All language subtitles for Murder.Is.A.Murder.1972.1080p.WEBRip.x264.AAC-[YTS.MX]

LLEGA UN DESCONOCIDO

A MARIE,
MI QUERIDA ESPOSA

Cuatro d�as...

Pensar que fue s�lo
hace cuatro d�as...

Hola, Marie.

- �C�mo est� ella?
- �Qui�n?

La �nica... La otra.

- Fran�oise.
- Sabes que ya no estoy con ella.

- �A d�nde vas?
- A hacer las maletas.

- �Te marchas? - Te lo dije. Al Sal�n del
Autom�vil de Burdeos, este fin de semana.

�No puedes ir!

�Maldita silla!

�Oiga?

�A qu� hora cierran, se�orita?

Muchas gracias.

- �Llego a tiempo?
- Disculpe, voy a cerrar.

De acuerdo, volver� ma�ana
por la ma�ana.

Ma�ana est� cerrado tambi�n.
Vuelva el lunes, si le va bien.

Se�orita.

Tengo movilidad reducida.

Por favor.

Muy bien, pase.

Temo que no me entiende.
Hace tres a�os que no ando.

Mi marido y yo tuvimos
un accidente de tr�fico.

- Cu�nto lo siento.
- �Por qu�s?

Ah, esto... No importa,
estoy acostumbrada.

S�lo es un poco m�s dif�cil
desplazarse, vestirse y dem�s.

Bueno, no quiero
entretenerla mucho.

Hace tiempo, compr� aqu�
estos guantes.

Querr�a otro par, id�nticos,
a poder ser.

- �Qu� ocurre?
- Nada.

- �Tiene cambio?
- En la caja, se�or.

No, no creo que a mi marido
le gustasen esos.

�No es ese su tel�fono?

Fran�oise, �qu� ocurre?

- Tu mujer est� aqu�.
- �Qu� te dijo?

Paul, tenemos que dejar
de vernos.

�Qu�?

�Te amenaz�?

Todav�a no.

Ten�as raz�n.
Hemos de terminar con esto.

- Nunca dije eso.
- S�, lo dijiste.

Hace tres a�os, despu�s
del accidente.

- �Voy para all�!
- Dame unos d�as para pensar.

- T� tambi�n deber�as hacerlo.
- Ya lo he hecho.

�Ves? Ya no te vas.

�D�nde est� la pistola?

Hiciste bien en renunciar.
La habr�a matado.

�D�nde est� mi pistola?

- �Cu�l ser�a mi condena?
- Cadena perpetua.

Perdonar�an a una pobre inv�lida.

- �Deseas que yo hubiese muerto?
- En este momento, s�.

Si no me soportas,
�por qu� no pides el divorcio?

Por l�stima.

�Entiendes? �Por l�stima!

- �Ad�nde vas?
- Me voy.

- Te lo prohibo. No ir�s a Burdeos.
- Me ir� a un hotel de la ciudad.

- �Te vas con ella?
- No, no estar�, si te sirve de consuelo.

�Qu� haces?

Impedir que me sigas.

La l�nea telef�nica.
�D�jame la l�nea!

Primero dime d�nde
est� mi pistola.

Dame al menos la
posibilidad de usar el tel�fono.

�Olvidas que he enviado
a casa a la criada?

No, no lo olvid�.

Volver� en un par de d�as.

Intenta encontrar mi pistola.

Mientras tanto, que lo
pases bien y buenas noches.

Al cementerio.

Esp�reme aqu�.

Mis condolencias.

�No la venido la
hermana de Marie?

- No pudo dejar Nueva York.
- �No pudo? Pobre Marie, muri� sola.

- �Qu� tal el funeral?
- �l no llevaba luto ni en los calcetines.

- No...
- S�. Est� claro que no la quer�a.

- �Y la hermana de Nueva York?
- Pues nada. Anne no vino.

La hermana... Incre�ble.

- �Y el otro funeral?
- Oh, nada de especial.

�No es aquel el comsiario?

- Mis condolencias.
- Gracias, se�or comisario.

Pase a verme cuando pueda.
Es una mera formalidad.

CONDOLENCIAS

Tranquilo, todo saldr� bien.

Hermana = Anne

- El se�or Paul Kastner.
- �Tan pronto?

No era tan urgente.
Si�ntese.

Me disculpar� por molestarle
estos �ltimos d�as.

- Hace su trabajo.
- Pero es un trabajo tedioso.

Buscar culpables no es
algo que me guste.

Soy muy optimista.

- En fin, �qu� opina?
- No lo s�.

Si yo fuese m�s atrevido,
dir�a que est� usted receloso,

y que oculta algo,
�pero el qu�?

Nada.

Estoy seguro, se�or Kastner.
S�lo era una idea.

Adem�s, seg�n la investigaci�n,
se debi� a un fallo mec�nico.

Un freno de mano flojo, suponiendo
que su esposa tirase de �l.

- Pero nunca lo sabremos.
- No.

- Pero es extra�o.
- �El qu�?

Que un freno de mano flojo
causase tragedia semejante.

- �Cu�nto llevaban casados?
- Cinco a�os.

Cinco a�os de matrimonio...

Se conocen, se enamoran...

Y luego... lo dem�s.

�Qu� quiere decir?

- Todo matrimonio tiene sus altibajos.
- �Por qu� todo esto? �No est� cerrado el caso?

Pues... lo est�.

�Pues por qu� me ha llamado?

