All language subtitles for Nata di Marzo

Disculpe, pero �no nos hemos visto
antes en alg�n sitio?

S�, me parece.
Aqu� abajo, en la barbilla, �no?

- �Echamos una carrera a ver qui�n
llega antes? - S�, vale. �Uno, dos, tres!

- No, as� no vale. �No vale! - �C�mo que
no vale? �Qui�n ha llegado antes?

Eh, as� cualquiera. Saltando.
Si no llevara tacones, ibas a ver.

Dale, vamos. Baja, tortuga.

�Idiota!
Ahora ver�s qui�n llega antes.

Bonito, �eh?

Pens�: Quiero traer a Francesca.
Seguro que le va a gustar.

Mira qu� alta es.

�Sabes cu�ntos metros tiene?
Adivina.

35 con el pedestal.
Ya he venido dos veces con Alessandro.

Ah, me lo pod�as haber dicho antes. Me has
hecho hacer el baboso toda la ma�ana.

Qu� tiene que ver.
Era por darte un dolor, pobrecillo.

Cuando alguien te cuenta un chiste y t�
dices que ya lo conoces, le cortas.

S�. Si se lo dices m�s tarde,
en cambio le animas.

Escucha, me he callado por delicadeza.
Si no lo entiendes, paz.

No he dicho lo contrario.
Solo que...

Solo que quieres discutir, y yo no.

- Imag�nate si quiero arruinarme el domingo.
- Por favor. Hagamos las paces, �de acuerdo?

Muy bonito. Vosotros los italianos
nunca abr�s la puerta a las mujeres.

Pero, �c�mo dices "vosotros los italianos"?
�Y t� qu� eres, turca?

- Te gustar�a, �eh?
- �El qu�?

Que estuvi�semos en Turqu�a.
As� tendr�ais 10 mujeres para cada uno.

Oye, cu�ntaselo a quien quieras,
pero a m� no.

Has de saber que me bastar�a con
una mujer y ni siquiera la tengo.

Disculpa, querido.

- Disc�lpame t�.
- Venga, mu�vete.

Francesca,
�sabes que eres un tesoro?

S�... es decir, no.
Venga, v�monos. Arranca el motor.

Ya estaba en marcha.

- Pero en fin, �d�nde tienes la cabeza?
- En verdad no lo s�.

... pero si se trata de vuestra mujer,
es otra cosa.

Sois peor que los �rabes de
la Edad Media.

�Por qu� hablas siempre en plural?
Parece que estuvi�ramos en pandilla.

- �Yo qu� tengo que ver?
- Porque sois todos iguales.

�Y ahora qu� miras?
�Vu�lvete, no!

Y adem�s no estoy contigo,
pobre ni�o bonito.

Pero d�jame entender que
no est�s conmigo.

Si alguien te oyera
creer�a que estamos peleando.

Y as� va a suceder, si no dejas
de mirar por el espejo.

Oh, ni siquiera hab�a prestado atenci�n.

- Yo s�. Date un paseo.
- S�, est� bien, pero date prisa.

- �D�nde has puesto mi ba�ador?
- Est� all�, en la bolsa.

Eh, escuchad...

�Por qu� no vais a pescar
a otro sitio?

- �Por qu�, es tuyo el lago?
- Os doy 500 liras.

1.000.

Toma.

- �He sido r�pida?
- Bueno, por una vez.

Ven.

Venga.

Espera, que me quito los zuecos.

- �No estar� fr�a?
- Venga, nos tiramos juntos. 1, 2...

- �No, espera! �Y si est� baja?
- �Oh, qu� gallina! �1, 2 y 3!

Bien, �qu� haces?

Pens�ndolo mejor, el agua del lago
me da un poquito de asco.

Pero si est� muy buena.

- No, no, no.
- Entonces me salgo yo.

�chame una mano.

- �Madre, qu� fr�a est�!
- No, es la primera impresi�n.

Ves, el problema es que pienso demasiado.
Y cuando pienso es un verdadero desastre.

Alessandro me dec�a siempre:
"Procura pensar lo menos posible,

- porque cuando piensas, me das miedo".
- T� mira cu�ntos coches.

Para vosotros los hombres, una chica no
deber�a tener ideas en la cabeza, solo serr�n.

Como una mu�eca. "S�, querido.
S�, tesoro, llevas raz�n. Lo que t� digas".

- �Eso te parece vida?
- Bueno, claro...

"Bueno, claro..."
Pero �qu� significa, "Bueno, claro"?

Yo hablo, digo cosas
que podr�an serte �tiles,

y t� no haces m�s que tocar la bocina.

Siempre lo he dicho. La riqueza,
querido m�o, machaca el cerebro.

Eres demasiado c�modo.
No sabes lo que es una experiencia dura.

- Ah, hoy la has tomado conmigo.
- Claro que la tomo contigo.

Es culpa tuya que conociera
a ese palurdo de Alessandro.

Justo hace dos a�os.
Cuando fuimos a bailar donde Vittorio.

Si me hubieras llevado a casa
en el coche, no lo habr�a conocido.

Imposible. Para hacerse los graciosos
me hab�an desinflado los neum�ticos.

- �C�mo podr�a llevarte?
- Bueno, ahora te lo puedo decir.

- Te los desinfl� yo.
- �T�? �Y por qu�?

- Adiv�nalo.
- Y yo qu� s�. Porque est�s loca.

Pues no. Te lo merec�as.

Siempre que me llevabas a casa
dabas una vuelta por Lombard�a.

�Recuerdas?
Entonces ten�as un MG.

Pensamos en hacerte aquella broma
porque nunca te decid�as a bajar.

Est�bamos todos all� esper�ndote,

y t� parado en las escaleras
haciendo el idiota con Marisa.

Qu� tiene que ver. Cuando se tiene compa��a
hay que ser simp�tico, si no se acaba.

Carlo, �la segunda convocatoria
comienza el 20 o el 15?

Ah, vosotras siempre pensando
en los ex�menes.

�Qui�n ha roto el disco
de Frankie Laine?

- �Pero qu� disco?
- �Esperad a que os invite otra vez!

