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DOS PLUMAS VERDES

En estos �ltimos d�as no he dejado de pensar
en el sempiterno d�a estival de Nordland.

Y en la caba�a en la que me alojaba;
y en el bosque detr�s de ella.

As� que me he puesto a anotar
algunas cosas con el fin de pasar el rato...

y de entretenerme.

Hace unos d�as recib� por correo
un par de plumas de p�jaro,

enviadas desde muy lejos
por alguien que no me las deb�a.

Dos plumas verdes en una carta
con una corona en el membrete...

y cerrada con una oblea.

Desde mi caba�a pod�a ver las islas,
y c�mo el mar lam�a las rocas.

Y el azul del horizonte coronando
aquel paisaje.

Recuerdo que aquel verano
pas� muy deprisa.

Todo sucedi� hace ya cuatro a�os...

Algo me ocurri� entonces.

O tal vez lo so��.

Cerca de una blanca casa frente al mar...

viv�a alguien que una vez
ocup� mis pensamientos.

Ella ya no vive en mi memoria.
Hace tiempo que decid� olvidarla.

Pero me acuerdo de aquellas
noches tan luminosas.

Noches tan claras que se confund�an
con el d�a. Y de que hubo alguien...

que se comport� de un modo extra�o,
no como yo hubiera esperado.

Pero no, ya he dicho que la he olvidado.

Prefiero recordar otras cosas.

El canto armonioso de los p�jaros,
aquel frondoso bosque tras mi caba�a...

El olor intenso de las hojas h�medas
y las ra�ces...

D�a tras d�a recorr�a las monta�as
junto a Esopo, mi querido perro.

Ojal� todo se hubiera limitado a eso.

D�a tras d�a.

Hoy s� que hemos tenido
un buen d�a, Esopo.

Ahora asaremos esta avecilla.
�Qu� te parece?

Ser� ese urogallo negro,
al otro lado de la monta�a.

O el viento del este.

Me sentaba all�, saboreando
aquella calma,

d�ndole caladas a la soledad
en mi caba�a de Nordland.

En aquel rinc�n del bosque.

Recuerdo muy bien un d�a en particular.

Hab�a bajado a la costa...

�Menudo tiempecito! Resguard�monos aqu�.

�Hombre, usted aqu�!

�bamos hasta la f�brica, pero tuvimos
que volver atr�s. Menudo tiempo, �eh?

El teniente Glahn.
Nuestro indispensable doctor.

Mi hija, Edvarda.

El teniente Glahn est� viviendo
en la caba�a del bosque.

As� que te llamas Esopo.

Doctor, �qui�n era Esopo?
�No escrib�a f�bulas?

�No era firgio?

Frigio.

- �Y qu� dije yo?
- Usted ha dicho "firgio". Se dice "frigio".

Pero al menos escrib�a f�bulas,
�no es cierto?

Bueno, �y cu�ndo va a visitarnos
en Sirilund, teniente?

Pronto. Cualquier d�a de �stos, Sr. Mack.

�Qu� est� cazando ahora?
Use alguna de mis barcas, si lo necesita.

Bueno, ha parado de llover.
Hasta la vista, teniente.

Una chiquilla. Una colegiala.

Pero no. La he olvidado.

�Qu� pasa, Eva?

Mi padre necesita cuanto antes sea posible
parafina para sus botes.

A�adir� algo de p�lvora.

Todav�a estamos esperando
por usted, teniente.

Tambi�n ustedes pueden visitarme
en mi caba�a.

Tal vez le tome la palabra.

No. Realmente la he olvidado.

Pero no aquellos buenos tiempos,
cuando los d�as eran tan largos.

Y el aire tan puro.

Libre como un p�jaro, segu�a mi camino
en la paz del bosque.

Y tampoco ten�a horario que cumplir.

Parece que est� en casa.

- Bienvenida.
- Vinimos ayer, pero no estaba.

Bienvenido.

Tomen asiento.

�Qu� es lo que caza?

Liebres, alg�n que otro urogallo,
aves marinas...

Siempre que no haya veda.

�Y cuando es �poca de veda?

Peces. Entonces vivo del pescado.

Siempre hay algo que comer.

�Qu� tal si viene a comer con nosotros?

�Quieren probar el urogallo, asado
a la manera de los cazadores?

El a�o pasado vivi� aqu� un ingl�s.
Ahora se parece m�s a una guarida.

Es igual que una guarida.

Ese ingl�s estaba mal de la cabeza.
Hablaba consigo mismo.

Era cat�lico, iba a todos lados
con un librito de oraciones.

- Entonces ser�a irland�s.
- �Irland�s?

Claro. �No ha dicho que era cat�lico?

- Quiz� fuese irland�s...
- No, seguramente fuera ingl�s.

No es costumbre de los ingleses
recorrer Noruega.

Gracias por todo.

Hasta la vista.

No es que haya hecho gran cosa hoy.

Ser� idiota, c�mo no le dije a
Edvarda que se sentara aqu�.

Se me est�n oxidando los modales sociales.

Me gusta la generosidad de su sonrisa.

Volver� pronto.

- �Por fin!
- Buenas noches.

Por fin se ha decidido. Pase.

Se quedar� a cenar.

Fui de los primeros en apostar
por este lugar.

Entonces ni siquiera usaban l�mparas.

Mi mujer. Era danesa.

Se la llev� la tuberculosis.

Para Edvarda fue un trauma.

Mi abuelo, el consul.
Recibi� esa insignia del rey.

Vamos, juegue ya, Petterson.

Es una pena que usted se niegue
a aprender a jugar, doctor.

�Vamos, caballeros, a este paso
va a llegar el D�a del Juicio!

