All language subtitles for El halcón y la flecha (1950)(Dual+Subt.)

En el siglo XII, el norte de Italia
estaba sojuzgado. . .

. . .por el ej�rcito del emperador
alem�n Frederick Barbarossa. . .

Pero las monta�as de Lombard�a
no eran f�ciles de conquistar. . .

Generaciones de monta�eses. . .

. . .transmitieron las leyendas
de aquellos a�os oscuros. . .

. . .y de las haza�as de sus antepasados
que lucharon por la libertad. . .

Protegidos por las monta�as,
sus primeras reuniones eran secretas. . .

''Dejamos por escrito este,
nuestro acuerdo. . .

. . .para que todo hombre bueno
conozca nuestras razones y prop�sitos.

A partir de esta noche,
no descansaremos. . .

. . .hasta que hayamos reunido la fuerza
suficiente para liberarnos del invasor'' .

Estamos todos de acuerdo.

Debemos volver a nuestros hogares.

Valientes palabras de hombres viejos.
�D�nde estaban los j�venes esta noche?

Tengo miedo. Temo por todos nosotros,
j�venes y viejos.

- Dardo.
- Dardo.

Bambino. Mira qui�n viene.

Dardo.

- Te esper�bamos la semana que viene.
- Nos reuniremos en la taberna.

Dardo no se perder�a
la llegada del Halc�n.

Dardo, dispara a los gorros.

- �Preparados?
- S�.

Vamos.

Alejaos m�s.

Muy bien, lanzad los gorros.

- �De qui�n era ese gorro?
- De Tony el Gordo.

Ya s� por qu�, he visto a su hermana.

Dardo.

Papa Pietro.

Te echamos de menos en la
reuni�n, Dardo.

Signor Boticario,
habla como su esposa.

Dejar� que os encargu�is de las
reuniones, se os dan bien.

Te necesitamos,
dependemos de ti.

�Por qu�? Yo no dependo de nadie,
�por qu� iba alguien a depender de m�?

- �No es cierto, Rudi?
- Un monta��s debe aprender. . .

. . .a no depender de nadie
excepto de s� mismo.

- �Hab�is visto?
- Se nota que es tu hijo, Dardo.

Cada uno para s� y
s�lvese quien pueda.

Ve a beber con los tuyos a la taberna
el d�a del regreso del Halc�n.

Que los dem�s cuiden de s� mismos.

Boticario, las hierbas
para tus curas.

Pero no intentes curarme a m�,
soy incurable.

- �D�nde est� trabajando hoy Alberto?
- Para los Vasselis.

Rudi.

�Crees que puedes
acertar a la chimenea?

- Est� muy lejos.
- Vamos, int�ntalo.

Apoya la flecha en la mejilla.

Apunta hacia abajo.

- Le he dado. Le he dado.
- Desde luego.

�Qui�n ha sido el hijo de. . .?
Dardo.

Benuto. Giovanni.

Ha vuelto.
Os ver� en la taberna.

Es cierto. A veces el boticario
habla demasiado.

Pero esta vez tiene raz�n.

Tenemos que hacer algo
con el Halc�n.

Oye, Dardo Bartoli.

�Crees que a la gente le sobra el dinero
para comprar un gorro nuevo cada d�a?

Adem�s, hace cuatro
semanas que no te veo.

Las mujeres no lo comprenden,
�no es as�, Tony?

Ten, dale mi gorro al chico.

Ya me lo dar�s esta noche.

�Qu� va a ser de nosotros
si permites que el Halc�n. . .?

�Por qu� no me dej�is en paz?
Un hombre puede vivir de dos maneras:

- Con o sin.
- �Con o sin qu�?

- Rudi, d�selo.
- �El qu�?

- Lo de las personas y las cosas.
- Las personas te meten en cosas. . .

. . .que terminan d�ndote
problemas. . .

. . .y los problemas los tienes
con las personas.

- Y vuelta a empezar.
- Ese es mi hijo.

Venga, vamos a beber el buen
vino de Giulio.

- �Podemos ir todos?
- Dardo, �qu� tal?

- �Estamos todos? �Y el carnicero?
- Giulio, el vino.

- El herrero.
- Saca algo de vino.

�D�nde est� Piccolo?

�D�nde est� Piccolo?

No puedo beber sin Piccolo.

Piccolo, �qu� ocurre?
�No nos has o�do?

�Has dejado de beber?
�Est�s enfermo?

�Qu� te pasa?

El Halc�n viene hacia aqu�.

- Ve afuera, quiero hablar con Piccolo.
- No tememos al Halc�n, �verdad?

Ve fuera y ense�a a esos ni�os los
modales de los monta�eses. Vamos.

No te preocupa el Halc�n,
sino la madre del chico.

Ya te lo he dicho antes.
Todo eso se acab�.

Han pasado cinco a�os
desde que se march�.

Todas las mujeres abandonan a sus
maridos tarde o temprano. . .

. . .aunque sea solo en esp�ritu.

Olv�dalo, yo lo he hecho.

He pensado que el chico deber�a ver
al Halc�n, eso es todo. Vamos.

Venga, baja.

Pens�ndolo bien, Francesca fue la
�nica mujer satisfactoria que conoc�.

Me dej� solo.

Lucrecia.

No s� qu� me da m�s placer,
besarte o pegarte.

''No te muevas hasta que vuelva'' .

Podr�a haberme muerto de hambre
esper�ndote.

Te ver� esta noche.

Dile a Giulio que queremos un barril de
cerveza, un jam�n, pollos. . .

. . .otro barril de cerveza
y seis metros de pan.

- Dice que no quiere servirnos.
- �Por qu� no?

Dardo, hemos cerrado.
El Halc�n est� en camino.

Dardo, est�n tocando la campana
y el Halc�n ya est� en la ciudad.

�Prefieres servirnos vino
o lo cogemos. . .

. . .y te dejamos el dinero
sobre el pecho?

�Dardo!

Ven aqu�. Y t� tambi�n, Pietro.

Pietro, tu esposa nos necesita.
Lucretia, ve a por la comida.

Vaciad la plaza.

Nonna Bartoli, �qu� tiene de malo
un peque�o trago?

A tu edad, Pietro,
no es nada bueno beber.

Deber�a haber sabido que vendr�as.
�Por qu� has venido?

Para ver tus hermosos ojos.

Te conozco desde que eras
tan peque�o como Rudi.

Te conozco muy bien. Has venido a
buscar problemas, y no me gusta.

- �Por qu� has tra�do al chico?
- Para que viera al Halc�n.

Por el bien del chico, olv�dalo.
No es necesario que lo sepa.

- �Acaso se lo diremos nosotros?
- No.

Rudi es mi hijo, Nonna.
No pienso mentirle.