Cierto, me he ido
por las ramas.

S�lo quer�a decirle que puede
llevarse el coche de su esposa.

Quiero que sea destruido.

Tenga sus objetos personales.

Puede comprobar el listado.

No es necesario.

Descuide, no est� cargada.

- �Es todo?
- S�.

Comisario.

Olvidaba una cosa...

�Sabe usted si ella pensaba usar
este arma contra alguien?

No, no sabr�a decirle.

Otra cosa que nunca sabremos.

�No hay una habitaci�n que
d� a la calle?

S�, pero resulta m�s ruidosa.

Esta es perfecta.

La se�ora Andrieu.

Mi sentido p�same.
Cre�a que hab�a perdido su vuelo.

Lamento tener que conocerla
en estas circunstancias.

Bien...

Yo, Marie Beatrice Kastner...

dejo todas mis posesiones
a mi esposo, Paul Kastner,

con la �nica excepci�n de
mi ajuar y efectos personales,

que dejo a mi hermana,
Anne Andrieu.

Adem�s, mi marido le pagar�
5.000 francos mensuales.

Eso es rid�culo.
�C�mo va a vivir de eso?

5.000 francos, entendiendo que ella
vivir� bajo su mismo techo.

Mi hermana sabr� mejor que nadie
c�mo conservar vivo mi recuerdo...

y evocar mi presencia
en la casa.

Estas son mis
�ltimas voluntades,

siempre que yo no falleciese
de muerte violenta.

En caso de tal desgracia,
se iniciar�a una investigaci�n.

Este testamento �nicamente
tendr�a validez tras probarse...

que mi marido no hubiese tenido
nada que ver en mi muerte.

Mi hermana heredar�a todas mis posesiones
de probarse que �l me hubiese asesinado.

Lo cual ya intent� hacer
tres a�os atr�s.

Firma y fecha.

Fue un accidente.

Que le cost� a mi hermana
el uso de las piernas.

Eres un asesino, Paul.

�Ve? Ni lo niega.

No, es que...
Nunca la hab�a visto antes.

Debo admitir que el
parecido es asombroso.

- �Eran gemelas?
- Mi hermana era dos a�os mayor.

Yo no la mat�.

Y sobre el accidente...

Iba con ella en el coche.
Pudo haberme pasado a m�.

Pero, cosa rara,
saliste indemne.

Lo siento.

- No importa.
- Lo que digo es que...

El comisario me inform� que
la investigaci�n hab�a concluido.

Todo en orden.
Se�or Kastner,

ya es usted un hombre rico.

Fran�oise, tenemos que vernos.

Por favor, tengo que
hablar contigo.

Nos vemos.

�S�?

�Se puede?

Perdone, no entiendo.

- �Qu� tal le va?
- �C�mo dice?

Siendo viudo.

Lo primero, �quien es usted?

Me llamo se�or Jean.

No ha contestado.
�Est� contento?

No s� a qu� se refiere,
y llevo prisa.

�Iba a salir?

No me quedar� mucho tiempo.

�Le gust� mi trabajo?

�Qu� trabajo?

La ejecuci�n de la
se�ora Kastner, claro.

Pero fue un accidente.

Es imposible.
Usted no la mat�.

Usted no lo habr�a hecho.

�Y bien?

�Pero por qu� lo hizo?

He de ganarme la vida,
pero el precio ser� razonable.

- Pi�nselo.
- No me hace falta.

Espere.

Para la se�ora Kastner.

- �Qu� es?
- Un sombrero y un vestido.

- Es que mi mujer acaba de morir.
- Son 45.000 francos.

- �Y qu� voy a hacer con eso?
- No s�. S�lo soy el repartidor.

Bueno, p�ngalo ah�.

- �A qu� nombre?
- Carouse.

- �45.000, no?
- S�.

�Carouse?

C-A-R-O-U-S-E.

Tenga... Esto es suyo.

Buenas tardes.

- �Ha pensado en ello?
- S�.

O dice usted la verdad,
o est� loco.

Llamar� a la polic�a.

Eso ser�a un error.

Mujeres... Son incorregibles.
Hasta muertas siguen dando gastos.

Se habr�a arrepentido.

Ahora s�lo es un accidente,
pero si empieza a hablarse de asesinato...

�a qui�n acusar�an?
�A m�?

Yo no conoc�a a su esposa.
No ten�a ning�n motivo.

Pero usted...

Veo que va entendiendo.

�Fuera!

�Fuera!

Como desee... Hoy o ma�ana,
no tengo prisa.

Rel�jese y pi�nselo.

Haremos un trato.

Se�or Kastner...
Soy el comisario Plouvier.

Perdone, pero tengo
otra pregunta.

- Cre�a haber respondido a todas.
- No, esto no se lo pregunt�.

�Conoce a alguna
otra Marie Kastner?

No.

Pues me ha llamado una.
La ver� esta noche a las nueve.

- �Qu� piensa de esto?
- Nada. �Y usted?

Nada. Yo no me preocupar�a.

Pues muy bien,
buenas noches.

Es tarde.
Estaba inquieta.

Aqu� estoy.

Est�s en mis brazos.

Y eso es cuanto importa.

Pasa y si�ntate.

Fran�oise, m�rame.

- �Qu� sucede?
- �Quer�as hablar?

- S�.
- Pues habla.

- �Qu� quer�as decirme?
- No me acuerdo.

