All language subtitles for T03E09 - El primer d+¡a

El C�rculo del Mediod�a.

Los mejores hoteles
del sur de Europa.

Vengo en representaci�n de
los socios del C�rculo de Mediod�a.

La propuesta un�nime es
que sea usted la presidenta

desde su primera reuni�n oficial,
la medianoche del a�o nuevo.

-Has desertado.

-El oficial que trajo la medalla
va a volver.

-Ah�rrese las explicaciones,

porque tendr�
que d�rselas a un tribunal militar.

-Este Tribunal Militar lo declara
culpable de deserci�n y lo condena

a morir ante un pelot�n de
fusilamiento de hoy en siete d�as.

-El abogado dice
que solo nos queda un recurso.

El perd�n de gracia.

-El �nico modo de conseguir
ese indulto es vender

a la persona apropiada el t�tulo
de Marqu�s de Bergara.

-Javier Alarc�n.
-S�.

-Han otorgado el perd�n a Javier,
madre, le han indultado. -�Oficial!

-Al orden de usted, mi capit�n.
-�A qui�n hay que ajusticiar?

-Javier Alarc�n.

�Ad�nde me llevan? No puede ser,
tiene que haber un error.

Me han indultado.
Preparen, armas.

Apunten. �Fuego!

Usted mat� a mi padre
con el mismo veneno

con el que �l intent� envenenarla.
�Y c�mo lo vas a demostrar?

�Qu� es eso?
Una citaci�n judicial, se�ora.

El juez de la llama a declarar
como imputada en el homicidio

de don Carlos Alarc�n.

-Llam� a declarar
a do�a Alicia Alarc�n.

Por c�mo me habl�,
las cosas que dijo,

es como si admitiese que lo hab�a
hecho. Me desafi� a comprobarlo.

�Jam�s has estado cerca de
la verdad! Yo no mat� a tu padre.

Entonces, �qui�n mat� a mi padre?
Se suicid�.

-�Puede probar eso que dice,
se�ora Alarc�n?

Puedo probarlo.

-Lo que quiera que hubiese,
aqu� ya no est�.

-He venido a traer le la llave
de su libertad.

Usted mece su parte
de la propiedad de Gran Hotel

y yo le ahorro el cadalso.

Eres un canalla.

-Ahora la gobernanta
del Gran Hotel soy yo.

Si no le gusta,
habl� con do�a Teresa.

-Do�a Teresa ha ca�do en desgracia.

-Ha llegado el momento
de ser un hombre.

Voy a ir a verla y le voy a decir,
no le voy a decir nada.

Pero le voy a dar un beso
de A�o Nuevo,

que se va a acordar toda su vida.
Eso har�.

�De verdad crees que tu marido me
ha dado esa nota a cambio de nada?

Ahora es el propietario de este
hotel y de todos nuestros vienes.

Estoy enamorada de otro.

No sabes lo pat�tico resultas
comparado con �l.

Hijo de puta.

�D�nde est�n los hoteleros?
Ninguno de los due�os han salido.

Pero el emisario del c�rculo sigue
aqu�, �no? Un actor.

�Qu� est� ocurriendo?

(TODOS) �1 2, 1 1,

1 0, 9,

8, 7,

6, 5,

4, 3,

2, 1...!

�Ah!

-D�gales que lo hagan al contrario.

Las camas tienen
que estar pegadas a las paredes.

Y todo lo que estorbe debe ir
en el medio.

-Doctor,
la muchacha sigue sangrando.

No hay manera
de parar la hemorragia.

-B�jela al comedor,
ir� cuando pueda.

-�C�mo se siente, Juan?

No lo s�.

�D�nde estoy?
Lo importante es c�mo est�,

no d�nde est�.

Respire hondo.

�Qu� ocurre, doctor?

Por fortuna nada.

Pero es vital que no se mueva para
que la metralla no se desplace.

En la quitar� en cuanto pueda.

Cuidado.

Pero �qu� haces de pie?
Si casi no puedes moverte.

(Quejidos)

-Tiene el vientre lleno
de metralla,

hay que bajarla.

-�Qu� van a hacerle?

-Lo que podamos.

Hay que llegar agua hervida
y vendas.

Y algo para esterilizar
el escalpelo. �Venga!

-Tranquila, mi amor,
todo ir� bien. Voy contigo.

�Has visto a Alicia?

Ve.

Mesa camilla ah�.

�Vamos!

-No, no. Estas no.

-Estas son las que ha pedido
el doctor.

-No, ll�vale estas, las viejas.
Si te pide m�s, ll�vale las viejas.

Hijo, �qu� te pasa?
�Quieres sentarte?

�Ha visto a Alicia?
No.

�Est� bien?
S�, s�, enseguida se me pasa.

