All language subtitles for The.Magnificent.Seven.1960.720p.BluRay.x264-23,976.2-08-06

Hilario.

Sotero. Mi buen amigo.

�C�mo est�s?

�Tienes algo de beber?

No te imaginas la satisfacci�n
que da ver un pueblo como �ste.

Santos.

Con tanta agitaci�n y cambio
como hay en el mundo,

la gente ya no se conforma
con lo que le toca en la vida.

�La moda femenina? Escandalosa.

Un cigarro.

Mira. La religi�n.

Dan ganas de llorar cuando adviertes
que la religi�n es cosa del pasado.

Hace un mes estuvimos en
San Juan, una ciudad rica. Si�ntate.

Rica y bendita de Dios.

Con una iglesia grande.

No como �sta, peque�a y que el cura
visita dos veces al a�o. Una grande.

�Crees que hab�a candelabros
de oro y un ofertorio a rebosar?

�Sabes lo que hab�a?

Candelabros de lat�n
y el ofertorio casi vac�o.

Pero, de todos modos,
nos los llevamos.

Ya s� que nos los llevamos.

Intento explicarle lo poco religiosa
que es la gente de hoy.

Eso lo veo por m� mismo.

No veas.

Si tuvieras mis responsabilidades...

Tener que alimentar, como un
buen padre, las bocas de sus hombres.

Armas. Municiones.

�Sabes cu�nto dinero cuesta eso?

No.

Los d�as de buena caza han terminado.

Antes hab�a caballos, ganado, oro,
frutos en los �rboles. Eso se acab�.

Ahora han puesto precio a mi cabeza
y los rurales me pisan los talones.

Volver�.

�Ya basta!

Nos llevaremos el resto
cuando volvamos.

Me encanta este pueblo.

- Ya s� que tienen sus problemas...
- Asesino. Ladr�n.

�Rafael!

Est�pido.

Est�pido.

Muy pronto tendremos otra conversaci�n.

Siempre es un placer escuchar
la opini�n de mi buen amigo Sotero.

Tal vez cuando vuelva, �eh?

Si vuelve a robarnos la cosecha,

m�s nos valdr�a cortarnos
el cuello y acabar de una vez.

Irnos de este valle.
Eso deber�amos hacer.

- �Ir a vivir a otra parte?
- �Y nuestras casas? �Y las cosechas?

Podr�amos esconder algo de comida.

�De Calvera?
Nunca nos roba toda la comida.

- Siempre deja algo para sobrevivir.
- Algo es algo.

Podr�amos rogarle que nos dejara m�s.

No, no. Eso lo enojar�a a�n m�s.
No creo que debamos hacer nada.

Tenemos que hacer algo.

�Como Rafael? Seamos sensatos.

Nos deslomamos en el campo
y seguimos con el est�mago vac�o.

- Hay que hacer algo.
- Hay que hacer algo.

Pero, �qu�?

No lo s�.

Se lo preguntaremos al anciano.

�l sabr� qu� hacer.

Luchen.

Deben luchar. Luchen.

�Con machetes y nuestras propias manos
contra los rev�lveres?

- Compren rev�lveres.
- �Comprar?

Vayan a la frontera.
All� abundan los rev�lveres.

Pero, �de d�nde sacamos el dinero?

Vendan esto.

Y todo lo que puedan reunir.

Aunque tuvi�ramos armas,

sabemos trabajar la tierra,
pero no sabemos matar.

Pues aprendan.

O mueran.

Oiga, lo estaba esperando.

Ha hecho un trabajo fenomenal.

- Lo siento, pero no habr� funeral.
- �Qu�?

La tumba est� cavada y el embalsamador
ha hecho lo necesario con el difunto,

- pero no habr� funeral.
- �Es que no he pagado bastante?

No es cuesti�n de dinero.
Por 20 d�lares enterrar�a...

a cualquiera con una sonrisa.

Pero no habr� funeral.

Vaya, �qu� te parece?

Yo quiero enterrarle.
Y usted tambi�n.

Si �l pudiera hablar,
apoyar�a la moci�n.

- Mayor unanimidad, imposible.
- Se port� como un cristiano, pero...

Mire, no busco elogios.

Soy viajante de cors�s para se�oras.

Voy por la calle y un hombre
cae muerto delante de m�.

Durante dos horas, la gente
pasa a su lado sin mover un dedo.

Hago lo que har�a
cualquier hombre decente.

- Vamos, Henry...
- Hay que enterrar a ese hombre.

- R�pido. No huele a rosas precisamente.
- Lo s�. Lo har�a si pudiera, pero

- hay gente aqu� que se opone.
- �Se opone? �A qu�?

- No se le puede enterrar ah�.
- �D�nde? �En ese cementerio?

All� s�lo hay asesinos,
navajeros y borrachos.

Y si un d�a se creyeron algo,
ya es demasiado tarde.

Pero eran blancos, amigo.

Y el viejo Sam...

Bueno, el viejo Sam era indio.

�sta s� que es buena.

Siempre pens� que bastaba con ser
un cad�ver para ir al cementerio.

- �Desde cu�ndo ocurre esto?
- Desde que esto se civiliz�.

No es mi estilo.
No me gusta. No, se�or.

Siempre he tratado a todos por igual:
como a futuros clientes.

- En ese caso, mueva ese coche.
- Mi cochero se ha largado.

- ��l tambi�n tiene prejuicios?
- Cuando pueden volarle la cabeza.

- Pues contrate a otro.
- Nadie quiere llevarlo. Tome.

Qu� diablos. Si eso es lo �nico
que retrasa el asunto, yo lo har�.

�Quiere prestarme esa escopeta?

Por supuesto que s�.

Un momento. Este coche me cost�
840 d�lares. Es el �nico del condado.

- No dejar� que lo tiroteen.
- Yo pagar� los da�os.

- Quiero ver qu� pasa.
- Yo tambi�n.

Nunca he ido armado en
el pescante de un coche f�nebre.

Adelante.

- �Eres nuevo en la ciudad?
- S�.

- �De d�nde eres?
- De Dodge. �Y t�?

De Tombstone. �Hay acci�n por all�?

- �Y en Tombstone?
- Lo mismo. La gente se va asentando.

- Como en todas partes.
- �Amigos de los indios!

Calma. Es s�lo el viento.

- Llegaremos.
- No es llegar lo que me preocupa.

Lo que no quiero es quedarme.

Alguien por detr�s, a la izquierda.

No parece peligroso.

La ventana del segundo piso.
Se ha movido la cortina.

No estoy en buena posici�n.
Dejemos que asome el cuello.

- �Te ha dado?
- No.