Traeremos otro vaso.

No se preocupe, teniente, no pasa nada.

- Parece que he roto el vaso.
- Ya lo veo.

Vamos a dejarlo por hoy, caballeros
Ma�ana ser� otro d�a.

Qu� hombre tan torpe.

Estoy pensando en poner un letrero
en el muelle.

�Qu� color me recomienda, teniente?

- Negro.
- �Negro, justo lo que estaba pensando!

"Sal y barriles Depot".
Letras bien grandes en negro.

S�, muy apropiado.

Buenas noches.

Acompa�ar� al doctor a la puerta.

- Tambi�n yo debo irme.
- Usted qu�dese, tiene que acabarse ese trago.

Ver�, teniente.

Ya tengo cuarenta y seis a�os.
Mi cabello y mi barba empiezan a blanquear.

Y estoy rodeado de vejetes.
Necesito gente joven a mi alrededor.

Cuando llega la noche, se me cae
el mundo encima.

As� que me siento aqu�
y espanto mis fantasmas jugando.

Bueno, y mejor si me hago alguna trampa.

- �Se hace trampas a s� mismo?
- S�.

Edvarda, �no es ya muy tarde?

Buenas noches, teniente.

- �Eva ya se fue?
- S�, pap�.

Ya se fue a casa.

Escuche, teniente, mis botes est�n a su disposici�n
siempre que los necesite.

Le acompa�ar� hasta su caba�a.

Me vendr� bien dar un paseo.

A�n es pronto.

Un d�a pude hablar un poco m�s con ella.

�Por qu� decidi� vivir aqu� realmente?
�No es demasiado duro vivir de la caza?

Eso de disparar y matar animales...

No disfruto haci�ndolo.
Cazo s�lo para sobrevivir.

Por ejemplo, el otro d�a s�lo necesitaba
un urogallo. �Para qu� matar dos?

Vivo en el bosque. Soy hijo del bosque.
Me he acostumbrado a eso.

A comer en el suelo. A prescindir
de lo superfluo, como las sillas.

Por eso ya ni s� coger un vaso.

En el bosque hago lo que quiero.
Puedo cerrar los ojos y sentirme seguro.

Sin nadie que me moleste.
Que diga: haga esto o aquello.

Eso es todo.

- Quiz� no me est� explicando bien.
- S�, est� explicando. Se est� explicando perfectamente.

A veces, me quedo observado la yerba.

Como si la yerba tuviera vida propia.
�Qui�n sabe?

Me fijo en una brizna de yerba,
que tiembla como si tuviera fr�o.

Y me siento acompa�ado.

Y me digo:

Esta brizna de yerba tiembla
porque tiene vida.

Y luego, a veces, me encuentro
con gente... Y se rompe el encanto.

Claro.

- Est� empezando a llover.
- S�, eso parece.

Ya me olvidaba... Ma�ana vamos de excursi�n
a las islas. �Le apetece ir con nosotros?

�Ma�ana?
Bien, de acuerdo. Ir�.

Me hab�a olvidado.

Todav�a hoy recuerdo aquel d�a.

El primer d�a de mi verano.

�Tened cuidado con las botellas!

- �Son responsabilidad suya, doctor!
- �Muy bien!

�Tire en se�al de saludo, teniente!

Qu� verano tienen ustedes aqu�...

Casi no se diferencia la noche del d�a...

Desde mi ventana casi no s� distinguir
si es de d�a o de noche...

- Cambiemos nuestras flores.
- �Adelante, buena idea!

Perm�tame que le diga
que es usted encantadora.

�Pero que se ha cre�do!
�No estaba hablando con usted!

Vaya. �Disc�lpeme!

�Le ruego que me disculpe!
�Pens� que estaba hablando conmigo!

No les hagas ni caso.

�Pero qu� haces, Edvarda?

Nada.

Me apeteci� hacerlo.

No le des m�s vueltas.

�Que no le d� m�s vueltas?

�Vamos a jugar a la "Viuda"!

�Es al teniente Glahn a quien yo quiero!

�Pero qu� haces! �Te has vuelto loca?

Oye.

D�jalo estar por ahora.

�No podemos vernos ma�ana?

�Adelante los dos primeros candidatos
de la viuda!

�Me estabas esperando?

Tem�a haberme retrasado.

- �No dormiste bien?
- La verdad es que no pegu� ojo.

Pas� la noche en una silla
intentando que me entrara el sue�o.

Como no lo consegu�, sal� a dar una vuelta.

Alguien estuvo aqu� esta noche.
Vi huellas por la ma�ana.

S� que Esopo gru��.
Pude o�rle en sue�os.

So�� que est�bamos de caza y �l gru��a
para se�alarme una presa.

�Fuiste t� quien se asom� a mi ventana?

No quer�a despertarte.

S�, fui yo.

Quer�a estar cerca de ti otra vez.

Todos los d�as.

Nos ve�amos todos los d�as.

Debo reconocerlo. Me hac�a feliz verla.
Verla una y otra vez.

Cuatro a�os han pasado ya de aquello.

Y ahora estas dos plumas verdes...

Pero ya tendr� tiempo de explicarlo.

A veces me pregunto:
�De veras esto puede salir bien?

- �El qu�?
- Qu� va a ser, lo nuestro.

Siento como un hormigueo en la espalda
al estar cerca de ti.

Soy feliz.

Yo tambi�n me echo a temblar
cuando te veo.

�Por qu� no ha de acabar bien?

Si quieres te rasco la espalda
para quitarte ese escozor.

�No quieres?

�No seas tonto!

�Acabo de recordar algo!

Una vez una chica me pas� alrededor
del cuello su bufanda de seda.