�C�mo ha podido ocurrir
una desgracia como esta?

(REZA) "Dios te salve, Mar�a,
llena eres de gracia..."

Doctor.
Llev�osla.

El �ter.

-No queda mucho, doctor.

-P�ngaselo todo.

�Alicia!

�Alicia!

(TOSE)

(Ruidos)

�Alicia!

No la encontrar�s.

La hemos buscado por todo el hotel

y tampoco est�
entre los fallecidos.

Pero entonces, �d�nde est�?

�Alguien la habr� visto?
Ninguna de las personas

a las que interrogado hasta ahora
la ha visto.

Todo esto es muy extra�o, se�or.

Ya lo ser�a sin la desaparici�n
de do�a Alicia,

pero ese hecho
me desconcierta especialmente.

�A qui�n tenemos enfrente?

�Qu� le hemos hecho a nadie
para provocar una tragedia as�?

�Qui�n se ha llevado a mi hija?
Nadie se ha llevado a su hija.

Alicia ha visto la ocasi�n de
marcharse y eso es lo que ha hecho.

Ella nunca se marchar�an
en un momento como este.

Cre� que la conoc�as.

Es usted quien no la conoce.

�Sabe que su delicada hija tiene
un amante?

�Sabe que lleva meses sin darme
lo que me corresponde

como esposo suyo para d�rselo
a ese otro?

�Sabe que ayer mismo se regocij�
cont�ndome su adulterio

solo para hacerme da�o?

No te creo.

S� que t� no le habr�as consentido
algo as�.

Yo no s� lo consent�.

Me vi en la obligaci�n
de dejarle claras ciertas cosas.

Y por eso ha huido.

�Qu� le has hecho?

�Qu� le has hecho a mi ni�a?

Lo �nico que hice fue ejercer
un derecho leg�timo.

Alg�n d�a pagar�s por todo el mal
que has hecho.

Si la vida se llegara a cobrar
todo el mal que la gente hace,

usted ya estar�a muerta
hace muchos a�os.

�Alguien ha visto a do�a Alicia?
-No.

-�A�n no la han encontrado?

-Cuando acabes de hervir
las vendas y las cosas del doctor,

te pones con la comida.
La nuestra no importa,

pero los clientes tendr�n que comer
igual de bien que siempre.

Raquel y Natalia se encargar�n
de encontrar la vajilla.

-Raquel no est�.

-Muy propio de ella,
nunca est� cuando se le necesita.

-Est� con nuestro se�or.

Ya solo a �l atiende sus �rdenes.

-Enc�rgate t�, �ngela.

S� que no eres una doncella,
pero algo tendr�s que hacer

mientras no encontramos
tu nueva ocupaci�n.

-Ser� la gobernanta de este hotel,
como hasta ahora.

En una situaci�n as� necesitamos
a alguien de su experiencia.

-Gracias, don Diego.
-Do�a Teresa dijo...

-Do�a Teresa ya no es nadie.
Y t� da gracias,

de no estar tan faltos de personal
ni siquiera ser�as una doncella.

�ngela, estoy seguro de que sabr�
mejor que yo lo que corresponde

hacer en un momento como este.
-No se preocupe, se�or.

In�s, atiende a lo que te mande
el doctor.

Luego, prepara una olla con comida;
igual para todos,

clientes y servicio.
No estamos para perder el tiempo.

Vosotras, venid conmigo
a la lavander�a.

He hecho las llamadas oportunas
y que esto no tiene nada que ver

con el c�rculo del mediod�a.
Alguien enga�� a los hoteleros

igual que le enga�� a usted.
Lo s�, su emisario era un actor.

Deber�an buscarle a �l.
Si tanto le preocupa ese actor,

ya le hemos encontrado.
�Y qu� les ha dicho?

Me temo que no demasiado.
Usted misma podr� comprobarlo.

Hernando.

He usado esta habitaci�n para
practicarle el an�lisis forense.

Espero que no le moleste.
-El pasqu�n.

Conozco ese papel.

El hombre de las mil caras.
-As� es, Hernando.

�Y no le parece demasiada
coincidencia

que haya muerto en la explosi�n?
Es que tengo mis dudas

de que haya sido as�.
-Pero si es lo �nico evidente.

La bomba le ha reventado.
Mire qu� heridas.

-Es una muerte horrible,
en eso tienes raz�n,

pero la bal�stica es una ciencia.

A este hombre le han disparado
con una escopeta del 1 2.

Entonces,
�no muri� en la explosi�n?

Perdigones de plomo.

Escopeta.
-O metralla.

-Ninguno de los otros heridos
presentaba perdigones

entre la metralla. Adem�s,
el cad�ver estaba demasiado lejos

del artefacto explosivo
para sufrir heridas as�.

Entonces, �por qu� han matado
a este hombre?

