter�s
en mantenerle encerrado.

No es cierto.

O sea que quieres que est�
en libertad,

...a pesar de que eso te cause sufrimiento.

�Tanto te gusta sufrir?

No hay peor sufrimiento que el
que estoy pasando ahora.

Y si queda libre, �estar�s contenta
entonces?

�Crees que vas a ser feliz?

-No puedo so�ar en una felicidad mayor.
-�Qu� clase de felicidad?

�Qu� felicidad?

La felicidad de ser abandonada
por mi marido, noche tras noche;

...de yacer acurrucada en la cama,
temblando de fr�o en La Coste...

...y poder contemplar a Alphonse,
con los ojos de mi imaginaci�n,

...en una habitaci�n de cualquier parte,

...grabando una marca ardiente en la
desnuda espalda de una mujer atada.

La felicidad de saber que esos
malditos esc�ndalos se extienden...

...como la cola del manto real escarlata
que se lleva en la Coronaci�n;

...de poder caminar por el pueblo como
la se�ora del castillo con los ojos bajos.

La felicidad de la pobreza y del deshonor que
recaer�n en m�, si Alphonse queda en libertad.

�Est�s mintiendo! �Mientes!
�Mientes!

Todav�a tienes secretos para
conmigo. �Lo s�!

El detective que contrat� te vio hace
cuatro a�os por Navidad en La Coste.

-�Contrataste un detective?
-S�, aunque tu ya lo has olvidado.

Adem�s, t� nunca dejas escapar
las ocasiones.

Hace cuatro a�os Alphonse consigui�
escapar de la c�rcel...

...y volver en secreto a La Coste.

Era un invierno muy duro...

...y tuve que empe�ar la plata familiar
para poder pagar la le�a.

-Apenas se pod�a llamar a eso unas Navidades.
-No, tal como las celebrabais.

Porque, a pesar de vuestra pobreza,
os pod�ais dar el lujo de contratar...

...a cinco jovencitas como criadas
y a un joven como secretario.

Pero, mi detective estaba
escondido en un balc�n...

...y pudo ver por la ventana vuestro modo
tan peculiar de celebrar las Navidades.

La luz que sal�a del fuego la chimenea
era lo suficientemente brillante,

...como para iluminar por fuera
los desnudos troncos de los �rboles.

-�Madre, no sigas!
-�No me interrumpas!

Alphonse llevaba una capa de terciopelo negro,
que dejaba mostrar debajo su desnudo pecho.

Las cinco jovencitas corr�an desnudas
de aqu� para all�, pidiendo clemencia.

T�, colgabas de una viga del techo, con
tus manos atadas y tambi�n desnuda.

Estabas semiinconsciente de dolor y
tu sangre chorreaba al brillo del fuego.

El marqu�s orden� al joven que
limpiara el cuerpo de la marquesa.

El joven se encaram� en una silla
y puso sus manos en tu cuerpo colgante.

Y, entonces, empez� a pasar
su lengua sobre �l...

�Ay! Pero no era la sangre
lo �nico que lam�a.

�Ren�e! �Ren�e!

No hace falta que te obligue
a mostrarme tus cicatrices.

Tu palidez me cuenta mejor
todo lo que podr�as decirme.

S�lo pas� una vez.
Fui forzada.

�Acaso pod�a Alphonse convertirte
en un perro? �O en un gusano?

�D�nde est� tu orgullo,
tu orgullo de mujer?

�Un gusano! �Para eso te traje
yo al mundo?

Est�s envenenada por la
lujuria de Alphonse.

En las profundidades de la verg�enza y el
deshonor, no hay lugar para la compasi�n.

La mujer que decide vivir siendo fiel
est� dispuesta a dar cualquier paso.

Y seguro que va a pisotear tanto las leyes
de la sociedad como su propia reputaci�n.

-Todas las mujeres que aman a canallas dicen lo mismo.
-Alphonse no es ning�n canalla.

�l es el umbral que existe entre lo
imposible y yo: entre Dios y yo.

�T� y tus descripciones siempre tan bellas!

Se necesitan met�foras bellas
para poder describir a Alphonse.

�l es una paloma, no un le�n;

...una flor blanca y no una planta venenosa.

Estas Navidades me he dado cuenta...