Pero me ha pasado cerca.

Chicos, �por qu� no dan la vuelta
y se ahorran un buen disgusto?

Enseguida.

Se est� formando el
comit� de recepci�n.

Alto.

Alto ah�.

�Ocurre algo?

Denle la vuelta a ese coche
y bajen por donde han venido.

Necesito seis hombres.

Muchachos, invito a un trago.

Quiero invitarle a un trago.
Y a su amigo tambi�n.

Gracias.

�De d�nde es usted?

Ah, claro. �Ad�nde se dirige?

- Gracias por el espect�culo.
- No hay por qu� darlas.

Ha estado fenomenal.
No lo olvidar� aunque viva cien a�os.

- Henry, se va la diligencia.
- Ya voy, ya voy.

Cuando se lo cuente a Flora.
Seguro que no cree una palabra.

Henry, la diligencia. Vamos.

Qu�dese esto.

- �Ad�nde te diriges?
- Hacia el sur, m�s o menos.

�Y t�?

Voy sin rumbo.

- �Hay algo por aqu�?
- S�.

Necesitan un dependiente en una
tienda de comestibles, si eso te va.

Ya.

Bueno, hasta la vista.

Eh, �c�mo te llamas?

Digamos que Vin.

- �Y t�?
- Chris.

�S�?

Creemos que es usted
un hombre de confianza.

- Muchas gracias.
- Queremos que nos ayude.

- Contra un tal Calvera.
- Un ladr�n y un asesino.

�l y sus hombres nos roban la comida
y nos dejan morir de hambre.

- Y adem�s, nuestras mujeres...
- Esperen un momento.

- �Por qu� no van a los rurales?
- Ya lo hicimos. Dos veces.

Pero no pueden dejar una guarnici�n
en un pueblecito de forma indefinida.

As� que se fueron.

Y entonces volvi� Calvera,
y sigue volviendo cada a�o.

Lo seguir� haciendo
hasta que alguien lo detenga.

Si�ntense.

- Necesitamos ayuda.
- Tenemos que comprar armas.

No sabemos nada de esas cosas.

�Querr�a comprarlas por nosotros?

Las armas son muy caras
y dif�ciles de conseguir.

- �Por qu� no contratan hombres?
- �Hombres?

Pistoleros. Hoy en d�a
son m�s baratos que las armas.

- �Ir�a usted?
- Ser�a una bendici�n si nos ayudara.

- Lo siento, no vivo de bendiciones.
- No, no. Le ofrecemos m�s que eso.

- Le dar�amos comida cada d�a.
- Y tenemos esto.

�Qu� es eso?

Podemos cambiar esto por oro.

Es todo lo que tenemos.

Todo lo de valor que hab�a
en el pueblo.

Me han ofrecido mucho
por mi trabajo, pero nunca todo.

�Ser� suficiente?

Ver� usted, si logr�ramos
ahuyentar a los bandidos,

la vida podr�a ser
muy buena en nuestro pueblo.

Pero, tal como est� ahora...
Nosotros podemos aguantar,

pero los ni�os lloran
porque tienen hambre.

�Comprenden lo que implica
empezar una cosa as�?

Nosotros tambi�n lucharemos. Todos.

Cuando llegue Calvera,
doblar� la campana de la iglesia.

Lucharemos con armas, si las tenemos.

Y si no, con machetes,
hachas, palos, cualquier cosa.

Una vez se empieza,

hay que estar preparado
para matar y volver a matar.

Y matar m�s a�n,
hasta que haya acabado todo.

- Lo comprendemos.
- Lo tenemos en cuenta.

�Todos los hombres
del pueblo opinan lo mismo?

Todos.

- Ver� lo que puedo hacer.
- Gracias. Sabe...

Esperen. No he dicho que vaya a ir.

Har� correr la voz
de que buscan hombres.

No ser� dif�cil encontrarlos.
Todo el mundo lleva pistola.

Todos llevan pantalones.
Eso se da por sentado.

Pero, �hombres buenos?
Eso es otra cosa.

�C�mo puede saber si son buenos?

Hay maneras.

Adelante.

Dicen que busca hombres.

As� es. Que sean buenos con eso.

- Yo soy bueno.
- �Eres r�pido?

- Pru�beme.
- Eso pretendo. Ac�rcate.

Pon las manos as�.

Ahora, da una palmada.

M�s r�pido.

Lo m�s r�pido que puedas.

Ahora prueba t�.

Muy joven y muy orgulloso.

Los cementerios est�n repletos de
muchachos muy j�venes y orgullosos.

Adelante.

- Nada de trucos, Chris.
- Harry. Me alegro de volver a verte.

- Chris.
- �Qu� haces en esta pocilga?

- Dicen que tienes algo entre manos.
- No para uno de tu categor�a.

Un billete de d�lar
me parece del tama�o de una s�bana.

Es s�lo por la comida.

Un d�lar de oro, cama y comida. Seis
semanas de trabajo para unos granjeros.

Viejo zorro. No suena muy bien,
pero t� siempre sabes lo que haces.

Oye, Harry.

Eso es lo que est� a la vista.
Pero, �qu� hay por debajo?

- S�lo lo que te he dicho.
- �Oro? �Ganado? �Dinero?

- S�lo lo que te he dicho.
- No importa. D�melo cuando puedas.

Harry, no saques conclusiones
tan r�pido.

Te he dicho que no importa.
Cuenta conmigo.

Viejo tunante.

Hagan sus apuestas.

Cinco.

Cinco.

Ocho.

Otro ocho. El punto es 10.

El vaquero que acaba de entrar
con los zahones de cuero.

- Quiero invitarle a un trago.
- S�, se�or.

V�lgame Dios. Ah� hay uno.
Miren qu� cicatrices tiene.

El hombre que nos interesa
es el que le hizo eso en la cara.

Vaya, aprende r�pido.

Vamos con la siguiente.

Pareja.

El siguiente.

Aquel caballero desea invitarle
un trago.

- Vin.
- Hola.

- Quer�a invitarte un trago.
- Whisky.

�Te ha salido algo?

S�. Voy a empezar a trabajar
en una tienda de comestibles.

El tipo dice que voy a ser
un cajero de primera.

De primera.

Si te acomoda...

He o�do algo de ahuyentar a unos
moscones, pero no s� cu�nto pagan.

Veinte d�lares.

- �A la semana?
- Por las seis semanas. Eso es todo.

Eso es rid�culo.

- �T� has o�do algo?
- S�.

Ahuyentar de un pueblo
a unos moscones.

Su pueblo.

�Y pagan 20 d�lares?

Ahora mismo estoy buscando hombres.

