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Tu sobrina es una v�bora y su veneno nos va a matar a todos.

�Es ella?
-Ha recibido la llamada de Dios.

Gracias, �lvaro.
-No me las des a m� sino al rey.

Ha sido �l quien me ha dado la orden.

�Qui�n me libro de la hoguera?
-El conde de Guadalmedina.

Pero ni siquiera los grandes de Espa�a est�n por encima de la inquisici�n, s�lo el rey puede�

El rey viene esta noche. Tiene muchas ganas de conocerte.

Pensaba en la conversaci�n que vamos a tener

pero creo que he acertado.

No pienso casar a mi hermana con el de Saboya.

Sin duda el mejor pretendiente es el archiduque austr�aco.

La marcha del pr�ncipe ingl�s nos puede llevar a la guerra muy pronto.

Hac�dsela llegar a la infanta.

Llevadme con �l.

Voy a convertir al pr�ncipe a nuestra religi�n.

�Cre�is en Dios Padre Nuestro Se�or?

Esperad, no puedo.

Nada puede ser peor que esto.

El resto de nuestras vidas ser� peor que esto.

�Y la infanta?
-Con el Pr�ncipe de Gales.

�C�mo s� que dec�s la verdad?
-Primero haced que me saquen de aqu�.

Esta joven vuelve a su casa conmigo esta misma tarde.

Manda a buscar al italiano.

�Capit�n, alerta!

�I�igo!

�Capit�n!

�No!

�No!

Episodio 13: Fin de partida
-Si esto no detiene la infecci�n�

Suj�tele las manos por si acaso.

Tranquilo, tranquilo.

Buenas noches tengan vuestras mercedes.

Ap�rtese de nuestro camino

mientras a�n est� a tiempo.

Lo har�,

pero antes quiero saber algo sobre uno que dicen ser vuestro amigo:

Gualterio Malatesta.

Yo te voy a llevar a un sitio donde le conoce mucha gente,

el infierno.

No me mat�is.
-Al suelo.

Llevo una bolsa con 20 escudos.
-Guardad vuestro dinero.

�D�nde est� vuestro amigo?

Ese hombre no es amigo de nadie.

Amigo o no, �d�nde puedo encontrarle?

Ya no est� en Madrid.

Ment�s muy mal

y no tengo mucho tiempo.

Traicionar a ese hombre es lo mismo que estar muerto.

No si yo le mato antes.
-No pod�is, ni vuestra merced ni nadie.

Ha hecho un pacto con el diablo.

En esos pactos el diablo tiene m�s de un cliente.

Si por ventura le vi�ramos

�qui�n sois?

�l ya sabe qui�n soy

y por qu� le busco.

�I�igo?

I�igo, hijo. I�igo.

Ya ver�s, I�igo,

el tercio de Cartagena es la bandera con m�s cojones de toda Flandes.

Deja al chico de tercio, Sebasti�n.

�Dejarle? �C�mo, si ya est� alistado?

�Ya soy soldado?
-Mochilero al servicio de Su Majestad Felipe IV.

Que tiemblen los herejes, porque vamos a hacer de ti un soldado como tu padre.

�El tercio de Cartagena!

Los camaradas estar�n contentos de saber que hay otro Balboa en el tercio.

Copons.

�Qui�n eres t� para alistar a nadie?

�El capit�n lo sabe?

�El capit�n?

T� d�jame a m� al capit�n.

Y bebe un poco, anda.

Esa jarrita no mezcla con agua.

�Joder, I�igo, con el capit�n!

�T� no eres mochilero?

Pues los mochileros del rey mean vino, cojones.

�C�mo est�s?

He tra�do un San Judas Tadeo.

A lo mejor puede hacer algo por �l.

Caridad, mujer,

hay alguien que pregunta por el muchacho.

�Qui�n?

�Qu� se os ofrece?

Quer�a preguntar por�

el muchacho ese.

Por I�igo.

S�, creo que as� se llama.

Pod�is entrar. Est� arriba.

Que no ser�a de buen tono que una dama entrara a mi taberna, �verdad?

S�lo con estar frente a ella compromete mi buen nombre.

Sois Ang�lica de Alqu�zar, �verdad?

Este aceite tiene propiedades curativas para las heridas.

Es de gran valor.

Gracias.

Entonces�

I�igo�

Entre la vida y la muerte.

Gracias.

Le dir� que hab�is venido.