Que te quiero...
Que soy libre.

�Qu� pasa?

- Paul...
- S�.

- Dime...
- �Qu�?

�De veras fue un accidente?

�Por qu� lo preguntas?

Por nada...

No, demasiado f�cil.

T� sabes algo.

- �Ha venido a verte?
- �Qui�n, el comisario?

S�, el comisario.

No, no le he visto.

Paul...

Te juro que no te lo volver�
a preguntar, pero quiero saberlo.

�La mataste?

No deber�as haberlo dicho.

- �A d�nde vas?
- Me marcho.

�Qu� haces aqu�?

Es mi casa.

Poco tardaste en mudarte.

Las �ltimas voluntades de
mi hermana son sagradas.

Mi pobre Marie...

Ten, bebe.

- �Qu� es?
- Un somn�fero, para que duermas.

�Quieres librarte de m�
como de mi hermana!

�Asesino!

Buenos d�as.
Esperaba su llamada.

�Quiere saber qu� pas�
con la otra Marie Kastner?

S�.

Pues no apareci�.
Para m� que esa se�ora ni existe.

Pero ella le llam�.

Oh, ser�a una broma.
Aqu� ya estamos acostumbrados.

Bueno, adi�s.

�Por Dios! Pase.
Pase y si�ntese.

- �Qu� le ocurre?
- No es nada, de verdad.

Si�ntese.

- �Llamo a un m�dico?
- No, es la diabetes.

�Podr�a irme a la farmacia?

Gracias.

Se�or Mouret, para una
persona que se encuentra mal.

�Deprisa!

Tenga. Ya me pagar� luego.

- Gracias.
- No hay de qu�.

- Tenga.
- Gracias.

�Por qu� vino aqu�?

�Y si llego a morirme
en la tienda?

Un cad�ver habr�a dado mala
impresi�n a su clientela.

- Descanse.
- No...

Ya he molestado demasiado.

Gracias.

Ah, lo olvidaba.

Es mi �nica posesi�n.

Tambi�n soy comerciante.

�De qu� trabaja?

Es dif�cil de explicar.

Gracias.

Gracias de nuevo. Adi�s.

Necesito unos guantes
blancos como estos, se�orita.

- Marie Kastner quiere verle.
- �Seguro?

- Eso dijo.
- Bien, que pase.

Acomp��eme.

La se�ora Marie Kastner.

- Se�ora.
- Se�or comisario, mi vida corre peligro.

�S�lo en peligro?
Si yo pensaba...

Si�ntese, por favor.

Estuve ayer en su funeral.

�Por qu� se hace pasar
por su hermana?

Es la misma situaci�n.

Es la prueba de que nada ha cambiado.
Ahora quiere deshacerse de m�.

�Se refiere a Anne?

�Cu�ndo va a arrestarle?

�Sugiere usted que �l
mat� a su hermana?

�Es evidente!

- �Puede demostrarlo?
- Desde luego.

Anoche me envenen�.

- �Perd�n?
- Casi lo hizo.

�No es eso una prueba?
�Qu� le parece?

Me parece que pronto
se ha recuperado usted.

Sigue siendo una prueba, �no?

S�, en su caso.

Pero en cuanto a su hermana...

No lo entiende.

S�, lo entiendo.

Mire, le propongo una cosa.

- �Algo va mal?
- No, s�lo curioseo.

Un cliente quiere dar una vuelta.
Insiste en que le acompa�e usted.

�Yo?

S�, eso dijo.

- �Me guarda esto?
- Claro.

- �Ya ver� qu� potente!
- �Seguro!

�Me permite?

Gracias.

Entonces, �lo ha pensado?
�No?

Le he hecho un gran favor.

No fue dif�cil.
Ella no opuso resistencia.

Pero aquella noche
pill� un resfriado.

Me duele aqu�.

Ella no sufri�.
Lo plane� con mucho cuidado.

- B�jese.
- �Qu� pensar� su jefe?

Por favor, volvamos.

Debo recoger mi malet�n.

Espero que no lo abriesen.
Por su bien.

Pierde el tiempo.
No pienso pagarle.

No le comprendo.
Si supiese lo que tengo...

Cu�nto m�s espere,
peor ser�.

- �A qu� se refiere?
- M�s tarde lo sabr�.

Quiz� demasiado tarde.

- Si yo pagase, ser�a su c�mplice.
- Pero ya lo es.

Ya ha empezado a pagar. No mucho,
con los precios de hoy en d�a.

Aquel sombrero y aquel vestido...
45.000 francos.

Carouse, �recuerda?

C-A-R-O-U-S-E.

Soy yo.

Pero puede llamarme Jean.
Lo prefiero.

Estoy en el Caf� Du Commerce
todos los d�as a las seis.

No hay prisa.

- �Y bien?
- S�, muy potente.

Pero todav�a no estoy decidido.
Espero un ingreso.

Y no deber�a tardar.

�Buen tiro!

- �Puedo?
- Adelante.

�Bien hecho!

Me presentar�...
Jean Carouse.

Comisario Plouvier.
�Una partida?

Claro, �por qu� no?

�Nos apostamos
el aperitivo?

�Mi malet�n!

Aqu� est�.

- �Contiene secretos importantes?
- Mucho, dir�a yo.

Ah... cartas de una dama.

No, es letra de hombre.

No hablaba de las cartas.

- Ah, cepillos de dientes.
- S�, soy viajante.