...de que la comprensi�n y la
protecci�n no son suficientes.

Tuve que desechar la ilusi�n de considerarme
la m�s decente de las esposas.

La arrogancia, que va unida a la decencia,
desapareci� en esa noche terrible.

�Quieres decir que llegaste a
ser su c�mplice?

S�, fui c�mplice de la paloma,
de la blanca flor.

La rebelde bestia salvaje
llamada mujer...

...descubri� que lo suyo no hab�a sido
otra cosa que una decencia voraz.

Y t� a�n sigues siendo una
bestia salvaje de esas.

�Nunca nadie se hab�a atrevido
a decirme cosas as�!

�Pues, vas a tener que o�rlas
a menudo, madre,

...porque, con tus dientes, has
hecho pedazos a Alphonse!

Soy yo la que ha sido hecha pedazos
por los colmillos de ese monstruo.

�l no tiene semejantes colmillos, sino s�lo
un cuchillo, un l�tigo y una soga:

...anticuados instrumentos de tortura
inventados por los hombres.

Pero t� s� que has tenido colmillos,
desde el comienzo.

Colmillos son tus blancos senos

Colmillos son tus muslos, que no han
perdido su flexibilidad y encanto.

Tu cuerpo esta recubierto
como de una armadura,

...que reluce con las espinas
de la hipocres�a.

�Mis pechos te alimentaron
y te nutrieron!

Mis pechos no son como los tuyos,

...moldeados hip�critamente, para acatar
las normas de la moralidad.

No dudo de que a mi padre le gustaran, porque
ambos os hab�is guiado siempre por lo tradicional.

�Te proh�be que denigres a tu padre!

�Madre, t� has cumplido con las tradiciones,
incluso cuando estabas en la cama!

Hasta vuestras susurradas conversaciones
de almohada expresaban...

...una admiraci�n compartida
por la moral convencional.

Los dos erais como una llave y una
cerradura prefabricadas.

Si la llave se introduce en la cerradura
la puerta de la felicidad siempre se abre.

�Oh! �C�mo puedes decir eso?

T� hablabas de cerraduras y de llaves
que no encajaban en ellas y te re�as.

�Nadie quiere ser una llave oxidada o
una cerradura que rechina con dolor!

Tus pechos y muslos se aferran como
sanguijuelas a los convencionalismos sociales.

Te acostabas con la moralidad y la
banalidad y gem�as con placer.

�Eso es monstruoso!

Tres veces al d�a os dedicabais
a saciar vuestros est�magos,

...despreciando a aquellos que se saltan
las normas de la etiqueta,

...que obligan a realizar tres
comidas diarias.

Si pones la llave en la cerradura y abres
la puerta, te encuentras con el dormitorio,

...la sala de estar, el ba�o y
luego, al fondo, la cocina.

Vosotros sol�ais pasearos por ellas,
discutiendo sobre el honor y la reputaci�n.

Pero ni en vuestros m�s atrevidos
sue�os pod�ais imaginar...

...lo que ser�a quitar el cerrojo
a esa maravillosa puerta,

...que se abr�a hacia un cielo
lleno de estrellas.

Nosotros tampoco tratamos de
abrir las puertas del infierno.

El desprecio por lo que uno no puede
imaginar se extiende por el mundo.

Es como una especie de hamaca, en la que
le gente se echa para disfrutar de su siesta.

Pero, pronto descubren que sus pechos
y su est�mago se han vuelto de lat�n,

...que relucen cuanto m�s
brillo les sacas.

T� y la gente como t� llam�is bella
a la rosa y repugnante a la serpiente.

No sab�is que son amigas y que por
las noches intercambian su aspecto.

La serpiente se vuelve roja y
a la rosa le salen escamas.

Consider�is que un corzo es hermoso
y un le�n temible.

Pero no ten�is ni idea de como su sangre
fluye, cuando hacen el amor.

No sab�is nada de esas noches, en las que lo
santo y lo vergonzoso intercambian su puesto.

Y, sin embargo, quer�is acabar
de una vez con esas noches,

...despu�s de haberlas ridiculizado
con vuestros cerebros de lat�n.

As� que el dulce corzo, el feo sapo,
el temible le�n y el astuto zorro...

...son una misma cosa y se re�nen en amigable
compa��a, durante las tormentas de la noche.

