All language subtitles for El agente topo.spa

[campanilla de elevador]

[pasos se acercan]

[puerta se abre y se cierra]

[música misteriosa]

Ya.

Ya.

[hombres conversan]

Compro el Mercurio
y veo un aviso que decía:

"Se necesitan personas",
varones, parece que decía así,

"de 80 a 90 años".

Esta cuestión es...
¿estoy loco o qué diablos?

Porque no me convencía, de 80 a 90 años.

Tú vas a un lugar a buscar trabajo,
basta con que le digas la edad

y ya se acabó el este...
Y te colocan las trabas.

No les gusta tener gente de edad.

A pesar de que yo me veo joven.

Me veo y me siento también.

¿Cómo estamos en la parte de tecnología?

- Estoy metido en el internet vía wifi.
- Ya.

Pero no lo uso por una razón muy simple:
Porque creo que no es necesario.

No me funciona. ¡Ahí, ahí!

- No, no sale po, mire. ¿Ve?
- A ver.

Lo estoy apretando ahí...
Y está enterito, ahí.

No sale.

Una, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete,

ocho, nueve, diez,

once, doce, trece, catorce, quince.

¡Quince fotos me sacaste!

El tema es el trabajo a desarrollar

donde nosotros tenemos
que introducir a una persona

de inteligencia.

Un agente topo.

Ya. Agente topo.
Me lo va a explicar, por favor.

- Un espía.
- Ya. Correcto. Un espía.

Sin que el resto de las personas
sepan que tú eres espía.

Y tú vas a estar mirando
todo lo que está pasando.

¿Tendría algún problema usted,
ya sean, éticos o morales,

que usted diga: "Pucha, estoy sapeando
a estos pobres viejos"? Que sé yo.

- Ninguno.
- ¿Ninguno?

No, en absoluto.

Es más todavía, tengo interés.

¿Contamos con el permiso de la señora

para que usted se pueda internar
en una casa de reposo por tres meses?

Mi señora me dejó tres lindos hijos

que están casados, tienen sus hijos,

pero están siempre preocupados de mí.

¿Se opondrían a que usted se internara
por tres meses en un hogar de ancianos?

Si llego a este trabajo,

no voy a tener ningún problema...

Porque yo soy el que me rayo yo mi cancha.

[música misteriosa]

"Blanco" se llama la persona
que es sometida a vigilancia.

Y tú vas a llevar una misión.

Yo te voy a dar el nombre,
te voy a mostrar la foto,

te voy a decir qué persona es
a la cual tú tienes vigilar adentro.

Porque a mí me está contratando una hija.

Ya.

Entonces tú tienes
que hacer el trabajo adentro

y yo le tengo que reportar a la hija

que cree que a su madre adentro
la están maltratando, le están robando,

que le están pegando, que... ¿Me entiende?

Entonces, tú vas a ser mis ojos,
vas a ser mis oídos.

- Todo me sirve.
- Ya. Sí.

Que tú vas al baño, los baños están
asquerosos, que no hay confort,

o los pobres viejos andan
con los pañales todos sucios,

que las enfermeras, paf, cachuchazo,
paf, y escobazos, qué sé yo.

Todo me lo informa.

Entonces tú me tienes que dar
la tranquilidad que tienes a esta persona,

me la tienes vigilada.

- Tiene que ser muy sutil.
- Sí, lógico.

Sin que nadie se dé cuenta.
Porque si te descubren,

hasta ahí nomás llega la pega.

[hombre] Este es el blanco.

Ella se llama Sonia Pérez.

[Rómulo] Aquí, Sergio, te pido que

trates de memorizar a la señora.

- ¿A la abuelita?
- A la abuelita.

[Rómulo] Porque fotografías no va a tener
más que observarla aquí.

[hombre] Lo que ustedes están viendo

es la fachada
del Hogar de ancianos San Francisco,

ubicado en la localidad de El Monte.

[música alegre]

[charlas indistintas]

[Rómulo] Ya, ahora,
me vas a hacer un llamado de FaceTime.

[Sergio] Ya.

Ahí lo estoy viendo, señor.

[Rómulo] Pero, llámame pues,
si no saca nada con verme.

Yo no voy a estar cerca de la cámara suya.

- Usted me tiene que llamar, primero.
- [Sergio] Ya.

Hola, Rómulo.

Pero lo estoy viendo.

[Rómulo] No me ha llamado.

Ya.

[Rómulo] Contesta po, desplaza la señal.

- [Sergio] Cuál, ¿el verde?
- Acepta la llamada. Ahí.

Ya.

- [Rómulo] No. Súbelo, súbelo. Mírate tú.
- Ah.

- ¿Me ves?
- Claro, sí.

- ¿Aparezco yo?
- Sí.

- Y tú apareces por acá.
- Sí.

Mira,

tú me vas a llamar por aquí para avisarme:

"Te tengo una encomienda urgente".

Va a ser una clave.

Una encomienda. Ya.

Significa que tú

- tienes información importante.
- Ya.

QSL QAP.

Quedamos de juntarnos en el QTH.
¿Me entiende?

Pues nada.

Mándame un mensaje de voz por WhatsApp.

¿Qué vamos a hacer, Sergio,
cuando tú no estés a mi lado?

Por eso te digo, aplica,

cuando te explique una cosa, concéntrate.

Te voy a comprar un frasco de Actebral.

Para la memoria.

- ¿Cómo se llama?
- "Actebral".

Este, ¿qué es lo que es?

Un lápiz.

Si tú miras con la lupa ahí,
en el puntito de arriba.

- ¿Lo ves?
- Sí.

Ahí está la cámara. La microcámara.

Ahí se supone que te estoy...
se supone que te estoy grabando.

Voy a dar vuelta.

Ahora lo voy a apagar.

Estos son lentes espías.

- Se encienden al igual que el lápiz.
- Sí.

- ¿Hizo "brrr"?
- Sí.

- ¿Te lo hizo en la mano? Ya.
- Sí.

Entonces quiere decir
que ahora estás filmando.

En este minuto.

¿A quién estás testimoniando?

Despacito, no tan... No, así... Un paneo.

École. Eso. Ahí.

Eh... Pero no pongas cara de espía.

- Hazlo como...
- Es que aquí saben que soy espía.

- Allá no van a saber.
- Nadie sabe.

[Marta] Caballero, ¿me lleva?

Lléveme.

- Por favor.
- Pero ¿usted tiene llave? Yo no tengo.

- No tengo manos, mire.
- Oye, niña, ven.

Ven porque el caballero no puede,
está con las manos amarradas.

Tú, tú, tú.

¿A ella?

Arriba hay una foto.

Hay una máquina arriba. Arriba.

Es para escuchar lo uno está conversando.

Sí po, escuchan todo
y tienen unos oídos tapados.

Yo creí que estaban filmando una película,

pero no creo que están
espiando lo que uno habla.

Sí po, si esto es como una película
lo que están grabando,

no sé como será eso.

[Rómulo] Bueno, Sergio, Dalal.