Qu� raro. Cre�a que lo suyo
eran las pompas f�nebres.

�Buena suerte!

- Perdona por lo de anoche.
- No, fue culpa m�a.

Tomas demasiado az�car.

- �Qu� importa el az�car?
- No s�...

Ah, s�. Esta ma�ana vino un
diab�tico con un baj�n de az�car.

Paul...

No, Fran�oise, yo no la mat�.
Es lo que quer�as saber.

Pero estoy en apuros.

�Puedo ayudarte?

No, esto debo hacerlo solo.

- �Qu� ser� de nosotros ahora?
- Eres libre.

S�, �por cu�nto tiempo?

�Anne!

�Qui�n te dio permiso
para entrar en mi cuarto?

�Y ese pelo rubio?

- �Qu� haces en esa silla?
- Como si no lo supieras.

T� me pusiste en ella.

- Ahora vete, quiero dormir.
- No en este cuarto.

De ahora en adelante, toda
palabra o movimiento tuyos...

se volver�n en tu contra.

Llevo cinco a�os sufriendo,
pero ya se acab�.

- Anne, escucha...
- Ya no existe Anne.

�Fuera!

�D�nde lo pongo?

En ninguna parte. Nunca
ped� que lo trajesen.

- Pero usted llam�.
- S�, para que lo destruyesen.

Volvi� a llamar despu�s
para que se lo trajesen aqu�.

No, yo no.

�Vaya embrollo!
�Y ahora qu� hacemos?

- Ll�velo al garaje.
- De acuerdo.

Espero que sea su �ltima palabra.

- �No quer�a que lo destruyesen?
- Cambi� de idea.

- �Qu� pasa?
- Nada, acabo de despertar.

- �A mediod�a?
- Duermo mal �ltimamente.

- �Vestido de traje?
- Me tom� un sedante y ca� rendido.

Le atosigo con tantas preguntas.
Ya tiene bastante problemas.

Perdone, �qu� quiere decir?

Es extra�o...

Un comisario es la �nica persona
en quien conf�a la gente,

y sin embargo puedo ayudarle.

- No mat� usted a su mujer, �verdad?
- Ya sabe que no.

�Pues por qu� no se f�a de m�?

No tengo nada que decirle.

Est� muy nervioso.

Sus palabras y gestos revelan
cierta agitaci�n.

El culpable puede
parecer inocente...

y el inocente puede
parecer culpable.

Es algo confuso, nada m�s.

L�stima, quer�a ayudarle.

�Espere!

- �Qu� sucede?
- Ya lo sabe, entonces.

S�lo s� lo que me cont�.
El resto es muy sencillo.

- Est� loca.
- �Qui�n?

- Su cu�ada. �O hay otra?
- No, nadie.

Para tranquilizarla, pondr� un hombre
en el jard�n durante algunas noches.

- Me he dado cuenta.
- �De qu�?

- Anoche, al llegar a casa.
- No...

Tiene que descansar, se�or m�o.

Le da miedo su propia sombra.

Nadie estuvo aqu� anoche.

�Tiene receta?

No iba a ir al m�dico por
un somn�fero.

- Oh, hola.
- Hola.

- �Est� mejor?
- S�, gracias.

- �Puedo ayudarle?
- Querr�a ense�arle nuestros �ltimos modelos.

No me interesan.

�No va a mirarlos?

Se�or Mouret, por favor.

- �No ve que estoy ocupado?
- De acuerdo, esperar�.

No deber�a d�rselo.
Pero por esta vez, pase.

Espere un minuto.

�Le conoce?

- Vive frente a mi casa. �Por qu�?
- Curiosidad.

Debe haber una epidemia.

�Qu� haces?

Di algo.
Me est�s asustando.

�No hemos hablado
ya bastante?

- �Te vas?
- S�, se me hace tarde.

�A d�nde vas?

Por favor, Fran�oise.
Ya basta de preguntas.

He decidido que nadie
va a atosigarme m�s.

Ni siquiera t�.

- Admita que he escogido bien el sitio.
- Es imprevisible.

Es m�s tranquilo que el caf�.

- El comisario Plouvier es agradable.
- �Le conoce?

Bastante... Pero dej�mosle
fuera de este asunto.

�Hizo usted enviar
el coche a mi casa?

- S�. �Quiere saber por qu�?
- No me interesa.

O sale de mi vida
o le denuncio.

Parece un veintea�ero.

Salvo prueba en contrario,
usted la mat�.

Pero s�lo nosotros lo sabemos,
y le dir� algo...

Cu�nto m�s espere, peor.
Y yo no dejo nada al azar.

Hice un buen trabajo
estos tres d�as.

�Le explico c�mo la mat�?

- �As� que ahora fui yo?
- Deber�a pagar.

- No.
- Pues se lo explicar�.

Tambi�n le explicar� por
qu� no fue destruido el coche.

Es la prueba fundamental
de su culpabilidad.

Hay m�s, pero esa
es esencial.

Cort� usted la correa del ventilador para
que el coche se averiase en la carretera.

- Absurdo. Sigue en su sitio.
- No est� tan seguro.

D�jeme continuar.

Su mujer sab�a que usted se
hab�a ido a un hotel de la ciudad.

Y cuando usted se fue, le
sigui�, o crey� haberlo hecho.

Pero la segu�an a ella.
Pens� usted en todo.

En la primera cuesta, el
motor comienza a recalentarse.

Por fuerza, faltaba la ventilaci�n.