No es necesario. Lo hago por caridad cristiana, por nada m�s.

La reina dice que s�lo Su Ilustr�sima puede hacerla recapacitar.

Pero se�ora, mirad que es al rey a quien se acusa de adulterio.

Su Majestad piensa que se la mand� al Escorial con la excusa de la plaga

s�lo para que el rey tuviera campo libre para sus correr�as.

�Es por eso que ha vuelto a Madrid la reina?

As� es. Para mi se�ora estas andanzas nocturnas con Guadalmedina no son nada nuevo.

Pero esta vez es distinto.

�En qu� es distinto?

Seg�n la reina del rey est� ausente,

indiferente a todo, incluso a la caza, padre.

Esa mujer, quien sea que sea, le ha alterado los humores,

tal cual parece.

La reina se pregunta�

�Cre�is que un rey puede ser hechizado?

Se�ora, un ej�rcito de sacerdotes y de monjas de todas las �rdenes

reza sin cesar por el rey,

pero�

�Pero?

El enemigo conoce el flanco d�bil del rey,

la carne.

Ayudadle, Ilustr�sima.

La reina sufre mucho con esta situaci�n.

Est� bien.

Tomar� cartas en este asunto personalmente.

In nomine Patris, et Filii, et Spiritu Sancti.

Pod�is ir en paz.

Gracias, padre.

�C�mo est�?

El chico es fuerte

pero con cauterizaci�n y todo

sigue teniendo mucha fiebre.

Le he sangrado dos veces para extraerle los malos humores, pero�

�Pero?

Si la calentura no baja esta noche

es que la herida se sigue pudriendo debajo de lo cauterizado.

Ya sab�is c�mo es eso, Capit�n.

Gracias.

Diego.

No le has encontrado, �verdad?

No. Todav�a no.

D�jalo ya.

No vas a curar a I�igo matando a ese italiano.

Yo s� lo que tengo que hacer.

Don Gaspar, �vuestra hija�?
-Mejor. Gracias a Dios la plaga empieza a remitir en Madrid.

A Dios demos gracias.

Don Gaspar, me hac�is venir de una monter�a con el rey

para tratar un grave asunto de Estado

pero ya veo que no hay tal.

Lo hay, don �lvaro, lo hay.

Se trata del lecho del rey.

Su Majestad dominado por una mujer,

por una vulgar ramera.

�Sab�is lo que eso supone, don Luis?

No es la primera vez que el rey tiene alguna aventura, Eminencia.

Esta no es una aventura corriente, Conde, y lo sab�is.

El rey tiene privilegios que nadie discute.

Y menos yo,

mientras no descuide el reino.

�Os dais cuenta que el destino del Imperio,

la defensa de la religi�n verdadera,

puede estar en manos de esa mujer?

Pero el conde duque no.

El conde duque es un imp�o capaz de negociar con el mism�simo diablo

con tal de controlar a nuestro soberano.

Con el Pr�ncipe de Gales en Par�s

�sab�is lo que va a ocurrir?

Inglaterra y Francia aliadas.

Si estalla una guerra dudo mucho

que nuestros tercios puedan salvarnos.

Son demasiados.

Otra vez Espa�a contra todos.

Y mientras el rey se esconde tras unas faldas.

�Qu� necesita de m� Su Paternidad?

Necesito romper el lazo que le ha tendido esa mujer al rey.

Lo s�, pero esta vez no s� d�nde buscar.

�De verdad no sab�is qui�n es?

Don Gaspar, no me hag�is traicionar la amistad de mi rey

ni de un amigo.

No es amistad, �lvaro,

es un asunto de Estado.

Quien controle a esa mujer

controlar� al rey.

Quiero muerta a esa mujer.
-Pero Eminencia�

�Me est�is diciendo que no sois capaz de llevar a cabo la misi�n que os encargo?

Me ocupar� personalmente de encontrarla.

Deber�as echarte a dormir un rato.

No.

Quiero quedarme.

La que deber�a descansar eres t�.

Llevas un d�a entero sin dormir.

Ahora es cuando estoy descansando.

Copons se ha alistado.

Se est� formando otra vez tu tercio.

Eso he o�do.

Supongo que�

que partir�s a Flandes.

Todav�a no s� lo que har�.

En realidad nunca has vuelto de all�.

Siempre con vuestras batallas, con vuestros asedios,

vuestros muertos.

Ir�s a todas las guerras que hagan falta hasta que caigas en una de ellas.