Nosotros el día 20, 21,

lo vamos a ir a dejar los dos.

Tú como su hija, yo,

para todos los efectos
y esto tú lo tienes que asumir así,

soy tu ahijado regalón. ¿Estamos?

¿Alguna duda?

A mí lo que me preocupa, bueno, mi papá...

Nosotros perdimos a mi mamá
hace un par de meses.

Que él no esté tres meses es difícil

después de haber perdido a mi mamá.

¿Vamos a tener acceso para ver a mi papá,
cuánto tiempo el fin de semana?

¿Cuánto tiempo mi papá puede salir?

Si lo permite
la dirección del establecimiento

y lo autoriza bajo su responsabilidad, sí.

Pero yo no puedo pasar a llevar
las normas que tiene esa casa.

Porque si a todos los abuelitos
se les ocurre salir, imagínate.

Muchos se van a perder,
se van a extraviar.

¿Y él puede llegar a tener algún
problema legal si es que se llega a saber

que él entró para investigar, para filmar?

Porque él va a estar filmando
algo no autorizado,

porque uno no puede llegar
a un hogar y filmar sin permiso.

Desde el punto de vista legal,

yo con la cliente tenemos firmado
un contrato de confidencialidad

que ella no puede hacer mal uso
de la información que yo le voy a entregar

porque solamente para ella
le interesa saber cómo está su madre.

[Maite] Dalal, y si estás preocupada
por la película,

nosotros hace un tiempo
que ya estamos grabando en el hogar.

Y en el hogar saben que,

si llega alguien nuevo,
nos vamos a focalizar en él.

Y en este caso, ese sería tu papá.

[Rómulo] ¿Te quedó claro?

[Maite] Pero claro, ellos no saben
que él es un espía.

Mira, para que mi hija se quede tranquila,

tú ves que yo salgo,

tenemos el mall al lado. Voy al mall

que ya me lo conozco de memoria,

porque con los ojos cerrados
ya se dónde están las tiendas,

entonces eso también después ya aburre.

El hecho de andar paseando,
tomando el sol,

viendo los lindos arbolitos,
los pajaritos,

- también aburre. ¿Eh?
- Hmm.

Y volver al departamento, ¿ya?

Entonces, ya me estoy como desesperando

y encuentro
que esto verdaderamente ha sido

como liberador para mí, mentalmente.

Cansador mentalmente, pero a la vez
liberador también mentalmente,

porque como que ya me estoy sintiendo
más el que era yo.

Que ya no estoy recordando
a tu madre en cada momento,

que eso era lo que me pasaba en la casa.

Que todo lo que miraba
me mostraba a la mamá.

Ahora como llego tan agotado,
tan cansadito,

paso de largo
y lo único que quiero es mi cama.

Entonces, ya se me está disipando
un poco la mente.

Yo estoy contento con esto

y quiero que tú también
estés contenta, pero tranquila.

¿Estamos?

- [Dalal] ¿Cómo está?
- [Sara] Bien, ¿y usted?

Bien, gracias.

- [Sara] ¿Como está?
- [Sergio] Bien, ¿y usted?

- Muy bien, gracias.
- Qué bueno. Permiso.

[Rómulo] ¿Cómo está? Gusto en saludarla.

- [Sara] Como le decía, es el mismo patio.
- [Sergio] Claro.

- Qué bonito.
- Claro.

Ahí también tienen para estar
en el tiempo del verano,

si vienen los hijos,
comparten ahí un ratito, una tarde.

Tenemos los pasamanos.

Que me interesa que, aunque usted
me diga: "No los necesito",

- de repente los necesita.
- Claro.

Que se acostumbre a saber que
en las paredes están los pasamanos

que son para apoyarnos
ante cualquier eventualidad.

- Claro.
- ¿Ya?

Tenemos, como yo le digo,
habitaciones compartidas como esa.

¿Ve? En donde tenemos dos camas
y un baño interior.

- Ya.
- Y tenemos habitaciones solas

en donde está la cama solita
y está el baño.

- ¿Ya?
- [mujer grita]

[Sara] Con más tiempo,
vamos a conocerlo. ¿Ya?

[Sergio] Ya.

[Sergio] No vayas a venir
como loca para acá.

- Cuidate, por favor.
- Te amo.

Sí, yo también.

Cuídate, por favor.

[Norma] ...y da también
el pan a quien no lo tiene. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo,
del Espíritu Santo, Amén.

[charlas indistintas]

Escuché que mañana
vamos a tener 40 grados.

Qué rico.

Llegó el caballero nuevo.

Es un caballero.

Se ve que es...

Está lúcido.

[Berta] ¿Tú conociste al caballero nuevo?

[mujer 1] Ah, no.

A mí me gusta porque lo veo muy caballero.

Todo lo que he conversado... del uno.

- De poco...
- ¿Ya habías conversado con él?

Sí.

Este es mi postrecito para que se lo coma.

Gracias, tengo.

¿Por qué no lo traemos acá, po?

Aquí hay cupo para dos.

[mujer 2] Mientras tanto se acostumbra.

Si es que se acostumbra,

porque algunos no se acostumbran y se van.

[mujer 2] O le gusta la soledad.

Depende.

A mí me da pena
cuando traen así a las personas

que pueden ser
todavía autovalentes en su casa

y las traen acá.

[mujer 2] Pero es que tiene que estar
solo en su casa.

Good afternoon.

¿Cómo está usted?

¿Se acostumbra?

Aquí, ¿se acostumbra?

No le puedo decir nada todavía
porque hoy día es mi segundo día.

Ah... Pero ¿viene de Santiago?

De Santiago, de la capital.

Ya. ¿Dejó a su familia allá?

Sí, pues.

- ¿Su señora?
- Soy viudo.

Ah. ¿Hijos tuvo?

Sí, tengo familia.

- ¿Cuántos hijos tuvo?
- Tres hijos, cinco nietos.

[exclama]

- Harto.
- Sí, pues.

Para mí solito.

- ¿Qué más?
- Es viudo, dice.

Es viudo el caballero.

Sí, y hace poco, cuatro meses.

[suena celular]

Aló.

- [Rómulo] ¿Sergio?
- Sí.

- Disculpa.
- Dime.

Yo te quería hacer una consulta,
¿cuál es tu QTH?

Mañana te lo digo
porque no lo he estudiado eso.

- Tienes que estudiarlo.
- Ya.

Para preguntarte en clave.

- Ya.
- ¿Okey?

Ya, mañana te voy a responder
varias cosas.

- Ya, por favor.
- Ya.

Por último déjalo anotadito en tu libreta.

- Sí.
- ¿Ya?

QSL... mira, escúchame, QSL, QAP.

- Ya.
- Así es.

Para que me respondas tú
en el mismo término.

- Bueno.
- Sácate la foto, ¿okey?

Sí.

- Vale.
- Listo.

Chau.

[música misteriosa]

Aguántate, aguántate. Ya vienen, ya.

[instructora] Suban sus brazos y...