El coche se detiene.

Se agota la bater�a.

Luego llega usted y...

�Y usted qu� hac�a?

Puedo probar que estaba durmiendo
en Par�s, aunque no lo estuviese.

Porque estaba en la carretera
haciendo todo el trabajo.

Pero no dej� ni huella.

�Y yo s�?

Cada d�a va dejando m�s.

�Qu� prefiere, pues?

�Env�o las pruebas a la polic�a,
o me paga y se acab� todo?

Se est� tirando un farol.

Le dar� un consejo...

Cuando llegue a casa esta noche, mire
si la correa del ventilador est� intacta.

Luego ver� si voy de farol,
pero no antes.

- No est�, se�orita.
- �Estoy aqu�!

- No insista. Si estuviese, se lo dir�a.
- �Si estoy aqu�!

Fran�oise...

�Delator!

�Qu� pasa?

S� por qu� viniste hoy.

Te habr�a dado las cartas,
o podr�a haberlas quemado.

�Qu� cartas?

�Aceite de motor!
Manipulaste mi coche.

�Fran�oise, escucha!

�Asesino!

�No me toques!

�Comisario?

Comisario, aqu� arriba.

Venga pronto.
Tengo una prueba.

- �Comisario?
- Estoy aqu�.

Venga. Estoy arriba.

- Usted no es el comisario Plouvier.
- No.

Ser� uno de sus hombres.

Dijo que se ocupar�a
personalmente de mi seguridad.

Es un hombre muy ocupado.

En fin, mire esto.

Espero que ahora me crea
y le arreste.

Esto prueba... que
sabote� mi coche.

- Es una prueba, �no?
- Pues...

Acomp��eme a mi cuarto.

Puede hablar, mi marido no est�.

- �Su marido?
- S�.

Fue a ver a esa furcia otra vez.

�Tendr�a la bondad
de ponerse de pie?

Pero...

Llevo tres a�os sin andar.

Perdone, no lo sab�a.

Anne.

�Puedo llamarla Anne?
�O prefiere...

Marie?

Da igual. No lo entender�a.

Lo entiendo muy bien.

�De veras?

Me alegra que entienda
que se trata de lo mismo.

Desde luego.

Ahora tiene que arrestarle.

Porque quiere deshacerse
de nosotros.

No voy a dejarle que haga
da�o a mi hermana, �entiende?

- �Va a arrestarle?
- S�, pero c�lmese.

- �A d�nde va?
- A arrestar a su marido.

No me deje sola.
Tengo miedo.

- Ir� con usted.
- Si no puede caminar.

�Mis piernas!

Por favor, no me deje sola.
Tengo miedo. Quiere matarme.

�No tiene un arma?
Un rifle, una pistola...

No.

Ah, s�...

En el cuarto de mi marido,
ah� al lado, hay una pistola.

En la c�moda.

Vamos.

Muy bien, qu�dese aqu�
y no se mueva.

- Si �l vuelve, disp�rele.
- De acuerdo.

- �Sabe usarla?
- No.

Apriete aqu�...

- �Entendido?
- S�.

Si alguien intenta entrar...

- dispare.
- Bien.

Recuerde que tiene
autorizaci�n del comisario.

�Oiga, polic�a?

Hay aqu� una loca disparando a
la gente. Vengan deprisa.

- �Vete!
- �Qu� es eso de las cartas?

No quiero verte.
No deber�as haberlas tra�do.

- �Las cartas que te escrib�?
- Estaban en mi escritorio. Ya no est�n.

- �Y ahora d�nde est�n?
- Vamos, Paul.

- Yo no las cog�.
- Nadie m�s ha estado aqu�.

A no ser...

�Mi abrigo!

- �Le conoces?
- S�.

Empiezo a entender.

- �V�monos!
- �A d�nde?

A mi casa.

- Tenga cuidado.
- No hay miedo.

Dos...

Tres...

Cuatro...

Y cinco.

Y con el de la llamada,
hacen seis.

Exacto. �Andando!

Espera aqu�.

Ah, era usted, comisario.
Me dio un susto.

�Ya era hora!

Tengo todas las pruebas.

Y yo.

- Baja.
- �Por qu�?

No puedes quedarte aqu�.

�Ah� est�!

�R�pido!

- Se�or Kastner, queda arrestado.
- �Por qu�?

Por asesinar a su esposa.
Tengo todas las pruebas.

Si desea recoger sus cosas,
le acompa�ar�.

�Asesino!

Disculpe, pero ten�a
que calmarla.

�Qu� le sucede?

�A qu� viene esa cara?

�No pensar�a de verdad
que iba a arrestarlo?

- �Pero qu� hace aqu�?
- Le he salvado la vida.

Ella quer�a matarle...
y puede que tambi�n a mis hombres.

No puedo creerlo.

�Entiende ahora por qu�
vine aqu� esta ma�ana?

Por cierto...
Tenga su pistola.

Bueno, todo ha salido bien.

Venga ma�ana para formalizar
los tr�mites de su internamiento.

�V�monos, deprisa!

�Qui�n est� ah�?

Falta la correa del ventilador
y las luces estaban encendidas.

Naturalmente...

�l quer�a que yo la tocase,
y ahora la ha robado.

Al fin comprendo su sistema.
Bien mirado, es sencillo.

Lo hace todo al rev�s.

Primero, mata a alguien.

Una vez elegida la v�ctima,
se inventa un homicidio.