Yo le dije: Tendr� que lavarla
para que vuelvas ma�ana a por ella.

No, dijo ella. No volver�
a lavarla nunca m�s.

Y se llev� su bufanda.

Tres a�os despu�s volv� a encontr�rmela.

�Qu� fue de la bufanda?, pregunt�.
Y entonces ella me la ense��.

La hab�a envuelto en papel de regalo.
Y no la hab�a lavado. Yo mismo lo vi.

�Y a m� por qu� me cuentas eso?

No s�, yo qu� s�.
Me pareci� un hermoso gesto.

- �Y d�nde est� ella ahora?
- Despu�s nunca volv� a verla.

No s� por qu� me hablas de otra.

Yo ni siquiera pienso en nadie m�s.

Buenas noches.

Oye, Edvarda, ni siquiera s�
c�mo me aguantas.

Seguro que Dios te recompensar�
alg�n d�a.

Nunca podr� darte lo que otros.

Pero soy tuyo de verdad.

Puedes contar conmigo, de veras.

Vamos, no me digas que
vas a emocionarte.

No pasa nada.

As� que Dios me recompensar�
alg�n d�a por soportarte...

Qu� cosas dices a veces.

�Te amo!

Fue entonces cuando empez�
casi a no haber noche.

- Hola, Edvarda.
- Hola.

Se�ora m�a.

Me paso los d�as pensando en ti.

Me digo: es la chica m�s guapa
que he conocido...

y me ha besado.

La sola idea de ese beso
me hace sonre�r de alegr�a.

- No me digas que te est�s aficionando a m�...
- �C�mo podr�a no hacerlo?

Hasta agradezco a los �rboles
del bosque que t� existas.

�Gracias!

�Gracias!

�Gracias!

Una amiga m�a dice...

que tienes ojos de animal salvaje.

Que la vuelves loca cuando la miras.

Es lo que dice.

�Qu� amiga?

Es un secreto.

Es una de las que fue el otro d�a
en bote a la isla.

Mi padre se ha ido a Rusia
por unos d�as.

As� que organic� otro picnic.

Adem�s, ya me deja tomar vino.

�Ya ha estado en Korholmerne?

Llevaremos varias cestas con vino.

Y vendr�n las hijas del vicario.

�No se te ocurrir� mirar as�
a ninguna de mis amigas, verdad?

Si no, no las invito.

�Has dicho Rusia?

Es tarde, Edvarda.

Los p�talos de las flores ya est�n
cerrados.

Buenas noches.

Buenas noches.

Despu�s de aquello, Edvarda no regres�
hasta pasadas dos noches.

Dos noches.

Supuestamente todo iba bien.

Pero yo sent�a que algo
se hab�a torcido entre nosotros.

�Deb�a conformarme con ser su juguete?

�Por qu� est�s tan callado?

�No sentiste lo inquieto que parec�a
el bosque esta noche?

Un murmullo incesante en la arboleda,
el temblor del follaje...

Mal augurio. No sabr�a c�mo explic�rtelo.

Escucha.

Es s�lo un jilguero, pero suena
como si se sintiera amenazado.

�No notas como un quejido,

como un quejido reiterado en su canto?

S�, supongo.

Me alegro. Me alegro de que hayas venido...

una vez m�s.

Me sent� aqu� esper�ndote, a ti
y a la ma�ana.

Yo tambi�n te he esperado.

He pensando mucho en ti.

Por ejemplo, en aquel vaso
que rompiste. He pegado los trozos.

�Te acuerdas del vaso?

Al final pap� no pudo llegar anoche.
Problemas con el equipaje en la aduana.

Yo sab�a que estar�as esper�ndome,
pero prefer� no venir.

Sin embargo, hac�a dos noches, no una.
�No me hablaba de lo que hab�a hecho en la primera?

�Y por qu� aquella tristeza en sus ojos?

Buenas noches.

- �Hasta ma�ana?
- No, ma�ana no.

Ma�ana es nuestra excursi�n.

Quer�a darte una sorpresa, pero como te has puesto
p�lido, he tenido que dec�rtelo ya.

�Edvarda!

�Cu�ndo pegaste los trozos del vaso?

- �Que cu�ndo...?
- S� �Hace una semana?

�Hace dos?

S�, hace dos, quiz�. �Por qu�?

La verdad es que...

los pegu� ayer mismo.

Los hab�a guardado m�s de un mes
y todav�a el d�a antes hab�a estado pensando en m�.

No todo est� perdido.

El alma. �Qu� es el alma?

�Es que no puede el hombre pensar por s� mismo?

Pensad en el halo de Cristo que veis en la capilla.
�Qu� es ese halo?

Un arito de oro sobre una estatua.
Pues s�, no es m�s que eso.

Ya puedes irte, Eva.

Deber�ais pensar en ello.

Al menos por una vez en vuestras vidas.

�Me permiten ustedes?

�Hoy no jugamos a nada?

- No te tome tantas confianzas conmigo.
- Qu� confianzas me tomo.

C�mo me gustar�a viajar a pa�ses lejanos...

- Nada me har�a sentir m�s felic�sima.
- Ser� m�s feliz.

- �Perdone?
- Ha dicho "m�s felic�sima".

�Ah, s�? Vaya.

Me sentir�a la mujer m�s feliz del mundo
si pudiera embarcarme un d�a.

A veces sue�o con visitar lugares
que ni siquiera conozco.

D�game: �no le parece que aqu� la gente
es tan voluble como las estaciones?

�Que sus sentimientos son
tan ef�meros como el verano?

No s�, es posible.

�Puedo invitarla a que visite
mi caba�a del bosque?

Bueno.

No se arrepentir�.
All� la espero.

