All language subtitles for The Haunted House Of Horror 1969

– ¿Así está bien?
– Perfecto.

Gary.

– Hola.
– Hola. ¿Qué estás haciendo aquí?

– Es la pausa para el café, ¿no?
– Sí, lo es.

– Debes haber tardado una hora en llegar.
– Una hora y media.

– ¿Sólo para un café?
– Sí.

– ¿Vienes o no?
– Sí. Pero sólo por cinco minutos.

– Trabajo para vivir, ¿sabes?
– ¿Y quién no?

– Espera, lo diré dentro.
– OK.

– Sylvia, Dorothy. Dorothy, Sylvia.
– Mucho gusto.

– ¿Te veré esta noche?
– Sí. Hasta luego.

Es una chica guapa.

– Sí, ya lo creo.
– Demasiado guapa para él.

¿No dijiste que habías
resuelto tu pequeño problema?

– ¿Qué problema?
– Ya sabes, tu amigo. El tío Bob.

Oh, con él. Sí, lo resolví.
se acabó, no quiero verlo más.

Pensé que diría eso,
pero no pareció entenderlo.

– ¿Por qué?
– ¿Quién crees que es?

¡Maldita sea!

No pensé que vendrías a la fiesta.

– No me lo habías pedido.
– Oh, pero...

Y yo no te invité.

Sylvia conoce a mucha
gente. Tenemos amigos comunes,

como resultado resulta que
salir con el mismo grupo.

– ¿Te gusta?
– Sí, me gusta.

Pero no has venido hasta aquí
todo este camino para hablar de Sylvia, ¿verdad?

– No.
– Eso es lo que pensaba.

– ¿A qué hora me recoges?
– ¡Maldita sea!

– Olvidé decirte algo.
– No vas a recogerme.

Es algo a lo que no puedo renunciar. Uno de los
chicos de la tienda se casan mañana. Pobre chico.

Prometí ir
con él y los chicos a su despedida de soltero.

Ya veo. ¿Y qué se supone que tengo que hacer
mientras estás en la despedida de soltero?

Bueno, ¿sabes dónde está el piso de Chris?

¿Por qué no vas allí mientras tanto?
Te alcanzaré más tarde.

– Estoy adivinando. Muy tarde y probablemente
borracho.
– ¿Borracho? ¿Yo?

– En la última fiesta...
– Sí, lo sé.

Pero esta vez, lo prometo. Una copa.

– ¿Dos?
– Ya veremos.

Nuestros cinco minutos se han ido.
No deseo distraerle de su trabajo.

– Me alegro de que hayas venido.
– Nos vemos esta noche en casa de Chris.

Adiós.

– ¿Sigue ahí?
– ¿Tiene un Ford de bronce?

– Sí.
– Está ahí.

– ¿Quieres que espere aquí?
– No te preocupes.

– ¿Seguro?
– Bastante seguro.

Entonces te veré el lunes.

– Hola, Sylvia.
– Bob.

¿Quieres subir?

– Pensé que todo había terminado entre nosotros.
– Esa es tu opinión. No la mía.

– Pero estabas de acuerdo.
– No, no lo estaba.

– Hiciste todo. No estuve de acuerdo.
– ¿Qué es lo que quieres? Ya he tenido bastante.

No es tan sencillo, Sylvia.
No soy uno de tus amigos odiosos.

– No olvido tan rápido.
– Sólo tienes que dejar pasar un poco más de tiempo.

No sabes nada de mí . Es curioso, me conoces
tan poco a pesar de que hemos estado tan cerca.

¿Y tu mujer?
¿Te conoce bien?

– Bastante bien.
– Tengo ganas de cambiar.

¿No lo entiendes? Quiero a alguien joven.

No soy como tu ropa interior
¡No puedes cambiarme cuando quieras!

Bob, fue bueno mientras duró.
No podía durar más.

No quería hacerte daño.

Como dije, no soy un niño.
No funciona así conmigo.

– ¿Puedes darme otra oportunidad?
– No puedo. Bob, tengo que irme.

¡Espera!

Te lo advierto. No te librarás de mí.
Vayas donde vayas, allí estaré.

– Sólo perderás el tiempo.
– Tengo mucho que perder.

– Venga, vamos. Brandy y hielo.
– ¡Me siento tan mal, Henry!

– ¡Más hielo, menos brandy!
– No me tientes.

¡No!

¡Oh, mira! Aquí está, el
¡ejemplo perfecto del Londres de los años dorados!

– ¿Dónde has estado?
– Al teléfono. ¿Quieres saber con quién?

– Está aburrido, Chris.
– Sí.

Pobre Sheila. Sigue aburrida.

– ¡Me divertí más en la morgue!
– Oh, ¡no seas tan gruñón!

– ¡No quiero ser gruñón!
– Bien, entonces dame un beso.

Por supuesto.

– ¿Eso es todo?
– ¡No te quejes! ¡Estamos en público!

– ¿Y si no lo estuviéramos?
– Adelante, cómete los bocadillos.

¡Estás perdiendo el tiempo!

¿Puede alguien abrir la puerta?

¿No hay mayordomo? ¡Menuda fiesta!

¡Qué asco!

Cállate.

– ¿Dónde está Dorothy?
– Está abajo.

Si pudiéramos evitar que subiera,
habríamos hecho nuestra buena acción diaria.

Vamos, Gary.

Adelante.