Sal�dame a la condesa.

Vamos, que te llevo a casa.

El disco lo puse debajo
del coj�n del sof�.

�El primero que se sienta, "tac", ya est�!

- Adi�s.
- Bueno, salve muchachos. Adi�s.

- Pero no te exaltes y no corras.
- Si vienes conmigo no has de tener miedo.

En todo caso deber�n tener miedo
aquellos con los que nos encontremos.

��Qu� diablos pasa?!

- �Asquerosos!
- �Qu� pasa? �Qu� ocurre?

- Me han desinflado los neum�ticos.
- �Los cuatro?

- C�mo me divierto.
- �Mira qu� bromistas!

- �Os quedar�is siempre en secundaria!
- Hay que tener sentido del humor, si no...

- Con ese cacharro te quiero ver yo.
- �Necesitas un mec�nico?

- �Contigo ma�ana ya ajustaremos cuentas!
- �Te has enfadado?

- �Imb�cil!
- D�jalo en paz, pobrecillo.

Tiene raz�n, ni siquiera tiene una bomba.

- �O tiene una bomba?
- S�, la bomba...

Mientras tanto, pon la rueda de repuesto.
Algo es algo. Buenas noches.

�Oh, qu� modales!

Billete.
Gracias.

"La joven delante de m�
cree que le estoy sonriendo.

En realidad estoy saboreando el almuerzo con
Simmenthal, la buena carne en conserva�.

�Conducen como locos!

- Mierda...
- �Mira qu� desastre has hecho!

�Qu� desastre?
Vosotros para qu� ten�is la v�a...

Precisamente porque tengo
la v�a no puedo desviarme.

- �Qu� ha pasado?
- No s�, no lo vi bien.

�Pero c�mo? Estaba aqu� delante.

Tengo testigos.
Ellos lo han visto todo.

�Qu�? �Testigos?
Que se vayan a la porra. �A la porra!

Si no he visto...

�Esto no acaba aqu�, criminales de
la carretera! Os vais a enterar.

Cuando llegu� a casa despu�s de las 9:00,
pas� por el laboratorio para no ser vista.

Porque mi madre, mi abuela
y Armida estaban preocupadas.

Seg�n los padres, todas las desgracias
ocurren despu�s de las 9:00.

Hasta las 9:00 menos un minuto
todo bien, despu�s, �bang!

Aparecen los merodeadores,
los lobos y los man�acos sexuales.

- �Te parecen horas de volver?
- �Me has asustado! �Qu� haces aqu�?

Har�a falta alguien que realmente
te metiera miedo. Vamos, ven a cenar.

- No tengo ganas.
- �Francesca!

Me han o�do.
�Est�s contenta ahora?

- Ah, bien, por fin lleg�.
- Hola mam�, hola abuela.

�Qu� has hecho?
Pero, �qu� te ha pasado?

�Tengo la culpa de que haya locos
que disfrutan aplastando tranv�as?

Se nos vino encima un
cami�n con remolque.

El conductor estaba borracho.

Fui lanzada desde la parte
delantera hasta el centro del coche.

- Ha sido terrible.
- Pero, �te has hecho da�o?

Un poco en la cabeza, pero
no es nada, mam�. Nada.

Ves lo que significa volver tarde
a casa por la noche.

Cuando ocurri� no era tarde.

Es que vinieron los bomberos, luego,
la Cruz Roja se llev� a los heridos...

�Tambi�n hubo heridos?

- A saber el miedo que habr�s pasado.
- Mejor no hablemos.

Eh, sab�a que hoy iba
a ocurrir alguna desgracia.

- �Entonces no tendr�s mucha hambre?
- Bueno, un poco de apetito s� tengo.

Bien, date prisa, as� no habr�
que calentarlo otra vez.

Pero �t� te has cre�do toda
esa historia del accidente?

- Bueno, un poco. �Y t�?
- Yo para nada.

Pero esta vez se equivocaban,

pues pocos d�as despu�s
me llamaron a declarar.

Y puesto que en el tranv�a
solo est�bamos yo y aquel joven,

estaba segura de que ir�a
�l tambi�n.

Ya se sabe lo est�pidos
que somos en estos casos.

Procur� ponerme un poco m�s guapa.
Tacones de aguja y cintura de avispa.

No se preocupe, se�ora Ferrauto.

Su faja estar� lista para
esta noche, no tenga duda.

- �Es �sta?
- Solo falta coser el encaje.

- No.
- Lo hago ahora.

Es nuestro trabajo, no hay de qu�.
Desde luego, se�ora. Desde luego.

�Es posible que no se pueda encontrar?
La quiere para esta noche.

- Solo nos faltaba la cita galante.
- Bueno, que vaya sin faja.

- Ya que en el mejor momento
se la tiene que quitar. - �Mam�!

- �Pero qu� est�is haciendo?
- Nada, jugamos al escondite.

Esa es flaca como una anchoa
y lleva faja.

- �Qu� sabes t� si es flaca o gorda?
- Lo s� porque la vi una vez.

- Oh, ya las ocho y media, tengo que irme.
- �A d�nde vas?

- �C�mo qu�? Hoy es 16 de abril.
- �Otra de tus Santas Franciscas?

Pues no. La investigaci�n de la
compa��a del tranv�a. Testigo ocular.

Citada conforme a la ley de 27/12/1896
de los tranv�as a tracci�n mec�nica.

- Adi�s.
- Adi�s.

Pero, �d�nde estar�?

Ah...

- Es in�til que busqu�is la faja.
- �Eh?

�C�mo es posible? Ha dicho exactamente
lo contrario de lo que dije yo.

Dije lo que vi.

�Se da cuenta de que
ha logrado que me ponga en rid�culo...

en aquello que hab�amos llegado
a un acuerdo con el atropellado?

Sin embargo, usted no puede hablar, porque
en el momento del accidente me miraba.

Bueno... tal vez. No recuerdo.

De todas formas, si la miraba, la miraba
porque era la �nica persona presente.

A excepci�n del revisor.

Gracias por haberme
preferido al revisor.