Muevan los brazos hacia el lado derecho.

¡Derecho!

¡Derecho!

¿Cuál es el lado derecho?

Bien, izquierdo.

Derecho, izquierdo.

Bajo,

subo.

Bajo. Subo.

Bajo.

Uno, dos, tres,

sin bajar,

cuatro, cinco.

[Sergio] Rómulo.

Este es el informe de hoy, día miércoles.

Estuve en la sala grande
mirando si descubría el blanco.

Tenía como cuatro candidatas,

pero todas las señoras me parecen iguales.

¿Cómo se llama ella?

No me acuerdo, no sé bien.

Y la abuelita que está al lado suyo,
¿cómo se llama?

Esta señora se llama Clotilde.

- ¿Ella?
- Clotilde, ella.

Aún no encuentro ninguna llamada Sonia.

Luego conversé con la señora Petronila.

Me entretuvo con sus versos
que ella compone...

"Voy a brindar por la vida,

cuando hay comprensión y amor

no se siente ni un dolor
ni duele ninguna herida.

El vivir bien nos convida
a una florida vejez,

el trabajo y la honradez
al hombre dan alegría

y se termina la vida
con la mayor fluidez".

Muy lindo.

Oiga, qué memoria la suya, señora.

La felicito.

Ella encuentra que la atienden bien,
pero reclama que se pierden cosas.

Yo el otro día,
estaba con una camisa celeste.

Que le había puesto...
Tenía las iniciales mías aquí arriba.

"PA". Con un lápiz negro,
acá arriba en el borde.

- Ya.
- Y la que se la había robado

le puso en la espalda
con lápiz rojo, junto rojo

y azul, una iniciales grandes,
las iniciales de ella.

Una vez nomás se me perdió dinero,

pero una persona extraña que, no sé,
una visita, una cosa así que...

- Pero no la gente de aquí.
- Pero ¿una sola vez nomás?

Una sola vez.

Después de once,
conversé con la señora Juana

que, al salir de su pieza,
resbaló y se cayó.

Resultado que está adolorida del cuerpo
y el ojo izquierdo morado.

Yo me pregunto
si esto es negligencia o no.

Esta mente... Este cerebro tan traidor que...

Suéltelo, suéltelo.

Sí es tan traidor el cerebro, ¿o no?

Sí.

Yo viví un tiempo en otro mundo,
no sabía dónde estaba, ni quién soy.

En la tarde, estuve conversando
con la señora Rubira

sobre su vida personal

y sobre cómo estaba
su estadía en el hogar.

Tengo tres hijos.

Dos niñas y un varón.

- Igual que yo.
- Ah, ¿sí?

- Yo también. Dos niñas y un varón.
- ¿Dos niñas?

El varón es el del medio.

- Ah, el mío el chico.
- Ah, ya.

Ahora ya no es tan chico.
Ahora también tiene familia.

Ya.

Él era muy cercano a mí,

pero se casó con una niña

que, cuando se preocupaba él de mí,
cuando me empecé a enfermar,

le dijo: "Yo la voy a ir a ver, si tu mami
está bien, tu mami está muy bien".

Y después supe yo que ella decía:

"Se preocupa más de la mamá que de mí".

Entonces se puso celosa de la mamá.

Es lo que siempre pasa.

Antes de estar más vieja,
di todo por ellos.

Por mis nietos, por mis hijos, por todos.

Ya cuando empecé a enfermarme, ya...

Como no daba la vieja, entonces...

"Métela en algún lugar".

Pero usted está superbién ahora.
Usted está... Pero excelente.

Sí y yo sé que la van a venir
a ver ligerito los hijos.

A lo mejor le escucha Dios a usted.

Ojalá.

- Ya.
- Ay.

- La veo en un rato más.
- Adiós.

- Ya.
- Ya.

- ¿No quiere?
- [hombre] No, muchas gracias.

¿No le gusta?

[hombre] Almorcé recién.

[ríe]

Entonces me tendré que ir yo.

Zoila y Marta,
más o menos como a las 18 horas,

empiezan a pedir
que le abran la puerta de calle.

- Ya.
- Se cerró la puerta.

Ah, no, si usted la cerró.

- No, yo no.
- Sí.

Lléveme, po, caballero.

Dueño de la propiedad.

¡Ábrame pues!

Caballerito, ¡ábrame!

Por favor.

Pero ¿cómo me voy? ¿Cómo me voy?

[Sergio] No sé, po.

Oye, anda a dejarme ahí
a la casa de mi mamá.

Anda a dejarme a la casa de mi mamá.

A la Marta la engañan
y la hacen creer que la llama su mamá,

y son las auxiliares de aquí.

Lo hacen para que se quede tranquila
porque nadie la viene a ver.

¿Aló?

[mujer] Aló, soy la mamá de la Marta.

Ya. Martita, mira, justo te está llamando
tu mamá. Habla con ella.

- Toma.
- ¡Qué suerte tiene!

- Sí. Hable.
- ¿Hola?

Mamita, yo te he echado tanto de menos
y tú nunca vienes a verme.

Pero si yo estoy aquí,
tú tienes que venir acá.

Ya. Ah.

Yo más que tú.

Estoy tan desesperada.

Estoy desesperada
porque tú nunca me vienes a ver.

Rómulo, contabilicé 40 mujeres

y cuatro hombres, incluyéndome.

Y encontré al blanco,
está en la habitación 17.

[Sergio] Permiso abuelita, permiso.

- ¿Cómo está?
- [mujer] Bien.

- Y el almuercito, ¿cómo estuvo?
- Bueno.

- Y aquí, ¿cómo la atienden? ¿Bien?
- Sí.

- Bien.
- ¿Sí?

[Sergio] Se me olvidó preguntarle
su nombre.

Sonia.

[Sergio] Hace unos pocos días nomás
que estoy, así que...

Estoy conociendo a las personas,

preguntándoles cómo se llaman.

Para poder nombrarlas,

pero usted está superbién. Está muy linda.

Una abuelita linda.

Todos los días la voy a ver. Ya. Chau.

[Rómulo] Hola, Sergio. Escuché tu audio.

Y la verdad de las cosas es
que ya, como conoces al blanco,

no seas tan inquisitivo,

déjala de a poquito,
ya la tienes plenamente identificada.

No vivas yendo a metértele a la pieza,

no vaya a salir
con alguna locura esta señora

y te acuse de algo, qué sé yo.

Así que sé prudente, por favor.

Permiso.

Buenas tardes, señora Sonia.

¿Cómo está usted?

- Bien.
- ¿Bien? Qué bueno.

Parece que hace menos calor que ayer, ¿ah?

¿Mmm?

Rómulo, en la tarde, estuve de punto fijo
observando al blanco.

Llegó la hora de tomar once

y el kinesiólogo la llevó
caminando por los pasillos

para que cumpliera con su terapia.

[pitido de cámara]

¿Usted conoce a don Sergio?

- ¿Se lo presento?
- No.

No, ya, no entonces.