Est� claro que no quer�an dejar
cabos sueltos.

Perdone.

Nos env�an del hospital
de Santander.

El doctor S�nchez nos espera.
-Yo les indico.

Mateo.
Tienes mal aspecto.

Do�a Alicia ha desaparecido. Eso es
lo �nico que deber�a preocuparte.

Est� en el hospital de Las Cruces.
No.

Claro que s�. Yo mismo vi c�mo
se la llevaban en una ambulancia

justo despu�s de la explosi�n.

�Pudiste verla?
S�.

Supongo que por eso se la llevaron
a Las Cruces, all� tienen de todo.

Julio, tuvo suerte.
�Por qu� tuvo suerte?

Porque fue a la �nica
que se llevaron.

Detective, quiero presentar...
(CHlSTA)

-Yo tambi�n
quer�a hablar con usted.

-Quiero presentar una denuncia.
-Si no es algo muy grave,

deje que nos ocupemos
del asunto principal,

la desaparici�n de su esposa. No
tenemos ninguna pista prometedora.

-Es a ella
a quien quiero denunciar.

-�Con qu� cargos?
-Por abandono del hogar conyugal.

Por eso ha desaparecido.
-Se�or Murqu�a,

perm�tame que dude
de que en una situaci�n como esta

su esposa haya aprovechado
para huir.

-Espere aqu�.
Estoy en condiciones de prob�rselo.

La han secuestrado.

Y usted tendr� una buena raz�n
para afirmarlo.

Lleg� una ambulancia
y solo se llev� a Alicia.

Adem�s, no se habr�a marchado
sin cont�rmelo.

As� que el objetivo del atentado
era raptar a la se�ora Murqu�a.

-Detective.

-Disculpe mi premura,
pero tenemos una pista

que indica que a su esposa
la han secuestrado.

-Yo tengo la prueba
de que me ha abandonado.

Es de una amiga de mi mujer.

Por lo que dice, est� claro
que ten�a intenci�n de dejarme.

"Querida Alicia, desde luego
que puedes venir a mi casa

y quedarte el tiempo
que creas oportuno;

t� y quien venga contigo,

a pesar de tus reservas
sobre esa misteriosa persona

a la que pareces haber tomado
tanto afecto.

Aunque s� que tu decisi�n
de abandonar a Diego es firme,

�qu� sentido tiene que huyas de �l?
�No es mejor que yo,

que por una vez te puedo demostrar
lo que s� de leyes,

vaya a Cantaloa
y te ayude a resolver ese asunto?

Para cuando recibas esta carta,
y en prevenci�n

de que quieras disuadirme,
ya estar� de camino.

Con mucho cari�o, tu amiga Maite."

�Qu� ha ocurrido?
-Una desgracia, se�orita.

Si pensaba alojarse
en el Gran hotel,

no llega en un buen momento.
-Soy amiga de Alicia Alarc�n.

-Eso no mejora las cosas, cr�ame.

-�D�nde est� Alicia?
-No lo sabemos, se�orita.

-Usted es Maite Rivelles.

-S�, soy yo.

-No sabe cu�ntas ganas ten�a
de conocerla.

�C�mo est�s?

Soy Diego Murqu�a,
el marido de Alicia.

No te preocupes,
no es necesario que finjas.

Los dos sabemos que se ha ido
por voluntad propia.

No me mires as�.

He le�do tu carta.

-Una carta robada no tiene ning�n
valor como prueba.

Soy experta en leyes.
Y en cuanto a mi condici�n

como mejor amiga de Alicia,
ya he dicho lo que pensaba.

-Devu�lvamela.

-�Quiere que grite?

Deme una habitaci�n cerca
de la de Alicia.

-Pero ya ve c�mo est� el hotel.
-Me da igual que no tenga

calefacci�n, agua o electricidad.
Con un techo y paredes me conformo.

�Est� cerca de la de Alicia?
-Es la de al lado, se�orita.

-Gracias.

-No, le aseguro, se�or,
que lo tengo todo bajo control.

No creo que deba preocuparse.

Me he visto en asuntos
de mayor dificultad y sabe...

S�, se�or.

S�, se�or.

Naturalmente, se�or.

Nos van a enviar a un superior.
M�s vale que resolvamos

este asunto antes de que llegue.
-�Por qu�?

-Porque no ser�a raro
que el superior, m�s que ayudar,

nos entorpezca, Hernando.

-A usted no le gustan mucho los
superiores, �verdad, detective?

-�Le gustan a usted?

-Es una pregunta con trampa,
me he dado cuenta.

�Se ha dado cuenta
de que me he dado cuenta?

-S�, me he dado cuenta
de que se ha dado cuenta.

�Y los perros?
-Fuera.

-Pues vamos.