�De qu� le va a servir
conocer a su madre?

Rudi.

Abrid paso para Ulrich,
conde de Hesse.

Ven, quiero que conozcas a alguien.

- �Qui�n es ese?
- Dardo.

Los deslices de mi t�o
se vuelven contra �l.

Rudi, quiero que conozcas
a tu madre.

Aqu� est�.

Quiero que te fijes bien en ella. . .

. . .para que veas que no te
has perdido nada.

Ahora sabr�s a qu� se refiere la
gente cuando hace ciertos comentarios.

Ese es el conde Ulrich, el Halc�n. . .

. . .el hombre con quien se fue
hace cinco a�os.

Como puedes ver,
no hay raz�n para odiarla. . .

. . .solo para sentir l�stima
por su falta de juicio.

En cuanto a �l, hay que sentir piedad
por un hombre que ha de. . .

. . .comprar una mujer para no vivir solo.

Ahora, volvamos a nuestras
monta�as.

Un momento, por favor.

Me sorprende que sigas siendo
tan inconsciente, Dardo.

No creo que seas tan tonto como para
creer que me valdr� de la autoridad. . .

. . .del imperio para contestar
a un esposo enfurecido.

Has matado a un halc�n.

Tal vez desconozcas que el noble
deporte de la cetrer�a. . .

. . .est� regulado y protegido
bajo una ley imperial.

La ley de la monta�a dice que un cazador
puede usar sus flechas contra un halc�n.

S�, conozco esa ley de la monta�a. . .

. . .y s� exactamente a qu� te refieres.

A�n as�, estoy. . .

. . .por as� decirlo,
del lado del halc�n. . .

. . .y me preocupa la seguridad
de mis p�jaros.

Tus halcones no correr�n
peligro. . .

. . .siempre y cuando no cacen
en mi parte de la monta�a.

�Y cu�l es tu parte de la monta�a?

Mi sobrina te ha hecho una pregunta,
Dardo.

- Cualquier parte en la que yo est�.
- Eso cubre un vasto territorio.

- Yo tambi�n.
- Dime, Rudi.

- �Qu� voy a hacer con tu padre?
- Nada. M�s os vale.

Resulta dif�cil ser paciente con �l.

No podemos permitir que todos crean
que se puede dar caza a los halcones.

�Crees que deber�a dar un castigo
ejemplar a Dardo?

- No.
- �No?

Bien, pues creo que podr�as ayudarme.

Te invitar� a vivir con
tu madre en el castillo.

Seguro que a ella le gusta la idea.

Creo que eso garantizar� la
seguridad de mis halcones.

Coged al chico.

Corre, Rudi, corre.

Dardo, esp�rame.

Dardo. Dardo, espera.

Alto.

- �Qui�n eres?
- El boticario Manzoni. . .

. . .debo atender a un paciente
con la Hermana.

- Ha intentado sac�rsela �l solo.
- Ponedle sobre la mesa.

Mantened el carb�n encendido.
Necesito hierro al rojo para cauterizar.

Cuidado.

Rudi. . .

Hijo. . .

- �D�nde est� mi hijo?
- Se ha entregado para salvarte la vida.

�chate, Dardo.

No dej�is que se vaya.
No sabe lo que est� haciendo.

�Alguien va a intentar detenerme?

Gracias, Hermana.

Y ahora, Hermana, el sopor�fero,
por favor.

El calmante.
Me refiero al licor.

Es por motivos medicinales.

Creo que lo necesitaremos.

Traed el hierro candente.

Levantadle con cuidado,
se pondr� bien.

- Recuperaremos a tu hijo.
- En cuanto se curen tus heridas.

- Tienes que esconderte.
- Te llevaremos a las monta�as.

- Trazaremos un plan.
- Averiguaremos qui�n est� en el castillo.

- Le rescataremos, Dardo.
- No.

No, es mi hijo, es mi problema.

Volved todos a casa.
El Halc�n os perdonar�.

No es tan sencillo.

- Han puesto precio a tu cabeza.
- Mil piezas de oro.

- Y tambi�n a quien te ayude.
- Cien por cada uno.

Te guste o no, todos somos proscritos.

Dardo, no puedo evitar
que os vayan detr�s.

Os lo hab�is buscado vosotros.
Pero puedo pedirte que reflexiones.

No nos causes m�s problemas.
Trabaja con nosotros.

Trabaja por alcanzar el d�a en
que podamos reparar las injusticias.

Cuando Lombard�a entera
vuelva a ser libre.

Se�or boticario. . .

. . .no puedo hablar por los dem�s. . .

. . .pero el prop�sito que persigo
no es noble.

Las �nicas injusticias que quiero
solucionar son las m�as.

Mi hijo no va a esperar en el castillo
hasta que Lombard�a sea libre.

Me temo que tendr�s que llevar el brazo
en cabestrillo durante una semana.

Si me hubieras llamado antes, Dardo,
todo esto no habr�a sido necesario.

Hay cosas que ni alguien como t�
puede solucionar solo.

Dir�a que no estoy solo.

Me guste o no.

No hemos podido hacer nada,
nos han rodeado.

No entre en el bosque,
est� la banda de Dardo.

No es seguro entrar ah�.
Debe haber veinte o m�s.

�Dardo?

- Gracias.
- Gracias, si podemos. . .

Gracias, se�ora.

Vaya, �qu� tenemos aqu�,
Piccolo?

�Es una dama o un jovencito?
�T� qu� crees?

O es un chico enclenque
o una dama pobre.

Pero su caballo es hermoso,
�no crees?

Tal vez deber�amos quedarnos el caballo
y que �l o ella vuelva caminando a casa.

Soltad la brida, por favor.

No tan deprisa. Est�is en mi parte
del bosque, se�ora.

- Os lo advertimos.
- Tal vez deber�ais explic�rmelo.

Resulta algo confuso
para una forastera.

�Qu� parte del bosque consider�is
vuestra?

Como dice mi amigo Piccolo,
tan solo hay que escuchar a los p�jaros.

Cantan en mi parte del bosque.
No hay halcones.

Me record�is un poco a mi t�o.

�Solo vos pod�is hablar en
vuestra parte del bosque?

Mi amigo Piccolo es todo
un personaje.

Sus o�dos oyen m�s all�
de lo que nosotros podemos o�r. . .

. . .como un rayo antes del trueno.
Ve cosas que los dem�s no ven.

Encuentra ciervos con el olfato
y las setas venenosas con el tacto.

Y habla de una forma. . .

Pero creo que vos no lo entender�ais,
mi se�ora Anne de Hesse.

Naci� sin voz.

Si os dais la vuelta y volv�is a
vuestro castillo, os perdonar�.

Pero la pr�xima vez os dar�
unos azotes.