Todos tenemos que morir.

Da igual d�nde.

He o�do que me estabais buscando.

S�, para mataros.

Aqu� me ten�is.

Este no es lugar para arreglar nuestro asunto.

Que me place.

El callej�n de San Mart�n.

All� os espero.

Se�or comisario.

Vamos, aqu� ya no hay nada m�s que ver.

Majestad, es un honor recibiros en mi humilde teatro.

Cuando est�s en ese escenario siento celos

de todos los ojos que se posan en ti.

Sin embargo yo s�lo siento los vuestros mir�ndome.

Venid.

A�n as� ma�ana firmar� una pragm�tica ordenando ejecutar

a todos los que hayan besado antes vuestros labios.

Escribid sus nombres.

Ma�ana estar�n muertos.

�Ser�ais capaz de hacer eso?

A fe m�a que ganas no me faltan.

Pero no dud�is que mandar� matar

a todo el que ose ni a�n rozaros el cabello.

�Qu� galante sois, Majestad!

Si te mata de poco servir� que I�igo sobreviva la noche.

Mientras t� le cuides el chico no necesita a nadie.

�Y de m� qui�n va a cuidar?

T� no necesitas que nadie te cuide

y menos alguien como yo.

Si el chico sobrevive

intenta convencerle de que no se vaya a Flandes con Sebasti�n.

Demasiado lejos con la espada.

Que me place.

Ese chico, I�igo,

deber�a haberle matado.

O lo har� cuando crezca.

�Atrapadlo!

�Qui�n va?

C�zar, soy Diego.

No pod�is pasar.
-Abre, por Dios.

Tengo que ver a Mar�a.
-Mar�a no est�.

Abre, si sabes lo que te conviene.

Digo que no pod�is pasar.

Os lo ruego, no pod�is pasar, ten�is que marcharos.

Eso lo decide Mar�a.

Por favor, marchaos.

Decidle que he estado aqu�.

Capit�n.

Diego.

�Qu� tienes?

No hay forma de enviar al infierno a ese hijo de puta.

D�jame ver.

Tranquilo.

�Dios m�o, Diego!

�Todo bien?

Mar�a de Castro.

Esa ramera tiene un atrevimiento sin l�mites.

Libr� a una bruja de la hoguera y ahora quiere corromper a nuestro rey.

�Cu�les son vuestras �rdenes?

Debemos liberar al rey de su influjo cuanto antes.

Pero Reverend�sima,

pienso que si el rey est� tan prendado de ella

podr�a entenderlo como traici�n a su persona.

�Qu� busc�is, don Luis,

el favor del rey o el favor de Dios?

Hablar� con las personas adecuadas.

Dios os bendiga por ello.

Este no puede ser �l.

Mi primo Fernando es un ni�o.

S�lo es dos a�os m�s joven que Su Alteza

y todos dicen ya que es un pr�ncipe muy apuesto y de buena planta.

Perdonadme, don Gaspar, pero en estos momentos

no estoy con �nimos para pensar en casamientos.

Alteza, la boda no ser�a inmediata.

Bastar�a con anunciar el enlace.

Don Gaspar, os confieso que ahora mismo mi deseo

no es otro que el de tomar los h�bitos.

Fernando de Habsburgo es un buen cat�lico

y vuestro hermano bendice el enlace.

�Mi hermano ordena que me case con Fernando?

Vuestro hermano es de coraz�n dulce y no quiere importunaros

pero ese es su deseo, s�.

Me gustar�a o�rlo de sus labios.

Si es as�, lo har�.

Pero decidle que por ahora s�lo contemplamos casarnos con Dios.

As� lo har�.

Disculpad. Mis obligaciones me reclaman.

Lo olvidaba: vuestro t�o, el buen don Luis de Alqu�zar,

me dio un recado para vos, Ang�lica.

Alteza, si me disculp�is.

Y bien, �qu� le ocurre a mi t�o?

Vuestro t�o est� perfectamente.

O mucho me equivoco o no compart�s el gusto de la infanta por los h�bitos. �Verdad?

Ya he probado el convento y no quiero repetir.

Bien, entonces convert�os en la voz de la conciencia de la infanta,

d�a y noche. Tiene que casarse con su primo.

As� lo demanda Dios, el rey, o quien os d� la gana.

Descuidad.

�Qu� bien rezamos!

�Qu� bien que vienes!