- Ni siquiera podr�a pagarme las balas.
- Nuestro pueblo es pobre.

Lo entendemos. Ganar� m�s en
la tienda de comestibles,

y es un trabajo decente y estable.

S�.

�Cu�ntos tienes?

Estoy buscando a O'Reilly.

No s� c�mo se llama, pero ah� detr�s
hay un tipo gan�ndose el desayuno.

Buenos d�as.

Soy amigo de Harry Luck.

Me ha dicho que est� usted sin blanca.

No, hago esto porque soy
un millonario exc�ntrico.

Hay trabajo para seis. Vigilar
un pueblo al sur de la frontera.

�Cu�nta oposici�n habr�?

Treinta hombres.

Admiro su noci�n de las probabilidades.

Harry dice que se enfrent�
a m�s en el condado de Travis.

Por aquello me pagaron 600 d�lares.

Me dijo que solvent� el asunto
de Salinas.

Por aquello me pagaron 800.

- Es usted caro.
- S�...

As� es, mucho.

La oferta es de 20 d�lares.

�Veinte d�lares?

Ahora mismo, eso es mucho.

- �D�nde puedo encontrarte?
- Aqu� mismo.

- Insisto en que no puede.
- Y yo te digo que s�.

- Ese tipo es un embustero.
- Baja la voz. Podr�a o�rte.

No me importa si me oye o no.

Voy a cobrar la paga de dos meses.
Lo apuesto todo a que no.

- Pues contra m� no apostar�s.
- Ni contra m�.

Yo te digo lo que ha dicho,
y le creo.

- Uno de los dos es un imb�cil.
- Puedes estar seguro de qui�n.

Britt. Britt, despierta.

Te lo digo a ti. M�rame.

Filene me ha contado lo que has dicho.
Yo digo que no es verdad. �Qu� opinas?

�Qu� pasa? �Tienes miedo?
�Miedo de llevarme la contraria?

Da la se�al.

Ya ves. He ganado.

�Qu� te parece?

�Y bien?

- Filene, �qu� dices?
- No s�. Ha estado muy igualado.

�Igualado? �C�mo que igualado? Todos
tienen ojos. Lo han visto. He ganado.

D�selo t�. He ganado, �verdad?

Has perdido.

Eres un embustero.

He dicho que eres un embustero.

Eres un cobarde y un embustero.

Lev�ntate. Hag�moslo en serio.

Lev�ntate.

Lev�ntate, te digo.

Si no, te dar� tu merecido
ah� mismo, donde est�s.

- Da la se�al.
- No quiero saber nada.

- Da la se�al.
- Olv�dalo, Wallace.

Ap�rtate de m�.

Da la se�al.

- Britt.
- Chris.

�Puedo hablar contigo?

�Ha tenido suerte?

Encontr� a un hombre
que habr�a sido perfecto.

El mejor con el rev�lver
y el cuchillo. Pero no le interesaba.

�El dinero no era suficiente?

No le importa nada el dinero.

�Un hombre de su profesi�n
al que no le interesa el dinero?

Los hombres no son todos iguales.
A algunos s�lo les importa el dinero.

A otros, por motivos propios,
s�lo les gusta el peligro.

Y competir.

Si es el mejor con el cuchillo
y el rev�lver, �contra qui�n compite?

Contra s� mismo.

Usted.

- Le he estado buscando.
- �Qu� tenemos aqu�?

No es asunto suyo.

�l lo sabe.

Da una palmada, me dice.

Da una palmada
para ver lo r�pido que eres.

Una palmada.

Un hombre viene a verle
porque le respeta,

porque estar�a orgulloso
de trabajar a su lado.

Y �l me hace parecer un in�til
con un maldito juego de ni�os.

- Vamos, chico, ya basta.
- D�jeme en paz, �quiere?

Bueno, veamos lo r�pido que es.

Y nada de juegos, �eh?
Ni palmadas. Nada de eso.

S�lo desenfunde.

Venga. Vamos, desenfunde.

- Campesino, vamos.
- �T� me llamas campesino?

Ap�rtate de mi camino, sucio granjero.

Crees que no voy en serio, �eh?

Crees que s�lo son palabras, �eh?

Eh, lev�ntese.

�Me oye?

�Lev�ntese y m�reme!

�Me oye?

D�le mi revolver, �quiere?

Siento lo ocurrido, amigo.

D�jelo dormir la borrachera.

Cuando se despierte,
devu�lvale la pistola.

Y p�ngale un trago.

He cambiado de opini�n.

Hay un hombre en su habitaci�n.
Dijo que era amigo suyo.

�Te acuerdas de m�?

S�.

Necesitas hombres
para un trabajo en M�xico.

- As� es.
- �Cu�nto tiempo?

Cuatro o seis semanas.

Me va bien. �Cu�l es la paga?

Cre�a que andabas buscando
a los hermanos Johnson.

Los encontr�.

- �Cu�l es la paga?
- Veinte. Partimos ma�ana.

Necesito el dinero antes de salir.

Me servir� para pagar
los dos �ltimos d�as de alquiler.

�Veinte d�lares?
Ser� un sitio con clase.

S�.

Tengo el rinc�n con m�s clase
del sucio almac�n de ah� atr�s.

Eso y un plato de jud�as.

Diez d�lares al d�a.

Los precios suben cuando averiguan
que eres un fugitivo.

Hay un cauce seco al sur de la ciudad.

B�squenme all�.

Es un buen tirador.

Y no vamos a ninguna
reuni�n de la parroquia.

Chris.

S�. Nos sigue desde el amanecer.

- �Tienes idea de qui�n es?
- S�. Es el chico del bar.

- No acepta un no por respuesta.
- No parece muy sensato, �verdad?

Me duele el cuello de tanto vigilarlo.

Si no puedes olvidarlo,
�por qu� no cabalgas de lado?

Bueno, no aguantar� mucho.

�T� crees?

A caballo con todo este polvo
y tanto calor. Menudo loco.

S�. No es tan listo como nosotros.

Ya.

Supongo que nuestro amigo
no tendr� nada de comer.

- �Y si le llevo un poco?
- No tiene hambre de ese tipo.

Pues d�jame atarle una lata a la cola.
Me tiene todo el rato pendiente de �l.

D�jalo en paz. Es un pa�s libre.

Y es el suyo.

�Sabes una cosa? Es curioso.
Ahora que no est�, lo echo de menos.

�D�nde est�n todos?

- �D�nde est�n, Tom�s?
- Luis. Asunci�n. Demetrio.

Emilio. Sotero.
�Qu� recibimiento es �ste?