Dadle un mensaje a Rudi de mi parte.
Decidle que nos veremos pronto.

No hay nada que me una
con mis paisanos. . .

. . .pero est�is haciendo
que resulte demasiado caro.

Anne.

El marqu�s de Granezia.

Mi se�ora.

Qu� placer tan inesperado.

Me tra�is esperanza.

Hab�a empezado a perderla
en nuestro inh�spito valle.

Finalmente, una flor de la corte
en nuestras monta�as.

Una rosa entre nuestras zarzas.

Vos tambi�n me result�is
inesperado, marqu�s.

Hab�a empezado a creer
que aqu� no hab�a m�s que rocas. . .

. . .y campesinos arrogantes.

Estas monta�as cultivan la arrogancia
incluso entre los nobles.

- Y ahora, si me disculp�is. . .
- No os vay�is, mi se�ora.

Necesito vuestro apoyo moral.

Me temo que vuestro t�o
est� enojado conmigo.

Quiero que te quedes, Anne.

Parece creer que deber�a pagar mis
impuestos como todos los dem�s.

- �Y por qu� no?
- Porque no soy como los dem�s.

Sois un hombre muy importante,
marqu�s.

Por eso no puedo permitir que se�is un
mal ejemplo para la gente del valle.

Llevo muchos a�os siendo
un mal ejemplo.

Y yo he vuelto para solucionarlo.

Ese, mi estimado Ulrich, es vuestro
dilema. El m�o es este.

Si pagara esos impuestos. . .

. . .me quedar�a sin propiedad
alguna ni t�tulo.

Tendr�a poco m�s que el resto de
la gente de este desdichado valle.

No podr�a terminar peor si confiscarais
todos mis bienes.

As� que, a�n a riesgo de dar
mal ejemplo. . .

. . .no os voy a pagar.

Haced lo que os plazca, marqu�s. . .

. . .yo har� lo mismo.

Mi t�o ya ha enviado a varias
docenas de hombres a la picota. . .

. . .y ha encarcelado a cien m�s. . .

. . .por tener una actitud como
la vuestra, marqu�s.

Como vuestro t�o sabr�, mi se�ora. . .

. . .durante las Cruzadas fui encerrado
brevemente en c�rceles sarracenas. . .

. . .pero solo brevemente.

- Y ahora, si mi se�ora me disculpa. . .
- Hasta la pr�xima.

Acabas de perder un marido.

- Env�ame al jefe de la guardia.
- Ya entiendo por qu� me has tra�do.

No podemos permitirnos una ocupaci�n
militar indefinidamente.

El emperador cree que un matrimonio
entre Lombard�a y Hesse. . .

. . .har�a un buen servicio al imperio.

Puedes decirle al emperador. . .

Pens� que el marqu�s ser�a
un esposo ideal para ti.

Dudo que encontremos otro
tan presentable.

Ve con una compa��a de hombres al
castillo del marqu�s de Granezia.

Cobradle los impuestos.

- �Y si se resiste, mi se�or?
- Si se resiste, aprehendedlo.

Pero lo quiero vivo.

Un paso, dos pasos.
Pie izquierdo, pie derecho.

Ligero, ligero, alegre y airoso.

Arquea la espalda
y haz una reverencia.

Uno, dos, tres, por favor.
Flexiona las rodillas.

Detente, reverencia, erguido y. . .

. . .uno, dos y gira.

Y tres y cuatro,
otra reverencia y. . .

No, no, no.

Es imposible.

El baile debe fluir de forma
natural desde el esp�ritu. . .

. . .como la leche de una vaca.

No puedo sacar leche
de un toro.

Rudi, trata de prestar atenci�n.

Muy pocos campesinos tienen
la oportunidad. . .

. . .de criarse como un peque�o pr�ncipe
con sirvientes que te ense�en. . .

- . . .y cumplan todos tus deseos.
- Puedo cuidar de m� mismo.

�Qu� har�an los sirvientes entonces?

Hablas como tu padre.
�No lo entiendes?

Con la influencia de Ulrich podr�s
llegar�s a ser lo que t� quieras.

Rudi. Tengo un mensaje para ti.

Tu padre quiere que sepas
que os ver�is pronto.

El marqu�s Alessandro de Granezia.
Cu�nto honor.

�Sois vos el cabecilla
de estos bribones?

Proscritos, marqu�s, proscritos.

Coger� mis pertenencias
y me ir�.

Piccolo, desata al marqu�s
y a sus amigos. . .

. . .para que puedan marcharse.

Creo que no lo entend�is.
Coger� mis pertenencias y me ir�.

Creo que sois vos quien no lo entiende.
No son vuestras posesiones.

Me las arrebataron
las fuerzas de Hesse.

Y nosotros se las hemos
arrebatado a ellos.

Quiero dejar esto muy claro:
Yo voy donde vayan mis posesiones.

Si se quedan aqu�, yo tambi�n.

Por favor, marqu�s. No os gustar�a
vivir entre bribones.

Proscritos, seg�n vos.

Como mi castillo ha sido quemado
y mis tierras confiscadas. . .

. . .y la ley parece impotente para
defender mis posesiones personales. . .

. . .entonces yo tambi�n quedar�
fuera de la protecci�n de la ley.

Proscrito. Pod�is contar conmigo.

Sin duda ser�ais un bonito elemento
decorativo.

Pero somos muy pocos.

Necesitamos m�s hombres
que entretenimientos.

Me temo que tendremos que renunciar
al lujo de vuestra compa��a.

Me temo que esto os pone en la
situaci�n de tener que echarme.

No quisiera estropear vuestra
delicada vestimenta.

�Por qu� no os march�is en paz?

Os podr�a ganar con la lanza.

Y probablemente vos podr�ais ganarme
con el arco.

Os sugiero, por lo tanto, un encuentro
de hombre a hombre, sin armas.

Marqu�s, os vais a ensuciar.

Piccolo.

Muy bien. Muy bien. Muy h�bil.

Ahora que ya nos hemos medido
las fuerzas, veremos qu� pasa.

Que decidan los proscritos.
�Vale la pena el esfuerzo de echarle?

Hay algo que deber�ais saber.

- Yo tengo la �ltima palabra.
- No hemos intentado el tercer asalto.

- Hasta entonces.
- Hasta entonces. . .

. . .ten�is la �ltima palabra.

Espero que comprend�is una cosa:
si me tom�is a m�, tambi�n a mi juglar.

Me gusta o�r m�sica mientras como.

Una copla para que vuestra dama crea
que vuestras mentiras son inofensivas.

Una rima para halagaros
en vuestro cumplea�os.

Una balada para exagerar vuestra
virilidad ante vuestros amigos.

Una canci�n melanc�lica para que os
cre�is de pensamientos profundos.