(LADRAN)

Hernando, �no hay manera de hacer
que estos perros se callen?

�Qu� les pasa?
-No les gusta que me trate as�.

�Bal�n!

-�Bal�n?
-Es la orden

para que se queden quietos.
Los perros y yo nos entendemos.

A�n tiene su perfume. �Servir�?

�Es de la se�ora Murqu�a?
-�Claro, Hernando!

�De qui�n va a ser si no?
(LADRAN)

�Bal�n!

Hernando, haga algo.

-�Bal�n!

-�No deber�a d�rsela a oler
a los perros?

-�Eh?

Ah, claro, claro.

Hernando, �seguro que estos perros
son de rastreo?

-Pueden oler a un corzo
a seis leguas, detective.

-Ya, pero no buscamos a un corzo,
agente.

-Era un decir, detective.
-Detective,

�sabe algo de Alicia Alarc�n?
-�Y usted es?

-Maite Rivelles.

-Ah, ya.

A su amiga la han secuestrado.
Lamento ser yo quien se lo diga.

(Ladridos)

-�Penca! �Penca!

-�Penca? �C�mo que Penca?

-Los perros ladran, se�or.
-Pues h�galos callar.

D�gales "bal�n"
o lo que proceda decirles.

-Ladran porque han encontrado
el rastro, detective.

-lr� con ustedes.
-Lo siento,

pero una mujer nos retrasar�a.
-Detective,

tal sea usted
quien no siga mi paso.

-No conoce usted estos bosques,
se extraviar�a.

Ya tenemos bastante
con una desaparecida.

Buenos d�as.

-Cada vez est�n m�s nerviosos.
Estamos cerca.

Aqu� no hay nadie.

-�Un barco!

�Se�or Olmedo! �Ad�nde va?

�Alicia!

�Alicia! �Alicia!

�Alicia!

�Se�or Olmedo!

�Se�or Olmedo!

La encontraremos, cr�ame.

(Piano)

Se�or Murqu�a.

-�De cu�ntos hombres dispone?
-He tra�do a tres hombres,

pero puedo hacer venir
a tantos como necesite,

depende de lo que espere de m�.

-No s� qui�n es el enemigo,

pero parece evidente
que nos ha declarado la guerra.

Voy a hacer del Gran Hotel
un lugar seguro.

Cuando alguien se registre
quiero saber qui�n es de verdad.

Quiero que ahora mismo
se revise cada estancia,

que a partir de ahora
se vigile cada entrada.

-Necesitar� al menos cinco hombres.

-H�galos venir.

�Debo entender que, si se produce
una situaci�n irregular,

obraremos al margen del cuerpo
de vigilancia de Cantaloa?

-�Cree que le va a pagar su trabajo
el detective Ayala?

-Comprendo.
-Usted y sus hombres no deber�n

tener en cuenta otra cosa
que lo que yo diga, �est� claro?

Podr� disponer de una habitaci�n
en el hotel para lo que necesite.

Mant�ngame informado.

(Gemidos)

Bien, ya est� todo organizado.
Ahora lo �nico que podemos hacer

es infundir serenidad
y calma a los heridos. Vamos.

-Est�s sudando.
�Quieres que te traiga algo?

(TOSE)

Voy a por un vaso de agua.

Cari�o. Sof�a.

�Sof�a!

�Sof�a! �Sof�a!

�Doctor! �Doctor!

�Doctor! �D�nde est� el doctor?

-Abajo, en el comedor.

Doctor, mi esposa ha perdido
el conocimiento.

-Y este hombre se desangra.
Salga de aqu�, por favor.

M�s gasa, r�pido.

-Hay que llevarse a los fallecidos
a un lugar apartado.

Es mejor
que los heridos no les vean.

-�Sof�a! Sof�a, �d�nde estabas?

Me has dado un susto de muerte.

Sof�a, �qu� ocurre?

�Qu� ocurre?

Tranquila, tranquila.

-Alfredo, por favor,
ll�vame a nuestra habitaci�n.

Quiero estar con el ni�o.
-Deber�as ver al doctor.

-No. S�came de aqu�.
Quiero salir de aqu�.

Javier.

Ay, Javier, por fin.

�C�mo est�s?

�De verdad quieres saber
c�mo estoy?

Estoy vivo de milagro, hermana.
Me llevaron al pared�n.

-Tu hermana necesita descanso.

Vi pasar en un instante
toda mi vida ante m�.

Me fusilaron.

-�Lo fusilaron?

Acu�stese aqu�,
tiene que ser muy grave.

No, no es tan grave como parece.
Mire.

Qu� susto me he dado.

No quer�a asustarla.

�Quiere que le cuente
toda mi aventura?

Tendr� que esperar,
heridos m�s graves que su petaca.

�C�mo se llama?

Javier.
Yo me llamo Laura.