�Un momento!

Se me ha ocurrido que tal vez a alguien
le interese ver mi libro de moscas.

Disc�lpenme por no haberlo pensado antes.

Aqu� tienen, si gustan.

Pueden verlas todas. Las tengo de todos
los colores, desde rojas a amarillas.

Claro, ech�moles un vistazo.

Siempre he sentido curiosidad
por saber c�mo se hace...

Las hago yo mismo. Es muy f�cil.

Basta engarzar una pluma a un gancho.

Hay quien compra ya hecho
el se�uelo, claro.

Observen qu� material.

Son unas plumas preciosas.

Las verdes son muy bonitas,
�verdad, doctor?

Qu�deselas.

S�, por favor, h�game ese favor.

No son m�s que dos plumas verdes.

Ac�ptelas. Como recuerdo.

Pensativa, ella dijo:

Son de color verde y dorado,
como si hubieran sido hechas con retazos del sol.

Gracias, si se empe�a en que me las quede...

S�, qu�deselas,

dije yo.

Y se qued� las plumas.

Entonces el doctor me devolvi�
el libro, agradeci�ndome el detalle.

Gracias.

Despu�s se incorpor� y nos pregunt�
si no iba ya siendo hora de volver.

- �No se est� haciendo un poco tarde?
- S�, ser� mejor volver.

S�, mi perro me espera.

As� es, tengo un perro.
Es mi mejor amigo.

Suele verme llegar asomado a la ventana,
moviendo las patas en se�al de saludo.

�Ha sido un d�a muy agradable!

�Gracias a todos!

Gracias por las plumas.

�Quiere venir en mi bote?

- En mi vida he visto algo parecido.
- �A que no?

Olv�delo.

�Acaso podr�a haber sido peor?

�O es que deber�a pedirle disculpas?

No, no, eso nunca.

Simplemente tuve la mala suerte
de cruzarme un d�a con ella.

Y as� el verano se iba...

Y yo entend�a a la gente
cada vez menos y menos...

A pesar de que el sol brillase
sobre sus cabezas d�a y noche.

�Pero c�mo entender a esos ojiazules?
�Qu� es lo que pensaban realmente?

Y en el fondo, qu� me importaban a m�
todos ellos...

�Ad�nde vas?

A buscar le�a.

Ese pa�uelo blanco te queda
realmente bien.

Hace cuatro d�as que no te ve�a.

Cuatro d�as, es verdad.

�Qu� te parece?

No est� mal.

�Y entonces qu� pasa, Edvarda,
es que me has olvidado?

No hay quien te comprenda.
�No ves que he estado ocupada?

- �C�mo pod�a ir a verte?
- No, claro, no pod�as.

Oye, seamos sinceros.

Algo ha cambiado, algo ha cambiado
completamente.

Aunque no s� exactamente qu�.

No me tomes por tonto, Edvarda.

No me he olvidado de ti.

Est� bien, me lo parece s�lo a m�.
Son s�lo imaginaciones m�as.

El hecho es que te he invitado.
Y tendr�s que bailar conmigo.

- �Damos un paseo?
- �Ahora? Estoy esperando al doctor.

Va a venir a ayudarme.
Todav�a hay mucho que hacer.

�No te parece que est� quedando bien?

- �Es que viene en coche?
- S�, envi� a alguien a buscarlo por su...

�Por su cojera!
�No te molestes que ya s� d�nde est� la puerta!

Buenas noches, doctor.
�C�mo est� su salud, mejor?

Disculpe, tengo que irme.

S� que, con una mano, retir� la cortina.

Quer�a ver c�mo se alejaba
su hombre del bosque.

Me sigui� con los ojos
hasta que me perd� en la espesura.

�Qu� otra cosa pod�a hacer yo?

Embriagadora sed de alegr�a.

He cambiado el arroyo por la botella.

�El primer baile conmigo!

Quer�a ense�arte...

esa cortina de la que te habl�.

A m� me parece que podr�a
hacerse un vestido con ella.

Quiz� transparente demasiado.

�Me concede el pr�ximo baile?

- Lo siento, ya me iba.
- �Irse?

Usted no se va todav�a.

A m� nadie me dice lo que tengo
que caer, Srta. Edvarda.

Simplemente esperaba que usted
fuese el �ltimo en irse.

No sea as�.

No es ni siquiera la una.

Adem�s, el otro d�a usted le dio al barquero
cinco coronas por salvar mi zapato.

Es un caballero andante.

�Est� usted de broma?
�De d�nde sacar�a yo cinco coronas?

�Pero qu� dice?

Eva, dile a Jacob que venga.

�Te acuerdas del otro d�a, cuando
impediste que mi zapato se hundiera en el mar?

- �Acaso no recibiste cinco coronas?
- S�, usted...

�Ya! Muchas gracias.

Que quede bien claro que se trata
de una broma.

No le he dado a nadie cinco coronas
por recuperar un zapato.

- Lo hubiera hecho tal vez, de haberlas tenido.
- �Por qu� no seguimos bailando?

- �Brindamos?
- Mi copa est� vac�a.

- No es lo que parece.
- A m� s� me lo parece.

Muy bien, perd�neme.

Yo nunca aprend� a tocar el piano.

Si lo hubiera intentado...

�A qu� est�s jugando?

Parece que te gusta burlarte de m�.

No s� de qu� hablas.

Puede que tenga un mal d�a.

Ojal� todo el mundo se volatilizara
ahora mismo.

No, t� no.

Tienes que ser el �ltimo en irte.

�Le gusta c�mo toca mi hija el piano?

No.

Una vez, en Riga,
un caballero me sigui� por la calle.