–No bebiste mucho, ¿eh?
– Sólo limonada.

¡Ya no los crían como antes!

¡Eh, sargento!

– ¡Sargento!
– ¿Me habla a mí?

¿Quién más? ¡Cuidado con la puerta!

– ¿Te encuentras bien?
– Estaré bien.

Te ves terrible.

Hey, soldado, ¿algún mensaje
para la gente de ahí fuera?

Sí.

Vamos, tío, puedes confiar en mí.

No... No se lo digas a Dorothy.

– ¡Para!
– ¿Adónde vas?

– No es asunto tuyo.
– Puedo llevarte, ¿no?

– Hola, Sylvia.
– Adiós, Sylvia.

¡Oh, todavía no, Madge!

– Pareces aburrido.
– Lo has adivinado. Estoy aburrido.

Sólo deseo que pase algo.

Las fiestas de Chris suelen ser
locas, pero esta es un coñazo.

Chris, no he visto a
Gary en toda la noche. ¿Sabes dónde está?

¡Mira a Madge intentando bailar!

Aquí tienes

Oye, podríamos organizar una partida.

No ha estado tan mal, ¿verdad?

Que te diviertas.

– ¿Qué está pasando? ¿Alguien te sigue?
– No. ¿Por qué?

– Toma, prueba esto.
– Gracias, gracias.

– ¿Qué contiene?
– ¡Arsénico y encaje viejo!

Delicioso arsénico, pero encaje... ¡puaj!

– ¿Pones los abrigos ahí?
– Sí, pero yo no lo haría. Gary está descansando.

– ¿Gary? ¿Está ahí solo?
– ¿Te lo puedes creer?

Sylvia... ¿qué haces aquí?

– Podría hacerte la misma pregunta.
– Oh, vete, estoy enferma.

¿Ah?

– Estás temblando.
– Dame un abrazo.

– No. Que es...
– Por favor. Dame un abrazo.

– ¿Qué pasa?
– Nada.

Nada importante.

– Fuera.
– Lo siento. Pensé que había olvidado mis cigarrillos
aquí....

– ¿Estás tratando de arruinarme?
– ¿Yo arruinarte a ti? Eso es un golpe bajo.

– ¿Qué es tan gracioso Peter?
– Vamos Peter ¿qué pasa?

– ¿Tienes un pitillo, por favor?
– ¿Qué?

¿Tiene un cigarrillo?

– Hubo un tiempo...
– Lo recuerdo todo de aquella época.

– Era bueno.
– ¿Y?

– ¿Y por qué no?
– Podría darte seis buenas razones.

– Estoy esperando.
– Para empezar, no me siento muy bien.

En segundo lugar, Dorothy está aquí abajo esperándome,
y se supone que tenemos que estar juntos.

– ¿Sí?
– Tercero.

Chris me invitó a esta fiesta
y no pretendo abusar de su hospitalidad.

– ¿Cuarto?
– Cuarto...

Cuarto...

– No me siento bien.
– Ya lo has dicho.

Sí, ya lo sé.

– Realmente me gustaría salir contigo otra vez.
– Tienes valor.

– Eso no es una respuesta.
– DE ACUERDO. ¿En tu casa?

– ¿Cuando?
– ¿Mañana por la noche? ¿Temprano?

– Perfecto. ¿A las ocho?
– Allí estaré.

– ¿Qué pasa con Dorothy?
– Sólo que ahora está interesada..

– Al menos alguien se está divirtiendo en esta fiesta.
– ¡Oh, gracias!

Lo siento, Chris. No es nada personal.

– Escucha, ¿alguien aquí tiene alguna idea?
– Conozco una casa vieja.

– ¿Te refieres a la vieja finca?
– Así es.

– Siempre fue bueno para reírse un poco.
– Sí.

– ¿Qué casa es?
– Se cree que está encantada.

Parece interesante.
Me encantaría ver un fantasma.

– Oh, vamos, nena.
– Quiero ver al fantasma, ¿vale?

¡Hey, vamos! ¿Quién tiene el coche además de Chris?
Esto podría ser divertido.

– ¿Que está pasando?
– Vamos a cazar fantasmas.

– ¿Persiguiendo fantasmas?
– No está lejos. A las afueras de la ciudad.

– Ahora, veamos quién viene.
– Ven, Dorothy.

Muévete. Vamos a cazar fantasmas.

Muy bien, ¿quién viene conmigo?
Vosotros coged la bebida.

– ¿Qué pasa?
– Te he estado esperando toda la noche.

– ¿Dónde te habías metido?
– Estaba tumbado un momento, he bebido demasiado.

Podrías haberme avisado
por alguien que estabas aquí.

– Estaba inconsciente.
– ¿Con quién estabas?

– ¿No confías en mí?
– No.

Oh, Dorothy, no arruines la velada.
Esto es una fiesta. Vámonos.

– Te seguiré.
– Richard lidera el camino.

– Que venga uno de vosotros.
– Henry.

– Vamos, Henry.
– ¡Hey, Henry!

Deberíamos haber hecho subir a Richard a este coche
para que pudiera explicar por qué esa casa está
encantada.

¡Qué chica tan sedienta de sangre!

– ¿Dónde demonios estamos?
– Fue idea tuya, ¿recuerdas?

– ¿Alguien quiere un caramelo? ¿Richard?
– No, gracias. Gira a la derecha aquí.