Una prueba tras otra.

Ma�ana, la bater�a estar�a
agotada, tal y como dijo.

Estoy atrapado, Fran�oise.

No hay salida.

Pues llama a la polic�a.

No.

�Le vas a pagar?

No.

Le voy a matar.

Es la �nica salida.

Est� intentando cargarme
el asesinato de Marie.

Y ahora, es plausible
pensar que yo lo hice.

Como sus pruebas salgan a
la luz, parecer� culpable.

- �Qu� pruebas?
- No estoy seguro, pero las hay.

- Lo primero, aquellas cartas.
- Tienen 3 a�os de antig�edad.

S�, pero no traen fecha.

Si un hombre quiere librarse
de su mujer y ella sigue viva,

no es grave.

�Y si creen que yo escrib� esto
una semana antes de morir Marie?

Entonces, la pruebas materiales
se vuelven concluyentes.

Una correa de ventilador, una mancha de
aceite en un abrigo, un pa�uelo, un cheque...

�Un cheque?

Ah, claro, no sabes
lo del chantaje.

El comisario Plouvier se preguntar�
por qu� compr� el silencio de Carouse...

si soy inocente,
como afirmo.

Entra, te lo explicar�.

S�, Fran�oise. Lo he pensado bien.
No hay m�s remedio.

Debes ayudarme.

�A qu�? �A matarle?

No, de eso me ocupo yo.

S�lo necesito una coartada.

En etso puedes ayudarme.

�Se lo ha pensado usted?

Le pagar�.

Espere, que cierro la ventana.

Bien, as� le oigo mejor.
�Qu� dec�a?

Ya que tiene pruebas de
que mat� a mi mujer,

- estoy dispuesto a pagarle.
- Bien.

Cinco millones en efectivo.
�Es demasiado?

- �Cinco?
- En francos viejos, claro.

Est� bien, conseguir� el dinero.

�Cu�ndo y d�nde?

Antes de las 10 de la
noche no podr� ser.

�Tan tarde?

No puedo conseguir tan r�pido el dinero.
Adem�s, tengo problemas familiares.

S�, ya s�... Su cu�ada.
Empezaba a ser un estorbo.

- Ah, �fue usted?
- Ella lo habr�a estropeado todo.

Intervine antes de que
pudiese se�alarle a usted.

A las 10, entonces.
�D�nde?

- Igual que ayer.
- �En el bar?

No, en el parque.

�Por qu� no en su casa?

Porque el comisario Plouvier
no hace m�s que venir por aqu�.

Y le da miedo, �no?

S�.

A las 10 en el parque.
Un lugar algo aislado.

Pero para qu� preocuparme.
Despu�s de todo, yo soy el asesino.

Llevar� la prueba en mi malet�n.

Tambi�n incluir� la grabaci�n
de esta conversaci�n.

Escuche...

Ya que tiene pruebas de
que mat� a mi mujer,

estoy dispuesto a pagarle.

Carece de validez legal, lo s�,
pero siempre impresiona a un jurado.

Traiga el dinero.

Y como venga con alguna idea
extra�a, como tenderme una trampa,

no habr� trato.

Vag�n-litera para dos, para
esta noche. Muy bien.

Tiene suerte.
No es temporada alta.

- Dijo se�orita Noblet, �verdad?
- S�, Fran�oise Noblet.

- N-O...
- B-L-E-T.

El otro billete, a
nombre de Paul Kastner.

Perdone, los puse
al mismo nombre.

- �Puede volver a hacerlo?
- �Importa mucho?

No.

Sale de la Gare de Lyon
a las 8:45 de la tarde.

Gracias.

Firme aqu� y ya est�.

Ojal� no hubiese llegado a esto.

No hab�a elecci�n.

Si alguien se pone a disparar
a la gente, es mi responsabilidad.

Y s�lo es una casa de
reposo, no una c�rcel.

A usted tambi�n
le convendr�a descansar.

Parece cansado. Un cambio
de aires le sentar�a bien.

En eso estaba pensando.
Gracias, comisario.

- Ah, se�or Mouret...
- �S�?

�Ya va a cerrar?

Me marcho unos d�as
con un amigo, Paul Kastner.

- �Le conoce?
- S�.

No lo pregone. Ya sabe
lo cotilla que es la gente.

- �Quieres los billetes?
- No, los necesitar�s esta noche.

Paul, no te lo dije,
pero van los dos a mi nombre.

�Qu�?

No quise insistir,
habr�a resultado sospechoso.

Pero le dije al se�or Mouret
que voy contigo.

- �A qui�n?
- El farmac�utico.

Bueno, da lo mismo.

VUELVO PRONTO

�No hay nadie?

- Llegamos tarde.
- Pero necesito el billete.

Lo que importa
es que te vean en el tren.

- �Cu�nto lo siento!
- No, no se moleste.

Es culpa m�a.
�Qu� puedo hacer?

Tengo otro par en Niza.

Siempre es mejor
que partirse una pierna.

- S�ganme, se�oras.
- �Perd�n?

�Oh, disculpe!
Sin gafas, como si fuese ciego.

Billetes, por favor.

Tenga.

- Tres y Cuatro.
- No, Uno y Dos.

Est� justo sobre las ruedas.

- No importa.
- Pero no dormir�n bien.

�Por qu� no...?

Da igual, voy ciego.

- Buenas noches.
- S�, gracias.

As� no puedo irme.
No me ha visto nadie.