Me sigui� a lo largo de tres manzanas,
sin quitarme ojo.

�Acaso era ciego?

S�, eso debi� ser.

Por eso se le ocurri� seguir
a alguien tan vieja y fea como yo.

Yo amo la vida.
Me aferro a ella con u�as y dientes.

Ya tendr� tiempo de lamentarme cuando muera,
cosa que no estar�a mal hacer en Londres.

O en Par�s. Para escuchar el canc�n
por toda la eternidad.

�Qu� ingenioso!

�Atentos, escuchen al doctor!

�Es que est� bebido?

�T� aqu�?

T�pico de ti ser el �ltimo en irte.

Estoy cansada.

Pues descansa un rato.

Espero que no te hayas tomado a mal
todas las tonter�as que hice.

Dormir nos vendr� bien a los dos.

Gracias por haber venido.

Me est� bien empleado.

Tu bast�n.
�No olvides tu bast�n!

Es el bast�n del doctor. No s� c�mo
ese hombre cojo pudo haberlo olvidado.

�Y dale con que es cojo!

�No, t� no eres cojo! �Pero ni a�n as�
puedes compartarte con �l!

Ni en sue�os.

�Nunca podr�as compararte con �l!

�Vamos!

- Yo no le he saludado.
- �Que no me ha saludado?

Bueno, me da lo mismo.
Simplemente volv�a por mi bast�n.

�Salta!

�Vamos, vamos!

�Qu� mosca le ha picado?

�Algo va mal? Tal vez si me lo cuenta
pueda ayudarle.

Perd�neme.

No hay nada que vaya mal, nada.
As� que no puede ayudarme.

�Va a ver a Edvarda?

Pues esc�cheme bien.

Si se da prisa, la encontrar�
todav�a despierta. Vaya.

Extra�os pensamientos cruzaban mi mente.

Me arrepent� de haber abrazado
al doctor.

De que casi me hubiera visto
venirme abajo.

Quiz� en aquel momento �l y Edvarda
estuvieran ri�ndose a mis espaldas.

Disc�lpeme, vine sigilosamente,
como un gato.

- �Vio a Edvarda?
- No, Edvarda ya se hab�a acostado.

- �Pero si est� sangrando!
- No, no es nada.

He sufrido un accidente con la escopeta.

�Pero adem�s por qu� tendr�a yo
que explicarle a usted nada?

- �Encontr� su bast�n?
- Tengo que ver esa herida.

Despu�s me arrepentir�a de aquel
absurdo disparo.

No me dej� secuelas, pero tuve que
guardar reposo durante semanas.

Pens� que necesitar�as algo de comer.

Y un poco de vino.

Espera un momento, Eva.

No creas que yo...

�Qu� es lo que no debo creer, Eva?

No creas que vine para seducirte.

Sino porque o� que estabas herido.

Hay que cuidar de tu pie herido.

Un d�a, el doctor se puso a hablar
de Edvarda...

De c�mo ella sol�a pasarse horas
mirando al mar...

De c�mo parec�a realmente infeliz...

- Aunque ella nunca llora.
- �Cu�ndo podr� andar de nuevo?

�Por qu� me interrumpe?

�Es que ni siquiera soporta ya
o�r su nombre?

D�game, �cu�l es su verdadera opini�n
sobre Edvarda? Me gustar�a saberlo.

�Mi verdadera opini�n?

�Es que no hablo claro?

�Ha pedido ya su mano?
Mis felicitaciones.

Nadie escoge a Edvarda.

Es ella la que escoge a los dem�s.

- Ella dice que usted tiene una mirada de animal salvaje.
- No, no es ella la que lo dice.

- Dice que usted...
- Espere...

Quiz� sea ella en realidad.

Dice que usted le atraviesa el coraz�n
con la mirada.

Y que ella intenta mantenerse firme.

Pero inmediatamente se dice
a s� misma:

Ese hombre me mira como si yo fuera
una de sus presas.

Cuando neg�ndole yo mi mirada, o simplemente
una sonrisa, puedo hacerle trizas.

- �Nadie puede conquistarla?
- S�. �Por qu� no?

Ella est� esperando a su pr�ncipe azul.
Crey� haberlo encontrado en usted.

S�, le tom� por su esperado pr�ncipe...

a causa de esa penetrante mirada.

Sabe, teniente, deber�a haberse tra�do
usted su uniforme.

Eso le habr�a supuesto una ventaja.

Conquistarla... �Y por qu� no?

Un hombre que llega de lejos.

Que no es como los dem�s.

�Cree que el Sr. Mack se ha ido
s�lo para admirar extra�os paisajes?

Un d�a de estos volver�.

Y lo har� acompa�ado de alg�n
ilustre caballero.

- �Un caballero?
- S�, aunque tal vez no resulte adecuado.

Alg�n hombre de mi edad.

Pero no cojo como yo.

As� que no ser� un pr�ncipe.

Bueno, no le entretengo m�s.

Dentro de una semana volver�
para ver c�mo evoluciona su pie.

�Glahn!

�Glahn!

�Pero si�ntate, tu pie est� herido!
�As� que te disparaste!

Por Dios, �c�mo sucedi�?
Acabo de enterarme.

De lo contrario habr�a venido antes.

�C�mo te encuentras?

Est�s p�lido.

�Y el pie, cojear�s?
El doctor me ha dicho que no.

Me alegro mucho por que no vayas
a quedarte cojo.

Estaba limpiando el arma, justo ah�.

La ten�a sujeta boca abajo.

De repente se me dispar�.
Fue un accidente.

D�jame ver... �Fue en el pie izquierdo?

Di, �fue el pie izquierdo? Qu� coincidencia.

S�, una coincidencia.