– ¡No ha cambiado nada!
– ¡Eh, ya basta!

– Hey, ¡mira eso!
– ¡Impresionante!

– Está muy oscuro.
– ¡No me gusta este sitio!

– ¡Oh, vamos, Peter!
– ¡No soy yo!

Sería genial pasar la noche
aquí solo. ¿Verdad?

– No.
– ¿Alguien tiene una linterna?

Yo tengo una en el maletero de mi coche.

Que alguien venga a echarme
una mano, también tengo algunas mantas.

– ¿Entramos?
– Realmente es un lugar hermoso.

– Qué lugar tan siniestro.
– Sí.

Está oscuro aquí. ¿Alguien tiene una linterna?

– Chris fue a buscar una.
– Es espeluznante.

No veo ningún fantasma.

Ah, ¡es bueno estar en casa!

Debe haber estado deshabitado durante años.
¿Esperamos a que amanezca?

– Henry, ¡para!
– ¡Yo no lo hice!

Si subimos, ten cuidado.
No es un lugar seguro.

Veamos qué tenemos aquí.

Aquí no hay nada que dé miedo.
Sólo una habitación grande.

Veamos que hay allí.

¡Cuidado con las ratas!

Me gustaría mucho vivir aquí.

Podrías.

Un piano.

Mira en qué condiciones está.

– ¡Oh, mira, velas!
– Alguien debe haber estado aquí antes que nosotros.

– ¿Alguien tiene cerillas?
– Sí, yo.

– Me pregunto quién las habrá dejado aquí.
– Será mejor que apague mi linterna

– Henry, ven y toma estos .
– Sí.

– Eso es un poco más bonito.
– Sí, muy romántico, ¿verdad Sheila?

– ¿El ambiente o la compañía?
– Las dos cosas.

Oh, parad los dos.
Escuchad este piano. Escuchad.

– ¿Quién frecuenta esta casa?
– Es una historia horrible.

¡Impresionante!

Si sigues anhelando sangre de esa manera,
¡cualquiera podría pensar que eres un vampiro!

Entonces ten cuidado la próxima vez
La próxima vez te daré un mordisco en el cuello.

Toma Chris, ten una vela.

Esta casa ha pertenecido
a una familia desde hace unos 200 años.

Obviamente era gente extraña.

Una noche uno de ellos enloqueció
y cortó en pedazos a todos los demás...

y luego se suicidó.

– Esto fue hace 20 años.
– ¿Cuántos eran?

– ¿Las víctimas? No lo sé.
– Tal vez seis.

– ¿Y persiguen la casa?
– No, ellos no.

– Se cree que el fantasma es el asesino.
– Basta de publicidad. Vamos a dar una vuelta, ¿eh?

– Mira, debe haber habido un incendio aquí.
– Efectivamente lo hubo.

– ¿Tuvo frío el fantasma una noche?
– Tal vez. Nadie sabe cómo se propagó.

¿Por qué no damos una vuelta y luego nos vamos?
A tomar un café, quiero decir.

– ¡Oh, Sylvia!
– Me muero por un café.

Café no, ¡quiero una copa!
¿Quién ha dejado las botellas en el coche?

– Tú.
– ¡Vale!

– Cariño, contrólate.
– No exageres.

Voy a por las cosas de beber.

Al diablo con la bebida, ¡hagamos una orgía!

– Sí, ¡me apunto!
– No, hagamos una sesión de espiritismo.

¿Qué prefieres?
¿Una orgía o una sesión de espiritismo?

Ni lo uno ni lo otro.

Richard, ¿dónde estás?
Quiero saber más sobre esta casa.

– Ven, Madge, apóyate en mí.
– Sostén la vela por mí hasta que hayamos pasado.

Peter, ¡estoy atascada!

Ven aquí. Sostén esto un segundo.

Gracias.

Vamos, Madge.
Siempre eres la última.

¡Oh, Peter!

Oh, venga, ¡vamos!

¡Vamos, Madge!

Alguien aquí solía leer mucho.

Probablemente los niños venían aquí a jugar.

Deberíamos volver
es averiguar si realmente existe ese fantasma o no.

Prefieren la luna llena.

No cuenten conmigo.
No me divierto así.

Empiezo a estar harto de esto.
Con un poco de café podría conseguirlo.

– No me gusta. Hay un ambiente horrible.
– ¡Es maravilloso!

Estoy de acuerdo con Sheila,
creo que todo son rumores.

Es la casa de la muerte.

Terriblemente ruidosos, ¡estos fantasmas!

Te oímos llamar
¡pero no puedes entrar!

¡Esto es demasiado! ¡Me voy! ¿Quién viene conmigo?

– No hay nada que temer, Sylvia.
– No tengo miedo. Sólo estoy aburrida.

La fiesta ciertamente no fue un éxito
pero esto es ridículo.

– ¿A quién vas a llamar ridículo?
– A ti. ¿Quién me va a acompañar?

Yo iré.

– Vámonos.
– Gracias.

No me habrías acompañado.

– ¡Te acompañaré a la salida!
– Justo lo que pensaba.

Sí, ésta es la habitación.

Creo que hay otra salida por aquí.

Ah, aquí está.

– Lo siento, soy una aguafiestas.
– Oh, no te preocupes.

No es una forma muy normal de divertirse
pero no ha sido idea mía.

– Así que no tienes miedo, ¿eh?
– Oh, ¡te estrangularía por eso!