Y eso...�qu� tiene de extraordinario?

A las mujeres se les sol�a quemar en
la hoguera por tener tales ideas.

T� simplemente has abierto la puerta
a ese cielo lleno de estrellas...

...y has tropezado al tratar
de cruzarla.

La gente tiende siempre a clasificarlo
todo en compartimentos,

...del mismo modo que guardan pa�uelos
y guantes en cajones diferentes...

...o se dice que los corzos son bellos
y los sapos feos.

T� sitio es el caj�n de la decencia...

...y a Alphonse se le coloca en el
caj�n de la depravaci�n.

Pero un terremoto puede cambiar
de sitio los cajones...

...y t� podr�as ir a parar al caj�n de los
depravados y Alphonse al de los decentes.

Hay que prevenirse ante los terremotos,
teniendo cerrados los cajones.

Si pudieras darte cuenta de lo repulsiva que
pareces, t� misma encontrar�as dif�cil decidir...

...en qu� caj�n habr�a que ponerte.

Deslumbrada por el apellido de la familia
Sade, decidiste entregar tu hija a Alphonse.

Pero, cuando su casa est� amenazada por
el fuego, quieres que te la devuelvan.

Ya me he gastado en ella, todos
los fondos de los que dispon�a.

Est�s tan contenta de haber
rescatado a tu hija,

...como lo est� una prostituta de rescatar
el armario que ten�a empe�ado.

Vives con las fantas�as de
una vida feliz y agradable,

...sin ni siquiera ponerte a investigar
lo que hay al final de este mundo.

Recubres tus ventanas con cortinas
rosadas y te dispones a morir.

Tienes a orgullo no haber sido nunca
lastimada por aquellos que desprecias,

...pero el orgullo humano nunca puede basarse
en algo tan mezquino y despreciable.

T� tambi�n te morir�s un d�a.

-S�, pero no como t�.
-Claro que no.

No tengo ninguna intenci�n de
morir quemada en la hoguera.

Ni yo pretendo morir como una elegante
prostituta privada de sus ahorros.

Ren�e, �no sabes que podr�a pegarte?

�Hazlo, madre!

Pero, �qu� vas a hacer si cuando me
pegues, me retuerzo de placer?

-Esa cara tuya, cuando dices eso...
-�Qu� le pasa a mi cara?

Te conviertes en Alphonse
y eso me espanta.

�Qu� era lo que ha dicho la
Sra. de Saint-Fond?

"�Alphonse soy yo!"

"�Alphonse soy yo!"

"�Alphonse soy yo!"

TERCER ACTO

ABRIL 1790. NUEVE MESES DESPU�S DEL
ESTALLIDO DE LA REVOLUCI�N FRANCESA.

�Ren�e?

�S�?

-�No est�s cansada?
-No.

Llevas doce a�os yendo a visitar
a Alphonse en la c�rcel...

...y nunca te he visto cansada
de hacerlo.

Apenas regresas de una visita, cuando
ya comienzas a preparar la siguiente,

...preguntando qu� es lo que
le vas a llevar.

Es cierto. No quiero que mi marido
piense que me hago mayor.

Si no me viese tan a menudo, podr�a
darse cuenta de que me hago mayor.

Pero dada la situaci�n, cualquier
d�a de estos...

...van a poner en la calle a todos
los locos y criminales.

La justicia, en la que yo siempre he cre�do,
les habr�a puesto en libertad,

...cuando la Asamblea Nacional declar� que
todos los arrestos reales no eran v�lidos.

Desde ese d�a, habr�as ya dejado
de visitar a Alphonse.

Pronto ya no habr� necesidad.

-Tarde o temprano, volver� a casa.
-Es cierto.

Pero, en ese tiempo, t� has cambiado.

Me siento vieja y adem�s cansada.

Cuando toda la sociedad est� cambiando, no se
puede evitar que la gente cambie tambi�n.

Charlotte no ha venido a abrir la puerta.
�Acaso se ha unido al resto de la plebe?

�Anne!

He venido a decirte adi�s...

...y a pedirte que vengas con nosotros.
-�As�, sin haberme avisado con tiempo?

�A d�nde ten�is planeado ir?

-A Venecia, con mi marido.
-�A Venecia!