- Mejor as�.
- �Est�s loca?

No, Paul...

Llevo tres a�os so�ando con
viajar contigo.

S�lo nosotros dos en un tren,
nadie m�s.

Y ha sucedido. V�monos.

- T� te vas.
- Nos vamos juntos.

- En serio, dame la pistola.
- Paul, por favor, es demasiado peligroso.

- �Eres idiota?
- S�lo pretendo ser feliz.

�Durante dos d�as?

Si no acudo a la cita, la polic�a
me arresta ma�ana. �Es lo que quieres?

Paul, qu�date.

- �Llam�?
- S�, dos whiskys, por favor.

�Quieres hielo, querido?

Uno con agua y otro
con hielo, por favor.

�ltima llamada para el vuelo
704 de Air Inter hacia Marsella.

�ltima llamada.

�Puedo ayudarle?

- �Se�or Terlier?
- S�.

Le est�n avisando por megafon�a.
Matilde, necesito una silla de ruedas.

- �Lleva equipaje?
- No.

Perd�n por la silla,
pero le ahorrar� mucho tiempo.

Va a salir el tren hacia Toulon,
St. Raphael, Cannes, Nice, Ventimiglia...

Se�ores pasajeros, dir�janse
al and�n, por favor.

Eres un cielo.

�Oh, perd�n!

- Una corbata tan bonita. �Es seda?
- S�.

- Tal vez con zumo de lim�n...
- No, con el caf� ya bast�.

�Y bien?
�Cogiste el malet�n?

La hemos fastidiado.

HOMBRE AHORCADO.
�SUICIDIO O ASESINATO?

- �Encontraste algo?
- No, nada.

Te lo dije.

El primer d�a fueron 5 columnas,
ayer, 10 l�neas, y hoy, nada.

- Se acab�.
- Eso piensas t�.

Si salieses de casa,
lo habr�as visto t� mismo.

No pasa nada.
El caso est� cerrado.

Hasta que den con el malet�n.

�Por qu�?

Porque contiene mi
confesi�n grabada.

Pero no la mataste,
ni a �l tampoco.

Ni hablar.

Quiz� tengas raz�n.

Intenta no pensar en ello.

Adem�s, tienes coartada.

Deber�a dejar de
pensar en eso.

No te muevas.

�Se puede?

Bueno, �qu� tal se siente uno?

�Qu�?

Al haberse librado de �l.

Antes de nada, �qui�n es usted?

Mouret, de la farmacia.

Mouret E Hijo.

Yo soy el hijo.
Pero no respondi� a mi pregunta.

�Est� contento?

- Le asesin�.
- Le suicid�, prefiero yo.

Aunque creo que pudo usted
haberme ahorrado el trabajo.

Nunca lo har�a.

No soy polic�a.

Pero no olvide esto.

Porque la cinta y las cartas...

est�n ahora en mi poder.

- D�melas.
- No gratis.

Cog� fr�o el otro d�a
en su jard�n.

�Era usted?

Estaba intentando entenderlo.

Mi padre y su esposa fueron
enterrados el mismo d�a.

- �Y eso qu�?
- Carouse, por supuesto.

�Mat� �l a su padre?

Al principio es sencillo.

Ten�amos dos muertes
y un asesino.

Pero un asesino sin m�vil.

Eso parece sugerir que
hay dos culpables.

Usted...

y yo.

- �Cu�ndo decidi� usted matarle?
- Cuando cre� que usted se hab�a rendido.

- �Pero c�mo lo supo?
- Abri�ndome de orejas.

La noche que tom� su
decisi�n con Fran�oise.

- �La conoce?
- Bastante.

Estaba usted hablando de
ello en el cuarto de al lado.

�Estuvo usted all�?

S�, como cada noche.

Pero cerr� la ventana.

Y cuando le vi subir al tren,
cre� que se hab�a acobardado.

No me di cuenta de
que era su coartada.

- �Entonces me golpe�?
- S�, cre�a que era usted �l.

�l lleg� dos minutos despu�s.

Le he hecho un gran favor.
Que merece ser recompensado.

Sobre todo por esto.

�Cu�nto quiere a cambio?

Una coartada para esa noche.

S�lo una coartada, pero r�pido,
el tiempo apremia.

Haremos lo que yo
hice por ti.

Hemos de apresurarnos.
Deme su corbata y p�ngase esta.

�Vamos, ya se lo explicar�!

Un empleado del tren verti�
caf� en ella aquella noche.

Si�ntese ah�.

- Hola. �Molesto?
- En absoluto.

Un polic�a siempre molesta. Todo
el mundo se pone a la defensiva.

�Vaya carambola!

- �Perd�n?
- Ah, claro. No juega usted al billar.

Una carambola es cuando el
jugador juega su bola...

con ayuda de las otras dos.

�Puedo saber por qu� lo hizo?

�Me habla a m�?

- �O a m�?
- A ambos.

He hecho esta embarazosa
pregunta a otras 23 personas,

cuyos nombres tengo aqu�.

Carouse les hizo
lo mismo a todos.

Todos ustedes deseaban
deshacerse de �l.

�Ha matado a 25 personas?

A 25... no exactamente.

Fueron 25 v�ctimas.

Incluyendo a una que se
mat� por causa del chantaje.

Y fue por esto...

por lo que Carouse empez�
a interesar a la polic�a.

�Llevan dos a�os sabiendo lo
que hace y no le arrestaron?