Pero, �sabe que una declaraci�n
es una cosa seria?

- �Qu� le pasa, se siente mal?
- �Yo? No, no. �Por qu�?

�As� que ha nacido en el a�o 40?

S�, pero a principios de marzo.
Soy casi del 39.

Del 39...

�Sabe que cuando usted naci�, yo
cursaba segundo a�o de arquitectura?

�Ah, s�? �Y c�mo es eso?
�Hab�a repetido muchas asignaturas?

Casi todas.

Evidentemente mi generaci�n no
fue tan precoz como la suya.

- �Por qu�, usted me considera precoz?
- No, a usted no.

Se ve con claridad que es una ni�a.

Aunque hace de todo
para parecer una mujer.

�Y usted hace de todo para parecer un
superhombre, pero est� claro que no lo es!

�Quiere que la ayude?

- �C�mo?
- �Quiere que la ayude?

�Grosero!

Y me fui sin siquiera mirar atr�s.

Tambi�n porque la maldita
faja me lo habr�a impedido.

Me pregunto c�mo har�a la Sra. Ferrauto
para tener una cintura tan estrecha.

Y siempre preocup�ndose de la faja...

Pero tan pronto como me enter� de que
hab�a una especie de congreso...

consecuencia de unos intercambios
culturales con Am�rica,

y que tambi�n �l iba a pronunciar
una conferencia, all� me fui.

Llegu� un poco tarde.
�l ya estaba hablando.

... si hab�a una diferencia sustancial
entre la arquitectura racionalista...

y la org�nica.

Tambi�n en Le Corbusier, y
especialmente en Walter Gropius,

la forma deriva de la funci�n, y
cambia con el cambio de las condiciones.

Pero examinemos lo que
se entiende por funci�n.

Si le damos un significado t�cnico...

Si le damos...

un significado t�cnico, clasicista,
predeterminado e inel�stico.

O bien si con ella se indica un
proceso de crecimiento natural.

�Existe diferencia entre
el griego y el g�tico,

entre Le Corbusier y
Frank Lloyd Wright,

entre la segunda y tercera
generaciones de arquitectos?

En muchos pa�ses de Europa, cuando un
campesino necesita construirse una casa,

la concibe espont�neamente en forma de
cubo, o en todo caso de paralelep�pedo.

La construye quiz� m�s grande que
sus necesidades inmediatas.

Cierra las habitaciones innecesarias,

reserv�ndolas para el momento en
que sus hijos hayan crecido.

La elasticidad y su casa se concretan
por tanto en un preciso dise�o geom�trico.

El granjero americano en cambio
sigue otro camino...

�Realmente no le importa
que le vean conmigo?

�Por qu�? La fama que me puede
crear la claque ya me la ha hecho.

No quer�a decir eso.

Oh, ya veo.
El 1940, �eh?

Le pido disculpas por aquella vez.

Sobre todo porque la apariencia de
ni�a no la da cuando quiere.

Cuando quiere, eh.

As� los intercambios culturales servir�an al
menos para marcar el fin de la hostilidad.

Desde ese momento nos vimos
con mayor frecuencia.

Un d�a Alessandro me llev�
al bar de la Torre del Parque.

Nunca antes
hab�a subido tan alto.

�Subimos m�s alto que la estatua
de la Virgen?

No, no.
Nos quedamos a unos metros.

�Y c�mo lo sabes?

Bueno, hasta hace poco no
se pod�a superar a la Virgen.

Despu�s comenzaron los rascacielos...

�Ser�as capaz de hacer una
torre como esta?

Si fuera necesario.
El proyecto no es dif�cil.

�Y una inclinada como la de Pisa?

Es un poco m�s complicado,
pero tal vez lo har�a.

- Es maravilloso.
- Bonito, �verdad?

Nunca he subido a un avi�n,

pero creo que m�s o menos se debe sentir
una impresi�n similar, �no?

�Atenci�n al despegue!

- Francesca...
- Cota 10.000.

Bromas aparte...

Escucha, si estuvi�ramos
realmente en un avi�n...

y de pronto se acabase la gasolina,
�t� qu� har�as?

- Dime, �qu� har�as?
- �Eh?

Bueno, intentar�a
un aterrizaje de emergencia.

Descartado.
Estamos sobre el oc�ano.

Entonces nos lanzar�amos en paraca�das.

No hay paraca�das, est�n estropeados.
Y abajo est� lleno de tiburones.

Entonces me resignar�a
heroicamente a la muerte.

Pero antes...

antes de morir, te confiar�a
una cosa muy importante.

�S�, pero r�pido, estamos perdiendo altura!
Disponemos de pocos segundos.

Bueno, te tomar�a de la mano
y te dir�a:

Francesca, si logramos superar este
peligro, no nos separaremos nunca m�s.

- �En serio?
- S�.

�Te he gastado una broma!
La gasolina no se hab�a acabado.

Aquel arquitecto vestido de negro...

que hablaba de urban�stica org�nica
delante del Cardenal,

me parec�a otra persona
cuando est�bamos juntos.

Siempre estaba alegre y me dec�a que le
parec�a que tambi�n hab�a nacido en el 40.

Qui�n sabe cu�ntos a�os tendr�
aquel �rbol.

Serr�moslo y contemos los c�rculos
del tronco.

En el bolso tengo una lima de u�as.
�Si quieres probar?

Un poco cansado, �no te parece?

En el fondo los �rboles
son iguales a los hombres.

Tienen cuerpo, brazos, pelo.
Pero los hombres inspiran menos confianza.

Son volubles, arrogantes, charlatanes.

Pero estoy segura de que �l
ser�a un compa�ero perfecto.

Serio, sosegado.
Sin p�jaros en la cabeza.

En realidad, no creo que
tuviera muchos p�jaros.

�Oyes?

Le tendr� siempre cerca.

En verano me dar�a sombra y en
invierno me proteger�a de la lluvia.

Y en oto�o me regalar�a muchas hojas.
Por la noche me dormir�a aqu�...

apoyada en �l.

Me sentir�a segura y protegida.
Y no tendr�a miedo de nada.