No sab�a que fueras tan piadosa.

�Qu� quer�is?

Prevenirte.
-�Sobre qu�?

Eres muy bella, capaz de volver loco a un hombre,

pero tambi�n de hacer que lo maten.

Alatriste.
-No habr� m�s avisos.

Ahora eres del rey y de nadie m�s.

Si el capit�n no se atiende a razones

morir�.

Le debo eso.

Mar�a,

rey o no rey nadie puede obligarte a mancillar tu lecho.

Ven conmigo a las Indias.

Dios te ofrece una salida.

Para m� ya no hay un mundo posible.

Excelencia, el embajador ingl�s.

Decidle que pida audiencia como todo el mundo.

Esta bien, hacedle pasar.

Embajador. Espero que el rey Jacobo est� satisfecho

con la bienvenida que aqu� se le dio a su hijo.

Guerra y una alianza con Francia.

Muy bien.

�Pues con esta moneda nos paga vuestro rey!

Nosotros le haremos llegar nuestros saludos clavados en las picas de nuestros tercios.

Temblar� Inglaterra.

Temblar� Europa.

Sea, pues.

Guerra. Guerra.

Haced llamar al rey inmediatamente.

Vamos, Teresa.

Adentro.

A casa.

T� tambi�n.

�Qu� quer�is ahora de nosotros?

Busco a vuestro sicario.

No sabemos qui�n es.

Malatesta, Teresa, Gualterio Malatesta.

Yo no conozco de nada a este caballero, Luis. D�celo.

En efecto, mi esposa no sabe nada de �l,

de modo que si quer�is matar a alguien me tendr�is que matar a m�.

Es eso lo que quer�as decir, �verdad?

Exacto.

�D�nde vive?
-Os lo dir� con mucho gusto.

Vais a venir conmigo. No quiero m�s enga�os.

No, yo no voy a acompa�aros a ninguna parte.

Luis, dile a los *.

Teresa, calla.

Os detendr�n, os aseguro,

y entonces os dar�n tormento

y os colgar�n por este atropello.

�Pero no ves que es in�til, que es un asesino?

Os ordeno que me llev�is ahora mismo a mi palacio.

O le cerr�is la boca o se la cierro yo.

�Os lo ordeno!
-�Teresa, por Dios!

�Me est�is escuchando lo que digo?

�Luis, Luis, Luis!

�Luis, no me dej�is aqu�!

�Luis, Luis!

�Qu� me mir�is?

No os acerqu�is a m� o avisar� a la justicia.

Aqu�, la justicia

s�lo viene a bajarse los pantalones, se�ora.

�Agua va!

�Qui�n anda all� abajo?

Se�ora,

que he estado pensando mucho en vuestros deseos de tomar los h�bitos.

�Tambi�n quer�is?

Por supuesto. A todo renunciar�a por Su Alteza.

No, no quiero arrastraros conmigo.

Sab�is que ir�a gustosa a donde me orden�is.

Me debo a vuestra persona.

Sois muy buena amiga.

Me debo a vuestra persona como Su Alteza se debe a su rey.

�Qu� quer�is decir con eso?

Que sois una infanta de Espa�a

y que por encima de nuestros deseos est�n nuestros deberes.

Pero Ang�lica, sab�is�
-Alteza, no pensaba deciros esto, pero�

se dice que vuestro pr�ncipe est� en Par�s.

Lo s�, conociendo a la princesa Enriqueta de Francia.

Yo estaba decidida a no ser de nadie

si no era de �l.

Por eso quer�ais tomar los h�bitos.

Alteza, estoy segura de que �l os ama,

pero se debe a su reino

y antepondr�a la tierra a cualquier otra cosa.

Alteza, no quer�a apenaros m�s de lo que est�is.

Alteza, disculpad que os interrumpa,

pero Su Majestad desea veros.

Alteza, disculpad�
-Te he o�do perfectamente.

Recuerda en presencia de qui�n est�s.

S� muy bien cu�l es mi obligaci�n y a qui�n me debo.

Dile a Su Majestad que ahora mismo acudir� a su presencia.

�Me acompa�ar�is, mi buena amiga?

Os necesitar� a mi lado.

Por supuesto,

Alteza.

Lo encontrar�is arriba.

Es la �ltima puerta al fondo.

Vuestra Merced primero.

Es arriba.

Sube.

Es all�.

Alqu�zar,...

largo de aqu�.

�Vaya, pero si es el capit�n Alatriste!