Cuando el doctor le dijo
que si quería conocerme,

dijo "no", muy molesta.

Me ve como si viera al "cuco".

Pude darme cuenta que ella no es sociable.

Si no le dicen algo,
puede estar todo el día sin hablar.

Este sería el reporte de hoy.

[Norma] Recemos ahora.

Dios te salve María, llena eres de gracia,

el Señor es contigo.
Bendita eres entre todas las mujeres.

Santa María, Madre de Dios.

Ruega por nosotros, pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte, amén.

Que tengas buenos sueños, y acuéstate.

Te tengo que llevar para mi casa.

Yo converso con él.

- ¿Eh?
- Yo converso con él siempre.

- Ah, qué bueno.
- Sí.

Lo miro como si fuera una persona.

- Ya.
- Sí.

Además, porque uno le puede hablar.

¿Él le contesta?

- No.
- ¿No?

No contesta, pero yo le hago...

Lo veo a él y le digo:
"Va a ser esto así y acá".

Ya.

Señorita, caballero. ¿Se abre esto?

¿Y cómo se abre?

¿Y esto no abre?

No, tiene llave.

Ahí, esto...

Señorita, oiga.

Caballero, ¿dónde pongo...?
¿Dónde guardo esto?

Tampoco.

La pieza está superlimpia.

Y esta está corriendo, la ducha...

Está caliente la cuestión. ¡Ay!

El agua corriendo.

Ahí está.

Este baño...

Bacinica con orina.

Hay ropa tirada adentro de la ducha.

Está todo hediondo a orina.

Muy feo y sucio.

Rómulo.

Mira, andamos viendo
la pieza de las abuelitas que están

postradas totalmente en cama,

que no hablan. Una está sin conocimiento

y la otra abuelita tampoco habla,
y con muecas y se mete

los dedos a la boca, y hace muecas y...

En realidad,
es terrible ver a esas abuelitas.

Están, pero...

Verdaderamente no es vida esa. Terrible.

[mujer gime]

- [Berta] Esta es mi residencia.
- [Sergio] Muy linda. ¿Cómo ha estado?

No sé si me echó de menos.

- Dos días que estuve en cama.
- Sí, pues.

Estos días me trajeron todo a la cama.

- Ah, qué bueno.
- Felizmente me mejoré rápido.

- Es buena la atención entonces.
- Sí, de todas maneras.

- Así que no se vaya.
- No.

Por ningún motivo, y no se bajonee
bajo ningún punto de vista.

No, para nada.

Si usted está bajoneado,
tiene que buscar la alegría.

- Exacto.
- Levantar cabeza.

- A mí ya me pasó, por eso se lo digo.
- Sí.

- No, yo soy alegre. Sí, soy alegre.
- ¿Sí?

Y si me viene depresión...

Tomo mis monos y me voy nomás.

¡No! ¡Bajo ningún punto de vista!

Por eso le estoy diciendo,
que levante cabeza solo.

No me va a venir.

Depresión, no. Estoy contento.

Sí, estoy contento.

Usted está rebién aquí.

- Sí, gracias a Dios.
- ¿Se siente bien?

- Sí.
- ¿Sí?

- Hace cuántos años...
- ¿La atienden bien?

- Más de 25 años ya que estoy aquí.
- O sea que la atienden bien.

Mire, como yo soy autovalente,

gracias a Dios y a la virgen María,

todavía, con el favor de Dios,

con mis años salgo sola.
Voy al hospital sola,

me desenvuelvo sola,

- a todas partes voy sola.
- Mire, qué bien.

- A hacer mis trámites.
- Es una gran cosa.

Sí.

Voy al banco. Claro que ahora,
como está la situación,

en la televisión
he visto tantas malas noticias,

que me está dando miedo ir sola.

Si quiere... Había pensado en usted,

que es la única persona autovalente
que puede salir,

que me acompañara ahí
al frente donde yo me pago.

Yo con mucho gusto, pero tiene
que conseguirme un permiso a mí.

- Claro.
- Porque yo no puedo llegar y salir.

No, desde luego
que yo hablo con la directora.

[Sara] ¿Y usted lo conversó con él?

Sí, lo conversamos, pero no sé
si le va a autorizar usted o...

Déjeme conversar con don Sergio
y yo le digo a él, a ver si él quiere.

- ¿Ya?
- Ya.

A mí me gusta, ¿sabe?

- ¿Le gusta don Sergio?
- Me gusta.

- ¿Y le dijo a él?
- No.

Obvio que no.

- Me gusta don Sergio porque...
- ¿Por qué?

- ...es muy caballero.
- Ya.

Tiene buena presentación,

- buena conversación.
- Tiene tema.

- Tema, sí.
- Ya.

Y parece, parece que yo le gustara
a él también.

Y, si hubiera un casamiento aquí,
sería espectacular.

¡Obvio po, Bertita!
Si tenemos una linda capilla,

- tenemos sacerdote...
- ¿Sabe?

Que sería primera vez
en más de 25 años que llevo,

que sería una cosa extraordinaria...

Nunca ha habido.

- Nunca.
- ¿Ya está pensando en el matrimonio?

O sea, la cosa va en serio.

No, porque...
¿Por qué si una persona me gusta?

Yo he sido bien regodeona en mi vida.

Ya. Pero ¿tuvo pololo antes?

Pololeé, pero beso y abrazo
no sacan pedazo.

Y he sido bien terca
para mis cosas porque...

Yo me puedo considerar
que a Dios le daría mi virginidad

por medio de la persona que yo me casara.

Mi pelo, ¿me secó ya?

[mujer] Sí, señorita.

[música de fiesta]

[aplausos]

Rómulo, te mando el informe
de hoy, jueves 5 de octubre.

Después de almuerzo, a las 14 horas,

fuimos todos al salón grande
para celebrar el aniversario.

Estuvo muy lindo.

Primero hubo un cóctel vegetariano,

incluido pollo asado con ensaladas,

postre y jugo.

Después se eligió al rey feo
y me eligieron a mí.

¿Qué le parece nuestro rey, Mirta?

Está muy bueno, de primera.

¿Y la Raquelita?

Muy bien.

[gente celebra]

Rompecorazones, mi rey.

O sea, no me equivoqué.
¿Cierto que no me equivoqué?

[todos] ¡No!

Hay alguien que me mira por ahí y me dice:

"Quiero opinar, quiero opinar".
Vamos a preguntar.

Y la Bertita, ¿qué opina de nuestro rey?

¿Qué piensa usted?

Yo estoy, pero enamorada de él.

¡Hay matrimonio parece!

Yo te nombro rey.

¡Bravo!

[música romántica]

[inaudible]

[inaudible]

Le presento a su rey, don Sergio.

[risas]

Encantada, caballero.

- Seamos...
- Que seamos muy felices.

Felices, exactamente.

¡Bravo!

[todos celebran]

[suenan bocinas]

[Rómulo] Mira, vi lo que me enviaste
del carnaval,

de la elección de la reina,

del rey y que te eligieron a ti.
Todo bien, me alegro mucho.