No, hermana. Eso no tiene nada que ver
con el otro viaje a Venecia que recuerdas.

Mi marido se ha comprado un palacio
y hemos decidido trasladarnos all�.

�Por qu� vas a dejar tu hermosa casa
y la posici�n que tienes en la Corte?

Mi marido dice que ahora resulta
peligroso confraternizar con la Corte.

El conde de Mirabeau ha urgido
al rey que se exile,

...pero hay otros que se oponen a ello.

Mi marido tambi�n piensa que
exiliarse ser�a lo m�s prudente.

-�Y por qu� se queda el rey?
-Siempre ha sido muy indeciso este monarca.

Mientras el rey se quede,
yo permanecer� en Par�s.

No sab�a, madre, que fueras
tan realista.

Bromas aparte, las cosas parecen
tranquilas en la superficie,

...pero no se sabe lo que puede pasar.

Lo mejor es mantener la calma
y mirar a izquierda y derecha.

Creo que ser� capaz de vivir aqu�
en paz y tranquilidad.

Por muy indiscriminada que sea la actuaci�n
de la plebe no van a atacar a una anciana.

En estos d�as, la mejor decisi�n
es no tomar partido por nada.

�Sigue as� y vas a acabar como
la Condesa de Saint-Fond!

�Qu� comparaci�n m�s mala! �Crees que yo
podr�a tener una muerte tan deshonrosa?

Madame de Saint-Fond dec�a que
estaba cansada de Par�s...

...y se fue a Marsella, donde por las noches
se vest�a como una prostituta,

...vendi�ndose a los marineros que
se encontraba por la calle.

Luego acab� sus d�as en una villa,

...acarici�ndose las mejillas
con sus ganancias.

Ten�a un joyero con monedas de oro
y piedras preciosas.

Quer�a hacerse un vestido cosido con
todas ellas, para lucirlo en Par�s.

Habr�a tenido que ganar una fortuna para
poder cubrirse todo el cuerpo.

Hab�a envejecido considerablemente,
�sabes?

Una noche estall� una revuelta.

Como ella estaba en una oscura esquina
de la calle, vestida de ramera,

...fue arrastrada por la multitud, mientras
iba cantando con todos los dem�s.

S�, si, conozco la canci�n: "Ram ratapam pampam.
�Colguemos a los arist�cratas de los faroles''

Ella iba cantando "Colguemos a los arist�cratas"
con su tono de voz m�s elevado.

Pero los amotinados fueron atacados por los
guardas, cayendo como fichas de domin�...

...y la Sra. de Saint-Fond
fue pisoteada hasta morir.

A la ma�ana siguiente, la multitud encontr� su
cuerpo y lo colocaron sobre una persiana.

La fueron arrastrando por las calles,
llor�ndola como a una v�ctima sublime.

Poetas improvisados escribieron baladas
sobre la pat�tica furcia,

...a la que todos cantaban,

...sin que nadie supiera qui�n era.

A la ma�ana siguiente su cuerpo
parec�a el de una gallina muerta.

Ten�a los mismos colores que
nuestra bandera tricolor:

...roja por su sangre, blanca por su carne
y azul por sus heridas.

Pero, el sol de la ma�ana brillaba despiadadamente
revelando, a trav�s de su maquillaje,

...c�mo se hab�a marchitado su piel.

La gente qued� consternada,

...cuando vio c�mo ella se hab�a
metamorfoseado en una vieja bruja.

Pero eso no les priv� de que
le rindieran un homenaje.

Desprovistos de sus plumas, sus arrugados
muslos yac�an desnudos,

...mientras su cad�ver continuaba
su triunfal procesi�n por la ciudad.

Ese, como sab�is, fue el comienzo
de la Revoluci�n.

Y, ahora te vas al Mediterr�neo,
el mar de la vejez y de la muerte.

�Qu� modo m�s desagradable de decirlo!
Nos vamos all� para seguir vivos.

T� siempre s�lo te has preocupado
de vivir,

...pero has sido otros los que
te han mantenido con vida.

Estoy de acuerdo en que la Venecia de
hoy tiene poco que ver con la de ayer.

Pero t� lo tienes f�cil, porque no
te gusta guardar ning�n recuerdo.

�T� crees que yo deber�a aferrarme
a los recuerdos?