Resulto muy �til cuando
alguien est� malhumorado. . .

. . .y no como m�s
que el doble de mi raci�n.

Adem�s de lo que dese�is,
como no puedo cantar para m� mismo. . .

. . .sino tan solo canciones para el
Halc�n, mi m�sica quedar� proscrita. . .

. . .y all� donde vaya mi m�sica,
ir� yo.

Y ahora, �puedo preguntar
cu�ndo com�is?

Su nuevo hogar, marqu�s.

Una tumba de antiguos dioses.

El techo tiene goteras.

La gloria del Olimpo convertida
en refugio de proscritos.

Creo que los dioses antiguos tambi�n
vivieron como proscritos.

As� es, entonces,
�por qu� no �bamos a vivir como dioses?

Adem�s, es el lugar
m�s seguro que conocemos.

Dos bocas m�s que alimentar, Luigi.

Nuestro buen cocinero, panadero
y mayordomo, Luigi.

- El marqu�s Alessandro de Granezia.
- Llamadme Lui.

T� puedes llamarme marqu�s.

- Y su trovador.
- Encantado de conoceros.

- �Ten�is un nombre?
- Llamadme Apollo.

Apollo, os presento a H�rcules.

Poneos c�modos e instalaos.

Alguien ha ca�do en la trampa.

Ha funcionado.

Papa Pietro.

Vamos a repetirlo.

- �Qu� noticias traes, Papa Pietro?
- Hab�is montado una buena trampa.

- �Qu� sabes de mi hijo?
- Mi esposa est� furiosa.

Con los pichones, con tu hijo, con
el duque, con los impuestos y conmigo.

Y a ti no volver� a hablarte
en su vida.

�Qu� sabes de mi hijo?

He descubierto qui�n
trabaja en el castillo.

En primer lugar est� Tonio.
�Recuerdas? El que se comi� el sapo.

- Trabaja en la cocina.
- La cocina no nos sirve de nada.

Tambi�n est� Beatrice,
la del lunar peludo.

Y, por supuesto, Angela.

�Angela la pelirroja?

Trabaja como criada de la sobrina
del Halc�n.

Angela, la pelirroja.

- Angela.
- Le dije a Papa que har�a esto. . .

. . .para tener la oportunidad de decirte
lo que pienso de ti.

- Cada d�a est�s m�s guapa.
- �Crees que te lo mereces?

- �D�nde est� mi hijo?
- En el gran sal�n.

Hace semanas que no te veo,
pero cuando me necesitas. . .

. . .me pides que arriesgue el
cuello por ti.

- �Crees que te lo mereces?
- Es un bonito cuello.

Bueno, tal vez lo merezcas.

Sonr�e, sonr�e, sonr�e siempre.

Levanta los pies, peque�o monstruo.

Uno y dos, casi hemos terminado.

Y ahora una reverencia,
bestezuela.

Te felicito, Francesca.

Has hecho de �l un buen cortesano.

Cuesta creer que es
el hijo de Dardo.

Eso se lo tendr�s que preguntar a
Francesca, me temo.

Por favor, Ulrich.

Si tuviera una flecha os demostrar�a
si soy o no el hijo de Dardo.

- Rudi.
- Dardo.

Si alguien se mueve, os pondr� esta
manzana en la boca como a un cerdo.

No cometas una locura.
No saldr�is vivos de este castillo.

No quiero interferir con
el amor maternal. . .

. . .pero me voy a llevar a mi hijo
al lugar al que pertenece.

No, Dardo. No seas ego�sta.
Estar� m�s seguro aqu�.

�Educado entre los hessianos?

�Quieres que se convierta en alguien
como t�? �Un pobre y sucio campesino?

�Qu� puedes darle?
�Qu� me diste a m�?

�l es lo �nico que me has dado. . .

. . .y no permitir� que me lo
arrebates.

Piccolo.

No. No.

Coged al chico.

Piccolo, la l�mpara.

Nos vemos en la cuerda.

Debemos permanecer juntos, mi se�ora.
�Puedo ofreceros mi protecci�n?

Permitid que os escolte
a vuestros aposentos.

Estos pasadizos son muy oscuros.
Son terror�ficos, mi se�ora.

Siento como si estuvi�semos
atravesando el coraz�n de la selva.

Seg�n el ni�o, nadie estar�
a salvo. . .

. . .mientras ese animal de monta�a
siga en el castillo.

�Qui�n va?

- �Qu� ocurre?
- Nada, mi se�ora.

El viento ha acariciado las velas
con demasiada pasi�n.

Como iba diciendo, espero que el
bruto monta��s no os haya asustado.

- Un animal salvaje es aterrador.
- Y tambi�n fascinante, mi se�ora.

- �Qui�n sois?
- Vuestro protector, mi se�ora.

- Mi se�ora estar� a salvo mientras. . .
- Fuera.

Pero. . . No lo comprendo.

He dicho que fuera.

Lo s�, mi se�ora, pero. . .

Ya veo. Por supuesto, la sobrina del
Halc�n, lady Anne de Hesse.

- Comprendo que hay�is venido a por. . .
- �Por qu� no se me ha ocurrido antes?

�En qu� est�is pensando, exactamente?

- L�stima que se acabe la conversaci�n.
- �Qu� vais a hacer?

- No suelo usar la fuerza con una dama. . .
- �No!

Pero me temo que os llevar� como
reh�n a cambio del chico.

No.

Vaya chico m�s grande que traes.

No hemos tra�do al chico,
pero hemos tra�do esto.

Excepto por la cara,
se parece a mi prima Rosa.

As� que son humanos.

Nunca hab�a visto una princesa
tan de cerca.

Disculpadme, princesa.

- Duquesa, no princesa.
- �Qu� diferencia hay?

- Duques y pr�ncipes.
- Abrid la boca.

No es cierto.

No tienen perlas en lugar de dientes,
como se dice.

Mi se�ora.

Qu� placer m�s inesperado,
marqu�s.

A pesar de ciertos
desacuerdos familiares. . .

. . .defiendo el nombre
de la caballerosidad. . .

. . .incluso aqu�, en este templo
pagano entre los proscritos.

Dardo. Debo insistir en que nuestra
encantadora invitada. . .

. . .reciba el trato que merece.

Recibir� lo que merece la sobrina
del Halc�n.

Id a buscarla, marqu�s.

Pero con el respeto que merece
una dama de su posici�n.

Ma�ana, Piccolo tendr� el honor de
llevar nuestro mensaje al castillo.

Por la noche recuperar� a mi hijo y
vos dormir�is en vuestro lecho.

Mientras tanto, el marqu�s conf�a en
que est�is c�moda entre nosotros.

- �Qu� hac�is ahora?
- Me seco la pierna.