Es un carguero peque�o, el Alma.
Sali� de aqu� hace una hora

con rumbo oeste.
Con el temporal que hay,

tendr� que fondear en alg�n puerto.
Informe a la autoridad portuaria

de todo el Cant�brico.
En cuanto el Alma atraque,

detengan a toda su tripulaci�n
y av�senme.

�Cree que llamar�a
a estas horas

el d�a uno de enero
si no fuese urgente?

Bueno, ahora solo queda esperar.

Julio. Julio, �se encuentra bien?

-Julio, �qu� te ocurre?

-Julio.
-Julio.

-Julio, despierta.
-�Dios m�o!

Necesitaremos algo
para mitigarle el dolor.

-No encuentro morfina, se�or,
pero esto servir�.

-Siempre quise probar el Calvados
y este es el mejor.

Qu� desperdicio.

Es para el herido.
-�Y ahora qu� va a hacer?

-Lo m�s dif�cil es
controlar la hemorragia.

-�Y c�mo lo har�?
-No s�, no tengo ni idea,

los muertos no sangran.

Adem�s, es la primera vez que
voy a clavarle algo a un ser vivo.

Vamos all�.

(GRlTA)
�No se mueva, Hernando, por Dios!

Pinzas.

Gasas.

-Qu� rico.

Creo que es la primera vez
que como bien en este hotel.

(Toses)

-�Es su marido?
-No.

Su prometido.

-Lo siento, pero el doctor
no ha podido hacer m�s.

-�Qu� pasa? �Se va a morir?
-No, no.

Ella se recuperar�,
pero ha perdido al ni�o.

-�El ni�o?

-S�. Estaba embarazada
de unos cinco meses.

�No lo sab�a?

Lo siento.

-Puedes bajarme, de verdad.

-No, no, no.
No quiero que te canses.

Todav�a est�s muy d�bil.

-C�mo me cuidas.

-Espera.

-Espera, espera.
-�Qu� pasa?

-Necesitas otro coj�n.
-No, si estoy bien as�, Andr�s.

De verdad.
-�D�nde puede haber un coj�n?

-En el armario de la derecha,
arriba.

-Pues s�. �C�mo lo sab�as?

-Me toca limpiar esta habitaci�n
todos los d�as.

La conozco mucho mejor que t�.

-Ven. Cuidado.

-Ah...

-As�.

Hoy no eres una doncella;
hoy eres una se�ora.

-�Le dec�as estas mismas cosas
a ella?

-�A qui�n?

-No te hagas el tonto,
ya sabes a qui�n.

-Voy a por un poco de agua.

Buenos d�as.

�Se te ha ocurrido pensar
en las consecuencias

de lo que est�s haciendo?
No s� a qu� se refiere, se�ora.

Has metido a una criada
en tu habitaci�n.

Camila no es una criada.
Andr�s, ahora eres un Alarc�n.

Y esa muchacha ni lo es ni es
tampoco tu esposa, �me equivoco?

Es la mujer a la que quiero.

Pero todav�a sigues casado,
�no es cierto?

S�.

Digno hijo de tu padre.

Pues tendr�s que hacer algo al
respecto, en un sentido o en otro.

Ahora, tus inmundicias
no son solo tuyas.

Ensucian tambi�n a la familia.

Usted ya no es quien
para decirme eso.

�lncluso t� me lo dices?

Es cierto,

estoy en la m�s completa
de las ruinas.

No ten�is por qu� obedecerme,
ni t�

ni los dem�s.

-�C�mo est� Camila?

-Bien.

-Me alegro. Y tambi�n me alegro
de que a ti no te haya pasado nada.

No podr�a soportarlo.

-Bel�n, �qu� haces?

-Bueno, he pensado que te vendr�a
bien un poco de compa��a.

Con Camila tan d�bil y con todo
lo que ha pasado en el hotel,

no querr�s estar solo.

-Camila est� aqu�,
en mi habitaci�n.

Necesita descansar.

Bel�n.

Voy a pedir la anulaci�n
de nuestro matrimonio.

Espero que entiendas
lo que significa eso.

Ya te hemos quitado la metralla.

�Y t� qui�n eres?

Soy Maite, una amiga de Alicia.

�D�nde esta Alicia?

A�n no sabemos nada.

Pedir� que te traigan algo
de comer, has perdido mucha sangre.

�C�mo estas?

Vivo.

�Y Camila?
Mejor.

No creo que debas moverte.

Ya descansar�.
�C�mo que ya descansar�s?

Cuando encuentre a Alicia.

La han secuestrado, Andr�s.

Y ni siquiera sabemos qui�n.

El detective Ayala la encontrar�,
ya lo ver�s.

�Se la llevaron
porque estaba en el sal�n?