Luego �l se inclinar�a lentamente
sobre ti, y te dar�a un beso.

S�, pero t� no te das cuenta
porque duermes.

Pero yo no duermo en absoluto.

Y me doy cuenta.

�Francesca?

Dame mi bolso.

�Qu� pasa?

Siempre as�.

En los bolsos nunca se encuentra nada.

�Qu� te pasa, qu� te preocupa?

Yo ten�a aqu� un peine.
�Aunque le faltaba un diente!

Francesca.

Fue el primer beso aut�ntico de
mi vida, y me dio miedo.

Tanto miedo que jur�
no volver a verlo.

Me encerr� en casa y si me llamaba
consegu�a que dijeran que no estaba.

Y no dejaba de llamarme por tel�fono.

�Diga?

Ah, es usted. Bueno, mire, justo
en este momento se ha quedado adormilada.

Sabe, por la fiebre.

�C�mo dice?
No, no es nada serio. Le ha dado...

Un ataque.

Oh, Dios m�o, un ataque reum�tico, s�.
Bueno, es lo que dice el m�dico.

S�.
No, no. Buenas noches.

�Por Dios! �Es posible que ni siquiera
sepas contestar al tel�fono?

- Estoy cansada de decir mentiras.
- �Quieres dejar de discutir con Armida?

�Qui�n era? �Otra vez ese?
Debe tener mucho tiempo que perder.

Creo que debe ser un sinverg�enza.
De lo contrario no insistir�a tanto.

�Quieres que hablemos con el t�o Umberto?
�Y se encarga de solucionarlo?

�Qu� dices? �Qu� sinverg�enza?

- Es un caballero.
- Un caballero...

S� y tambi�n me pidi� que me
casara con �l. Por eso...

- �Casarte? �Te has vuelto loca!
- �En qu� trabaja?

Arquitecto. Pero a m� no me gusta tanto.
�Prefiero meterme a monja!

- Un arquitecto y le rechaza.
- Pero es una ni�a, mam�.

�No quiero volver a o�r hablar del tema!

En cambio yo digo que ya es hora de
que haya un hombre en esta casa.

No habr�a inventado esa historia del
matrimonio si hubiese imaginado...

que �l se presentar�a en casa
para preguntar por mi salud.

Les hice decir que estaba enferma,
muy enferma.

Armida, �de qu� hablan?

Pero �qu� tiene exactamente?

�El otro d�a creo que se hablaba
de una fiebre?

S� y no.
M�s bien se trata de un virus.

- �Y podr�a verla?
- No, no.

Tal vez sea mejor que hablemos
entre nosotros. Si�ntese.

Hablemos.

Mire, arquitecto,
Francesca es muy joven.

Cuando se tiene su edad la
elecci�n es particularmente dif�cil.

Luego t�, mam�, ya sabes lo que pienso.
Sigue t�.

Francesca es hija �nica.

Mi hija por desgracia se qued�
viuda muy pronto, y por tanto...

Bueno, tal vez te est�s yendo
por las ramas, mam�.

Bien, arquitecto, lo que ten�amos que
decirle ya est� dicho.

Conocemos sus intenciones.

Y nosotras, verdad mam�,
estamos un poco perplejas.

El matrimonio, como usted sabe,
es un asunto muy serio.

Un paso importante a cualquier edad.

- Imag�nese a los 17 a�os...
- �Oh, Dios, la manzanilla est� en el fuego!

Disculpad.

Sabe, yo tomo mucha manzanilla.

Giovanna, �quieres venir
un momento aqu�?

- Si supieras lo que ha pasado.
- S�. �Me permite?

- Perdone...
- Por favor.

- �Qu� pasa?
- Ese pobre hombre no sab�a nada.

- Francesca se lo ha inventado todo.
- �No! Oh, Dios m�o, qu� verg�enza.

No, no, no. Yo ah� no vuelvo.
�Qu� inconsciente!

- Hazme el favor de ir t�.
- T� est�s loca. Es tu hija, as� que vas t�.

No, vete t�. Porque t� la has consentido.
A fuerza de darle todos los caprichos.

Sab�a que ahora la culpa era m�a.

Se ha vuelto peor que su padre.
Yo le quito la costumbre de decir mentiras.

�Basta, eh! �Esta vez cuatro bofetadas
no se las quita nadie!

Estate callada, que se oye todo.

�Abre!
�Idiota, abre ya, vamos!

D�jala en paz.

�Si viviera tu abuelo, ibas a ver!

- �Qu� hacemos?
- Yo s� lo que vamos a hacer.

Y vosotras, �qu� quer�is?
�Volved al trabajo!

Disculpe por haberle dejado solo.

Me siento verdaderamente desolada.

Tanto yo como mi madre somos v�ctimas
de un desafortunado malentendido.

El caso es que no tenemos
en casa una hija,

sino una desgracia, �un verdadero
castigo de Dios!

Es as�, naci� en marzo.
Como mi pobre primer marido.

Y para justificarse ha inventado,
la fiebre y los ataques,

ha inventado que usted...

S�, bueno, que usted quer�a
casarse con ella.

Me he equivocado, ten�a que haberla metido
interna cuando todav�a estaba a tiempo.

�No le parece que exagera, se�ora?
Francesca es joven, alegre...

No, no, no trate de justificarla.
Esta vez Francesca no se saldr� con la suya.

�Y t� me har�s el sacrosanto favor
de no meterte por medio!

Y dichoso �l. Se r�e.

No, no es que me r�a. Es que
estoy pensando en Francesca, porque...

Miren... s�, puede que no lo entiendan...

pero la culpa, es de los aviones.

S�, de esos aviones que de pronto
se encuentran sin gasolina en pleno vuelo.

Y las promesas hechas en esos momentos hay
que cumplirlas tarde o temprano. Obligan.

- �Tesoro!
- �Francesca!

- �Qu� sucede?
- �Pero no estabas enferma?

�A�n no lo hab�is entendido?
Ha pedido mi mano.

Amor, me has perdonado.
Te amo.

No habr� nacido en marzo, pero aun as�
tambi�n le falta un tornillo.