�Y? Por la forma en que sosten�a el arma,
por fuerza ten�a que ser el pie izquierdo.

En cualquier caso, no es nada gracioso.

Bueno, pero te recuperar�s.
�Por qu� no nos avisaste?

�C�mo te las has arreglado?

He podido apa��rmelas.

Cuando entraste, parec�as cercana
y hasta tus ojos brillaban.

Pero ahora has vuelto a interpretar
tu papel de indiferente.

�Te he decepcionado?

La gente cambia.

Dime, si te sientes lo suficientemente
generosa,

qu� dije o hice
para deceptionarte.

As� me servir� de lecci�n
para el futuro.

Nada, Glahn.

Yo no elijo mis sentimientos.

�Est�s enfadado?

Ten en cuenta que algunos dan poco...

y piden mucho.

Otros lo dan todo
y no reciben nada.

�Y qui�n de los dos dio m�s?

Bueno, ya nos veremos.

Perdone, bella dama, no puedo
seguir escolt�ndola.

Una vez se hubo ido, empec�
a reconsiderarlo todo.

Escrib� ordenando que me enviaran
mi viejo uniforme.

�Vamos, r�pido! �Necesitamos ese bote!

No puedo seguir dej�ndole ese bote.
Tenemos un invitado, un cient�fico.

No puede ser que te vayas mar adentro
todos los d�as.

�l tambi�n necesita el bote.

- Est� estudiando la flora marina.
- Pero yo necesito pescar.

Ya es temporada de veda, y bien
que deber�a saberlo.

Su tarjeta. Se trata de un bar�n,
de un hombre honorable.

- As� que me priva de alimentos.
- Alquile otro bote.

�se, por ejemplo.

Si es que se mantiene a flote.
Ah� llega el bar�n.

Alquile otro bote.

Un d�a me hablaste,
pronunciaste mi nombre.

Gracias, aunque ya no signifique
nada para ti.

�Alto, un momento!
�Qu� diablos!

Esto no puede acabar as�.

�Es que no tienes m�s que orgullo
en el coraz�n?

�Una semana, me concedi� su amor
una semana!

�Eso es todo lo que hubo entre nosotros,
un simple flirteo!

�Polvo! �Aire!

�Barro en mi camino, eso es lo que eres!
�Dios es testigo!

- �Cu�ndo llega el barco?
- �El correo?

- Dentro de tres semanas.
- Estoy esperando mi uniforme.

- Gracias por el bote.
- Ni lo menciones.

- �Por qu�, qu� pasa?
- El Sr. Mack no quiere que te lo deje.

Tienes hasta medianoche.

- Buenas noches.
- Hasta medianoche.

�Estaba deseando verte!

Me gusta todo de ti, incluidos
esos enormes ojazos que tienes.

Perd�name que haya pensado en otra.

He venido hasta aqu� s�lo para
contemplarte. Me gustas de verdad.

- Te llam� durante la noche pasada.
- �Me llamaste?

Dije: Edvarda.
Pero pensaba en ti.

S�, pensaba en ti. No hablemos
m�s de Edvarda.

�S�lo tengo ojos para ti, Eva!

Hoy tus labios est�n muy rojos.

Tienes los pies m�s bonitos
que Edvarda. F�jate.

Pero si Edvarda habla como una ni�a...
Dice: "m�s felic�sima".

Quedamos en no hablar de ella.

Tiene las cejas muy finas.

Y sus manos son blancas y suaves.

Cada vez que comete un error,
se muerde el labio.

�No ser�a mejor dejar de hablar
de eso?

Claro, cmo quieras, como quieras.

Creo que voy a morirme de amor por ti.

Cada vez te quiero m�s.

Vendr�s conmigo cuando me vaya.

�Vendr�s conmigo?

S�.

Bien.

- �Sorprendido de verme?
- No, le estaba buscando.

Que sepa que est� prohibido disparar
entre el 1 de abril y el 15 de agosto.

Y que alguien le ha visto hoy
abatir dos aves marinas.

Estaba usted dentro del �rea vedada.

Est� bien, lo admito.

El pasado junio dispar� para usted
y sin embargo no dijo nada.

S�, fue durante una excursi�n,
a petici�n suya.

Eso es totalmente distinto.

- �Acaso no fueron igualmente disparos?
- No hay m�s que hablar.

�Hola!

Buenas tardes, bella dama.

�Has estado en la monta�a?

Has tenido que estar all�.

Toma. Yo no le doy mucho uso.

No. Por favor, no me hagas esto.

Toma t�. Yo tampoco le doy uso.

- Por eso se lo dar�a a cualquiera.
- Por favor, vuelve a vestirte.

�Por qu� te portas as�?

P�ntelo otra vez antes de que cojas
un resfriado.

�Qu� tal con el bar�n?

Hoy no habr� podido ir al mar,
me figuro.

Olvida a tu pr�ncipe. Ya has encontrado
un marido de sangre azul.

Te est� catando, para ver si ser�s
una buena mujercita.

Por favor, no hablemos de eso.

He pensado en ti.

Deber�as quitarte esa camisa empapada.

Aunque antes te recomiendo al doctor.
�Qu� tiene de malo?

Est� en la plenitud de la vida y es un hombre
brillante. Pi�nsalo bien.

- Haz el favor de escucharme un minuto.
- Esopo quiere ir a casa.

La saludo, bella dama.

�No!

Desde ayer no puedo m�s.

Enti�ndelo, no hago otra cosa
que pensar en ti.

Estaba ma�ana estaba sentada en la sala
cuando entr� el bar�n.

Dej� una cajita en mi regazo.

La abr� y vi un broche.
Con una enorme piedra preciosa.