Una pierna preciosa.

Mantened tensa la cadena para
que sepa d�nde est�is.

Una bonita pierna para una princesa,
condesa, duquesa o lo que sea.

Decidme,
�d�nde aprendisteis a montar as�?

En la corte no. As� es como se monta
en las monta�as.

Tal vez se�is una campesina despu�s
de todo, como Francesca.

Soy Anne de Hesse.
Tengo el t�tulo de marquesa.

Mi padre era el hermano de Ulrich.

Pero fui criada y aprend� a montar
en el sur, con mi madre.

Se parece mucho a este lugar.

Tendr�is que aflojar un poco la cadena.
Me he dejado la sandalia junto al agua.

�No os aburr�s aqu�,
tras haber vivido en la corte?

Deb�is sentiros sola sin los duques,
condes y pr�ncipes.

Habladme de ellos.

�C�mo son cuando se
quitan la armadura?

Mi se�ora, hace mucho
tiempo aprend�. . .

. . .que no se debe confiar en un gato
de monta�a cuando deja de gru�ir. . .

. . .ni en una mujer cuando
te da la espalda.

�Por qu� no se nos ocurri� antes esto?
Qu� buena vida.

La de a�os que me he pasado
limpiando el humo de los dem�s. . .

. . .encerrado en chimeneas, mirando
al cielo por un agujero cuadrado.

- No estoy acostumbrado al aire fresco.
- Scarpa, amigo de pies ligeros. . .

. . .�no ser�a m�s sencillo
utilizar las manos?

S�, ser�a m�s sencillo vivir como
animales y cazar con nuestros dientes.

Y tambi�n vivir sin ropa alguna
y dejando que nos crezca el pelo.

Y para ti ser�a m�s sencillo
hablar con la gente. . .

. . .sin usar rimas ni ritmos.

Pero somos civilizados,
y el arte de la civilizaci�n. . .

. . .se basa en hacer cosas naturales
de forma artificial.

Pero yo soy m�s civilizado
que todos vosotros.

Te saludo, compa�ero artista.

Skinner, tenemos que escribir una
carta de amor al Halc�n.

Piccolo, no te marches.

Si�ntate y habla conmigo.

No, de veras. Puedo entenderte.

T� y Dardo os conoc�is desde hace
mucho tiempo, �no es cierto?

Le quieres mucho, �verdad?

�Por qu� le quieres?

�Es un p�jaro?

�Es libre como un p�jaro?

Es un esp�ritu libre.
Ahora te entiendo.

Los p�jaros cantan
en esta parte del bosque.

�Qu� hay de vuestras mujeres?

�l las trata mal, �no es as�?

Les pone cadenas alrededor
del cuello.

�Te parece correcto?

�Ves alguna raz�n por la
que deber�a estar encadenada?

Al fin y al cabo, no podr�a irme de
aqu�. Los guardas no me lo permitir�an.

Pues si tan solo es un cruel capricho
de Dardo. . .

. . .�podr�as quitarme la cadena?

Marqu�s.

- Mi se�ora.
- Cuando dije: ''Hasta la pr�xima'' . . .

. . .esperaba que fuera en
otras circunstancias.

Yo tambi�n, pero vuestro
t�o intervino.

Y ahora soy vuestra prisionera. . .

- �Preferir�ais que lo fuera yo vuestro?
- No.

Pero no esperaba encontrarme
al marqu�s de Granezia. . .

. . .como mozo de establo.

Tiene ciertas ventajas sobre
las mazmorras de un castillo.

Pero es innecesario,
Alessandro.

�Por qu�, mi se�ora?

- Si hubierais sido m�s razonable. . .
- �Es sobre los impuestos?

Habr�ais recuperado m�s que eso con
la dote de mi matrimonio.

Disc�lpeme, mi se�ora, si encuentro
esa proposici�n algo s�bita.

Pero no lo es, de veras.

Estoy seguro de que tan agradable idea
no se me habr�a olvidado.

Mi t�o lo sugiri�.

Debo decir que vuestro t�o
tuvo una forma alarmante. . .

. . .de darme la bienvenida
a la familia.

Barbarossa sabe que no nos podemos
permitir una ocupaci�n indefinidamente.

Por lo tanto, un matrimonio entre
Hesse y Lombard�a parece. . .

Pero no puedo evitar ser una mujer.

Si debo contraer matrimonio
por asuntos de estado. . .

. . .me gustar�a que fuera con alguien
a quien encuentre atractivo.

Me abrum�is, mi se�ora.

- �Os sorprende que me sienta atra�da?
- En absoluto.

Me sorprende comprobar
que me gustar�a creeros.

L�stima que sea demasiado tarde.

No es demasiado tarde.
Si pudiera decirle a mi t�o que. . .

Mi querida Anne, si me permit�s
la osad�a. . .

. . .pod�is decirle a vuestro
t�o que os encuentro fascinante.

Pero me gustar�a saber si sois
tan sincera como hermosa.

Con una cadena alrededor
de vuestro cuello. . .

. . .es dif�cil saber. . .

. . .si vuestra garganta se ha sonrojado
por la pasi�n o por el enga�o.

Y ahora, si mi se�ora
me disculpa. . .

. . .debo volver al establo.

''Hoy al anochecer'' .

- �Eso es todo?
- Es suficiente.

No s� c�mo lo hace.
Yo no puedo escribir nada.

Ya que est� escrita la carta,
sugiero que sea yo quien la lleve.

La llevar� Piccolo.

Eso es absurdo.
No puede hablar.

No es necesario.

No sabr�a qu� decirle
a Ulrich.

Est� todo en la carta.

Soy el �nico preparado para contestar
al conde en su lenguaje. . .

- Lo entender�.
- . . .y luchar seg�n sus reglas.

Ahora el Halc�n luchar� seg�n
nuestras reglas, marqu�s.

Dardo, todav�a tenemos que
terminar el segundo asalto.

Ahora tenemos que encargarnos
de cosas m�s importantes.

Nada de parar en la taberna.

Si no has vuelto al anochecer. . .

No lo comprendo, mi se�or.
No es habitual en mi se�ora Anne.

Su lecho est� sin deshacer y su
camis�n est� donde lo dej�.

Todo est� en su lugar.
No alcanzo a imaginar qu� habr� hecho.

Solo se ha llevado una funda
de almohada y una manzana.

- Joven impertinente.
- Mi se�or.

Parece que trae un mensaje.

Soltadle y entregadme
el mensaje.

Sentaos y bebed un poco de vino.

Pod�is iros.

- �Cu�l es su familiar m�s cercano?
- Su t�o.

Un anciano, un zapatero jubilado
conocido como Papa Pietro.

Quiero que mont�is una horca
en la plaza. . .