Pero hay algo que tú no me has enviado

que son situaciones que yo te pedí

que tuvieran sustancia, que tuvieran
menudencia, que tuvieran fundamento,

que es lo que necesito para la cliente.

- Hola, hola.
- Hola, hola.

- ¿Cómo le va?
- Bien, ¿y a usted?

Bien también, con el favor de Dios.

- Qué bueno.
- Eso es lo principal.

Me alegro. Sí.

Qué temprano me acuesto yo.

Eso le hace bien.

Sí, ¿qué es lo que hago sola?

[Sergio] Hoy día, seguí al blanco

y me di cuenta
que le cuesta mucho pararse.

Las auxiliares tienen
que estar prestas a a sujetarla.

[Sergio] ¡Ay! ¡La abuelita, la abuelita!

¿Vamos a ir ahí? Vamos.

Siéntese.

Eso, muy bien.

Mi pollito, pollito.

[Sergio] En el salón grande,
logré cruzar unas palabras

y me contestó lo justo y necesario.

Me parece que no le gusta
hablar con hombres.

No me toques más, basta.

¿Por qué se enoja que la toque?

No, porque nadie me puede tocar.

Ah, y ¿quién te compró?

Te compré yo, yo con la plata mía.

[Sergio] No pelee.

[mujer] Tienen que ser buenas amigas.

[Sergio] Tranquila.

Tranquilita, abuelita, tranquilita.

[mujer] Son enojos.

Si aparece mi mami, me voy.

Me quiere mucho, poquito, nada.

Me quiere mucho, poquito, nada.

Me quiere

mucho.

Superbién.

[Berta] A pesar de mis 85 años y más.

Sí, pues, eso. Claro.

Maravilla, pues.

[Yolanda] O sea que esto está seguro.
Seguro, seguro.

Hola.

Pasó por delante de mí,
al ladito mío y no me saludó.

[Sergio] Es que venía con mucha hambre.

Yo sabe que quería
conversar con usted, señora...

- Señora...
- Señorita.

- Señorita Berta.
- A ver, cuénteme.

Que yo no la voy a acompañar
a cobrar su plata.

- ¿No?
- No.

La verdad es que yo, por mí, no saldría.

Eso yo lo hacía,
pero a diario, en Santiago.

No quiero salir a la calle

a acompañarla a cobrar su plata.

Era a modo de...
A modo de conocerse primero.

Pero si usted
no se va a abrir a la persona...

- [Sergio] Pero si ya nos hemos conocido.
- Ya, pero...

- [Sergio] Hasta conozco su habitación.
- Mi pieza.

- ¿Y cómo la encuentra?
- [Sergio] Bonita.

Sí, bonita
y que tiene buena vista, a la plaza.

- A la plaza, sí.
- Sí.

Está en un cinco estrellas usted ahí, po.

Sí.

Y mi persona, ¿cómo la encuentra?

- [Sergio] ¿Perdón?
- Mi persona.

Sí, agradable, pues.

- Gracias.
- Sí.

[Berta] Porque yo me estoy
haciendo ilusiones vanas...

- Mejor hablar la realidad.
- Sí.

[Berta] Si usted no quiere
nada conmigo, no.

[Sergio] No es que yo no quiera
nada con usted,

yo no quiero nada con nadie.

Piense usted que yo estoy viviendo
mi duelo todavía, señora.

Entonces, yo todavía tengo
a mi señora aquí y aquí.

Yo estoy viviendo mi duelo.

Entonces, yo no necesito salir con nadie.

Nada más, ¿que sabe qué?

El problema que tenía yo, dije yo:

"Llegó un señor aquí
que es muy caballero".

Y podría, dentro de mi cabeza, podría ser
factible que me acompañara para ir a...

Pero, de lo contrario, si no se puede,
voy sola nomás y se acabó,

no se haga ningún problema.

Yo voy sola a todas partes,
como lo he hecho hasta ahora.

[Sergio] Muchas gracias, muchas gracias.

[Berta] Hasta que Dios quiera tenerme
con vida y salud...

Solita y no mal acompañada.

En la vida que el Señor pone en mi camino

y la piedra de tropiezo está ahí...

Entonces, yo hago un lado
la piedra de tropiezo

y sigo mi vida normal.

[bocina de tren]

[mujer balbucea]

[suena celular]

- ¿Aló?
- [Rómulo] Aló.

Sí.

- ¿Sergio?
- Sí, con él.

Cortito. Mira, me mandaste varios videos,

pero en algunos no me grabaste nada.

Porque aquí esta señora
está haciendo la denuncia de un robo

que ocurrió en el interior.

Un hurto, específicamente.

Entonces...

[pasos se acercan]

- Ya, listo.
- Por favor.

- Ya.
- Espero el informe a las 20 horas.

Listo.

- ¿Ya?
- Listo.

- Que estés muy bien.
- Igual, chau.

Pucha que hay leseo.
Que sí, que sí, que sí, que sí.

Sí, claro.

No po, yo no. Yo digo no y no nomás.

- Claro.
- ¿A dónde tenés la plata?

- ¿Ahí no?
- No.

- ¿Ni acá? Tampoco.
- No.

- ¿Ni aquí? Tampoco.
- No.

- Ni aquí.
- Nada. Nada.

Nada.

- Nada.
- Pucha que la embarraste.

- ¿No hay?
- Me sacaste el dulce.

El dulce, sí.

Es ligera de manos.

Ya, quédeselo.

Yo me voy a comer este.

- [Sergio] Ya.
- [Marta] Cómete ese.

Mamá, ¿sabe?

Yo también te quiero y estoy tratando
de que este hombre me dé la plata po.

Sí, pues, si no tengo ni un cinco.

A ver, espérame un segundito.

- ¿Tiene mamá?
- [inaudible]

Oye, ¿tiene mamá ella?

- Ya po, la plata.
- ¿Qué plata?

La que te pasé recién pues.

No, cualquiera pierde la plata,
cualquier persona.

- [Sergio] Claro.
- Anda a buscar a carabineros nomás.

Rómulo.

El miércoles comencé a seguir a Marta
porque sospechaba de ella.

[pitido de cámara]

[Marta] Ah. Son míos.

Oh, estos son los míos po, oye.

Uno, dos y...

Y este también.

Y este también. Y este también.

[Sergio] Fui a investigar
a la pieza de Marta

y encontré varios objetos
que pertenecen a otras personas.

La Marta es muy rápida
para llevarse las cosas

y hacerlas desaparecer,

pero es difícil enojarse con ella.

No he visto ninguna enfermera robar.

Está lista la encomienda.

[Rómulo] Tú me mandas una foto
donde encontraste un collar de plata.

[Sergio] Es una gargantilla.

Con una gargantilla donde hay una piedra,

y yo te escribí en su minuto
que la clienta me dijo

que corresponde al blanco.

[Sergio] Tú me hablaste de un...

De un collar con un medallón,

y esta es una gargantilla
con una cosita chiquitita.