Lo he tra�do conmigo.
�Quieres verlo?

Lo he hecho pedazos.

Le tir� el broche y le dije:
"Es otro en quien pienso".

�Qui�n?, pregunt�.

Un cazador.

Uno que s�lo me regal�
dos preciosas plumas verdes.

As� que ll�vese su broche.

Qu�deselo, dijo �l.
Y t�relo, si quiere.

Y yo aplast� el broche con el tal�n.

Eso fue esta ma�ana.

Te he estado esperando durante cuatro horas.
Y entonces apareciste como un dios.

En fin, �no quer�a decirme algo?

�Decirte algo?

No, nada, no tengo nada m�s que decirte.

Durante la noche no pude dejar de pensar
en todo aquello.

No, no pod�a dejarme manejar
por una ni�ata caprichosa.

Por una simple pescadora,
una pueblerina ignorante.

�Acaso no me hab�a torturado
ya lo suficiente?

Hoy s�lo tengo una cosa que decirte.

Fuiste a casa del herrero...

la otra noche.

Eva estaba sola.

Eva siempre est� sola.

�Ha estado aqu� tambi�n,
en la caba�a?

Muchas veces.
Para m� es todo un consuelo.

Tambi�n aqu�.

Ya que te gusta meterte en mis asuntos,
voy a hacer yo lo mismo.

Ayer te recomend� al doctor.
�Has pensado en ello?

Porque ahora tu baroncito es imposible.

�No es imposible!
�Es mucho mejor que t�!

��l no va por ah� rompiendo vasos
ni se le ocurre tirar mis zapatos al mar!

Al menos sabe comportarse.

- Bueno, aqu� no molesto a nadie.
- Contigo cualquiera se espera lo peor.

Hay que estar pendiente de ti
como de un ni�o peque�o.

As� que ahora Eva cuida de ti.
�Es una pena que est� casada!

�Eva... est� casada?

S�.

- �No es la hija del herrero?
- Es su mujer.

�Crees que te estoy mintiendo?

Menuda elecci�n que has hecho.

�Sigue mi consejo de amigo,
escoge al doctor!

�Ese bar�n es un viejo chocho
y repulsivo!

- �Adem�s est� medio ciego!
- �Crees que eso me importa?

�Me casar� con �l!
�Lo complacer� d�a y noche!

�Me oyes bien? Pienso amarle.

Que te vaya bien con tu Eva.
�Oh, Dios, que seas muy feliz con ella!

�Si crees que me importa
lo m�s m�nimo!

�Y nunca vuevas a aparecer
en mi camino!

�No! �Maldito seas, Dios!

�Qu� te hecho yo?

Calma.

Calma.

Calmos, otra vez calmos los cielos
y las noches frescas.

La armon�a reinando de nuevo en los bosques
y los campos.

Deja eso ah�.

As� que est�s casada, Eva.

- �Es que no lo sab�as?
- Por supuesto que no.

Que Dios nos perdone
por lo que hemos hecho.

Como quieras. Mientras t� est�s cerca
yo tendr� alguna esperanza.

- No, Eva.
- �Por qu�?

- �Qu� tiene de malo?
- No.

�Has hablado con el Sr. Mack?

Una vez.

�Y qu� te parece?

�l es muy duro con nosotros.

Obliga a mi marido a trabajar
d�a y noche.

Y a m� me ordena hacer trabajos
de hombre.

�Por qu� lo hace, Eva?

Porque te quiero.

�C�mo se enter�?

Se lo dije yo.

�Nunca!

Nunca.

Prefiero ser descuartizado.

Brindemos...

por las bestias del bosque.

Por la soledad de la noche en el bosque.

�Por el bosque!

Por la oscuridad y el murmullo
del diablo entre los �rboles.

Por estos dulces sonidos
que acarician mis o�dos y me dan consuelo.

�Eva, sabes lo que significa
la esperanza?

S�, supongo que s�.

Sabes, Eva, la esperanza
es algo muy curioso.

Algo realmente curioso.

Como recorrer un largo camino
para reeencontrarse con un ser querido.

�Pero hay reencuentro?

No.

�Y por qu� no?

Porque esa otra persona no va
en tu direcci�n.

S�, es algo curioso la esperanza.

Lo mejor es no albergarla,
asumir que hay cosas que no dependen de uno mismo.

Nadie habla como t�.

S�lo hay tres cosas que amo, Eva.

Un sue�o que tuve una vez.

A ti.

Y este rinc�n sobre la tierra.

�Y qu� es lo que m�s amas?

El sue�o.

Vamos, vete a casa.

�C�mo podr�a amar a un sue�o?

Estaba bromeando.

Te amo a ti.

Anda, vete.

Te prometo estar de mejor humor
ma�ana.

De verdad, me gustas mucho.

Cr�eme.

Vete.

Vete.

La luna.

La luna.

�Qui�n est� ah�?

Dios se complace tortur�ndome.

Si me doy la vuelta, ver�...

c�mo el esp�ritu de mi sue�o se pierde
silenciosamente en lo m�s hondo del bosque.

Cuando me despert�, ya casi hab�a amanecido.

Aquella noche se me hab�a hecho
muy larga,

tuve fiebre, y esper� sucumbir
ante los esp�ritus del bosque.

Pero ya todo hab�a pasado.

Una profunda tristeza se apoder� de m�.

Hab�a entrado el oto�o.
El verano se hab�a esfumado.

Se fue tan r�pido como hab�a llegado.

Fueron d�as muy fr�os. Cazaba, pescaba,
cantaba en la soledad del bosque.

Un d�a o� que en Sirillund
estaban preparando una fiesta.

Para despedir al bar�n,
que se marchaba.