La boda fue fijada para octubre.

De hecho, mientras que se puede
nacer en cualquier mes,

parece que solo se pueda
casar uno en octubre.

Y esos pocos meses volaron
literalmente con los preparativos,

las participaciones, los documentos,

la elecci�n del vestido,
de la Iglesia, de los testigos.

Las angustias y alegr�as de los �ltimos d�as
bastar�an por s� solas para llenar una vida.

Abro yo.

- �Giordani?
- S�.

Firme aqu�.

Enhorabuena.

Gracias.

Con cada paquete que abr�a,
experimentaba la misma felicidad

que cuando de ni�a romp�a el huevo
de Pascua para conseguir la sorpresa.

El padre de Alejandro decret�
que la pulsera pesaba...

Eh, s�.
De 90 a 100 gramos.

La t�a de Alejandro,
que me hab�a regalado seis vasos,

se disgust� al ver qui�n era
el que enviaba pulseras de oro, y dijo...

No m�s de 70.
No es mala. Quiz� un poco anticuada.

Mi querida se�ora, para los objetos de
oro la moda no es muy caprichosa.

�No cree?

Esto me lo llevo para el viaje.

Los viajes de novios son siempre
inc�modos,

porque se lleva consigo un mont�n
de cosas innecesarias.

Empezando por la novia.

Extra�o. No hay siquiera
un reloj de mesa.

Todos habr�n pensado, el reloj de
mesa quiz� se lo regalen muchos,

mejor una radio.

Y as�, en lugar de 5 relojes de mesa,
nos encontramos con cinco radios.

Pero el regalo que m�s me gust� fue
el de las trabajadoras de mi madre.

Un magn�fico camis�n.
Cosido por ellas mismas.

�Todav�a con ese camis�n en la mano?
Lo llevar�s en la cama.

- Ya lo creo. Es un camis�n.
- �Has hecho la maleta?

Ven aqu�.
Eres un �ngel.

Entran muchas cosas
y es muy bonita.

Si supieras cuanto he buscado
antes de encontrarla como quer�a yo.

Esta te acompa�ar� toda tu vida.

Y cuando vayas de viaje,
te acordar�s de tu vieja abuela.

- Incluso cuando ya no est�.
- Pero abuela, qu� dices.

No tengo ninguna necesidad de hacer
un viaje para acordarme de ti.

Mira. Mira qu� c�moda es.
Se cierra y se abre en un instante.

Antes se encajaba la cerradura
que pronto se atascaba y adi�s.

En cambio, esta: Tac, se cierra.
Tac, se abre.

- Tac, se cierra...
- Qu� va, no se abre aunque te mates.

Ma�ana por la ma�ana llamamos
a un botones y que se encargue �l, �eh?

�No! Esta noche.
Tenemos que abrirla esta noche.

"Tac, se abre. Tac, se cierra"
Se la har�a abrir a ella ahora mismo.

�No se podr�a haber roto la tuya?

S�, yo tengo una maleta, t�, tres.

Para una noche dos maletas
podr�an ser suficientes.

�No! Todas las cosas importantes
est�n aqu� dentro.

Ven aqu� que volvemos a intentarlo.

Yo... yo quisiera saber
qu� hay aqu� dentro tan interesante.

Un mont�n de cosas que necesito.

Por ejemplo, la pasta de dientes.

- Pero, �disculpa? �No puedes coger la m�a?
- No.

Yo siempre uso siempre la misma marca.

Y adem�s necesito las zapatillas.

De acuerdo, pero esta
noche tenemos alfombras.

�No! Son cosas que...
que los maridos no pod�is entender.

Yo, si la maleta no se abre,
esta noche no me voy a la cama. Ya est�.

Ah, entonces es m�s
grave de lo que pensaba.

Amor, me pod�as haber dicho que dentro
hab�as puesto el manual de la esposa modelo.

Imb�cil.

Si de veras lo quieres saber...

�Tengo mi camis�n!
Eso es lo que hay.

Francesca.

Francesca...
Lo siento.

No imaginaba que...

Nada m�s casarnos, un primer
problema a resolver:

La casa.

Alessandro, como arquitecto, aprob�
el apartamento que yo hab�a elegido.

Un �tico de cuatro habitaciones, dos ba�os,
agua caliente, facilidades de pago.

Al principio, me convenci�
para alquilarlo,

pero m�s tarde, le convenc�
para comprarlo,

porque as� me ahorraba el alquiler.

Por dos millones y una veintena
de letras, una casa enteramente nuestra.

- �Francesca?
- Un momento, ya voy.

- Francesca.
- Aqu� estoy.

Vamos, amor, �quieres dormir o no?

No querr�s andar
toda la noche por casa.

Abre la boca.

- Acertado.
- Mmm, bueno.

Abre la boca.

��C�mo se permite esas confianzas, eh?!

�Y usted qu� hace en mi habitaci�n?
�No sabe que soy una se�ora?

- �Qui�n es el desgraciado que se cas�
con usted? - Un imb�cil.

�Qu� haces ahora, est�s loca?

Medir todas las paredes para ver si cabe
ese mueble que he visto.

Ah, ese que cuesta una nimiedad.

- �Y entra ah�?
- Bah, no lo s�.

A fuerza de hacer nudos
he olvidado cu�l es el adecuado.

Podr�as hacer otro para acordarte.

- Mira esto...
- �As� aprendes a hacerte el gracioso!

Para. �Para!

�P�rate que es mejor para ti!
�D�nde quieres esconderte?

- �Vete, vete, vete!
- Ah, ahora tienes miedo, eh. Tienes miedo.

- Y ahora p�deme perd�n.
- No.

- P�deme perd�n. �P�deme perd�n!
- �No! Si me obligas...

- �Qui�n es el jefe de la casa?
- T�.

- �Qui�n manda en casa?
- T�.

- �Me vas a volver a meter las pepitas
de las uvas en los ojos? - No, nunca m�s.

- �Me vas a volver a pegar con la almohada?
- No, no, nunca m�s.

- J�ralo.
- No.