Una piedra.

[Sergio] No sé si es piedra o no.

Sí po, yo vi la foto y es una piedra.

[Sergio] Entonces, debe ser una piedra.

Entonces, ya la Marta
la tenemos con la corona ya po.

Una ratona que se meta a las piezas
a donde no corresponde,

se coronó como la persona
que hurtó las cosas.

[Marta] Sergio.

Don Sergio.

Don Sergio, ¿usted me encontró mis cosas?

- Yo tenía un bolsón con mis libros.
- ¿Sí?

- ¿Dónde?
- Acá anduve.

Pero no lo he visto, no lo he visto.

- ¿No?
- No.

Y...

Llevaba eso, llevaba dos bolsones,

los libros, todo.

Ya.

Me dijo mi mami: "Cuida las cosas".

Eso yo hice, las cuidé.

- Ya, ¿y dónde están ahora entonces?
- No sé.

- Parece que no las cuidaste muy bien.
- No.

- Se le quedó afuera por ahí.
- A lo mejor.

Qué lástima, por que lo que cuesta
comprar esas cosas.

[Sergio] Cuando yo llegué aquí,

usted fue la primera persona con quien
yo tuve el gusto de conversar.

Y después he conversado
como unas cuatro, cinco veces más.

- ¿Sí?
- Claro.

Y usted...

¿Y era coherente para hablar?
Porque a lo mejor he hablado tonteras.

No, no señora. No, no, no.

Totalmente coherente.

Lo que sí, de repente le cuesta recordar.

Pero de ahí a que usted
me haya dicho incoherencias, no.

Y yo de hecho le digo

que yo no me acuerdo
haber conversado con usted

así como estamos conversando ahora.

¿Se da cuenta?

De todas las veces
que he conversado con usted,

le he preguntado
si sus hijos vienen a verla

y usted no me asegura, ni sí ni no.

Y me ha dicho:
"La verdad que no recuerdo".

Yo pienso que a lo mejor
ellos se preocupan.

Y así como usted ha conversado
como cinco veces conmigo y no recuerda,

es muy factible que tampoco recuerde
que hayan venido sus hijos a verla.

[Rómulo] Buenas tardes, chiquillas.

- Buenas tardes.
- ¿Cómo están?

- ¿Cómo está usted?
- Bien.

[mujer] Pero si está... [exclama]

Vino una visita a verte.

Ah, sí, esta visita... ya la conocemos ya.

[Rómulo] ¡El padrino!

- [Sergio] Caballero.
- ¿Cómo está la Marta?

[Sergio] Decaída.

Decaída. ¿Qué le pasó?

¿Qué le pasó?

¿Qué te pasó, Marta?

- [Marta] Se me perdió el abrigo.
- ¿Ah?

- Se le perdió el abrigo...
- [Marta] Perdí el abrigo ayer...

Chuta, ¿y cómo?

¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?

[Marta] Lo dejé encima...
Encima de la mesa, ¿no?

- Parece.
- [Marta] Y salí para un lado,

y después ya no estaba.

Andaba con el abrigo ahí, y le dije:
"Anda a guardar el abrigo".

No me hizo caso y lo perdió.

- ¿Y de qué color era el abrigo?
- Beige.

- Beige.
- Beige, con pelitos amarillos.

Ay.

[Rómulo] Oye, Sergio, bueno, yo...

Tuve una reunión con la clienta...

- Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?
- Dígame.

Tu clienta no se preocupa
mucho por la mamá, eh...

Te dice a ti que está muy preocupada,
que quiere que yo le haga un buen trabajo,

pero yo la no conozco a la señora,
no ha venido jamás a ver a su mamá parece.

¿Y dónde está la preocupación?

Claro, lo que pasa es que ella
trabaja mucho,

entonces, no se han topado ustedes.

- Eso es lo que ha pasado.
- Ah, ya.

Entonces, me pidió en forma encarecida

que tú puedas tomar nota a los remedios.

Tiene que tomarse una pastilla de Ketia...

...dianina.

Keta, kietada... ¿Cuánto?

Son difíciles los nombres,
pero anótalos mejor.

Ke-tia...

Ke-tia...

...dianina.

Ya.

[Sergio] Rómulo, hoy estuve de punto fijo
observando al blanco.

A las 18:00 horas, estuve vigilando
y no le dieron la Ketiapina.

Oye, ahora creo que a la señora...

¿Cómo se llama la señora
de aquel lado? La...

- [auxiliar] ¿La Sonia?
- [Sergio] Sí.

Creo que le toca un remedio.

Le consulté a la enfermera y me dijo

que no corresponde
darle remedios a esa hora al blanco.

[auxiliar] No, ella no toma a las seis.

- [Sergio] ¿No toma a las seis?
- [auxiliar] No.

No, ella no toma a las seis.

[Sergio] Una pastilla tenía
que darle a las seis.

[auxiliar] No, no le corresponde ninguna.

[Rómulo] Tienes que actuar ahí
con mucho tino, y prudencia.

Cuando tú ves que a las seis de la tarde,

no le dan los remedios,

tú simplemente comunicarme:
"No le dieron los remedios".

Pero no entrar con un como decirle:
"Oiga, ¿por qué no le dio los remedios?".

Y ella te va a decir:

"Bueno, ¿y usted qué tiene que saber
si le doy o no le doy los remedios?

¿A título de qué?".

Entonces, tienes que tener prudencia,

no puedes entrar en una discusión.

[Sergio] ¿Quién te ha dicho a ti de que yo
he entrado en discusión con la enfermera?

- Nadie me ha dicho a mí. Tú dijiste...
- [Sergio] Tú supones.

Tú supones.

No, simplemente que la enfermera dijo
que no le correspondía dar el remedio.

- Eso es todo. Ya.
- Claro.

Porque yo me imagino que tú le dijiste:
"¿Por qué no le dio los remedios?".

[Sergio] No, no se imagine cosas
que no ha escuchado.

[Sergio] ¿Sabes qué? Me contaron una cosa.

Sí.

Que anoche te habías perdido.

- ¿Anoche? No.
- Sí, ayer.

- Y hoy te habías salido para afuera.
- ¿Eh?

- Que te habías salido a la calle.
- Ajá.

- Sí.
- ¿Y?

Y que te habían llevado los carabineros.

- ¿Sí?
- Sí, ¿es cierto eso?

- Sí.
- ¿Y qué te pasó?

- Que yo me perdí.
- ¿Te perdiste?

- Por aquí.
- Ah, ya.

Este lo voy a llevar,
porque ¿para qué sirve?

Ah, se te cayó en el pecho ahí.

- Más abajo, más abajo.
- ¿Por ahí?

- ¿Ahí?
- Ahí. Ahí.

Ya.

Tienes que pasarte un... ¿Tienes servilleta?

Ya. ¡Uh!

- Siéntate, tienes que sentarte.
- No más.

- Chau. Nos vemos a la tarde.
- Sí, pero límpiate con la servilleta.

- ¿Adónde tengo?
- A ver.