Todos estaban invitados. �Y bien?

Ni confirm� mi asistencia
ni envi� ninguna disculpa.

El Sr. Mack pod�a irse al infierno.

�No voy a ir! �Me has o�do?
�No pienso ir!

�Ah, teniente Glahn!
Vamos, pase.

Todos nos pregunt�bamos por usted.

Quiero ense�arte algo.

Hasta que crucemos el Valle
de la Muerte...

�El qu�?

El Valle de la Muerte.
�Es que he dicho alguna tonter�a?

El R�o de la Muerte; es lo que
querr�a decir, supongo.

Dicen que es terrible.
Cada d�a mueren a millares.

Habl�bamos de la guerra de Crimea.

Perd�neme por no haberle reconocido
hace un rato. Con tanta gente...

Srta. Edvarda, mejor d�jelo.

�Por qu� no va a la cocina a ver a Eva?
Es un sitio m�s apropiado para usted.

- �Seguro que quer�a decir lo que ha dicho?
- �C�mo dice?

- Pues claro que s�.
- Supongo que habl� sin pensar lo que dec�a.

Porque de lo contrario tendr�a que entender
que me est� mandando a la cocina.

Y no creo que pudiera llegar
a ser usted tan grosera.

No, no hay ning�n malentendido.

Me ha entendido usted perfectamente:
le estoy mandando a la cocina.

Seg�n las �ltimas noticias,

la flota brit�nica ya ha cruzado
el B�sforo.

��Pero qu� broma es �sta?!

Parec�a que el bar�n se iba por fin.

Decid� volar una monta�a
"en su honor". Y en el de Edvarda.

Que una enorme roca
cayera al mar cuando zarpara el barco.

El herrero me hab�a proporcionado
todo lo que necesitaba.

Siempre pareces ajena a cualquier
preocupaci�n. Me gusta eso de ti.

El Sr. Mack est� insoportable.
He decidido ignorarle.

Monta en c�lera por cualquier cosa.

- Pero s� hay algo que me preocupa.
- �El qu�?

�l te odia.

Dice que eres un hombre antisocial
pero que te dar� tu merecido.

D�jalo que ladre.

Eva, demu�strame que ese hombre
no puede robarte la ilusi�n.

Vamos, demu�stramelo.

- �No quiere mudarse por un tiempo a nuestra casa?
- Esto ya est� casi listo.

En nuestra casa tambi�n tendr�a esa paz
que tanto le gusta.

Muchas gracias por el ofrecimiento,
sobre todo despu�s de c�mo se quem� mi caba�a.

Y m�s teniendo en cuenta que demuestra usted
estar dispuesta a contrariar a su padre.

�Es que ya ni soportas verme?

Te llama el bar�n.

�Qu� tal, Eva?

El Sr. Mack me ha ordenado que vaya
a la playa a trabajar en el bote.

�Por qu� en la playa?
�Por qu� no en el muelle?

�Qu� me queda por contar?

El cad�ver de Eva fue conducido a la iglesia
en el bote del Sr. Mack.

M�s tarde yo visit� su tumba
una vez.

Cada vez que pienso en ello una espina
se remueve en mi coraz�n.

Cada vez que pienso en ti, Eva.

Aunque siento en el alma una lluvia de flores
al recordar tu sonrisa.

Me lo diste todo, todo.

Sin regatear jam�s.

No como esa otra que le pon�a
precio incluso a una mirada.

Y sin embargo pensaba m�s en ella.
�Por qu�?

Preguntadselo a quien hizo las estaciones,
o los monstruos del oc�ano.

A las estrellas del cielo.

Ese corrimiento de tierra.

La cat�strofe...
Fue un accidente.

Usted no tiene la culpa.

Si alguien quer�a vernos separados,
sin duda estar� feliz.

�Desde luego que s�!

Fue un bonito funeral.

No se escatim� en gastos.

En cuanto al bote, no se preocupe.
No voy a hacer ninguna reclamaci�n.

�No quiere dinero por el bote?
�Ni por el cubo de alquitr�n?

Querido teniente,
haga el favor de no insultarme.

He venido a despedirme.

Glahn, �es que se va? �Ahora?

En cuanto llegue el barco.

�S�?

�Quer�a decirme algo?

Bueno, ya que se va usted...

a saber qui�n vendr� el a�o pr�ximo.

Cualquiera. Siempre que la caba�a
est� disponible.

Mi padre no est� en este momento.
Le saludar� de su parte.

- Adi�s, Edvarda.
- Adi�s.

�No se iba?
Pens� que se hab�a ido.

Ya me voy.

Me gustar�a pedirle algo.

�Ser�a mucho pedir que me regalara
a Esopo?

Ya.

�Podr�a tra�rmelo ma�ana?

Esopo, ella te atormentar�,
se vengar� de m� contigo.

Te har� la vida imposible d�a tras d�a
hasta destruirte por completo.

Pagu� a un tipo para que le llevara
a Edvarda el cad�ver de Esopo.

- Quisimos venir a despedirle.
- �Gracias por el perro, soldado!

- �Cu�ndo zarpan?
- En un momento.

Doctor, �nos vamos ya?

- Ya he hecho su encargo.
- Querr� decir que ha cumplido mi encargo.

- �No es eso lo que he dicho?
- No.

Adi�s.

Y graciar por el detalle.

�Adi�s!

�sa fue la �ltima vez que la vi.

Y aqu� se acaba mi historia.

Es tan agradable...

ir al encuentro...

de esa c�lida mano
dispuesta...

a consolarte con una caricia...

curando de pronto
toda tu tristeza...

Aqu� tiene, teniente,
sus dos plumas verdes.

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