Cuando se hace necesario recordar
algo, lo hago con placer.

Lo que no hago es dejarme
abrumar por los recuerdos.

�Acaso no eras t� la que
no guardaba recuerdos?

Te has pasado toda la vida con
tu rostro fijo en una blanca pared.

En �l se pueden distinguir se�ales de sangre
congelada y gotas que semejan l�grimas;

-...pero es simplemente una pared.
-Es cierto.

Siempre he fijado mi rostro
en cosas inm�viles.

Mis recuerdos son esos insectos en �mbar...

...y no, como los tuyos, sombras
revoloteando sobre el agua.

Pero tienes raz�n en algo: mis recuerdos
siempre han sido una carga.

Una carga y una fuente de celos.

En mi rostro puedes leer dos recuerdos
y me odias por ellos:

...Venecia y la felicidad.

-Nunca he deseado ninguno de ellos.
-No admites tu derrota, �verdad?

Cuando era joven, cre�a que deseaba
tener esos mismos recuerdos:

...Venecia y la felicidad.

Pero, lo que he conservado en mi memoria:

...esos insectos guardados en mi �mbar...

...no eran ni Venecia ni la felicidad,

...sino algo mucho m�s aterrador.

Algo que no puede expresarse
con palabras;

...algo que nunca dese� y ni siquiera
so�� en mi juventud.

Cuando sucede algo que t� crees
que es lo �ltimo que pod�as desear,

...a menudo resulta ser inconscientemente
tu deseo supremo.

...que debe ser conservado
s�lo como un recuerdo,

...de esos que se guardan
s�lo en �mbar.

Es s�lo una semilla que debe madurar,
convertida en fruto de la memoria,

...y que nunca te cansas de saborear,

...por muchas veces que la pruebes.

�Esa carta!
�D�nde la tengo?

Cuando hace unos d�as le� esta carta de
Alphonse, me qued� muy impresionada.

Al ver que su libertad est� cercana,
olvida todo, incluso lo que le hice.

Dice que entre los revolucionarios se encuentran
algunos que �l conoci� en la c�rcel.

Y que si alguna vez tiene problemas,
habla con sus amigos.

Parece que su suerte ha cambiado.

�As� que ahora ya no conf�as en m�?

No te pido que lo decidas hoy mismo,

...pero mi marido y yo nos
vamos pasado ma�ana.

Gracias. Es un gesto muy
amable por tu parte,

...pero la gente mayor necesita pensarse
con tiempo las cosas.

D�jame que lo piense con
m�s detalle.

Por el momento, estoy
muy bien aqu�. Adi�s.

Adi�s, madre.

-Adi�s, hermana.
-Adi�s, Anne.

-�Dale recuerdos de mi parte al Conde!
-Gracias, lo har�. -Adi�s.

�Charlotte!

S�, se�ora.

No ha muerto nadie en nuestra familia.
�Por qu� vas vestida de negro?

�Ah, ya lo s�! Quieres honrar la memoria
de la Sra. de Saint-Fond, tu antigua se�ora.

El respeto es una buena actitud.

Pero, �a qu� viene esa repentina lealtad a una
dama que te disgustaba tanto como para dejarla?

-�Oh, se�ora!
-Eso no es ninguna respuesta. �No seas tonta!

Ya han pasado seis meses
desde la toma de la Bastilla....

...y cuanto m�s inestable es la situaci�n,
m�s insolente te vuelves.

Desde que la plebe march� sobre Versalles,
te has vuelto muy grosera.

Pero t� llevas en esta casa
m�s de veinte a�os...

...y estando con nosotros has
adquirido un gusto por los lujos...

...e incluso has conseguido ahorrar
un poco de dinero.

�Est�s segura de que podr�as unirte a
la plebe y dar gritos por las calles?

Al igual que la Sra. de Saint-Fond, tu tambi�n
querr�as pretender ser una de ellos,

...con una conducta hip�crita, que te
llevara a la muerte.

Por eso te identificas
con ella, claro...

...y guardas luto por una impostora.

S�, se�ora, guardo luto por su muerte.

En ese caso, guarda luto
o haz lo que quieras.

S�...se�ora.

-�Te gustaba la Sra. de Saint-Fond?
-S�, se�ora.