Gracias, Henry, pero ya que estoy,
¡me la llevo a casa!

– ¿Que me qué?
– Te llevaré a casa.

– Tengo las llaves del coche de Peter.
– No lo creo. Estás con Dorothy ¿Recuerdas?

No podía dejar que te fueras sola.

Soy una chica de campo. Las noches de luna
y yo estamos hechas la una para la otra.

– ¿Quieres que te eche una mano?
– No gracias, se está abriendo.

– Sostén esto, Henry.
– ¿Volverás enseguida?

No lo sé... todavía.

– ¿Seguro que estás bien?
– Bastante segura.

– ¿Cómo llegarás a casa?
– Me las arreglaré.

Bien, pero estarás sola, recuérdalo.

Oh, tu abrigo. Está en el coche de
Peter, pasarás frío sin él.

Gracias, Peter. ¿Mañana?

Hasta mañana.

¿Realmente tenemos que tener una sesión de
espiritismo?

No me culpes a mí.
Es Richard quien dice que hay un fantasma.

– ¿Es prudente dejar todas estas cosas aquí?
– No hay nadie alrededor, nadie va a robar nada .

¡Probablemente tienen demasiado miedo del fantasma!

¿Estarás mucho tiempo arriba?
¿Quieres que me quede contigo?

Sube, Dorothy.
Te perderás toda la diversión.

¡Impresionante!

Mira esto.

– ¿Cómo bajamos?
– ¡Saltando!

Por el pasillo. Todas las demás entradas
están cerradas o son imposibles de usar.

Conoces muy bien este lugar, Richard.

– Hemos venido aquí muchas veces.
– Debe haber sido muy bonito alguna vez.

– No está realmente embrujada, ¿verdad?

– Oh, vamos a volver a entrar.
– ¿Estáis bien? Volvamos adentro.

Eh, Chris, Chris, ¿qué hora es?

– Cinco minutos para medianoche.
– Cinco minutos para la hora bruja.

Tal vez no deberíamos tener
una sesión de espiritismo, ¿no crees?

– ¿Por qué no? ¿Qué otra cosa podemos hacer?
– ¿Por qué no soplas las velas?

Oh, ¿pero entonces no estaremos a oscuras?

– Cállate, Madge.
– Pues no me gusta.

Silencio. Tenemos que estar callados.

– Ahora vamos a cogernos de la mano.
– ¿No tenemos que tocarnos los dedos?

Tomémonos de las manos.

– Tomémonos de las manos.
– ¿Has dicho algo?

Me estoy concentrando.

¿Qué ha sido eso?

– Es sólo el viento.
– No hay viento esta noche.

– Vino de encima de las escaleras.
– ¿Qué ha sido?

– Era el viento.
– No oímos entrar a nadie.

No crees que alguien podría...
Quiero decir, ¿que alguien más podría estar aquí?

– No, no hay nadie en kilómetros.
– ¡Podría haber sido el hombre sin cabeza!

Hay luna llena, ¡vamos a cazar fantasmas!

– ¿Y qué hacemos cuando los encontremos?
– ¡Esperemos no encontrarlos!

¡Debes seguirlos! Debéis
¡seguirlos y encender sus velas!

Si vas a dar
otra vez, te esperaré aquí.

– Madge, por aquí.
– No.

Disculpe, ¿puede darme fuego por favor?

Maldita sea Peter, eres
¡un tonto por hacer esas cosas!

– ¿Quién está ahí?

Oh... eres tú.

Se me ha caído la vela.

Aquí está.

Peter, ¿eres tú?

¡Dorothy! Dorothy, ¿qué ha pasado?

¡No entres!
Por el amor de Dios, ¡no entres!

No... no entres.

Chris, ¿qué hacemos ahora?

Nunca debimos...

La puerta sigue cerrada.

Escucha, registraremos esta casa
meticulosamente de arriba a abajo.

Henry, vigila la puerta.

¡Quiero irme a casa!

¡No lo has visto!

¡No lo has visto!

– ¡Déjame!
– ¡Soltadme! ¡Suéltame!

¡Déjame!

¡Suéltame!

¡Madge!

Por favor, ¡déjame ir!

– ¡Alto! ¡Silencio!
– ¡Para! ¡Peter!

Peter, ¡déjala ir!

¿Qué demonios estás haciendo?

– Tal vez alguien debería llevarla a casa.
– Nadie sale de aquí.

Nadie se irá o
correrá a la policía.

Tenemos que arreglárnoslas solos.

Richard, ¿estás seguro de que nadie
podría haber entrado o salido de este lugar

sin usar la puerta principal?

Tú también lo has visto. No hay otras formas.

Esto significa que la casa está vacía
y la puerta principal está cerrada...

– Esto sólo puede dejarnos una respuesta.
– ¿Crees que uno de nosotros lo hizo?

¡Debes estar loco!

¡Debes estar completamente loco!
¡Voy a ir a la policía!

¡Siéntate y cállate! Si no fue uno de nosotros,
¿quién podría haber sido? ¿El fantasma?

No seas estúpido, no puede haber sido uno de
nosotros! ¡Lo habríamos descubierto!

¿Nos habríamos enterado?
¿Realmente nos conocemos?

¿Qué sabes de mí o de Richard
o Peter o Madge o cualquiera de nosotros?

– O incluso sobre ti.
– Pero yo... ¡No puede haber sido uno de nosotros!