Salgan. Salgan y denles la bienvenida,
antes de que nos muramos de verg�enza.

Hilario, deja de gritar.

�Esto es una bienvenida?
�En qu� est�n pensando?

Vengan. Estar�n sedientos.

Debe usted disculparlos.
Aqu� son todos granjeros.

Tienen miedo de todos y de todo.

Tienen miedo de si llueve
y de si no llueve...

De que en verano haga demasiado calor
y en invierno demasiado fr�o.

Si la cerda no tiene lechones,
el granjero teme morir de hambre.

Si tiene demasiados,
teme que ella muera de hambre.

No necesita disculparse.
No esper�bamos flores ni discursos.

Ma�ana es el aniversario
de la fundaci�n del pueblo.

Habr� una gran fiesta,
y all� los ver�n con otros ojos.

�Qui�n ha dado la alarma?

�Qui�n ha dado la alarma?

He sido yo.

Gracias, amigos,
por salir a recibirnos.

�Gracias por dejarnos ver
sus caras bonitas!

Gracias, gracias. �Gallinas!

Salen corriendo como gallinas.

Venimos hasta este pueblo perdido a
arriesgar nuestras vidas por ayudarlos.

�Y qu� hacen?

Se esconden de nosotros.

Se esconden de nosotros.

Pero cuando hay peligro
es diferente, �eh?

Podr�an perder
sus preciosas cosechas.

Entonces acuden como borregos, �eh?

Bueno, pues aqu� estamos,
mis compadres y yo.

Y aqu� nos quedamos.

�Y a ustedes?

Les toca demostrar que merece
la pena luchar por ustedes.

Ahora, vuelvan a sus casas,
vuelvan a trabajar. Vamos, vuelvan.

Ya les diremos cu�ndo y c�mo hay
que luchar. Vuelvan todos, vuelvan.

Vuelvan.

Ahora somos siete.

�Sabes qu�? He estado en pueblos en
los que las chicas no eran muy guapas.

De hecho, he estado en algunos
en los que eran francamente feas.

Pero es la primera vez que veo
un pueblo en el que no hay ninguna.

Excepto ni�as peque�as.

�Si no tenemos cuidado,
vamos a llevar una grata vida social!

No est� tan mal. Ayer estuve con una
gente que se re�ne cerca de la fuente.

Nos pusimos a predecir el tiempo
que har�a hoy hasta que anocheci�.

Hilario.

Britt.

Han visto a tres hombres de Calvera.
Los caballos est�n junto al arroyo.

Lee.

- Tomen a uno vivo.
- S�.

Le ense�ar� d�nde est�n.

Rico, ya sabe d�nde est� el arroyo.

- Lo siento, Britt. No quer�a estropearlo.
- Cierra el pico.

El mejor disparo que he visto jam�s.

El peor.

Apuntaba al caballo.

Calvera mand�
a tres hombres para espiarnos.

Es casi seguro que nos vieron.

Vieran lo que vieran,
se lo han llevado a la tumba.

�V�lgame Dios! Si viniese ahora...

No enviar�a a nadie si estuviese
tan cerca como para verlo �l mismo.

Tenemos tiempo para prepararnos.
Y algo m�s: la sorpresa.

Si viene sin tener idea de la recepci�n
que podemos prepararle,

les prometo que le daremos
una lecci�n sobre el precio del ma�z.

Apuntar,

apretar,

amartillar.

Apuntar,

apretar,

amartillar.

Con calma. Si falla a la primera,
tal vez no tenga otra oportunidad.

Apoye la culata contra el hombro.
Si no lo hace, pasar�n dos cosas.

Una: malgastar� una bala.
Dos: se romper� el brazo.

Ahora, cierre un ojo. Para apuntar se
alinea esto con esto y con el blanco.

Dispare.

�Contra esa roca?

No, contra el hombre al que va a matar.

Con m�s armas,
imaginen lo que podr�amos hacer.

- Conseguir�n m�s armas.
- �C�mo?

Como consiguieron �stas.
De los hombres de Calvera.

Los tres que nos espiaban
nos las trajeron.

Como si fueran los Reyes Magos.

Si Calvera no viene despu�s
de todo esto,

�menudo desperdicio!

Es un viejo zorro, ese Calvera, �eh?

Se�or, no es un zorro. Es un coyote.

�C�mo habr� averiguado
lo de la mina de oro?

�Mina de oro?

- �Qu� mina de oro, se�or?
- Ya saben, la de las monta�as.

- �En nuestras monta�as?
- Jam�s hubo una mina de oro por aqu�.

Bueno, ahora que lo pienso,
era una mina de plata.

- �Qu� ocurri� con ella?
- Tampoco tenemos mina de plata.

- Me refiero a los viejos tiempos.
- Nunca la ha habido.

�D�nde oy� hablar
de ese oro y esa plata?

Est� bien, muchachos.
Menos hablar y m�s trabajar.

Si me haces algo,
te matar� mientras lo haces.

- Casi me sacas un ojo.
- Su�ltame. Su�ltame.

Si me muerdes, te morder� yo.

Me dan ganas de echarte al agua.

Te aplastar� con una roca.
Te cortar� la cabeza.

C�llate. C�llate ya.

- �D�nde est�n las otras? �Eh?
- Nunca te lo dir�.

Miren lo que he encontrado.

- �Qui�n es?
- Es de nuestro pueblo.

Conque ah� estaban.
Las escondieron.

Pues claro.
Pero no quiere decirnos d�nde.

Tienen miedo. De m�, de ti,
de �l, de todos nosotros.

Labriegos. Sus familias
les dijeron que las violar�amos.

Bueno, era una posibilidad.

Aunque creo que nos merec�amos
el beneficio de la duda.

Pero que sea como quieran.

Ya que estabas all�,
�por qu� no te las trajiste a todas?

�Para qu�? D�jenlas donde est�n.

Que las encuentre Calvera.
�l cuidar� de ellas.

Tr�elas aqu�.

Ens��ale el camino.

Se�orita.

Vamos, angelito.

Con cuidado, chico.

Con cuidado.

No saben lo estupendo que es que nos
hayan preparado la cena, se�oritas.

- �Qu� tal la comida?
- Muy buena.

Enchiladas de pollo, carne asada
y arroz. Tiene buena pinta.

Cocinan muy bien.
Come, hay de sobra.

�Saben qu� ha estado comiendo
el pueblo desde que llegamos?

Tortillas y jud�as, eso es todo.

�Tienes alguna hermana mayor
que sea agradecida?

Uno, dos, tres, cuatro.

Suj�telo.

Miguel, �no le he dicho que lo sujete?

Como cuando orde�a
a una cabra, Miguel.