-�M�s que tu actual patrona?
-S�, se�ora.

�Vaya! Antes de la Revoluci�n, nunca
habr�a escuchado tales respuestas.

La gente se ha vuelto cada vez
m�s mal educada.

�Se�ora de Montreuil!

�Dios m�o, pero si es la
Baronesa de Simiane!

�Qu� visita m�s inesperada!

-La verdad es que ha pasado mucho tiempo.
-�Y qu� le trae por aqu�?

Ren�e me invit� a venir.

Muchas gracias por tomarse
la molestia de venir.

-Me alegro de que hayas tomado esa decisi�n.
-�Qu� decisi�n?

Le he pedido un favor a
la Sra. de Simiane.

Ha conseguido que me admitan
en el convento de la baronesa.

-�Vas a hacerte monja?
-S�.

�Y qu� favor le ha pedido Ren�e?

Ren�e ha ido a visitarme
varias veces.

Le promet� que cuidar�a de ella,
si decid�a ingresar en el convento.

�Fue cuando dejaste de visitar a Alphonse,
cuando lo decidiste?

Fue cuando los planes que abrigaba durante a�os,
adquirieron una forma definitiva.

�Ahora, precisamente, cuando Alphonse
va a salir en libertad?

Cada vez que iba a visitarle, me dec�a
que la pr�xima vez iba a ser la �ltima.

Pero, cuando llegaba la hora,
mi resoluci�n quedaba en nada.

Eres tan s�lo un pececito atrapado
en la ca�a del Pescador de Hombres.

Cada vez que tratas de liberarte del anzuelo,
sabes muy bien en tu interior...

...que, tarde o temprano, vas a
quedar atrapada en �l.

T� has estado anhelando ese momento,

...mientras te retorc�as a la luz de la
noche ante los ojos de Dios...

...y tus escamas brillaban en el agua
de esta vida mundana.

�Oh, Ren�e,

...los innumerables ojos de Dios...

...nos env�an miles de miradas vigilantes,

...que con infinita mayor precisi�n que las
propias fuerzas de seguridad reales,

...escrutan a fondo nuestras almas...

...y luego, con infinita paciencia,
esperan a que quedemos atrapadas...

...en las redes, por propia voluntad.

Toman en sus manos a las almas
que han capturado tan h�bilmente...

...y las llevan a una luminosa prisi�n.

Me da verg�enza decirlo,

...pero s�lo ahora que me hecho vieja,

...he podido entender al menos
algo sobre la voluntad de Dios.

Siempre he representado
el papel de mujer virtuosa.

Mi convicci�n de poseer todas las virtudes me
convirti� en una mujer de mente estrecha.

Me ruborizo s�lo al pensar
en ese tiempo.

Es verdad:

...hace ya dieciocho a�os,
un d�a de oto�o,

...en este mismo sal�n,

...o� hablar a la Sra. de Saint-Fond
sobre el marqu�s de Sade.

Desde entonces han pasado ya...

...dieciocho largos a�os.

Recuerdo c�mo la Sra. de
Montreuil la reprendi�,

...m�s bella que nunca, a pesar
de todo por lo que hab�a pasado.

Y t�, Ren�e, volviste desde ese d�a
a vivir con tu madre.

Se te ve�a tan joven y pura de alma, como
si estuvieras transfigurada por el sufrimiento.

�Parece que fuera ayer!

Me pregunto si el tiempo no habr�
pasado como volando por este sal�n,

...sin que nuestros o�dos hayan podido
detectar sus alas de seda.

�Baronesa! Sus puntos de vista son
indudablemente muy valiosos,

...pero espero que ahora Ren�e pueda
escuchar lo que su madre quiere decirle.

Creo que Ren�e debe preocuparse de
cumplir su deber en este mundo,

...antes de ingresar en un convento.

No veo a qu� vienen las prisas.

-�Sra. de Montreuil!
-�Perm�tame que acabe, baronesa!

Alphonse pronto va ser puesto
en libertad.

-�No cree que mi hija debe vivir con �l, hasta
que la muerte los separe? -Es verdad.

Durante dieciocho a�os te
he pedido que le dejes...

...y t� siempre me has dicho que
nunca ibas a dejarle.

�Por qu� ha de cambiar
la situaci�n, ahora?