. . .y que at�is a ella a Papa Pietro
para que todos lo vean.

Le ahorcaremos al amanecer.

As� que t� eres el amigo de Dardo.

Eres mudo.

Una admirable cualidad
en alguien de tu clase.

Imagino que Dardo ha intentado
insultarme al enviarte. . .

. . .�o tal vez pens� que
no dudar�a ni un instante?

Si es as�, est� tan lisiado como t�.

Est� ciego. O peor a�n, es idiota.

Su mente est� nublada
por su sensibler�a.

Un mal com�n entre
quienes han sido conquistados.

�Realmente cree que sacrificar�a
los intereses de un imperio. . .

. . .por el bienestar o incluso
por la vida de una mujer?

Te aseguro que no
tengo tal intenci�n.

Dile a tu amigo. . .

Vaya, no puedes dec�rselo, �verdad?

Bien, dado que no tienes
lengua para hablar. . .

. . .tendr�s que entregarle mi mensaje
de otra forma.

Llev�oslo abajo.
Bajar� inmediatamente.

Trovador.

�Qu� ocurrir� si. . .?

�Si Piccolo no regresa?

�Por qu� quer�is hablar de ello,
mi se�ora?

- Yo soy la reh�n.
- Exactamente.

Sol�a cantar una balada sobre el
destino de la hermosa Zuleika. . .

. . .hija del sult�n. . .

. . .que fue llevada como
reh�n en las Cruzadas.

Pero no creo que reconfortara
a mi se�ora. . .

. . .dadas las circunstancias.

�Por qu� lo hab�is hecho?

Pronto estar�is en casa.

�No deber�a volver Piccolo?

- Volver�.
- Espero que teng�is raz�n.

Espero poder ir pronto a casa. . .

. . .y que todo salga como planeasteis.

Espero que recuper�is a vuestro hijo.

Ech�is de menos vuestra
cama de plumas.

Nunca hab�ais dormido
en el suelo. . .

. . .ni comido de un plato de madera,
ni ba�ado en un r�o.

Quiero que sep�is que os respeto por
querer recuperar a vuestro hijo.

Es justo que as� sea.

- Gracias.
- Es decir. . .

. . .tal vez deba vivir en el castillo.

Es mi vida, supongo.

Pero no es para Rudi.

No se puede convertir en pr�ncipe
a un campesino.

Es igual que vos.

Mi t�o dice que vuestras monta�as
cultivan la arrogancia.

Piccolo dice que sois esp�ritus libres.

No lo s�.

Pero el chico debe vivir
en las monta�as. . .

. . .en el bosque.

Vuestra parte del bosque.

�Que quer�is?

Quer�a que supierais que pase
lo que pase. . .

�D�nde est� Piccolo?
�Por qu� no ha vuelto?

Hace mucho que ha oscurecido.

Tengo miedo.
Temo por vos.

Ten�is miedo por vos misma,
pero est�is perdiendo el tiempo.

- No.
- Quer�is que os haga el amor.

Tem�is que no vaya a volver.

- Dardo.
- Eres tan hermosa.

Es mentira.

- Tu boca est� mintiendo.
- No lo s�.

�Qu� puedes sentir?

Tus sentimientos debieron
desaparecer. . .

. . .cuando tu t�o quem� la primera
caba�a de un campesino.

Compras un marido
con una dote. . .

. . .pero buscas un mozo de cuadra
como tu t�o encontr� a Francesca. . .

. . .porque tu gente est�
tan vac�a como t�.

- S�, he mentido.
- Vete.

- Y me alegro.
- Vete hasta que decida qu� hacer.

Me alegro de que sea una mentira.
Odiar�a que fuera cierto.

- Dardo.
- Dardo.

- Dardo.
- Dardo.

Piccolo.

Biggie, trae aceite de oliva caliente.

�Vamos al castillo?

La plaza. Que vayamos a la plaza
del pueblo.

- Cuidad de �l.
- Dardo.

Atadla.

�Qu� es todo esto? �La horca?

Le van a colgar al amanecer.
Por el proscrito.

A vuestros caballos.
Nos vamos a la ciudad.

Compa��a, alerta.
Guardas preparados.

Se acercan por la puerta oeste.

- A vuestros puestos.
- Compa��a, en guardia.

Descansa, Papa Pietro.
El boticario vendr� pronto.

�Qu� es esto?
�Qu� est�is haciendo?

�Acaso me tem�is?

No. Ya nadie te teme.
No puedes hacernos ning�n da�o.

Lo recuerdo bien, Dardo. Recuerdo
cuando naciste en estas monta�as. . .

. . .y tu padre se march� para
luchar en pa�ses lejanos.

Sentimos l�stima por ti.

Dijimos que no podr�amos culparle
de nada en lo que se convirtiera.

Recuerdo cuando volviste al pueblo
convertido en un muchacho.

Nos burlamos de tu pelo enmara�ado
y de tus modales salvajes.

Y excus�bamos tus travesuras. . .

. . .porque solo te hac�as
da�o a ti mismo.

Te excusamos porque. . .

Todos llev�bamos una parte de ti
que no nos atrev�amos a mostrar.

Pero ahora s� que lo que vimos en ti
fue el diablo que todos compartimos.

Eres uno de los nuestros,
eres mi familia. . .

. . .e hice lo que pude por criarte,
pero hemos venido a buscarte.

- Hemos salvado al viejo.
- Hab�is salvado a Pietro.

Ahora hay cinco hombres en su lugar.
Ma�ana habr� diez.

Y no se terminar� hasta que
el Halc�n logre lo que quiere:

A los proscritos en prisi�n
y a Dardo colgado.

Diles que se entreguen,
porque si no. . .

. . .estamos dispuestos a luchar.

No.

No, no lucharemos entre nosotros.

- No colgar�n a nadie por m�.
- Nonna Bartoli.

Nonna Bartoli, quiero hablar contigo.

He sido yo quien se ha enfrentado
con la muerte esta noche, no t�.

A ti no iban a colgarte al amanecer,
pero a m� s�.

Y con esa cuerda alrededor
de mi cuello. . .

. . .no me habr�as convencido de que
era culpa de Dardo.

Fue el Halc�n quien me la puso.

�Ha sido Dardo quien os ha convertido
a todos en cobardes?

�No quer�ais que alguien
hiciera algo?

Dardo ha hecho ese algo.

S�, nos ha metido en problemas.

Tendr� suerte si no salgo de esta
con reumatismo.

En la horca me hab�a convencido
a m� mismo. . .

. . .de que estaba dispuesto a morir.

Por primera vez en mi vida,
me sent� como un h�roe.

Y eso es algo que
no me pueden arrebatar.

Si est�is dispuestos a luchar. . .