¡Oh, esto es ridículo! ¡No puedo creerlo!
Quiero decir, ¿qué razón habría...?

No hay ninguna razón.

¿Qué intentas decir?
¿No estamos ya bastante asustados?

Tendrás más miedo cuando la
policía saque las mismas conclusiones.

Interrogarán, acusarán a la gente.

¿Cómo te atrae la idea de ser
sospechosos de ser psicópatas?

Porque eso es lo que uno
de nosotros debe ser.

¿Puede alguno de vosotros
probar que no mató a Gary?

– No estamos locos.
– ¿Cómo lo sabéis?

Si vamos a la policía...

Quiero decir, la última vez,
con ese asunto de las drogas...

– ¿Qué crees que deberíamos hacer, Chris?
– Esperar. Ninguno de nosotros puede probar...

No pudo haber sido una chica.
Una chica no podría haber tenido la fuerza.

Un psicópata, hombre o mujer, puede tener
una fuerza sobrehumana cuando se desata.

Bien, ¿qué hacemos?
¿Qué pasa ahora?

Nos deshacemos del cuerpo. Es lo único que
podemos hacer ¡nuestra única oportunidad!

Lo llevamos a varios kilómetros de aquí y...

así no habría conexión entre
nosotros... la casa y todo.

Pero lo averiguarán. La policía,
descubrirán que estuvo con nosotros.

– La gente de la fiesta...
– Se ha ido.

– ¿Solo? ¿En medio del campo?
– ¿Por qué no?

Tal vez se puso enfermo, tal vez
tuvimos una discusión o... ¡lo que sea!

Tal vez... tal vez sólo se perdió.
¿Se te ocurre algo mejor?

Si me preguntas todo
parece tan cruel, Chris.

Así que, escuchad.
Nos van a hacer preguntas.

¿Y qué? Probablemente
será sólo rutina para ellos.

Mientras todos contemos
la misma historia...

... ¿qué pueden hacernos?

¿Y qué hacemos entre nosotros?

Sobre el hecho de que uno de
de nosotros puede ser... ¿peligroso?

Pensaremos en eso más tarde.

Dorothy... ¿entiendes
lo que tenemos que hacer?

Tienes que estar de acuerdo con nosotros,
de lo contrario todo esto no funcionará.

– ¿Lo entiendes?
– Déjala en paz.

Dorothy, ¿lo entiendes?

Uno de nosotros es tonto.

Necesitaremos a éste.

Vamos a retirar el cuerpo.
Peter te llevará a casa.

Disculpe, señor.

– Buenos días, John.
– Buenos días, Bill.

Sargento. Me gustaría que le echara un vistazo.

– ¿Qué es eso?
– Rutina. Persona desaparecida.

– ¿Persona desaparecida? No es de mi competencia.
– No, no lo es, pero tengo mis razones.

Le agradecería que
se ocupara de este caso.

Si lo dice así,
difícilmente puedo negarme, ¿verdad?

– ¿Algo especial?
– Un chico joven, trabajando en Carnaby Street.

– No fue a trabajar durante tres días.
– ¿Y eso es extraño?

El empresario lo cree así.
No ha vuelto a casa.

– Ningún mensaje, ningún informe del incidente.
– ¿Sigue viviendo en casa?

Sí, su madre fue
ingresada hoy en el hospital.

Es anciana. Ella no
le queda mucho tiempo de vida.

– Oh, ya veo.
– Los detalles están todos ahí.

Oh, por cierto, el tipo
se llama Scott. Gary Scott.

– Gary Scott. Es sobre el tipo que...
– Sí, sabía que te interesaría.

Scott, ¿eh?

– Al menos no tenemos que empezar de cero.
– No.

Chris, han pasado tres
días y nadie ha dicho nada.

¿Crees que la policía ha descubierto la casa?

¿Por qué iban a hacerlo?
Incluso si van allí, ¿qué van a encontrar?

Quemamos las mantas
y todo lo que había en el suelo.

Un poco de madera carbonizada
no atraerá su atención.

Es extraño... No me siento
como creo que debería sentirme.

– Ya sabes... frío.
– Sí, sé lo que quieres decir.

Lo único seguro es que uno de nosotros
lo hizo, pero ¿quién? ¿Cuál de nosotros?

– Su nombre es Dorothy Pulman.
– Qué mona.

Sí. Es recepcionista
en el Hotel Sun, ¿sabes dónde está?

– Sí.
– Deben haber sido muy cercanos.

Ve y habla con ella. Ella podría
tener alguna información.

Sí.

El grupo que arrestamos
el año pasado con Scott.

– ¿Sí, señor?
– Llámalos.

– Puede que sepan algo.
– Sí, señor.

– ¿Era Chris?
– Sí. Y Sheila y Richard también.

– ¿Qué ha pasado?
– Nada. Sólo preguntas de rutina.

– ¿Averiguaron algo sobre nosotros?
– Nada sobre esa noche.

De acuerdo. Gary está desaparecido,
y tenía una queja.

– ¡Oh, no! ¡La tenemos por ese festival de drogas!
– Cierto.

– ¿Y si interrogan a Sylvia también?
– No perdamos la cabeza.

Ella no tiene nada que ver con esto, así que
no hay razón para que esté involucrada.

– ¿Estás seguro?
– ¿Cómo diablos puedo estar seguro?

Oh, ¡vamos!