- �J�ralo!
- Lo juro, lo juro...

J�ralo.

�Ah, me haces esto!
Asquerosa...

- P�rate. P�rate. �P�rate!
- No.

- �Te rindes?
- No, vas deshacer a la cama.

- Es el �nico mueble que tenemos.
- Ya tendremos un mont�n de muebles.

- �Te rindes?
- S�.

Ahora a la cama, �eh?

- No.
- �Por qu� no?

- No, no, son casi las 02:00, Francesca.
- Est� bien.

�En cu�ntos a�os habremos
terminado de pagar la casa?

Exactamente...
en 4 a�os y 10 meses.

Pero cuatro a�os pasan pronto, �verdad?

Depende. Hasta el momento,
solo han pasado dos meses.

No, me refiero a que por lo
general los a�os que faltan

parecen m�s largos que los pasados.

�Y deja de leer!
�Qu� es tan interesante?

Estaba leyendo un art�culo sobre
el Centro de Estudios de Am�rica.

- Oh, donde quer�as ir t�.
- �Te acuerdas?

�Lamentas haber renunciado
a ese viaje?

No, amor.

Mientras tanto Am�rica est� ah� esperando.
Se puede ir cuando uno quiera.

- T� en cambio no me habr�as esperado.
- S�, s�. T�mame el pelo.

Bueno, es la verdad.

En un primer momento me dije: �Me caso
con Francesca o me voy a Am�rica?

Entonces met� dos papeles
en un sombrero...

y el destino quiso que
sacase tu nombre.

Y aqu� estoy.

�Por qu� no encendemos un poco la radio?

- La m�a.
- No, las dos.

La m�a. El jefe soy yo.

Cambia de emisora, quiero
escuchar las canciones.

- C�llate, d�jame o�r las �ltimas noticias.
- No. Quiero escuchar las canciones.

�Francesca!

No hab�a sido as� de feliz en mi vida.

La ma�ana era siempre una sorpresa,
despertarme y encontr�rmelo junto a m�.

Despu�s me acordaba de que
era mi marido, y entonces...

sent�a un gran impulso
de correr y de gritar:

�es mi marido, es mi marido!

En lugar de eso me qued� all�
vi�ndolo dormir.

Eh, si durase siempre as�, todos
se casar�an sin pensarlo dos veces.

Yo, por ejemplo, ten�a
un amigo que cuando...

S�, encima cu�ntame
los problemas de tus amigos.

Pues no, no tiene nada que ver.
Era para contarte que en un primer momento,

todos est�n satisfechos con el matrimonio.

Justamente por eso lo llaman
luna de miel.

No es cierto, al contrario.

Son los primeros momentos los m�s dif�ciles,
porque una tonter�a puede arruinarlo todo.

Pero esto no lo entienden.

Qu� quieres, a los 17 a�os se es
as� de infantil.

Porque en cambio a los 19, eh...

Por desgracia, superados los 19.
Y por ahora no tengo que ponerme a�os.

- Buenas noches, doctor.
- Estimado profesor.

- �Lo aparca usted?
- Me encargo yo.

No est� mal.
�C�mo lo has descubierto?

Vivo aqu� enfrente,
vengo casi todas las noches.

- Hola, Sergio.
- Oh, se�or Carlo, �c�mo est�?

Hoy tenemos filetes
de perca exquisitos.

- �Te apetecen?
- Claro. Quiero un buen plato.

- Y unos pocos camarones y estos de aqu�.
- D�jeme hacer a m�, se�orita. Pase.

Date prisa, Mario.
Prepara r�pido para dos.

Eh, si solo comes t�, te atragantar�s.

Oh, eres un buen ladr�n.
No me has dejado ni un trocito.

- Con el hambre que tengo...
- Ten, muerta de hambre.

Eres tan tonto, que consigues
parecer simp�tico.

Gracias por el cumplido.

�Nos sentamos aqu�?

De verdad, cr�eme. Hac�a tiempo
que no acostumbraba a pasar un d�a as�.

Tampoco yo.

Sabes, cuando me
llamaste que quer�as verme,

pens� que era una broma.

Piensa que he llegado una
hora antes a la cita.

Estoy tan contento que...

Tal vez no te lo deber�a decir,

pero la verdad es que...

casi me gusta que tu matrimonio
haya ido como ha ido.

Porque si no ahora t� no estar�as
aqu� conmigo.

�No?

Oh, mira. Qu� divertido.

�Me permite?
Es Godzilla, una novedad japonesa.

Un juguete que interesa a los adultos
y desarrolla la fantas�a de los ni�os.

- �Cu�nto cuesta?
- 3.000 liras.

Les ense�o las dem�s cosas.

- Divertido, �eh?
- Me gusta porque es muy feo.

Esto parece peluche, pero es aluminio.

- �Por qu� no te quedas con el oso
y el perro? - No, gracias. Es suficiente.

- Gracias. Buenas noches.
- Buenas noches.

- �Pero por qu�, si te gustaban?
- Son muy caros.

S� que, para hacerme feliz
los comprar�as todos.

Hasta la maleta.

�l tambi�n era as�.
Al menos en los primeros tiempos.

Y estaba equivocado.
�Para que yo me comprendiera?

Lo que quer�a me lo hac�a comprar.

Entonces mis juguetes
preferidos eran los muebles.

Los cambiaba de sitio, los volv�a a cambiar.
Trabajaba de la ma�ana a la noche

para hacer la casa m�s acogedora
y poner cada cosa en el lugar apropiado.

- Ah, se�ora, se ha atascado.
- No es nada, levanta el tel�fono.

Eh, pero no puedo pasar por aqu�.

Gracias, para desayunar
te has comido 1kg. de pan.

- Entonces, se�ora, �qu� hacemos?
- Vamos a intentar llevarlo hasta all�.

Venga. Yo empujo y t� tiras.

- Pero... �pero est�s tirando?
- �No?

Entonces, como nunca...
�Qu� has dicho?

Que estoy harta
de empujar y tirar.

�Usted no quiere una asistenta,
quiere un mozo de estaci�n!