. . .luchemos contra el Halc�n y
sus hombres, no contra Dardo.

Luchemos y libr�monos de ellos. . .

. . .o por lo menos muramos luchando.

Papa Pietro, haces que me sienta
orgullosa y avergonzada.

- Lucharemos.
- Tranquilo.

Lucharemos juntos.

Y viviremos para ver
una Lombard�a libre.

Esperad. Nonna Bartoli tiene raz�n.

- Debo volver all�.
- Te colgar�n.

No podemos permitir que
cuelguen a cinco ancianos.

- Dejad que me cuelguen a m�.
- No.

Adem�s, as� tendremos
tiempo para prepararnos.

- Tu padre me ha decepcionado.
- Jam�s se entregar�.

Cre�a que su arrogancia. . .

. . .no le permitir�a ver a otros
colgados por �l.

Que comience la ejecuci�n.

Alto. Esperad.

- Dejadle pasar.
- Dejadle pasar.

Retened a los dem�s.

- Ll�vate al chico.
- No.

- No hay raz�n para que vea esto.
- Si lo ve aprender� una buena lecci�n.

Por eso has venido, �no es as�?

He renunciado a luchar contra ti,
Ulrich, como hombre.

Anoche muri� mi mejor amigo, el
trovador y Skinner. . .

. . .para salvar a un hombre de la horca.
Y ahora hay cinco.

Soltad a los cinco hombres.

�Tienes algo que decir antes
de que te cuelgue?

No.

S�, espera.

Ya que est�s aqu�, Rudi, quiero que
aprendas esta lecci�n.

Un hombre no puede vivir solo.
Me equivoqu�.

Pero un hombre con amigos. . .

. . .como los tres que hoy no est�n
aqu�. . .

. . .dispuestos a arriesgar sus vidas
por otra persona. . .

Un hombre con amigos como esos
nunca muere del todo.

T� tambi�n vas a aprender una lecci�n,
Ulrich.

Cuando matas a un hombre ya
no puedes hacer nada m�s.

Pero no basta.

Porque un hombre que
sabe por qu� muere. . .

. . .solo muere en apariencia.

�Colgadle!

No. No, Ulrich, no lo hagas por m�.

�Es preciso que le cuelgues?

Por favor, Ulrich, �no te basta con
el orgullo por tu imperio?

Proceded con la ejecuci�n.

�No, no pod�is hacerlo!

Colgadle.

Podr�is recoger su cuerpo
al anochecer.

Llevaos a los proscritos
a las mazmorras.

Cr�eme, entiendo
muy bien. . .

. . .la atracci�n que sientes
por ese animal.

Me temo que es cosa de familia.

Pronto le olvidar�s
y encontrar�s a otro.

- Me vuelvo a Alemania, Ulrich.
- Ni hablar. A�n no.

Todav�a no has cumplido
tu cometido aqu�.

�Acaso has olvidado
para qu� viniste?

- Ya han llegado los buitres.
- Siguen al Halc�n para hallar muerte.

Vamos, pajarillos, portaos bien.

Volad otra vez sobre su cuerpo.

Solo una vez m�s.
Hasta que Ulrich se vaya de la plaza.

Vuela, monstruosidad
horrible y sarnosa. Vuela.

Mant�n tus sucias manos
alejadas de m�.

Antes de que te metas en problemas,
permite que te diga. . .

. . .que te conviene informar
a tu se�or. . .

. . .de que el marqu�s
Alessandro de Granezia. . .

. . .est� interesado en hablar
de una boda.

Buena mujer, �podr�ais
dirigir a estos c�micos. . .

. . .hacia el castillo del conde
Ulrich de Hesse?

Os indicar� d�nde est� el diablo.

Seguid por la senda del pantano
y el olor a muerte os guiar�.

Estoy hambriento.

Est�s bien.

Quitadme esta soga del cuello.

- Eso es.
- Cuidado.

Debe haber una forma
m�s sencilla de morir.

Hemos hecho planes para ma�ana por
la ma�ana. La ciudad est� preparada.

�Nos vamos?

Dardo puede comer mientras
le enterramos.

Enviadme a lady Anne inmediatamente.

Os pod�is retirar.

Contadme los detalles de ese
levantamiento, Alessandro.

Ma�ana por la ma�ana, durante los
servicios del d�a de Todos los Santos. . .

. . .un grupo de campesinos se vendr�n
al castillo con presentes.

Un gesto de humildad y derrota.

Una vez en el castillo,
planean reducir a la guardia. . .

. . .bajar el puente, ocupar
el casillo. . .

. . .y esperar a vuestro regreso.

�Y qui�n dirigir� a ese
peque�o grupo?

�El anciano? �El boticario?
�El fil�sofo?

�El peque�o Papa Pietro
o su pesada esposa?

Como veis, los conozco a todos.
Necesitaban a Dardo.

�A qui�n m�s tienen?
Su amigo el mudo est� muerto.

�Qui�n iba a tomar el mando?

�Vos, marqu�s?

Dardo.

Me temo que los proscritos os han
enga�ado, Ulrich.

Limpiamente y con imaginaci�n,
deb�is admitir.

En estos momentos, est�n
enterrando un ata�d lleno de piedras. . .

. . .mientras el cad�ver de Dardo se re�ne
con los fantasmas de sus tres amigos. . .

. . .para planear el asalto al castillo.

Que vengan, pues. Que ataquen.
Estaremos preparados.

Parece que vuestros paisanos aprender�n
la lecci�n con sangre, marqu�s.

Me has llamado, Ulrich.

Creo que ya conoces
a tu futuro esposo.

- No.
- Mi querida Anne.

Ulrich, ya me has o�do.

Tenemos una gran deuda
con el marqu�s, Anne.

Acaba de contarme que colgar
a Dardo no ha sido suficiente.

Sus est�pidos amigos pretenden
atacarnos por la ma�ana.

Las circunstancias
y vuestra belleza. . .

. . .me han convencido de que mi
coraz�n y mis intereses. . .

. . .est�n junto a vos y vuestro t�o.

�Les hab�is traicionado por m�?

�Por lo que dije?

Mi se�or.

El director de una compa��a
teatral. . .

. . .os pide permiso para entreteneros
esta noche en el gran sal�n.

Que entre.

Esta noche estamos de celebraci�n,
�no es as�, Anne?

S�. Si t� lo dices.

Estamos de celebraci�n.

El director Arturo de Mil�n,
mi se�or.

Trae consigo, desde los rincones
m�s lejanos de la Tierra. . .

. . .a los hermanos Bulano,
los b�varos saltarines. . .

. . .Petrolini y su oso indio,
casi humano.

El mayor surtido de actores, acr�batas,
malabaristas y payasos. . .