La polic�a �nicamente puede
actuar si media una denuncia.

- �Hace mucho que tiene esto?
- �El qu�?

El arc�n.

Siempre ha estado ah�.
Era de mi esposa.

Interesante. Es bonito.

�Qu� estaba diciendo?

Ah, s�...

Ten�an que presentar
una denuncia.

As� Carouse seguir�a aqu�.
En la c�rcel, pero todav�a vivo.

�Y no deber�a yo preguntar
al se�or Mouret...

qu� hac�a la noche
del s�bado 4 al domingo 5?

�Y por qu� yo?

Responda.

- Iba en un tren.
- Conmigo.

�Ah, claro!
Suena a coartada, pero bueno...

- �A d�nde se dirig�an?
- A Cannes.

�En esta �poca del a�o?
El agua est� fr�a, �no?

�Puedo ver los billetes?

- Creo que los tir�.
- No, querido. Est�n en mi casa.

- Tendr� que ir a por ellos.
- Pero est�n a mi nombre.

- Y nadie les vio, por supuesto.
- Se equivoca, comisario.

El empleado del tren
se acordar� de nosotros.

�Me oye?

- �Es suyo?
- �Qu� es?

Un cabello.

Si su coartada es v�lida,
sepa ya que yo no tengo una.

�Qu� ocurre?

No me siento bien.

Bien, nos vamos.
Dame las llaves.

- �D�nde los pusiste?
- �Los qu�?

Los billetes.

En mi escritorio.

Ahora vuelta.

Vaya derecho a comisar�a.
Nos vemos all�.

Est� nervioso, �verdad?
Todos lo est�n aqu�.

Salvo yo.
�Saben por qu� estoy tan tranquilo?

- No, d�gamelo.
- Por el billar.

En serio, es la mejor manera
de controlar los nervios.

Deber�a probarlo.

Gracias, lo har�.

Tranquilo.

Si ha dicho usted la verdad,
Mouret nada tiene que temer.

Carouse es a quien deber�a
haber arrestado.

- �Acusado de qu�?
- �No bastan 25 asesinatos?

Ya, pero Carouse
no mat� a nadie.

Cuando muri� su esposa,
�l no sab�a nada.

- Tampoco cuando lo del padre de Mouret.
- �Imposible!

�Saben c�mo se enter�?
Leyendo las esquelas.

No por curiosidad, como muchos,

sino como el profesional
que vive de muertes ajenas.

Disculpe si le molesto,
pero ese arc�n...

- �Qu� le pasa?
- Me parece muy interesante.

No puedo apartar los
ojos de �l.

Tuve uno igual.

�D�nde lo hab�a yo dejado?

Obituarios.

Ah, s�. El de su mujer dec�a:
"Tr�gicamente fallecida".

Mientras que un asesinato puede
a menudo pasar por muerte natural,

Carouse hizo que un accidente
pasase por asesinato.

Ya sabe el resto.

�Por qu� no le denunci�?

- No lo s�.
- Se lo dir� yo.

Ah� resid�a la fuerza de Carouse...
En que usted no amaba a su esposa.

�No diga eso!

Claro que no la matar�a, pero
un d�a u otro la querr�a ver muerta.

De eso nada.

Puede confesarlo.
Eso ya no cambia nada.

Puede que en un
momento de ira...

Y eso bast�.
No para matarla,

sino para hacerle sentir tan culpable
como para dejarse liar por Carouse.

�Por qu� no le pag�?

- No quise.
- Era m�s barato matarle.

- �Estoy arrestado?
- No, claro que no.

Es usted la �nica persona
que no me interesa.

No le comprendo.

El parque no estaba tan desierto
como pensaba. Hab�a vigilancia.

Alguien vio c�mo le golpeaban.

�Estuvo usted all�?

Ojal�. Usted habr�a sido apresado.

La polic�a ser� lo que sea, pero yo no
le habr�a dejado hacer nada.

Un vigilante
le vio a usted.

Para cuando volvi� tras
habernos alertado,

Carouse ya hab�a sido ahorcado.

�Por qui�n?

No lo s�.

- �No vio nada?
- Yo no estaba.

De acuerdo.

Es usted el �nico que no
pudo haberle matado.

Me olvidaba del se�or Mouret.

Estar� ansioso por demostrarme
su inocencia.

Como todos.

Pero, en confianza, felicitar�a a
quien se librase de Carouse.

Ah, bueno.

Perdone que insista,

pero si ese arc�n no le interesa,
ya que su mujer ha muerto,

me lo quedar�a con mucho gusto.
No se olvide.

Cuando se mete
algo en la cabeza...

No es por comodidad.
No sabr�a qu� meter dentro.

Es que me gusta.
Me encantar�a tenerlo.

Soy un sentimental.

Si nos deshacemos de �l,
usted es el primero de la lista.

Gracias.

Adi�s.

Estaba deseando que se fuese.

- �Molesto?
- �Pero c�mo..?

�Qu� tal est�s?

Pues... estupendamente.

Estoy curada.

�Volver� a Nueva York?

Mi vuelo sale en una hora.

- Vine a darte las gracias.
- �Qu�?

Gracias a ti...

estoy curada y
en gran forma.

Es incre�ble.
Mira estas piernas.

Tras todos estos a�os
postrada en una silla...

Pero ya se acab�.

�Puedo andar!

�Puedo andar!

Subt�tulos originales: Gianni777
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