Ya no quiero tratar
de influir m�s en ti.

Si quieres seguir viviendo con Alphonse
no voy a poner ninguna objeci�n.

�Por qu� quieres hacerte
monja, ahora?

No logro entenderlo.

Y la verdad es que a�n sigo considerando que
Alphonse es un sinverg�enza incorregible.

Pero, ahora, los delincuentes, locos
y miserables son los que mandan.

Y Alphonse pertenece a las
tres categor�as.

Por lo que podr�a llegar a ser
quien salvase a la familia.

-�As� que planeas servirte de �l?
-Desde luego. Y t� debes ayudarme.

En los dolores del parto de
esta revoluci�n,

...la conducta vergonzosa de Alphonse
puede que hasta sea aplaudida.

La condena de la sociedad por sus actos puede ser
vista ahora, como una prueba de su integridad.

Una persona honorable nunca pedir�a ayuda
a alguien a quien ha perseguido as�.

�Y la carta que escribi� Alphonse!

Ese muchacho rubio y precioso ha
restablecido su confianza en Dios...

...y estoy segura de que reconoce
todos sus pecados.

�Una carta de... Alphonse!

�Qu� bonitas palabras!

"El marqu�s de Sade ama a sus
enemigos y desea perdonarles".

�Reconoce su pecado!

La noche, manchada de sangre,
ha dado paso a la aurora.

�Ren�e,

...ahora que parecen verse los primeros
destellos de luz en Alphonse,

...debes evitar que se extingan.
Y al final, estoy segura de...

...que intentar� seguir los pasos
de su esposa,

...para llegar hasta el coraz�n de esa luz
sagrada que todo lo atraviesa.

-�Sra. de Simiane!
-�S�?

Yo creo...

...creo que es una clase de luz
diferente a la que usted dice.

-�Diferente?
-Es como si viniera de otra fuente.

Pero si la luz sagrada s�lo
viene de una fuente.

Es como si la luz hubiera sido desviada
y viniera de otra direcci�n.

�De otra direcci�n?

No estoy segura,

...pero me di cuenta de que ven�a
de otra direcci�n,

...cuando le� esta horrible novela
que Alphonse escribi� en prisi�n,

...titulada "Justine".

Es una novela sobre dos hermanas
Juliette, la mayor, y Justine.

Las dos pierden a sus padres y se
encuentran solas en el mundo.

A Justine, que trata de ser virtuosa,
s�lo le pasan desgracias,

...mientras que a la hermana mayor, que se
abandona a todos lo vicios, la vida le sonr�e.

Y, sin embargo, la c�lera de Dios no se abate
sobre Juliette sino sobre Justine,

...quien acaba sus d�as sumida
en la miseria...

...y es humillada y torturada
constantemente.

Los dedos de sus pies son amputados
y sus dientes extra�dos.

Es robada, marcada a fuego y azotada.

Cuando va a ser ejecutada, interviene
su hermana para salvarla.

Pero su felicidad no ser� duradera,
porque tiene un accidente y muere.

Alphonse trabaj� d�a y noche
en esta novela.

�Qu� le llev� a escribirla?

Se�ora de Simiane,

...�no cree que es una traici�n al esp�ritu
escribir una historia tan repugnante?

Sin lugar a dudas.

Corromper la propia mente y la de
los dem�s no tiene defensa posible.

Mientras Alphonse estaba en su celda
escribiendo, taciturno y pensativo,

...�l me tuvo encerrada
en su novela.

Nos hizo encerrar tambi�n a los
de fuera en su misma prisi�n.

Cuando le� su novela, pude darme cuenta
de lo que estaba haciendo en la c�rcel.

La turba asalt� la Bastilla, pero �l
hab�a derribado los muros desde dentro,

...permaneciendo preso por
propia voluntad.

Quer�a crear una imperecedera
catedral del vicio.

En vez de cometer malas acciones,
quer�a desarrollar un c�digo del mal.

No tanto acciones como principios.

No tanto un nocturno placer como
una sola y eterna noche.

No tanto crear esclavas del l�tigo
como crear la ley del l�tigo.

Obsesionado por la destrucci�n,
decidi� crear algo en su lugar.

Algo inexplicable y cong�nito en �l,

...que produc�a formas
transparentes del mal.