. . .jam�s reunidos para
el placer de la corte.

�Sois vos Nonna Bartoli?

Yo soy Anne.

- Anne de. . .
- Os conozco.

He venido a deciros que Ulrich
sabe lo del levantamiento.

Alessandro os ha traicionado.

�Por qu� acud�s a m�?

- Anoche fue vuestro marido el que. . .
- S�.

Era mi marido a quien
estuvisteis a punto de colgar.

Dejadme hablar con �l.

Se ha ido.

A enterrar a Dardo.

Entonces, Nonna Bartoli,
ten�is que escucharme.

Aqu� no ten�is nada que hacer.
No sabemos nada de un levantamiento.

Pues llevadme ante quien lo haya
planeado. O id vos misma.

Decidles que Ulrich les estar�
esperando cuando lleguen.

Decidles que renuncien.

�La sobrina del Halc�n ha dicho
que renuncien?

Creedme, en estos momentos est�n de
celebraci�n en el festival.

�Por qu� iba a mentir?
�Por qu� iba a venir hasta aqu�?

�Por qu� hab�is venido?

Porque me averg�enzo de lo que soy.

Y de lo que he hecho.

Ahora puedo decirlo porque
mi orgullo muri� con �l.

He venido porque amo a Dardo.

- Volved a casa, Anne.
- Ten�is que creerme.

No ten�is nada que hacer aqu�.
Volved a casa.

Por favor.

La creo, Dardo.

�Por qu� vamos a creerla?

Tal vez la envi� el Halc�n.
�C�mo podemos saberlo?

Ha dicho que renunciemos.
�No es eso lo que �l desear�a?

Ella te ama, Dardo.

S� que te niegas a creerlo.
No quieres escucharte a ti mismo. . .

. . .porque tienes miedo
de amarla tambi�n.

Eso es algo que a
Dardo le cuesta admitir.

�Por qu� crees que te aman todas las
mujeres excepto esta?

�Sab�is qu� significa esto?

Que atacaremos esta noche.

�Pero c�mo?

El festival. Eso es,
ha dicho que hay un festival.

�Puedes hacerlo?
�Est�s seguro?

Muy bien, lo haremos.
Esta noche.

Creo que necesita m�s
pintura, boticario.

Encontrar�s tu cabeza en el ba�l,
debajo de la piel de le�n.

�Tienes que sonre�rme todo el rato?

Es la esencia de la quintaesencia
del arte de los payasos.

Piccolo, ponte triste, furioso, alegre.

T�, Dardo, en cambio, tendr�s un
aire de rom�ntica tristeza.

Y una nariz bulbosa.

Para ocultar mi cara.

Unas gotas de aceite de pescado
en la nariz, boticario.

Una pizca de pata de cabra.

Un toque de hueso de ballena
para blanquear y listos.

�Tienes que hablar mientras maquillas?
La lucha empezar� en diez minutos.

�Y t� tienes que lanzar un cuchillo
con los dedos de los pies?

Entonces, respeta la t�cnica
de tus compa�eros artistas.

Esto me recuerda a mi juventud, cuando
so�aba con dirigir mi propia compa��a. . .

. . .antes de trabajar
para el marqu�s. . .

. . .ese malvado primo tercero
de un engendro de cerdo bilioso.

Esa amarga excreci�n del ojo
de un sapo bilioso.

La ciudad est� preparada.

- Pong�monos en marcha.
- Piccolo, tu barba. Mi cimbalillo.

Estamos preparados.

Bulanos. Bulanos, preparaos.

- Alto.
- No nos caus�is. . .

. . .m�s problemas. Llegamos tarde.
Ya sab�is que una jarra lleva a otra.

Sed buenos y abrid paso a los
cuatro payasos.

Caballeros, preparaos.

Que pasen.

Hermanos Bulano,
los b�varos saltarines.

Se te cae la nariz.

Rossi, �no puedes tener al oso. . .?

Soy un oso muy simp�tico
si no me traicionan.

Quiero que salg�is a anunciar
a los hermanos Caramelli.

Los mejores acr�batas de Europa.

Parad.

Mi buen se�or.

Los famosos hermanos Caramelli,
acr�batas sin igual.

Nunca vistos hasta ahora
en toda Lombard�a.

Siempre dije que deber�amos
haber sido acr�batas.

Dardo.

Dardo. Dardo.

Encerrad al chico en la torre
hasta que vaya yo.

�Este era el plan, marqu�s?
Arrestadle.

Rodead a los actores.

�Vamos a permitir que traten
as� a los actores?

- No.
- Bien, pues.

Tienen a los Bulano.
Tienen a los Bulano.

�Cuidado con las puertas!

Piccolo, los prisioneros.

Dardo. Dardo.

Eh.

Capit�n, ret�ngalos todo lo que pueda.

�Dardo! Dardo, ha ido a por el chico.

Vuestros amigos le estar�n buscando
en el gran sal�n, marqu�s.

Me temo que ten�is raz�n, Ulrich.

He perdido la batalla.

Conf�o en que me permit�is la cortes�a
de enfrentarme solo a mi derrota.

Pero conoci�ndoos, querido Ulrich,
ya habr�is planeado vuestra fuga.

Vais a por el chico, y yo ir� con vos.

No.

Lo cierto es que les he traicionado,
as� que iremos juntos.

- Nos matar�n a ambos.
- Tendremos que arriesgarnos.

Sois lo �nico que se interpone
entre mi persona. . .

. . .y la venganza de mis paisanos.

No sois rival para m�, y lo sab�is.

�D�nde est� el chico?

Aqu� est� el hombre que te traicion�.
�Por qu� no le matas?

Necesitar�s una espada.
Toma la m�a.

- �l te matar�a antes.
- Pero vos me defender�is, Alessandro.

Como hab�is dicho,
soy vuestra �nica esperanza.

No puedo luchar contigo con una espada.
Esc�chame, t� quieres escapar.

- Yo quiero a mi hijo. No te detendr�.
- No, Dardo.

Siento no poder esperar a ver el final.
Os deseo la mejor de las suertes.

- Ap�rtate, voy a por el chico.
- No, Dardo.

Desgraciadamente, tu hijo es
la salvaci�n de Ulrich. Y la m�a.

Siento que nuestros d�as como proscritos
terminen as�, pero tengo que matarte.

Ahora estamos a oscuras, donde una
espada no es m�s que un cuchillo largo.

Y los cazadores sabemos
mucho de cuchillos.

No puedes verme, �verdad, Alessandro?

Pero yo a ti s�.

Ten cuidado,
te vas a tropezar con la l�mpara.

Tendr�s que venir a por m�,
Dardo.

Si alguien se entromete,
el muchacho lo pagar�.

Le dar� al chico.

Rudi.

Piccolo.