- Es que me pongo nervioso.
- Pues no se ponga nervioso.

Vamos, esta vez, suj�telo.

Est� bien, suj�telo.

�Suj�telo!

�Sabe lo que le digo?
No dispare con el rifle.

T�melo as� y �selo como si fuera
una porra. �Entendido?

Entendido.

Hola.

Hemos venido a llevarlo al pueblo.

- �Llevarme al pueblo? �A m�?
- A todos los que viven fuera.

Ah, no.

Aqu� no podemos protegerlo.

Un tipo llamado Rojas
le har� un hueco en su casa.

�Rojas? Me morir�a
de aburrimiento hablando con �l.

S�, bueno,

- quiz� sea con otro, �eh?
- Son todos labriegos.

Los labriegos s�lo saben
hablar de abonos y de mujeres.

Nunca he compartido
su entusiasmo por el abono.

En cuanto a las mujeres, me dejan
indiferente desde que cumpl� los 83.

Me quedo aqu�.

Y, �qu� piensa hacer
cuando venga Calvera?

A mi edad viene bien
un poco de emoci�n.

No se preocupen.
�Por qu� iba a matarme?

Las balas cuestan dinero.

De acuerdo. Como usted quiera.

Preoc�pense por ustedes.

�Est�n preparados?

�Qu� ocurrir�a si viniera ahora, eh?

Es como aqu�l
que se cay� de un d�cimo piso.

�Qu� le pas�?

Mientras ca�a, la gente de cada piso
le o�a decir: "Por ahora, va bien".

Por ahora, va bien.

Lo primero que ver�n ser� esa zanja.

M�s agua para el ma�z.

- Demasiados muros nuevos.
- Mejoras en el pueblo.

Oye, Chris,

�qu� hay de la red, eh?

Bueno, si no se la espera...

Si llega sin sospechar nada...

Muchos s�es, hermano.

Muchos s�es.

Ya.

Claro.

Deb� suponerlo. Al no volver
mis hombres, deb� suponerlo.

- �A cu�ntos de ustedes contrataron?
- Suficientes.

Un muro nuevo.

Hay muchos muros nuevos.
Por todas partes.

No evitar�n que entre.

Son para evitar que salga.

�Han o�do eso? Estamos cercados.

Los cuarenta. Por estos tres.

�O son cuatro?
No podr�an pagar a m�s.

En grupo salimos m�s baratos.

Cinco.

Ni siquiera cinco
nos causar�n problemas.

No habr� ning�n problema si te largas.

�Que me largue?

Pasar� el invierno en las monta�as.
Necesito comida para mis hombres.

C�mprala o cult�vala.

Hasta puedes gan�rtela trabajando.

Siete.

No s� por qu�, pero creo
que no han resuelto mi problema.

Resolver tus problemas
no es asunto nuestro.

Lo nuestro es el plomo, amigo.

Y lo m�o tambi�n.
Estamos en el mismo negocio, �eh?

- S�lo como competidores.
- �Por qu� no como socios?

Y si les ofrezco partes iguales.

- �En qu�?
- En todo. Hasta el �ltimo grano.

�Y la gente del pueblo?
�Qu� pasa con ellos?

Te los dejo a ti.

�Desde cu�ndo se preocupan
por eso los de nuestra profesi�n?

Hasta podr�a ser sacrilegio.

Si Dios no quisiera que los esquilaran,
no los habr�a hecho ovejas.

- �Qu� me dices?
- L�rgate.

�Oyes eso, Sotero?

�Has o�do lo que ha dicho?

L�rgate.

�A m�!

Dile que se largue �l
antes de que me enoje.

�l y los dem�s.

Porque si me voy con las manos vac�as,

el pueblo entero responder�
ante m� cuando regrese.

- No regresar�s.
- �Por qu� no?

Porque no tendr�s armas.

T�renlas ahora mismo al suelo.

La generosidad.
�se fue mi primer error.

Les dejo un poco de m�s y contratan
a estos hombres para ir contra m�.

Eso demuestra que, tarde o temprano,
las buenas acciones se pagan.

Ustedes estaban a cubierto.

Yo me enfrent� a ellos cara a cara.

Diez jinetes, y ven�an
hacia m� gritando.

- Antes has dicho que eran cinco.
- Se multiplican como conejos.

Diez. Diez.

- Se han llevado una buena.
- Si vuelven, se llevar�n otra.

- Los haremos pedazos.
- A todos. Incluido Calvera, �eh?

�Hay rastro de ellos?

- No.
- �Qu� mala suerte!

�Se da cuenta?
Cuando lo conoc� era un rat�n.

Jam�s hab�a tenido tanto miedo.
Me temblaban las rodillas.

- Nunca lo habr�a imaginado.
- Bueno, ahora nos dejar� tranquilos.

- �Eso crees?
- Por supuesto.

Se largar�. Hay otros pueblos,

otros que no muerden como nosotros.

Se�or.

Vecinos, un brindis por
nuestros amigos.

Nos dieron armas,
lucharon con nosotros...

y vivir�n siempre en
nuestros corazones.

Todav�a no se han ido.

- �Has visto los fogonazos?
- No.

- Yo dir�a que son dos.
- Tres.

El insensato har� que le vuelen la cabeza.

Chico. Qu�date ah�.

- �Tres?
- Tres.

�O'Reilly? �Los ves?

No. Est�n muy atr�s, entre los �rboles.

- Chris.
- �S�?

Intenta llegar hasta esas rocas.
Te cubrir�.

Chico, cubre la puerta de atr�s.

Atr�s.

Atr�s. Vamos.

�Qu� les pasa? �Es que no me oyen?

Ag�chense. Qu�dense ah�.

Est�n locos. Los podr�an herir.

- Y a usted tambi�n.
- No es lo mismo.

- �ste es mi trabajo.
- Tambi�n es el nuestro.

Todo el mundo nos dice:
"Esc�ndanse. No se pongan a la vista".

- Pero no tenemos miedo.
- �l es muy valiente. Es cierto.

Y �l tambi�n. Todos lo somos.
Todos los chicos del pueblo.

Nos reunimos, lo echamos
a suerte y nos toc� con usted.

�Les toc� conmigo?
�C�mo que les toc� conmigo?

Si lo matan, lo vengaremos.

Y nos ocuparemos de que siempre
haya flores frescas en su tumba.

�Es un gran consuelo!

Les dije que le gustar�a.

No se desilusionen
si su plan no sale bien.

No. Si vive, seremos igual de felices.

A lo mejor m�s felices.

A lo mejor.

�Los ve?

No.

�Le sudan las manos antes
de un tiroteo?