Todo el mundo estaba all�.
Ella no.

Est�bamos en su habitaci�n.

Los dos.

Podr�amos habernos ido
de este hotel para siempre,

pero me pudo la ira y baj�.

Para vengarme de Diego.

�Vengarte? �Por qu�?

Pero ella me sigui�.

Entonces estall� la bomba.

Sent� a Alicia a mi lado
por un momento, pero...

ahora ya no est�.

Julio, no es culpa tuya, �me oyes?

Los secuestradores la habr�an
buscado por todo el hotel,

Nadie pod�a impedirlo.
Hab�a muchos heridos.

Yo lo habr�a impedido.
O te habr�an matado.

Es como si lo hubieran hecho.

�Ah!

(LLORA)

�No!

-�Qu� pasa?
-Una pesadilla.

Ah...
-Tranquila, ya pas�.

�Has conseguido dormir algo?

-No.
No he pegado ojo en toda la noche.

Y, para un momento que me duermo,
vuelvo a estar en ese lugar,

rodeada de muertos.

Avisa al m�dico, por favor.
-Sof�a.

-�Por favor, av�salo! Este dolor
de cabeza me est� volviendo loca.

-El m�dico no va a hacer otra cosa
que darte m�s l�udano.

Y, por lo que veo,
no sirve de nada.

Quiz�s deber�as ver
a otra clase de m�dico.

A un m�dico de la mente.

A un psiquiatra.

-No hay nada irregular
con su sistema nervioso, Sof�a.

De hecho, sus reflejos
son los de alguien m�s joven.

-Pero entonces �qu� me pasa?

-Desde luego, nada fisiol�gico.

-No ha contestado a mi pregunta,
doctor.

-El cerebro es un �rgano complejo.

Tambi�n el de la mujer,
aunque lo sea en menor medida.

Mi conjetura es que usted
sufre un mal del alma.

-�Un mal? �Qu� mal?

-Lo que en mi profesi�n
llamamos una histeria.

-�Y eso a qu� se debe?

-La experiencia que su mujer
ha vivido entre los cad�veres

ha debido de despertar
un viejo trauma,

y ahora se manifiesta
en las pesadillas,

en la migra�a, en el insomnio.

-Pero �c�mo se cura?

-ldentificando ese trauma
y liber�ndolo.

�Han o�do hablar de la hipnosis?

-No.

-Es un procedimiento util�simo
para casos como este.

Se induce al paciente
a lo que se conoce como trance,

o algo parecido a una p�rdida
de conciencia, durante el cual

el paciente puede responder a
las preguntas del m�dico siquiatra.

Cierren las cortinas, por favor.
La oscuridad favorece el trance.

Sof�a,
fije su vista en este punto de luz.

Sienta el peso de sus brazos,
de sus piernas.

Deje caer los hombros.

Rel�jese. Los p�rpados le pesan,

nota c�mo se cierran los ojos.

Ahora puede abrirlos.

Est� entre los cad�veres.

No tiene que temer.

No le pasar� nada.

Esas personas
no son una amenaza para usted.

Hay una puerta, �la ve?

-S�.
-Salga por ella.

�D�nde est�? �Conoce el lugar?

-En el hotel. Es, es tarde.

-�Est� sola?
-S�.

No.

No, espere.

Veo a una mujer.
-Ac�rquese a ella.

�La conoce?

�La conoce, frau Sof�a?

-S�.

-�Qu� le ocurre, frau Sof�a?

�Esa mujer
es una amenaza para usted?

-Has perdido.

Te lo he quitado todo,
y no hay nada que puedas hacer.

-Ha venido a hacerme da�o.

-�Tiene miedo de ella?

-La odio.

-�Qu� m�s ve?

-Hay sangre.

-�Qui�n est� sangrando?

-Ella.

-�Y usted qu� hace?

-�Sof�a! �Sof�a, no! �Sof�a!

-Pero �qu� hace?
-Despierta.

�Esta farsa ha terminado, doctor!
�Fuera de aqu�!

(HABLA EN ALEM�N)
-�Fuera!

(HABLA EN ALEM�N)

-�Qu� ha pasado?
-lbas a hacerlo.

Ibas a contar lo que le hiciste
a Cristina Olmedo.

Gracias.

Hay que reconocerle la hombr�a.
Y tambi�n la mala cabeza.

�Qu� hace aqu�, hombre de Dios?
�Tiene alguna novedad?

Acaban de llamarme de Santander.

Han encontrado al Alma,
el barco que se llev� do�a Alicia.

Han detenido a toda la tripulaci�n.
Pero ella no estaba en el barco.

Me dirijo hasta all�,
para interrogarlos.

Ir� con usted.
�No va a ninguna parte!

-T� no est�s para moverte.

Ir� yo. Detective.

-De ninguna manera.