Pasa.

¿Ya?

Ya, y ahí. Ya, toma.

Gracias.

- Martita...
- [Marta] Yo no me acuerdo

por qué me escapé.

Los carabineros vinieron, me detuvieron,
me llamaron, mi nombre, mi este...

Cuánto valgo, todas esas cosas.

[mujer] ¿Por qué llegaste
a los carabineros, buscando a tu mamá?

[Marta] No sé a qué llegue po, allá.

Por eso habría que hacer,
llamar a carabineros,

por qué fue que me tomaron presa.

¿Algo habrás hecho?

[Marta] No, yo de robar, no.

- No tengo cosas robadas.
- Ah.

- ¿Nada de nada?
- [Marta] No.

Aló.

Mamita.

¿Por qué tú no me has buscado?

Pero si me porté mal,
ella y usted tendrían que haber venido.

Usted, a verme.

Y hacer preguntas.

Hacer preguntas.

Que es lo más delicado.

Claro, pues.

Imagínese todas esas cosas.

No se parece que me echara de menos.

Porque si me echara de menos,
usted tendría que buscarme. Sea como sea.

[Sergio] A mí me gustan muchos
los versos suyos, ¿sabe por qué?

Porque riman bien.

- Sí, la gracia es que rimen.
- En cambio,

hay versos que en realidad a mí
no me gustan porque no riman.

- Riman.
- A mí me gusta todo lo que rime.

- Si no riman, no me gusta.
- No vale la pena.

Está es más para la juventud a la madre.

- Ah, entonces para mí.
- Sí.

Para la juventud es para mí entonces.

No, no es para usted.

¿Usted tiene mamá?

- No.
- ¿No ve, pues?

No, no tengo ni mamá ni papá.

Para los dos la voy a decir.

"Si tienes una madre todavía,

da gracias al Señor que te ama tanto,

que no todo mortal contar podría

dicha tan grande ni prócer tan santo.

Mas, si al cielo se fue,

es tan santa la tumba de una madre,

que no hay al corazón lugar más santo.

Cuando espina cruel tu alma taladre,

ve a derramar allí tu triste llanto".

[Zoila] Me gustó mucho.

Sí, porque ¿quién le va a decir
una poesía a uno por aquí?

Nadie, nadie. Mi marido, menos.

Lo lejano... yo tuve mis cuatro hijos,
quedó toda la felicidad para mi vejez,

pero aquí me tiene,
que no es tanta la felicidad.

Tuve los cuatros hijos, los crié, ¿y?

Y son bien ingratos para venirme a ver.

No son de los que vienen
domingo a domingo,

pero yo no los reprocho
porque cada uno con su cada uno.

Porque tienen obligaciones,
tienes otros compromisos.

Ellos ya están casados,
tienen otras familias.

No pueden estar
pendientes de la mamá nomás.

Así que yo no los reprocho,
si no vienen, no vienen nomás.

Es cruel esta vida
después de todo, ¿verdad?

Hola, señora Rubí.

- Hola.
- ¿Cómo está?

No muy normal porque estoy mareada.

- Sí, ¿está mareada?
- Mmm-hmm.

¿Y por qué, habrá tomado algún remedio?

No. Supongo que me han dado algún remedio

como no me he sentido bien estos días.

- ¿En este minuto no se siente bien?
- No.

Estoy mareada.

Pero ¿la ha visto ahí en enfermería
la niña, la enfermera?

No. No porque no me había ocurrido esto,

es tan extraño lo que me está pasando
en este momento.

Si quiere, vamos a verla po,

para que... a ver lo que pueda tener.

No, que venga ella a verme

porque, si yo camino para allá,
me puedo caer.

No, que yo la puedo llevar.

Lo que tengo ahora es angustia.

Lo que pasa es que se asustó usted.

Yo no sé dónde estoy.

Está aquí en el hogar, pues,
en el Hogar San Francisco.

- ¿Sí?
- Sí, pues.

Si tiene ganas de llorar, llore nomás.

- ¿Sí?
- Sí, pues.

Ahí descansa.

Sí. No se preocupe por mí, llore nomás.

Porque es una manera de poderse desahogar.

Llore, llore.

Eso le va a hacer bien. Llore nomás.

Eso la va a tranquilizar.

[solloza]

Rómulo, fui donde la señora María
de portería

y pedí ver el registro de visitas,

y descubrí que mi amiga Rubira no
ha tenido ninguna visita en todo el año.

Y te quiero pedir, si es posible,
que dentro de tus contactos

puedas conseguir fotos
de sus familiares para mostrárselas.

Le va a gustar mucho.
Y estoy preocupado de su salud mental.

[música melancólica]

# Cumpleaños feliz. #

# Te deseamos a ti. #

# Cumpleaños, papito. #

# Que los cumplas feliz. #

¡Tienes que estar contento, viejo!

- ¿Ta? ¿Cierto?
- [Dalal] Qué gusto verte.

Feliz cumple, papi.

Hola, ¿cómo estás?

¿Cómo estás?

- Hola.
- [nieta] Hola.

- ¿Cómo está?
- ¿Cómo estás, mi amor?

- [nieta] Feliz cumple.
- Gracias.

- Hola, viejo.
- [Sergio] Hola, hijo.

- Feliz cumpleaños.
- [Sergio] Gracias.

No te habíamos llamado
porque íbamos a venir ahora.

[todos] ¡Sorpresa!

- ¡Muchas felicidades de toda índole!
- Muchas gracias.

Y que todos los abuelitos aquí
lo quieren mucho.

Muchas gracias.

¡Feliz cumpleaños! Y muchas gracias
por la compañía que nos hace.

- Lo quiero mucho.
- Yo también la quiero mucho.

Que lo pase muy bien.

[Sara] Don Sergio,
hoy por ser su cumpleaños,

hay un regalo para usted.

- ¿Ya?
- Basta con esto.

[Sara] No, hay mucho mas todavía.
Estamos recién empezando.

Por eso hoy presentamos

a don Freddy Torrealba y Patricio Osorio
en el día de su cumpleaños.

Un aplauso.

# Cada vez que te beso, me sabe a poco. #

# Cada vez que te veo, me vuelvo loco. #

# Cada vez, cuando te miro cada vez, #

# es como descubrir #

# el universo. #

# Te quiero, #

# te quiero #

# y eres el centro de mi corazón. #

# Te quiero, #

# te quiero #

# como la tierra al sol. #

[Sergio] ¿Quién es esta persona?

Esta es Carmen, mi hija.

- No. No.
- ¿No?

- ¿Claudia?
- No.

- Otra nieta.
- ¿Carmen Rubí?

- ¿Ana María?
- Ahí.

Aquí hay otra foto.

Aquí está Carmen Rubí.

Ya, ¿y después?

- Claudia.
- ¡Qué memoria!

¡Qué memoria, señora Rubira! ¡La felicito!

- Súper buenamoza.
- Sí.

Sí. Mis hijas eran bien bonitas.

Esta es muy bonita.