– ¿Señorita Pulman?
– Sí.

– ¿Podría entrar en el coche un momento?
– Sí.

– ¿Un cigarrillo?
– No fumo, gracias.

Oh.

Pensamos que preferirías
encontrarnos lejos del hotel.

Sí. ¿Qué quiere saber?

– Gary Scott ha sido dado por desaparecido.
– ¿Qué tiene eso que ver conmigo?

– Ustedes eran amigos, ¿verdad?
– Sí.

– ¿Cuándo le viste por última vez?
– No me acuerdo.

¿No?

Sé que podemos parecer
ogros, pero te aseguro que no te morderemos.

– Lo siento, no estoy acostumbrado....
– Lo entiendo, puedo imaginar cómo te sientes.

Ahora, ¿cuándo recuerdas
la última vez que lo viste?

– Hace un tiempo. Hace una semana.
– ¿Y dónde fue eso?

– Salíamos de una fiesta.
– Ya veo. ¿Y dónde fuisteis?

– No. Tuvimos una discusión...
– ¿Una pelea?

– Sí. Nada tan especial.
– Será mejor que empieces por el principio.

Despacho 2289.

¿Hola?

Buenos días.

Hola, Dorothy, soy yo Sylvia.

Oh, hola.

¿No recibiste mis mensajes?

¿Qué mensajes?

Por teléfono. Te llamé tres o cuatro veces.

Quería saber sobre Gary.
Hace días que no lo veo en la tienda.

Creo que le ha pasado algo.

No lo sé. Y creo que la policía
ha estado haciendo preguntas sobre él.

¿Le has visto?

No.

¿No? No lo entiendo.

¿Desde cuándo? ¿Y no lo has visto desde entonces?

De acuerdo, gracias de todos modos.
Espero no haberte molestado llamando.

Oh, si le ves, dile que me llame.

Gracias.

¿Qué demonios estás haciendo aquí?

Yo tenía la llave.
Tú me la diste, ¿recuerdas?

– Bueno, ¡ahora puedes olvidarlo!
– Oh, no. Yo pagué por éste.

Entonces lo pagamos los dos.

– Lo dices como si fuera doloroso.
– No lo fue, pero empieza a serlo.

Lo siento.

Muchas gracias.

– ¿Has visto a alguno de tus amigos últimamente?
– No, sinceramente no. ¿Por qué?

Sólo preguntaba.

– ¿Dónde está?
– ¿Dónde?

El mechero que te regalé. Era caro.

– No lo sé, lo perdí. Lo perdí.
– ¿Seguro?

No lo tiré, simplemente lo perdí.

– ¿Donde?
– No lo sé. ¿Qué más da?

A mí me importa. Lo hice grabar, ¿recuerdas?
"Para Sylvia con amor".

Lo perdí hace un par de semanas.
En una fiesta.

– ¿Esa noche te acompañé?
– Sí, creo que sí.

¿Y nadie lo encontró y te lo devolvió?

– ¿O te llamó y te dijo que lo había encontrado?
– Nadie.

Piensa ¿Dónde lo tenías la última vez?
Es importante.

– ¡Creo que te estás pasando de la raya!
– Te he dicho que es importante.

– ¿Lo dejaste en esa vieja casa?
– ¿Qué sabes de ella?

– Eso no importa. ¿Lo dejaste allí?
– ¿Cómo que no importa?

– Responde a la pregunta.
– No lo sé. Quizá me he perdido.

De todos modos, es sólo un encendedor.

Sólo un mechero.
Esto podría ser el final para los dos.

Tome asiento.

El inspector volvió a preguntar por Gary.

Este es el mismo caballero que me trajo
por el asunto de las drogas el año pasado.

– ¿No encontró nada, Inspector?
– No.

Así que no se le ha visto desde hace unos días.
¿Cuál es el problema?

– No es la primera vez que desaparece.
– De hecho, según me han dicho todos.

¿Crees que puede haber tenido un accidente?

No, no lo creo.
Si no, nos lo habrían comunicado.

Creo que se está escondiendo
en algún sitio porque está asustado.

Se ha peleado con su novia.

John, dos brandis.

Chris, estoy muy asustada. Richard me llamó.
Quería verme.

– ¿Richard?
– Mañana.

¿No crees que podría haberlo hecho?
De todos modos, le dije que no podía.

¿Qué vas a hacer esta noche?

Esta noche no, Chris, no puedo.

– De acuerdo.
– No sería como siempre.

– Ahora no.
– ¿Qué demonios tiene eso que ver con esto?

Tiene mucho que ver.

Voy a hacer una llamada.

Sheila, ¿por qué huyes?

– Yo... pensé que era otra persona.
– No, sólo soy yo. ¿Podemos hablar?

Es extraño, esa noche parece tan lejana.

Para mí no. No puedo quitármelo de la cabeza.

No se me ocurre nada más.

Apenas puedo dormir
y cuando lo hago, sólo tengo pesadillas.

Para mí, es como si fuera ayer.

Esa terrible carrera...

cavando el hoyo...

enterrarlo.

Richard.

No creo que pueda aguantar mucho más.

Todas las mentiras, los secretos.

Aún sin saber si fue uno de nosotros.

Y, si fue uno de nosotros... ¿quién?

¿Cuál de nosotros?

¿Henry?

¿Madge? ¿Chris?

– ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
– Acabo de llegar.