Esto es un asunto policial,
y espero que no se ofenda,

pero es cosa de varones.

Letrada.

�A d�nde te llevo?

No te preocupes. Ve con Camila.

Y descansa.

(SUSPlRA)

(Tel�fono)

(Tel�fono)

(Tel�fono)

Julio.

(Tel�fono)

�Gran Hotel?

Ahora mismo le aviso.

Don Diego, preguntan por usted.

S�, �con qui�n hablo?

-No diga nada ni haga ning�n gesto
extra�o, lim�tese a escuchar.

-�Cu�nto dinero quieren?

-Le he dicho que se limite
a escuchar, por favor.

Y no es dinero lo que queremos,
sino otra cosa que usted tiene.

-�A d�nde tengo que llev�rselo?

All� estar�.

Mateo, necesito un coche.

-Ahora mismo aviso al ch�fer.
-No, dame las llaves. Ir� yo solo.

Y no le dir�s a nadie que voy
a salir, �entendido?

-S�, don Diego.
-Si alguien pregunta por m�,

les dices que este por el hotel,
comprobando los desperfectos.

Operadora, llamo del Gran Hotel.

Necesito saber desde d�nde se hizo
la �ltima llamada, hace un momento.

Claro que puede.

Soy el agente Ayala, del cuerpo
de vigilancia, as� que apres�rese.

�Detective!

�Qu� hace aqu�?
No vaya a Santander.

El barco atrac� antes, en Santalla,
donde han dejado a Alicia.

Santalla est� entre Cantaloa
y Santander,

igual que otros 20 o 30
pueblos costeros.

Diego ha recibido una llamada
de Santalla,

y seguro que va a ir hacia all�.

�Cree que los secuestradores le han
pedido un rescate por do�a Alicia?

S�. Y, si nos damos prisa,
llegaremos antes.

�Si nos damos prisa?
No, usted no viene.

�Est� loco?
�Qu� pretende, desangrarse?

�A d�nde va,
vestida con esas ropas?

-Son m�s c�modas que un vestido.

Y no quisiera ser una molestia
en la investigaci�n.

�Suben?

-�Qu� le hace pensar que
he cambiado de opini�n, se�orita?

-Detective,
este es un coche del hotel,

y, como clienta,
tengo m�s derecho que usted.

Pero voy a ser muy generosa
y permitir� que me acompa�en.

-Eso que dice es un disparate.
-Soy abogada. S� bien lo que digo.

�Vamos?

Vamos.

Javier.
�Te lo puedes creer?

No hay agua caliente
en el cuarto de ba�o.

�A d�nde vas?
Al restaurante, a ver a alguien.

�A qui�n?
A un herido.

A, a un cliente bueno,
bueno, a un cliente herido.

�A cu�l?
�Qu� m�s te da, Alfredo? A uno.

�Qu� quieres?

Ven�a a pedirte disculpas
por no haberte prestado atenci�n.

No te preocupes.
Solo iba a decirte...

Lo s�, lo s�.

�Lo sabes?
S�. Ibas a agradecerme

que haya entregado mi t�tulo
nobiliario a cambio de tu vida.

�Qu�?
S� que es un precio muy alto

y que muchos no lo comprender�n,

pero la vida de un hombre,
del hermano de mi esposa,

est� por encima
de cualquier t�tulo.

�Has dado tu t�tulo
para que no me fusilaran?

Y estoy orgulloso de ello.

Yo, yo no lo estar�a tanto.

Te he salvado la vida.

Esto es lo que me ha salvado
la vida, Alfredo.

Me fusilaron.

Has dado tu t�tulo
a cambio de nada.

�Est� mejor su petaca?
Parec�a malherida.

Sobrevivir�.

Las he tra�do para usted.

Espero que no resulte muy atrevido.

(ESTORNUDA) Soy al�rgica.

Lo siento, no...
(ESTORNUDA)

No sab�a.
Por Dios, t�relas.

�S�, s�, claro!

Javier, que sea al�rgica
a eses flores

no quiere decir que sea al�rgica
a los gestos rom�nticos.

Si me disculpa,
tengo mucho trabajo.

Ya he hablado con el ministerio
de Guerra, madre.

Han encontrado el indulto que me
consigui�. Se hab�a traspapelado.

Hasta me han pedido perd�n.

Bueno, hijo,
lo importante es que est�s bien.

Eso es verdad. �Y sabe una cosa?
He conocido a alguien.

Javier,

tu hermana peque�a ha desaparecido.

Estamos en la m�s completa ruina,

vamos a tener que vender
nuestras joyas.

�Crees que estoy para escuchar
tus frivolidades?

Tiene raz�n, madre. Lo siento.

En un momento as�,
ojal� yo pudiese ayudar m�s,

pero se ve que lo �nico
que se me da bien es el amor.