El mundo en el que ahora vivimos es
una creaci�n del marqu�s de Sade.

Su coraz�n y su cuerpo era
aquello que yo quer�a seguir.

Cre�a que nunca �bamos
a separarnos.

Pero, de golpe, sus manos se volvieron
de hierro y me tir� al suelo.

No tiene coraz�n.

Una mente, que es capaz de pensar
y escribir as�, no puede ser humana.

�Cu�n resplandeciente parece all�
en pie, fuera de la prisi�n!

Es el ser humano m�s libre
que hay en el mundo.

Extiende sus brazos hacia el fin de
los tiempos y el fin del mundo.

Amontona un mal sobre otro,
subi�ndose a la cima del mal.

Pronto ya podr� tocar la eternidad.

Alphonse ha construido una escalera
exterior para alcanzar la salvaci�n.

�Pero Dios va a echarla abajo!

No, tal vez ha sido el mismo Dios quien
le ha encargado que la construya.

Tengo la intenci�n de pasar el resto de mi
vida plante�ndole a Dios esta pregunta.

As� que ya te has decidido.

S�, ya me he decidido.

�Aunque Alphonse estuviera ya camino
de volver a casa como hombre libre,

...cuando le has estado esperando
dieciocho a�os?

Eso no va a cambiar mi decisi�n.

Alphonse ha dado un giro hacia
la luz desde el mal...

...y ha logrado crear algo sagrado de toda
la corrupci�n que ten�a en torno suyo.

Su armadura apenas brilla d�bilmente con
la luz que �l propag� por todo el mundo.

Los adornos que decoran su armadura
de metal, oxidada por la sangre...

...no representan guirnaldas
de flores, sino l�tigos.

En vez de escudo lleva una se�al
marcada con hierro,

...que refleja la enrojecida piel de todas
las mujeres a las que ha marcado.

La angustia humana,

...el sufrimiento humano...

...y el lamento humano...

...se alzan...

...como los cuernos de un yelmo de plata,
tratando de alcanzar el cielo.

�l acerca a sus labios una espada
ba�ada en sangre...

...y pronuncia el solemne juramento.

Su rubio pelo enmarca su p�lido
rostro como en un halo...

...y su coraza brilla como un espejo,

...empa�ado por los suspiros
de los moribundos.

Sus manos acarician las
cabezas de su gente...

...y entonces, incluso los m�s despreciados
y marginados, se arman de valor..

...y deciden seguirle al campo de batalla,

...con las primeras luces del alba.

Su pecho se torna henchido al ver
la sangrienta carnicer�a:

...el banquete anhelado por
millones de cad�veres,

...el m�s silencioso de los festines.

Su blanco caballo, salpicado de sangre,
alza su pecho como la proa de un barco...

...alarg�ndose hacia el cielo
de una ma�ana,

...en la que los rel�mpagos
se suceden unos a otros.

En ese momento, el cielo
aparece rasgado...

...y una cascada de luces
se derrama:

...una sagrada luz que ciega
a todos los que la contemplan.

Y Alphonse, tal vez, es la
esencia misma de esa luz.

El marqu�s de Sade est� en la puerta.
�Le digo que pase?

�Le hago pasar?

�Qu� aspecto tiene el marqu�s?

Est� esperando.
�Le digo que pase?

Y yo te estoy preguntando
qu� aspecto tiene.

Est� tan cambiado que apenas
puedo reconocerle.

Su abrigo negro tiene los codos
remendados.

El cuello de su camisa est� tan sucio
que pens� que era un mendigo.

Y est� tan gordo que su rostro se ha
vuelto hinchado y mortalmente p�lido.

Su ropa le viene tan estrecha, que no
s� c�mo ha podido pasar por la puerta.

Su mirada es huidiza y temerosa
y su barbilla temblorosa.

Cuando habla, descubre los pocos
dientes que a�n le quedan.

Pero ha pronunciado su nombre
con dignidad.

"�Es que ya no me reconoces?",
me ha dicho.

Y ha a�adido, subrayando cada s�laba:

"Soy Donatien-Alphonse-Fran�ois,

-"...marqu�s de Sade".
-�Dile que se vaya!

Y a�ade esto: "La marquesa no quiere
volver a verle nunca m�s".

Vtg