– ¿Me he perdido algo?
– ¿Sueles merodear por los pisos de los demás?

– He entrado en tu piso.
– Sí, me he dado cuenta.

– ¡Entonces te enviaré una postal la próxima vez!
– ¿Estaba ocupada tu morena?

– He venido a decirte que vamos a tener una reunión.
– ¿Una reunión?

– Esta noche en mi casa.
– ¡No cuentes conmigo!

Dios mío, actúas como si Gary
no hubiera sido asesinado.

No digas que estabas pensando en todo
esto mientras estabas con Richard.

– Madura
– Dijiste que no le verías.

– ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me mentiste?
– ¡Déjame en paz!

Tal vez las mismas cosas que dijiste de
Richard, las estás diciendo ahora de mí.

– ¡¿Es así?!
– ¡Vete! ¡Quizás fuiste tú!

Todo el mundo sospecha de todo el mundo.
¡Ahora ella sospecha de mí!

– Lo siento, Bill, tengo otro para ti.
– ¿Persona desaparecida?

– Sí.
– Esa no es mi tarea.

– Te las arreglarás de alguna manera.
– Sinceramente, eso espero.

En este caso tenemos un contacto.
El nombre Fuller. Sylvia Fuller.

Oh. Bueno, le preguntaremos a Webb.

Sargento, venga un momento.

Bien, Dorothy, adelante.

Quiero poner fin a esto.
Quiero contarle a la policía lo que ha pasado.

No puedo aguantar esto mucho más.
Por favor, diles lo que ha pasado.

¿Qué piensas, Peter?

Ya estamos demasiado metidos.
Tenemos que salir de esto, no tenemos elección.

– Deberíamos haber ido directamente a la policía.
– No lo habrías dicho antes.

– Lo sé.
– Todos estuvimos de acuerdo en esa decisión.

¿Qué bien podemos hacer
si discutimos entre nosotros?

No podemos hacer nada bueno por nosotros.
Tenemos que ir a la policía.

Probablemente sea Sheila.

Entonces, ¿cuál es
el tema de esta reunión?

Estamos intentando
salir de esta situación.

¿De verdad? ¿Cuántos de nosotros
podemos pensar objetivamente en eso?

Estamos todos jodidamente asustados,
¡Somos incapaces de una discusión racional!

Y si insisten en seguir con esta farsa, ¡todos nos
convertiremos en psicópatas sedientos de sangre!

Hay una solución. Podríamos
volver a la casa e investigar.

– Ya lo hemos hecho.
– No, me refiero a investigar de verdad.

Todavía no estoy convencido
de que fuera uno de nosotros.

No quiero volver a esa casa.

– ¿Quién demonios querría hacer eso?
– ¿Pero qué bien puede hacer?

Si volvemos e intentamos hacer lo mismo,

quizás encontremos algo que nos
de una pista sobre alguien más.

¡Oh, no, por favor! No puedo hacerlo.

Mira, vale la pena intentarlo.
Un intento antes de ir a la policía.

– No podemos estar peor, ¿verdad?
– Así que recreamos lo sucedido,

probablemente no sirva de nada.

Averiguamos quién fue el asesino, ¿y luego qué?

Si descubrimos quién fue el asesino,

aunque sea uno de nosotros...

podemos ayudarle... acudiendo a la policía.

No quiero volver allí
pero si es la única solución...

Nunca lo hemos comprobado
y creo que deberíamos.

No puedo aguantar esto mucho más.
Estoy dispuesto a seguir cualquier idea.

– Creo que esto es una locura.
– Todo aquí es una locura.

Dorothy, ¿qué dices?

De acuerdo.

– ¿Por qué no entramos en esta habitación?
– Richard, todo como aquella noche.

– Chris, no tenemos equipo de música.
– Y tampoco bebidas.

No hemos venido a hacer una fiesta.

– ¿Señorita Fuller?
– Sí. ¿Quién es usted?

Soy el Sargento Bradley. Este es el agente Allan.
¿Podríamos hacerle unas preguntas?

Adelante.

– Tome asiento.
– Gracias.

Una mujer denunció
la desaparición de su marido.

– Hace dos o tres días que no se le ve.
– ¿Y?

No me dedico a maridos desaparecidos.

No, supongo que no.

– Puedes registrar la casa si quieres.
– No será necesario.

– Al menos por el momento
– Estoy completamente solo.

La señora se llama Kellett.
Nos dio su nombre y dirección.

Dijo que usted y su marido eran... amigos.

¿Bob? ¿Desaparecido?

– ¿Conoce a este caballero?
– Sí.

No lo he visto desde el jueves pasado.

– ¿Donde?
– Estaba aquí.

Ya veo. ¿Tienes alguna
idea de adónde pudo haber ido?

– No.
– ¿Está seguro?

– Sí, seguro. Aunque es probable que esté...
– Cualquier cosa que puedas decirnos podría ser de
ayuda.

No dijo exactamente
a dónde iba,

pero me dio la impresión de que tal vez
iba a buscar un mechero mío.

– ¿Donde?
– En una casa abandonada a unos kilómetros de aquí.

– ¿Y por qué iría a ese lugar?
– Fui allí con unos amigos hace un mes.

– Le dije que probablemente le había perdido allí.
– ¿Podría describirme el lugar?

Debo tener un mapa en alguna parte.
Podría enseñárselo.

Se lo agradecería.

Creo que está por aquí.