Por lo que veo sois un buen cristiano

y ven�s a visitar a los enfermos.

Soy un buen cat�lico.

Entonces no os importar� acercarme un poco de esa agua.

As� pod�is decir tambi�n que hab�is dado de beber al sediento.

Por lo que veo corriste mejor suerte que yo el otro d�a.

No tengo nada que contaros.

�Diablos,

has venido a despacharme sin m�s!

�Qu� pasa?

�Est�s buscando un pretexto?

Os agradecer�a que intentarais coger la espada o esa pistola.

Ni hablar. Si quer�is despacharme, aprieta el gatillo

y acabemos pronto.

Os ver� al llegar al infierno.

Vamos, capit�n, despachadme de una pu�etera vez.

Por favor.

Por favor.

No he pasado m�s verg�enza en la vida, Luis.

Esa chusma maloliente se ha ense�ado conmigo.

He tenido que lavarme todo el cuerpo cuando he llegado a casa.

Enviar� alguaciles a que hagan detenciones.

No puedo andar, de verdad tengo los pies destrozados.

Teresa, por favor, un �ltimo esfuerzo.

No quiero ni pensar en qui�n ha podido verme.

�Qu� voy a decir, Luis?

Excelencia.
-Se�ora.

�D�nde os hab�ais metido?

�Y qu� trazas son esas para presentaros en palacio?

He sido asaltado por un bandido, Excelencia.

Si hubieras estado donde deber�ais�

Perdonadnos.

�No sab�is todav�a las nuevas?

No, Excelencia, no.

Inglaterra nos ha declarado la guerra.

He hecho llamar de inmediato al embajador austr�aco y a la infanta.

Estad atento. Voy a necesitaros.

Amad�simos t�os.
-Ang�lica.

Bruja.

Arp�a.

He o�do que la infanta desea tomar los h�bitos.

Supongo que volver�s al convento con ella.

Ya veremos. Quiz�s tenga otros planes.

Diego.

�D�nde has estado?

No sab�a nada de ti. Pensaba que te hab�an matado.

Diego.

No, Diego.

No, Diego.

Esto es una locura.

Vas a conseguir que nos maten a todos.

Majestad.

Querid�sima hermana.
-Majestad.

�Has pensado en lo que te ped�?

S�, lo he hecho.

Mar�a, antes de darme una respuesta quiero que sepas

que nada se concretar� sin tu consentimiento.

Majestad, s� que las decisiones que tom�is

las hac�is pensando en el bien de vuestro reino,

de nuestra monarqu�a y en defensa de la religi�n verdadera.

As� es.

Entonces disponed la boda con mi primo el archiduque

si es por el bien de Espa�a.

Te admiro, hermana.

Te admiro.

Te respeto.

Mucho.

Id con Dios.

Si por mi fuera te mandaba ahora mismo a Huesca.

Os * de los Alqu�zar.

No os preocup�is, querida t�a, que no tendr� que aguantarme mucho m�s tiempo.

Creo que soy dama de la futura emperatriz de Austria.

Majestades,

el embajador austr�aco.

Mirad qui�n aparece por ah�.

M�ralo,

tan herido de muerte y ya se tiene en pie.

Este zagalito tiene madera de soldado.

Y por eso acabar� exactamente igual que su padre,

hecho astillas a mayor gloria de nuestros reyes y sus tercios.

No deber�as levantarte hasta que te vea el doctor.

Estoy bien.

Si�ntate, hala, que te traigo un caldo.

�Pero est�s bien, seguro?

Este ha sido San Judas Tadeo,

que ha o�do mis oraciones y nos ha concedido el milagro.

San Judas Tadeo

y los melindres de Caridad,

que si me los diera a m�

tambi�n se me pondr�a todo en pie.

No soy mochilero.

�Verdad, Copons?

Mochilero� Precisamente de eso quer�a yo hablar contigo, I�igo.

He estado pensando

que en vez de mochilero mejor esperamos a que seas un poco mayor

y te alistas de soldado.

Dime la verdad.

I�igo, hijo, yo no puedo alistarte a espaldas del capit�n.

Don Francisco, h�gale entrar en raz�n,

porque como le haga entrar en raz�n yo�

Padre, por las venas de este rapaz no s�lo corre la sangre,

corre la milicia.

�Qu� le vamos a hacer?

Somos as�, somos un pueblo belicoso, pendenciero,

por eso nos tienen miedo en toda Europa.