Es que usted tiene que haber sido
muy bonita cuando joven también.

- No creo.
- Sí. Ahí cooperó usted.

¿Qué le ha parecido?

- Maravilloso.
- ¿No es cierto?

- Tan lindo, le agradezco enormemente.
- Sí, no se preocupe.

- Me las va a cuidar harto.
- Sí.

- En sus manitos.
- Muchas gracias.

[Zoila] No he cometido nada yo grave.

Dios sabe. Dios me está mirando

y sabe que yo no he cometido
ni una cosa grave.

- Me llevaron, pero por si acaso, oiga.
- Ya.

- Vieron algo y...
- Oye, perdóname,

pero no te pude mandar nada porque
yo me fui a la cama ayer, estaba enfermo.

Así que lo siento mucho.

Hoy día, se te mandará lo de ayer.

Pero ayer no pude hacer nada
porque me fui a la cama enfermo.

Hoy día, te voy a mandar informe.

Mi vida es así tan... No sé cómo,

porque mi marido...

- está allá en la casa...
- [Sergio] ¿Más que eso?

...de mi papá, mi suegro...

¡Ah, no, po! No es lo que te haya venido,
perdóname, pero oye, soy persona.

¿Ah? Así que, yo te respeto...

Soy persona, yo te respeto
y tú también respetas.

Ya, está bien, pero te estoy explicando.

Ahora se te va a mandar lo de ayer.
Es que no puedes ser de esa forma tú pues.

Porque...

Bueno, hombre, bueno ya,
sí te voy a informar.

[sirena de ambulancia]

[auxiliar] Llegó la ambulancia.

Hay que llamar
al yerno de ella, a su celular.

- [auxiliar 1] ¿Viene ahora?
- [auxiliar 2] Sí.

[charlas indistintas]

¿Y eso cuánto se demoran allá
en estabilizarla y todo eso?

No sé, a veces las dejan hospitalizadas.

Puede estar unos días hospitalizada.

Dependiendo de si es o no un ACV.

Sí.

# Mis manos deben admirarte. #

# Quisiera poder enfrentarte. #

# Amar como tú amas. #

# Sentir como tú sientes. #

# Mirar a través de tus ojos. #

Una mente envidiable, como yo le decía.

Ya. Con sus poemas.

Era la primera persona que nos recibía
a nuestras visitas con sus poesías.

Y ella antes de fallecer,
y siempre nuestros adultos

a nosotros nos dicen lo que quieren
cuando se van, cuando se van al cielo.

Así como con tristeza despedimos,

también con mucha alegría vamos a recibir

este homenaje a nuestra querida
y amada Petita.

"Si tienes una madre todavía,

da gracias al Señor que te ama tanto,

que no todo mortal contar podría

dicha tan grande ni placer tan santo.

Si tienes una madre, sé tan bueno,

pues la que un día te llevó en su seno

siguió sufriendo y se creyó dichosa.

Veló de noche, trabajó de día.

Un cantar en sus labios te dormía,

y al despertar sus labios te besaban.

Mas, si al cielo se fue

y en tus amores
ya no la harás feliz sobre la tierra,

deposita el recuerdo de tus flores
sobre la loza fría que la encierra.

Es tan santa la tumba de una madre,

que no hay al corazón lugar más santo.

Cuando espina cruel tu alma taladre,

ve a derramar allí tu triste llanto".

[suenan bocinas]

¿Vamos para allá?

¿Ah?

Nos vamos en un colectivo, ¿ya?

[Sergio] Rómulo, sé que pediste
datos objetivos y no opinión,

pero te los voy a dar igual
y no me voy a quedar callado.

Los residentes se sienten solos.

No los vienen a visitar,
y a algunos los abandonaron.

La soledad es lo más grave de este lugar.

No puedes darle a la clienta
ningún delito para denunciar.

Definitivamente, su mamá está bien aquí.

El blanco necesita cuidados especiales

que no sabemos si la clienta puede darle.

No entiendo cuál es
el sentido de investigar.

La clienta lo podría hacer ella misma.
Es su madre.

Debe enfrentar su culpa.

Eso es lo que no la deja vivir
y visitar a su madre.

Por último, ¿cuándo me voy?

Comunícate pronto.
Quiero volver a mi casa.

Sergio.

[Rómulo] Hola, Sergio.

Me quedó más que claro tu investigación.

Queda reflejado
que has hecho un excelente trabajo.

Aguántate un poco con respecto a la salida

para hacerla como corresponde.

Yo sé que estás agotado,
que esto te ha estresado,

pero dame dos días para sacarte
por las vías como corresponde.

¿Por qué se va?

Porque...

Yo por mí, te digo
que me encantaría quedarme más.

Pero como les dije,
yo tengo también mis raíces,

allá están mis hijos, mis nietos.

Tengo un nieto de un año
que me tiene tonto.

Entonces...

Entonces, por eso me quiero ir también.

Y no es que quiera,
sino que también me tengo que ir.

Muchas gracias por todo.

[Sergio] Les prometo
que voy a venir a verlas.

Son amigas mías.

Gracias.

[Sergio] Ustedes me han entregado
mucho cariño a mí.

Entonces, yo por eso me voy
con un lindo recuerdo.

- Siempre en mis noches estarás tú.
- Sí.

Yo también te quiero mucho,
desde que te conocí que te quise.

Yo también, muchas gracias.

- [Sergio] Y te voy a venir a ver.
- ¡Ya está!

Mi buen amigo. Un amigo que yo no tengo,
yo no tengo amigos

- [Sergio] Pero ahora sí.
- Ahora tengo uno.

[Sergio solloza] Les dije que era llorón.
No me hagan llorar.

[ríen]

No, si se le va a pasar...
Todo tiene arreglo.

[Marta] Puede ser que mi mami venga...

- [Rómulo] Padrino.
- [Sergio] ¡Hola!

[Rómulo] Al fin nos vamos
para la casa, hombre.

¡Lléveme! ¡Lléveme!

EN MEMORIA
DE BERTA - PETITA - MENNO BOEREMA

# Cada vez que te beso, #

# me sabe a poco. #

# Cada vez que te tengo, #

# me vuelvo loco.

# Y cada vez, cuando te miro cada vez, #

# encuentro una razón #

# para seguir viviendo. #

# Y cada vez, #

# cuando te miro cada vez, #

# es como descubrir #

# el universo. #

# Te quiero, #

# te quiero #

# y eres el centro de mi corazón. #

# Te quiero, #

# te quiero #

# como la tierra al sol. #

# Cada vez que la noche llega a tu pelo, #

# de cada estrella blanca
yo siento celos. #

# Y cada vez, #

# cuando amanece cada vez, #

# me siento un poco más #

# de tu mirada preso. #

# Y cada vez, #

# entre tus brazos cada vez, #

# despierta una canción #

# y nace un beso. #

# Te quiero, #

# te quiero #

# y eres el centro de mi corazón. #

# Te quiero, #

# te quiero #

# como la tierra al sol. #

# Uh... #