Durante los primeros d�as,
hasta que no pegue bien,

- es mejor no pisarlo.
- De acuerdo.

Tenga.

Entonces queda claro que no
lo pasar�n por el banco, �verdad?

No se preocupe. Adem�s en el fondo
20.000 liras al mes �qu� quiere que sean?

Ni se dar� cuenta.

Para cualquier cosa, tiene
nuestro n�mero de tel�fono.

- Gracias.
- Se�ora, nosotros hemos acabado.

- Esta noche acu�rdese de regarlo.
- Claro. Aida, acompa�a al se�or.

- Buenos d�as.
- Adi�s, se�ora.

Ver� como queda contenta.

- �A qui�n busca?
- Disculpe.

- �Pero no es esta la casa de los Grisolia?
- S�.

- Usted es la nueva asistenta.
- �Y usted qui�n es?

- �Est� la se�ora en casa?
- Pase. �Qu� tengo que decir?

Que est� aqu� el Comisario de Seguridad
P�blica que desea interrogarla.

- �Se�ora? Se�ora, ha venido un Comisario.
- �Un Comisario? �Y qu� quiere?

- Pregunta por usted. Tiene que hacerle un
interrogatorio. - S�, de tercer grado.

�Uh! Qu� bromas de
soldado de permiso.

- Pero un poco s� te ha preocupado, �eh?
- �Y por qu� no iba a preocuparme?

No tienes la conciencia tranquila.
Has echado a la otra chica.

No, Aida, no es el Comisario.
Es mi marido.

�Mierda!
�Pero qu� hace este chisme aqu�?

Lo siento, pero...
�No crees que est� mejor as�?

- �El qu�? - Bueno, la entrada
est� m�s moderna. Mira.

S�, puede.

Pero mira, cari�o, cuando quieras
hacer traslados, primero ll�mame.

"Cari�o, he despejado la entrada."
Es muy sencillo, �no?

Hazte el gracioso.

Veamos qu� hay aqu�. �Sigue a�n
el sal�n o has colocado el dormitorio?

- No, te equivocas, se encuentra la cocina.
- Entonces est� el cuarto de ba�o.

Ver�s como con todos
estos cambios tuyos,

un d�a u otro entrar� en calzoncillos donde
est�s tomando el t� con tus amigas.

Imposible. No tengo amigas.

- �No ves nada nuevo?
- No. �Has hecho alg�n otro cambio?

No, no. Solo me he hecho un peque�o regalo.
Ya me imaginaba que no lo habr�as pensado.

�Pensar en qu�?

- Que hoy es mi santo.
- Oh, lo siento.

Oye, �no celebramos hace
un mes Santa Francesca?

Ah, s�. Pero esta es
Santa Francesca Cabrini.

En mi casa la celebr�bamos todos.

Pero si te disgusta puedo
cambiar la costumbre.

No, no. Celebremos tambi�n los beatos.
Faltar�a m�s.

De hecho, ya que est�s, hazme
una lista, as� no me olvido.

Escucha, cari�o, �qu� es
ese regalo que te has hecho?

No soy nada ego�sta.
He pensado en la casa. Mira.

- �Qu� es eso, una alfombra?
- Es c�sped.

El prado a domicilio, lo llaman.
Arraiga en las terrazas.

- Se trata de un procedimiento especial.
- Pero �para qu� sirve?

Evita la reverberaci�n del sol,

descansa la vista y da la
impresi�n de estar en el campo.

- Y te llena la casa de hormigas, �no?
- Hormigas... Qu� idea.

- �Te gusta?
- S�, s�.

�Y cu�nto cuesta, cari�o?

�El c�sped? Nada, una nimiedad.
Cuesta como la verdura.

- De hecho, menos que la lechuga.
- �Menos que la lechuga?

Escucha, �no crees que este gasto
podr�amos evitarlo, Francesca?

No me gusta hablar de dinero contigo,

pero, mira tesoro, en los �ltimos
meses hemos gastado demasiado.

De acuerdo, me dir�s que hab�a
que amueblar la casa.

S�, pero no se puede hacer todo
de una vez.

Y el mapamundi y el tapizado
de los sillones y la chimenea...

Yo no llego, no llego as�, amor.

Tienes raz�n, cari�o.

Pero ya ves, la culpa es tuya.
Porque si t� me dejaras trabajar,

Yo podr�a atender los peque�os
gastos de la casa, pagarme los vestidos...

�Qu� te gustar�a hacer?

Mira, cuando llego a casa,
quiero encontrar una esposa,

no una colega.

Bastar� con que cuando compres algo,
reflexiones un poquito m�s.

Prueba... prueba a contar hasta 10.

�Eh? �Me lo prometes?

�A d�nde vas?

- �Pero a qui�n llamas ahora?
- A los del c�sped. Voy a devolverlo.

Lo compr� sin contar hasta 10.

- Ni siquiera hasta 5. - Pero en adelante,
no lo volveremos a discutir.

�Y adem�s sabes qu� te digo?
Ya me he acostumbrado.

Evita la reverberaci�n de la Luna,
descansa los ojos y la mente, y...

te da la impresi�n de
estar en el Mato Grosso.

Est�pido.

�S�? �Qui�n?

Aida.
Al tel�fono.

Aqu� estoy. Gracias.

- �Qui�n era?
- Radam�s.

Ya es la tercera vez que la llaman.

- Cuando la llamas ni siquiera te contesta.
- �Me das un poco?

Pero si suena el tel�fono,
corre como una liebre.

Pero te lo mereces. Te est� bien.

- �Que telefoneen a la sirvienta? - Te est�
bien empleado si he hecho muchos gastos.

Qu� s� yo si no tenemos
una lira o nadamos en oro.

Nunca me hablas de tu trabajo.
De lo que haces o no haces.

- Ven aqu�, hija m�a.
- S�, pap�.

Ya ves, un pobre hombre
que trabaja todo el d�a

y llega a casa cansado
con dolor de cabeza...

- �Te duele la cabeza?
- No, ahora no, pero podr�a dolerme.

... �pretendes que te hable de su trabajo
y te ponga al tanto de sus problemas?