Y el d�a que no queden hombres como Diego Alatriste, como t�,

como este loco peque�ajo,

ese d�a nos vendr� el desastre.

Am�n.

T�mate esto. Anda, que te va a sentar muy bien.

No necesito al capit�n para alistarme.

Si no me lleva �l me alistar� yo.

Lo quer�is o no voy a ser soldado,

como mi padre.

�Ocurre algo?

Quiero que te vayas.

Esta ha sido nuestra �ltima vez.

Se acab�, Diego.

�Es por lo del viaje a las Indias?

No, eso tambi�n se acab�.

No pienso ir ni contigo ni con nadie.

Dime, habr�as sido capaz de dejarme marchar

al otro lado del mundo. �No es as�?

Te guste o no, es la �nica vida que tengo,

la de soldado.

Me debo a mi rey.

�Tu rey! �Qu� iron�a, Diego!

�De verdad crees que al rey le importa si vives o mueres?

No m�s de lo que me importa a m� si vive o revienta.

Despu�s de este rey vendr� otro

y le servir� igual.

Es lo que toca. Son las reglas.

Vete. Desaparece de mi vida.

No quiero que vuelvas a llamar a mi puerta. Nunca.

A partir de ahora la encontrar�s cerrada.

Oir�s que tengo otros amantes. Ser� verdad.

Y cuando est� con ellos no pensar� en ti.

Si oigo que has muerto en batalla no llorar�

y si me dicen que has vuelto no te buscar�

ni t� a m�.

Mar�a. �Qu� ha pasado?

Reverend�sima.

�Hab�is escuchado la noticia?

S�, don Luis, en cuanto lo he sabido he venido a dar gracias a Nuestro Se�or.

Dios ha premiado nuestro esfuerzo.

La infanta est� por fin prometida a un pr�ncipe cristiano.

Y entramos en guerra cuando la alianza con Austria es m�s fuerte que nunca.

S�, pero no bajemos la guardia.

�Hab�is puesto mi encargo en buenas manos?

Por supuesto.

Mar�a, esc�chame.

El dolor que sientas ahora pasar�.

El tiempo borrar� tus heridas como ha borrado las m�as.

Yo no soy como t�, yo no s� olvidar ni perdonar.

Ven ma�ana conmigo a las Indias.

Pi�nsalo,

una nueva vida lejos de todos esos hombres que te han hecho tanto da�o.

Encontrar�a otros.

Los hombres son iguales en todas partes, In�s.

Pi�nsalo, por favor.

Est� bien.

Y ahora duerme, �quieres?

Vuelvo enseguida.

Busco a Mar�a de Castro.

Soy yo.

Padre nuestro que est�s en los cielos, santificado sea tu nombre,

h�gase tu voluntad tanto en la tierra como en el cielo.

In�s� �Qu� le hab�is hecho a In�s?

�As� es que me he equivocado de puta?

�In�s! �In�s!

Ang�lica. �D�nde vas?

Recuerda qui�n eres.

No volv�is a tocarme, t�o.

�Vas a permitir que se salga con la suya?

D�jala, Teresa.
-Luis.

D�jala en paz, te digo, y entra en casa.

Te pido por favor que no me trates as�.

�Os vais?

A Viena, con la infanta.

Pero volver�, te lo aseguro.

�Y t�?

A Flandes, a la guerra.

Entonces, si no te matan volveremos a vernos.

Espero que cuando vuelvas seas capit�n

o no te dirigir� la palabra.

As� lo har�.

Y �puedo llevarme algo vuestro en prenda?

Alargad la mano.

Regresa vivo y b�scame.

�As� que es cierto? �Te vas a alistar?

S�, Capit�n, con vuestra bendici�n o sin ella, Se�or.

�Qu� hay en Flandes que te reclama con tanta fuerza?

La gloria de la guerra.

En la guerra s�lo hay barro, mierda y sangre.

Me conformo con que esa sangre no sea la m�a, Capit�n.

�Est�s convencido?

S�. Dejadme.

Perd�n.
-�Eh! �D�nde va?

�Capit�n?
-Esteban.

�Diego Alatriste! Me preguntaba cu�ndo vendr�as.

Sargento Cardona, habr�a venido antes,

pero estaba buscando un mochilero.

Es demasiado joven.

Tiene casi 15, y lo que le falta de edad le sobra de apellido.