- Siempre.
- Yo las tengo sudadas.

Es curioso...

Las manos te sudan,

y tienes la boca seca.

Deber�a ser al rev�s.

�Le molesta que hable?

Es porque estoy...

Estoy asustado, �sabe?

S�. Supongo que a veces lamenta
no hab�rselo dado todo a Calvera, �eh?

S�...

y no.

Las dos cosas a la vez.

S�, cuando pienso
lo que podr�a hacernos.

No, cuando recuerdo lo que sent�
en el pecho esta ma�ana...

mientras lo ve�a huir.

Huir de nosotros.

Amigo,

por eso merece la pena morir.

�Ha sentido alguna vez algo as�?

No desde hace mucho,
mucho tiempo.

Lo envidio.

- �Qu� haces aqu�?
- No deber�as hacer lo que hiciste.

- Vuelve.
- No debes arriesgarte tanto.

Est� bien, no lo har�,
pero vuelve.

- �Te duele?
- �Qu�?

No.

Siento haberlo hecho, pero cre�...

- Ya sabes lo que cre�.
- S�, s�. Lo s�.

Yo no te ten�a miedo. Es mi padre.

Me dijo: "No te acerques a esos hombres.

Son brutos. Son crueles".

Tiene raz�n, �sabes? Tiene raz�n.

Ahora, vuelve a casa.

Se equivoca.

Vete a casa de todos modos,
antes de que sepa que est�s aqu�.

Ya lo sabe.

Dijo que me castigar�a
por ser tan descarada.

Pero no me importa.

Los han matado. A los tres.

- Ya est�.
- �Cree que lo intentar�n de nuevo?

Lo dudo. Pensar�n que seguimos all�
dispuestos a tenderles una emboscada.

Calvera no se ha marchado.

�Pensaban que iba a ser f�cil?

- �Qu� hacemos ahora?
- Bueno, �qu� dicen ustedes?

- �Yo?
- Trabajamos para ustedes, �saben?

�Qu� podemos hacer, salvo esperar?

- Veamos qu� hace Calvera.
- Bien.

Ser� mejor relevar a la guardia.
Estar�n cansados.

- Si usted fuese Calvera...
- �S�?

...se ir�a, �verdad? Si hubiera pagado
el precio que le hemos hecho pagar.

- S�, lo har�a, pero...
- Pero �qu�?

Pero yo no soy Calvera.

Tomen los rifles y las bandoleras
y rep�rtanlos.

Ahora, salgamos a montar guardia.

La comida, mujer.

Tendr�n hambre.

Ha sido... Ha sido la mejor...

Un sombrero nuevo para ti, muchacho.

- �Qu� tal estoy? �Eh?
- Mucho mejor.

�Saben? Escribir�n una canci�n
sobre ti y sobre este sombrero.

En los pueblos escriben canciones
por todo. Las cantan durante a�os.

- �Crees que merece la pena?
- �T� no?

S�lo es cuesti�n de saber disparar.
No hay nada de importante en eso.

�C�mo puedes hablar as�?

Tu rev�lver te ha conseguido
todo lo que tienes. �No es cierto?

- Bueno, �no es cierto?
- S�, claro. Todo.

Pronto conoces a todos los taberneros
por su nombre. Quiz� a unos 200.

Tugurios de alquiler: unos 500.
Comidas baratas: 1000.

Casa: ninguna.
Mujer: ninguna. Hijos:

ninguno.

Porvenir: cero.

- �Me olvido de algo?
- S�.

Lugares a los que est�s ligado:
ninguno.

Gente que te controle: nadie.

Hombres ante los que te apartas:
ninguno.

Insultos tolerados:

ninguno.

Enemigos: ninguno.

�Ning�n enemigo?

Vivo.

�Bien! �se es el tipo de aritm�tica
que me gusta.

Tambi�n a m� a tu edad.

Entr�gale esto a alguien
que sepa utilizarlo.

S�.

De paso, preg�ntale a Calvera
qu� va a hacer esta noche.

Eso, hazlo.
Y yo mismo te escribir� una canci�n.

Andr�s, Lorenzo y Felipe
no han vuelto.

Van tres.

- Armando en la plaza.
- Van cuatro.

Jorge y Memo en el paso, cuando
quedaron atrapados en aquella red.

Cinco y seis.

Emilio, sobre el muro.

Siete.

Jos�, junto a la fuente.

Ocho.

Gregorio, junto a la fuente.

Ya van nueve.

Nueve.

Fortuno, junto a la acequia.

Rico, en los campos,
cortado en pedazos.

Con �sos son diez y once.

Sigan.

Palabras.

Est�n todos muertos.
Olv�dense de ellos.

Todav�a quedamos suficientes
como para hacerles pagar.

A nuestros amigos de all� abajo.

No, por favor.

Tranquil�cese. No ocurre nada.

Estaba so�ando.
Era s�lo una pesadilla.

No tenga miedo.

�"No tenga miedo"?

Mis propias palabras.

10.000 veces al d�a.

Se�or, no se atormente.

Un hombre que ha luchado tantas veces,
tiene que ser usted muy valiente.

Hasta el d�a en que pierdes el temple.

Te das cuenta.

Y entonces esperas...

a la bala que salga de un rev�lver
m�s r�pido que el tuyo.

- Se�or, no diga eso.
- Y cuentas mentiras para enga�arte.

Ning�n enemigo:

vivo.

Yo he perdido la cuenta de mis enemigos.

- Pero ahora est� entre amigos.
- S�.

La �ltima y suprema idiotez:

venir a esconderme aqu�.

El desertor escondi�ndose
en un campo de batalla.

Una.

Hubo un tiempo en el que
las habr�a atrapado a las tres.

Nosotros sabemos bien
lo que es el miedo.

Vivimos toda la vida con �l.

S�lo los muertos no tienen miedo.

Diez minutos para fingir que dormimos
y volvemos a montar guardia.

- �De acuerdo, Bernardo?
- Bien, pero t� no, Juan.

T� eres demasiado peque�o. Vamos.

Bernardo O'Reilly.

Te han adoptado.

S�, es mi verdadero nombre.

Una parte mexicana,
otra irlandesa, y yo en medio.

Ahora, atentos. All� vamos.

�Ven? Las tres boca arriba.

- �Cree que puede hacerlo?
- Por supuesto. Es muy f�cil.

�No querr�a jugarse algo?
�Una peque�a apuesta?

- Ya sabe que no tenemos dinero.
- No tiene por qu� ser dinero.

Podr�a ser algo escondido, enterrado
para que no lo encuentre Calvera.

- Como joyas.
- �Joyas?