Tal vez s� que puedas hacer algo.
Lo har� encantado.

�Sea lo que sea?
Sea lo que sea.

Casarte.

�Casarme?

Con una mujer rica, claro.

�Tiene que ser rica?
Muy rica.

Con su dote,
tendr�amos dinero suficiente

para recobrar el control del hotel.

Las solteronas ricas
no suelen ser muy guapas, madre.

Y eso es lo que las hace
m�s f�ciles de seducir.

Madre.
Javier.

�Ha averiguado algo?
-No ha llegado ning�n coche

desde hace m�s de una hora.
Y ese es el �nico camino de entrada

al pueblo, desde Cantaloa.

-Viene un coche.
-Esc�ndanse.

(SUSURRA) Vamos.

(RESOPLA)

Yo no estoy para estos trotes.

-�Por d�nde ha ido?
No lo s�.

-Yo buscar� por ah�.

Vamos.

-�Ha venido solo?

-Eso fue lo que me pidi� su amiga.

-Le pidi� algo m�s. �Lo ha tra�do?

-S�.

�D�nde est� mi esposa?

-Lo sabr� a su debido tiempo.

Espere aqu�.

-�Ha llegado?
-S�.

-�Es el mismo hombre?

-S�, es el mismo hombre.
No hay duda.

Es �l.

(Tel�fono)

(Tel�fono)

-Ya est� aqu�.

S�. S�, se�or.

En cuanto nos lo entregue.

�Qu� ves?
(SlSEA) C�llate.

B�jame ya.

�Oh!

�Qu� has visto?

No s�, me ha parecido ver
a Diego esperando a alguien.

Vamos.
No, no, no. De ninguna manera.

No antes sin saber
d�nde est� Alicia.

�C�mo?

Si aparecemos antes de tiempo,
no la van a soltar.

Ah...

(Pasos)

-D�me lo que ha tra�do.

-�Y c�mo s�
que van a liberar a mi esposa?

-No lo sabe.

-�D�nde la tienen?

�Usted cree que soy tan imb�cil
como para llevarlo encima?

Esto es un canje.

Ustedes me devuelven a mi esposa
y yo, entonces,

les doy lo que quieren.
Por ese orden.

-�No se da cuenta, verdad?
El orden lo elegimos nosotros.

As� que o da el primer paso
o matamos a su esposa.

Y despu�s nos lo dar� igualmente.

Tranquilo.

Solo voy a buscar.

�D�nde lo tiene?

Que d�nde lo tiene.

-Lo tengo aqu� cerca.

-Vamos.

-Lo he dejado por aqu�.

No se d�nde exactamente.

-Eh, eh, eh...

-Ahora me vas a decir
d�nde tienes a mi mujer.

No te muevas.

-Me ha quitado...

(Disparo)

-Quieta.

Atr�s.
Su�ltala.

�Ah!

-�Oh!

(Disparo)

-Les contar� todo. (TOSE)

�Est�s bien?

(Disparo)

-No he podido evitarlo, detective.

Forcejeamos y se dispar�.

-Era el �nico testigo
que nos quedaba.

-�Julio!

-�C�mo est�?

-Se le ha abierto la herida.

-�Qu� hacen ellos aqu�?
-Este hombre le ha salvado la vida

y puede que ahora pierda la suya,
si no nos damos prisa. Ay�dela.

Voy a ver si hay alguien m�s.

No creo que esos matones
sean los autores del secuestro.

-Detective, tenemos que llevar
a este hombre a un m�dico.

Hay que darse prisa.
-Vamos.

-Don Diego, su esposa.
Est� en el hotel.

-�Est� seguro de que do�a
Alicia regresado al hotel

por su propio pie, sola?
-Me pareci� un poco ausente.

Camarero.

-�Qu� hac�a un camarero del hotel
all�, como un h�roe al rescate?

Prepara tus cosas.

Nos marchamos.

-Si realmente has fantaseado con
esa posibilidad, olv�date de ella.

Si crees que as� vas a encontrar
la manera de deshacerte de m�,

es que no me conoces.

-Andr�s es tu marido, pero ya
no es un don nadie como t�,

y no le costar� conseguir
la nulidad,

y t� no podr�s hacer nada
por impedirlo.

-Quiero comprar el Gran Hotel.
Seis millones.

Soy Teresa Aldecoa de Alarc�n,
la due�a del Gran Hotel.

Por lo que he o�do,
ha dejado de serlo.

Desde Santalla, caminando, hubiera
tardado d�as en llegar aqu�.

Detective, por Dios.

-Esos captores no solo la liberaron
a cambio de nada, sino...

Que adem�s se molestaron
en devolverla aqu�.

-Traen esto para usted.

La cuesti�n es: �por qu�?