�C�mo te llamas, hijo?

I�igo Balboa, para servir a su excelencia.

Tu padre era un buen soldado.

Espero que alg�n d�a hagas honor a su nombre.

Bienvenido al tercio viejo de Cartagena,

I�igo Balboa.

En una semana aqu�, preparados para partir.

Aqu� estaremos, Sargento.

Vamos.

�Qu� sentisteis la primera vez que os alistasteis, Capit�n?

Hambre.

Llevaba cuatro d�as sin comer.

Virgen santa, I�igo, �qu� haces saliendo a la calle?

Ten�a algo importante que hacer.

No me lo puedo creer.

Diego, no puedes llevarte al ni�o.

Yo no me lo llevo. Es cosa suya.

De aqu� a una semana marchamos para Flandes.

�Una semana?
-Diego.

Diego.
-�Qu� ocurre, don Francisco?

En las gradas de San Gin�s no se habla de otra cosa.

�Qu� pasa?
-Esta noche han matado a Mar�a de Castro.

Mar�a.

Mar�a.

Mar�a.

Quien haya hecho esto lo va a pagar con su vida.

No, no m�s sangre

ni m�s muertes.

�No lo entiendes, Diego?

Mar�a�

Vete.

No quiero verte nunca m�s.

Mar�a�
-�Vete!

�D�jame!

Vete.

Fallasteis.

Me fallasteis a m�, al reino, y lo que es peor,

le hab�is fallado a Dios.

No volver� a suceder. Os lo juro.

Es don Luis de Alqu�zar y Soto, �verdad?

Padre reverend�simo, en la lista no.

�De verdad quer�is redimiros?

No podemos librarnos del pecado matando a la meretriz del rey

porque despu�s de esta habr� otra.

Debemos atacar la ra�z del problema.

Debemos matar al rey.

Se�or, pero eso es imposible.

No si tenemos al asesino adecuado.

Ni siquiera el italiano se atreve a tanto.

�Y qui�n est� hablando del italiano?

Nuestro asesino ser� el capit�n Alatriste.

Ve con Dios, Diego,

pero vuelve,

y por el camino manda al infierno a unos cuantos herejes.

Se har� lo que se pueda, don Francisco.

Cuidame del rapaz

y no me lo palize�is mucho.

�No te vas a despedir de ella?

D�gale que� no le diga nada.

�Nos vamos, I�igo?
-Un momento, Capit�n.

Os lo ruego.

No te preocupes,

yo cuidar� de �l.

T� oc�pate de ti

y vuelve.

�Qu� miras?

Al ni�o que ya no voy a volver a ver.

Cuando vuelvas ser�s un hombre. Lo s�.

Intenta volver con la cabeza bien alta

y la conciencia tranquila.

Eh, Capit�n. �Nos vamos sin despedirnos?

Mart�n.
- * que ver�is, cabrones.

Con ganas lo dejaba todo y me iba ahora mismo con vosotros.

No tengas tanta prisa, habr� guerra para rato.

Cu�dese, don Francisco.

Mucha suerte, amigo.

�cheme una bendici�n, padre,

que hay muchos ingleses y holandeses por matar.

�Por Dios, Sebasti�n!

�T�, ven aqu�!

Me har�s el favor de volver de una pieza, �verdad?

�Verdad, rapaz?

Y d�jate de orgullo *.

Si t� te encuentras en peligro, corres. �Me oyes? Corres.

�Me cago en la hostia!

�Nos vamos ya, o qu�?

Vamos, I�igo.

Os estaba esperando.

Tranquilo.

�Qu� hac�is aqu�?
-Despedirme de un amigo.

No soy vuestro amigo.
-Lo s�, pero me salvaste la vida

y me incomoda tener deudas, as� que favor por favor.
-�Qu� quer�is decir?

Merec�is saber a qui�n le calienta la cama

vuestra amada Mar�a de Castro en vuestra ausencia.

�Qu� sabes t� de Mar�a de Castro?

Decidme, �no quer�is saberlo?

Vuestra Mar�a es la nueva amante del rey.

Voto a Dios que hab�is agotado mi paciencia.

Pensad, �iba a venir a provocaros estando as�?

Idos antes que me arrepienta de no rajaros como un puerco.

Acordaos de Su Majestad,

el buen Felipe, cuando luch�is por �l.

�Ocurre algo, Diego?

Mi capit�n.

Acci�n.

Corta. Vale, muy bien.