S�. Dicen que de las monta�as
se extraen muchas piedras preciosas.

�palos, esmeraldas, zafiros.

- Ah, s�. S�, eso es verdad.
- Eso no hay quien lo niegue.

Bien, adelante.

No. Cuando hayas terminado,
han de estar todas boca arriba.

D�jeme intentarlo otra vez, �eh?

Y esas piedras preciosas...
�D�nde se encuentran?

Como usted dice, se�or,
en las monta�as.

- �En las monta�as, d�nde?
- No podr�a dec�rselo.

Ya est�. Lo he logrado.

No importa.
�Por qu� no puede dec�rmelo?

Porque nunca he encontrado ninguna.

Espere. �Se refiere al tesoro azteca
enterrado en tiempos de los espa�oles?

Exactamente. El tesoro azteca.
�Han encontrado algo?

De haberlo hecho,
no estar�a aqu� sentado.

Vivir�a en una gran ciudad,
en un palacio.

Entonces, d�ganme una cosa:
�por qu� sigue por aqu� Calvera?

Calvera... Est� acabado.
Se marchar� por la ma�ana.

No, no lo har�.

- No ir� a ninguna parte.
- �Por qu� dice eso?

A Calvera no le preocupa
la comida para el invierno.

Lo que le preocupa es que sus hombres
no han comido desde hace tres d�as.

El precio del ma�z est� subiendo.

- Est�n hambrientos.
- �C�mo lo sabe?

- Hambrientos y sin blanca.
- �C�mo lo sabe?

Porque he estado all� arriba.

M�s vale que nos preparemos.

- Porque tendr�n que vencer o morir.
- V�lgame Dios si vencen.

- No vencer�n.
- �Eres Dios, para estar tan seguro?

Estamos rodeados.
Nos superan en n�mero. �Qu� hacemos?

Seguir luchando.

�Quiere ver c�mo nos matan
uno a uno?

No lo hemos contratado para eso.

- Cuando se empieza, no se para.
- As� lo acordamos.

No me importa.

V�yase. V�yanse todos.
Monten en sus caballos y v�yanse.

- Que Calvera se quede la comida.
- D�mosle todo.

- Al menos viviremos.
- Silencio. Esc�chenme.

No. Para ellos es f�cil
decir que luchemos.

No tienen hijos, ni hijas,
ni esposas.

M�rchense.
Antes de que sea demasiado tarde.

�Es eso lo que desean?

Contesten.

�Qui�n quiere continuar y qui�n
rendirse? Quiero saberlo ahora.

No sean insensatos. Convertir�n
el pueblo en un cementerio.

D�ganles que se vayan.
Es lo mejor que pueden hacer.

Les dir� lo que puedo hacer.

Puedo matar al primero que se atreva
a susurrar que nos rindamos.

Al primer hombre que lo haga,
le volar� la cabeza.

Nosotros empezamos esto,
y vamos a terminarlo.

Con o sin ustedes.

No digo que hagamos m�s
de lo que podamos,

pero tenemos que hablar
de lo que vamos a hacer.

Tenemos que empezar
a actuar con sensatez.

Cre�mos que el primer envite har�a
que Calvera se fuera a otra parte.

- Nos equivocamos.
- Somos el �nico objetivo de Calvera.

- Todo el mundo se equivoca.
- No digo que no.

Lo que digo es que, a veces, o te
meces con el viento, o te quiebras.

�Quieres irte?

Ha llegado el momento de irnos.
El pueblo no estar� peor que antes.

Te olvidas de una cosa.
Aceptamos un contrato.

- No es de los que tienen validez legal.
- Es de los que hay que cumplir.

Un pensamiento noble, pero,
tal como est�n las cosas ahora...

- No lo s�...
- Hay muchas dificultades.

- Demasiadas.
- Entonces, �nos vamos?

No.

Reduciremos las dificultades.

Fui a las colinas,
elud� a los centinelas...

y llegu� a su campamento.

Me sent�, me fum� un cigarrillo
con ellos, hablamos un rato.

Ya sabes.

De repente,
lleg� el mism�simo Calvera.

Se puso justo a mi lado.
Cuando volv� y lo cont�,

tendr�as que haber visto
c�mo me miraron Britt y Chris.

Ellos han visto de todo
en sus tiempos, y han hecho de todo.

No son hombres que se dejen
impresionar f�cilmente.

Pero, cuando me miraron,
supe que por fin era uno de ellos.

Bueno, pues m�s vale
que t� tambi�n me mires.

�Soy el tipo de hombre dispuesto
a vivir en un sitio as�? �Eh?

�A pasarme la vida
trabajando en el campo?

�Yo, un labrador, un campesino?

T� me entiendes, �verdad?

Dondequiera que vayan
Chris, Vin, Britt y los dem�s,

yo ir� con ellos.

Y si crees que t�, hagas lo que hagas,

vas a hacerme cambiar de idea,
olv�dalo.

Quiero que lo comprendas.

Quiero que comprendas que...

con esto...

no ganar�s m�s que esto.

Vamos a atacar a Calvera,

tal vez ahuyentar
a varios de sus caballos.

As�, si ataca, tendr� que ir a pie.

Ir� con ustedes.
Conozco el terreno.

No, qu�dese. Usted est� al mando.

Puede usted contar conmigo.

Ya lo s�.

- Han ido a atacar el pueblo.
- No.

Habr�amos o�do disparos.

Se han largado.

Morir�n. Todos.

As�.

Si eso es lo que quieren.

�Es que tenemos elecci�n?

Por supuesto.

Si�ntate.

Hablemos.

Han cambiado las cosas, �eh?

Te preguntar�s c�mo.

Sus amigos no los aprecian
tanto como antes.

Los obligan a tomar
demasiadas decisiones.

Conmigo, s�lo se toma una decisi�n.

Hacer lo que yo diga.

No deber�as sorprenderte.

Mi buen amigo Sotero
me facilit� la entrada.

Bueno, ya est� bien.

�Vayamos al grano!

Podr�a matarlos a todos.
�Est�n de acuerdo?

Bueno, no lo niegan.

- Bien, pues no quiero matarlos.
- �Por qu� eres tan generoso?

Soy pr�ctico.
En el norte se correr�a la voz.

Tal vez sus amigos vinieran
a causarme problemas.

Yo soy un hombre
que no quiere problemas.

Aqu� tenemos un dicho.

Quien roba a un ladr�n
tiene 100 a�os de perd�n.

�Ad�nde nos lleva eso?
A una cosa. Los perdono.

- L�rguense.
- �As�, sin m�s?

As�, sin...