¡Suéltame!
¡Gary está aquí!

¡Por el amor de Dios, por el amor de Dios!

– ¿Qué ha pasado?
– De repente empezó a gritar.

– Cree que ve a Gary.

– ¿Ha visto a Gary?
– Está histérica.

¡Gary, Gary!

– ¡Tenemos que sacarla de aquí rápido!
– ¡Suéltame!

– ¡Déjame ver!
– ¡Sheila!

– Mejor me la llevo a casa ahora.
– Cogeré su abrigo.

Estará mejor cuando se calme.

¡No!

Con un poco de suerte
la llevaré a casa antes de que oscurezca demasiado.

– Peter, ¿quieres que me vaya?
– No, estaré bien.

Nunca deberíamos haber vuelto aquí.

Peter... ¿puedo volver contigo?

Me gustaría que me llevaras a casa.

Ok, ven.

¿Crees que realmente vio a Gary?

¿Te refieres a un fantasma?

Será mejor que revisemos este lugar
y ver que no haya nadie más. Revisa arriba.

Oh, genial, algo de luz.

– ¿Dónde está Sheila?
– Pensé que estaba aquí.

¿Cuánto tiempo más tenemos que quedarnos aquí?
¿Por qué no nos vamos?

Le dijimos a Peter que le esperaríamos aquí.

– ¿Va a volver aquí?
– Sí, para seguir buscando pruebas.

¡Al diablo con todo esto!
¿Por qué no podemos irnos?

¿Dónde está Sheila? ¡Sheila! ¡Sheila! ¡Sheila!

No puedo entender
por qué se fue así.

– Se llevó una vela, creo.
– ¿Cómo?

Se llevó una vela con ella.
Estará bien.

Está lleno... como la noche del asesinato.

Sabes, Sheila no debería
vagar sola por esta casa.

No se asusta fácilmente.

Esas heridas en la cabeza de Gary
eran bastante profundas.

Debió hacer falta fuerza
para reducirlo así.

Usted dijo
que los locos,

son muy fuertes cuando son violentos.

Me pregunto por qué.

La hoja debía de estar muy afilada.

– Probablemente nueva.
– Tenía que serlo.

Es curioso que algunas personas
parecen perfectamente normales,

y de repente
algo les vuelve locos.

¿La luna no les hará así?

Aquí Bradley.

¡¿Qué?!

– Está bien, pensé que era Sheila.
– Sobre Sheila...

No te culpo. A veces
la odio tanto, que desearía...

Pero siempre acabo volviendo con ella.

De todas las mujeres que conozco,
siempre vuelvo a Sheila.

Siempre me ha dado miedo la oscuridad.

Si tenías miedo a la oscuridad, ¿por qué
demonios venías aquí a jugar de niño?

Oh, eso fue diferente.
Sólo intentaba demostrar algo.

¿Qué?

– Que no era un cobarde.
– No te sigo.

Cuando era más joven
Solía explorar viejas casas

y lugares similares a este con mi hermano.

Un día, me quedé atrapado
en el sótano de una casa en ruinas.

Estuve encerrado dentro durante tres días.

Tenía seis años.

Los días ya eran bastante malos...
pero las noches eran aterradoras.

El sótano estaba completamente oscuro,

excepto por un fino rastro de luz
que entraba por debajo de la puerta.

Era la luna.

Luna llena --> como esta noche.

Creo que... si no hubiera sido
por esa luz... habría muerto.

A menudo no logro expresar
lo que realmente quiero decir.

Me malinterpretan y la gente se ríe....

Cuando no quiero que lo haga.

No se me toma en serio.

Por eso
siempre he preferido estar solo.

Todo es fácil para ti, Chris.

Haces amigos fácilmente.

Yo no, nunca.

Lo he intentado...

pero nunca funcionó.

Especialmente desde que John ha... desaparecido.

¿Nunca conociste a mi hermano John?
No es posible.

Entonces fuiste tú quien los mató.

Puedo hacerlo en esta casa.

Aquí puedo matarlos.

Pero siguen volviendo.

Y me encerrarán...

en la oscuridad, así ya no tendré miedo.

Pero es malo
cuando estás encerrado y está oscuro.

Me gustas, Chris... y me gusta Sheila.

Soy tu hermano.

Me has encerrado...

706 01:24:31,440 --> 01:24:35,021 Pero he salido, me
he liberado.

Pero recuerda la historia de esta casa, Richard.

El chico mató y luego se suicidó.

Puedo ayudarte, Richard. Puedo ayudarte.

Me vas a encerrar. Lo siento.

Eres como Gary.

No te gusto.
Intentas tenderme una trampa.

No.

Quieres ponerme
en el sótano donde está oscuro.

No, no quiero, Richard.
Soy tu amigo, Richard.

Richard, escúchame.

Voy a salir de aquí y
tú no vas a hacer nada. No vas a matarme.

Chris –– no te vayas.

Lo siento.

Tal vez la casa se incendie
fuego otra vez. Me gusta el fuego.

Lo siento.

Richard, quiero ayudarte.

Richard, dame el cuchillo.

Vamos, Richard...

dame el cuchillo.

Vamos, Richard.

Richard.

Dame el cuchillo, Richard.

Adelante.

¡No! ¡Oh, no! ¡No!
¡Oh, mi espalda!

¡No puedo moverme! ¡No! ¡Richard, no!

¡No! ¡No!

¡No la luz!