Lo pondr� f�cil. �Quieren comida?

Denles comida.

�Agua? Est� bien. Agua.

�Caballos? Ensillados y esperando.

�Armas?

Las armas y las cartucheras,
se las quitan y las dejan aqu�.

�Qu� hay de esta gente?

Lo que tenga que ocurrirles,
ocurrir� tanto si los mato como si no.

S�lo un peque�o gesto.

Para mostrarle a esta gente
qui�n es el verdadero jefe.

M�rchense, y despu�s
les devolver� las armas.

S� que no las usar�n contra m�.

S�lo un loco comete
dos veces el mismo error.

No entiendo por qu� un hombre como t�
acept� el trabajo. �Eh? �Por qu�?

- Eso mismo me pregunto yo.
- Vamos, vamos, dime por qu�.

Un tipo que conoc�a se quit� la ropa
y se lanz� contra un cactus.

Le hice la misma pregunta:
�por qu�?

�Y?

Respondi�: "En aquel momento,
me pareci� buena idea".

Bien.

De acuerdo.

Recojan su ropa, sus alforjas.
Ll�vense lo que quieran.

Sus amigos del pueblo
les deben al menos eso.

Santos, toma las carabinas.
Cirilo, los rev�lveres.

�Sabes? En mi primer trabajo
de pistolero a sueldo,

un tipo me dijo: "Vin, no puedes
preocuparte por nadie".

�se es tu problema.

Lo �ltimo que necesito es que
me hablen de mi problema.

Como acabo de decir,
�se es tu problema.

Te sientes ligado
a este pueblo y a su gente.

�Es que nunca te cansas
de o�r tu propia voz?

La raz�n por la que entiendo
tan bien tu problema...

es que yo he ca�do en
la misma trampa.

S�.

Desde el d�a en que llegamos,
comenc� a pensar.

Quiz� podr�a dejar las armas
y quedarme aqu�, conseguir un terreno,

criar ganado.

Lo que esta gente sabe de m�
no me perjudicar�a.

No quer�a que pensaras que eras
el �nico iluso del pueblo.

- �Podemos ir con usted, Bernardo?
- No.

- Usted nos aprecia, �verdad?
- Supongo que s�.

- Es usted uno de nosotros, �verdad?
- S�, claro que lo soy.

- Ll�venos con usted, por favor.
- No.

Nos da verg�enza vivir aqu�.
Nuestros padres son unos cobardes.

Jam�s vuelvas a decir eso.

No son cobardes.

Me creen valiente porque
llevo pistola.

Los valientes son sus padres,
porque tienen responsabilidades.

Por ustedes,
sus hermanos, hermanas y madres.

Esa responsabilidad es como
una piedra que pesa una tonelada.

Los aplasta hasta que acaba
hundi�ndolos en la tierra.

Nadie les obliga a hacerlo. Lo hacen
porque los adoran y porque quieren.

Yo nunca he tenido ese tipo de valor.

Llevar una granja,

trabajar como una mula sin garant�a
de que sirva de algo. Eso es valor.

Por eso yo nunca he hecho nada as�.

Por eso nunca lo har�.

Les ir� mucho mejor
al otro lado de la frontera.

All� podr�n robar ganado,
asaltar trenes.

S�lo tendr�n que enfrentarse
a un sheriff o a un comisario.

Una vez atraqu� un banco en Texas.

Su gobierno me persigui�
con un ej�rcito entero.

Por un peque�o banco.
Est� claro lo que significa.

En Texas, s�lo los tejanos pueden
asaltar bancos.

Ya sab�a yo que nos vender�an.

Granjeros...

Granjeros.

No tienen honor, ni lealtad, ni nada.

S�lo les importan sus cosechas
y el miserable polvo que labran.

Los odio.

- Los odio a todos.
- �Claro que los odias!

Porque t� vienes
de un pueblo exactamente igual.

T� tambi�n eres granjero.

S�.

S�, soy uno de ellos.

Pero, �qui�n nos hizo as�? �Eh?

Hombres con armas.

Hombres como Calvera y...
Hombres como t�.

Y ahora, como yo.

�C�mo esperas que seamos?

Nadie me arroja mis propias armas
y me ordena que me largue.

He tardado mucho tiempo
en aprender lo que es bueno.

Y ahora, mi sitio est� en ese pueblo,
durmiendo entre s�banas blancas.

Creo que voy a volver a ese pueblo.

Est�n locos. No levantar�n un dedo
para ayudar. Piensen en cu�ntos son.

Harry, nadie te est� pidiendo que vuelvas.

Vete, Harry. No te preocupes.

Poden apostar la vida a que lo har�.

Vamos, Lee.
Si quieren morir, que lo hagan.

Adelante, Lee. No le debes nada a nadie.

Excepto a m� mismo.

Est�n locos. Todos locos.

Vamos.

Aguanta, Chris, te sacar� de ah�.

- Chris...
- �S�, Harry?

No quiero morir en la ignorancia.

No vinimos aqu� a cuidar
de un pu�ado de ma�z y de chiles.

Siempre hubo algo m�s, �verdad?

S�, Harry. Lo adivinaste desde el principio.

Lo sab�a.

�Qu� era?

Oro.

- Sacos de oro.
- Es maravilloso.

- �Cu�nto?
- Al menos, medio mill�n.

- �Cu�l habr�a sido mi parte?
- Unos 70.000.

Debo de estar maldito.

Puede que no.

Has vuelto.

Por un lugar como �ste.

�Por qu�?

�Un hombre como t�?

�Por qu�?

- Bernardo. Bernardo.
- No. No, atr�s. Vamos, atr�s.

Fue sin... Fue sin querer.

Fue sin querer.

�Lo ven?

Se los dije. �Ven a sus padres?

�C�mo me llamo?

- Bernardo.
- Bernardo.

Tienen mucha raz�n.

Ya saben que podr�an quedarse.

No les importar�a que se quedaran.

- Tampoco les importar� si nos vamos.
- S�. La lucha ha terminado.

Su trabajo ha concluido.

Para ellos, cada estaci�n tiene sus tareas.

Si hubiera una estaci�n
para la gratitud, la mostrar�an m�s.

Nos han dado
la que esper�bamos, anciano.

S�lo los labriegos han ganado.

Ellos siempre est�n ah�.

Son como la tierra misma.

Ustedes les ayudaron
a librarse de Calvera,

como un viento fuerte
ayuda a librarse de la langosta.

Ustedes son como el viento,

que sopla sobre la tierra y pasa de largo.

El anciano ten�a raz�n.

S�lo los granjeros han ganado.

Nosotros hemos perdido.

Siempre perdemos.