Tanto da quedarse en la oficina.

Pero tus problemas son
los m�os, si me lo permites.

Entonces ma�ana vuelvo antes, �eh?

As� decidimos juntos la mezcla
del cemento armado.

- �Vale?
- Y yo te tomo la palabra.

Dado que no hab�a mucho dinero
y que con su trabajo no lleg�bamos,

me empe�� en ayudarlo.
Le gustara o no.

Alessandro. Despierta.

Como ves la mujer del pobrecito ya
lleva en pie una hora.

�Qu� pobrecito?

El que llega a casa con dolor de cabeza.
Aqu� tienes el desayuno.

�Pero no es domingo?

Precisamente. Esta ma�ana,
borrico m�o, nos vamos a misa.

�A misa?
�Qu� misa?

Pues s�.
Adelante, desayuna.

- �Por qu� no has dejado que lo traiga Aida?
- Aida ya no est�.

- �La has despedido?
- S�, demasiadas llamadas telef�nicas.

Hoy la agencia me mandar� otra.

�Y a esa la despedir�s
ma�ana o pasado ma�ana?

- �Sabes por qu� vamos a misa?
- No.

- Ah, por devoci�n.
- Por eso tambi�n, claro.

No tienes ni un par de calcetines decentes.
Est�n todos remendados.

�Por qu�, en la iglesia
reparten calcetines?

Oh, bien cari�o, cuando te pones
serio eres un desastre,

pero cuando te haces el gracioso,
es para pegarse un tiro.

En misa estar� sin duda
el ilustre se�or Costa Belloni,

que si no lo sabes, es tambi�n
uno de nuestros vecinos.

- �Y qu�?
- Bueno, es un pez gordo.

Una persona muy agradable.
Uno calvo, con bigote, del piso 3�.

No lo recuerdo, admit�moslo.
�Y qu� m�s?

�Pero c�mo? Tiene metidas las narices
en todas partes. Puede serte muy �til.

- Pero, Franceschina...
- �Uy, Franceschina!

No ten�as que haber sido
arquitecto, sino ermita�o.

En lo alto de una monta�a con una escudilla
al cuello. As� ten�as que estar.

La gente dar�a saltos mortales
por conocer a Costa Belloni,

y t� que lo conoces, le escupes encima.

Pues no, yo no escupo a nadie.
Es que no lo conozco.

No s� qui�n es ese Costa Belloni.

Lo conozco yo. En el ascensor
siempre se descubre el sombrero.

A las reuniones de la comunidad siempre
va su mujer, Do�a Olga. �Con alguna piel!

Est� bien, mi amor, haz como gustes.
Porque t� siempre tienes raz�n.

�Ves c�mo eres amable cuando quieres?
Vamos, ahora desayuna. Venga.

�Pero qu� es esto?

Por la ma�ana solo tomo caf� negro.

El caf� negro es una costumbre del Sur.
No te hace ning�n bien, pastelito m�o.

�C�mo hacen los brit�nicos, lo suecos
y todos los pueblos civilizados?

Desayuno generoso
para afrontar bien la jornada.

Jam�n, mantequilla, huevos, mermelada...

�Qu� te dije yo? No estoy acostumbrado
a comer tanto por la ma�ana.

- Y t�, "Come, come."
- �Te parece el momento?

Mira.

Ah� est� el ilustre. Ah�, a la derecha.

�Qui�n?

No, no es �l.

- Ven, vamos m�s adelante.
- �A d�nde vamos?

Con permiso. Con permiso, disculpe.

Buenos d�as, se�ora.

Es la se�ora Conforti.

- �Qui�n es?
- Vive en el 1� piso. Es profesora...

- �Ves a esa que est� a tu lado?
- �Cu�l?

Esa que lleva el vis�n.

Es Nella Santini, muy simp�tica.
Despu�s te la presento.

- Conoces a mucha gente.
- A la fuerza, viven en el edificio.

Perdona, tambi�n yo vivo en el edificio.

Pero cuando los encuentro en el ascensor,
buenos d�as y buenas noches, eso es todo.

Gracias, t� nunca est�s en casa.

Mira, ah� est� el ilustre.

- Ven.
- �A d�nde vas?

Estate un momento tranquila.

No, no. No es �l.

Sin embargo, por detr�s lo parec�a.

Gente que por detr�s se parezca,
hay un mont�n.

Visto.

�Ves a esa?

- �Es el ilustre?
- No, es la se�ora Gizzi.

La suegra vive con ellos y
siempre se queja ante el portero.

Dice que la nuera la trata mal y
que en casa ella es una criada.

La nuera dice en cambio que es ella
la que hace de criada para la suegra.

�Y la criada qu� dice?

- Hola Nella, te llamo.
- Hola.

- �El ilustre no ha venido?
- Pero si estaba justo detr�s de ti.

�Por qu�? He visto que
hab�is puesto c�sped.

- S�.
- S�, tiene buen aspecto, pero...

5.000 liras el metro cuadrado,
�no le parece caro, arquitecto?

No, no, es su precio.

- �No est� un poco cara la lechuga?
- �El qu�, la lechuga?

- Ella me entiende. - Oh, qu� divertido
es usted, arquitecto.

- �Oh! Tito. �Tito!
- Hola, Nella.

Hola, cari�o. �Me permites?
La se�ora Grisolia, el arquitecto Grisolia.

- Un placer.
- Viven en el piso debajo del m�o...

- El se�or Tito Bevilacqua.
- ... debajo del nuestro.

�Ah! Usted es la se�ora Francesca.
Nella me ha hablado muchas veces de usted.

Sabe que es muy querida
su mujer, arquitecto.

Tito, �por qu� no los invitamos a venir
con nosotros?

Por qu� no. Vamos a Como.
All� tengo una casita modesta.

Tomamos un buen almuerzo o una siesta y
luego nos vamos todos a Villa D'Este, �eh?

Gracias se�or, muy amable.

Pero por desgracia hoy tenemos
a comer a la madre de Francesca.

�C�mo "por desgracia"?

Ah, la suegra.
Eso se llama hurgar en la herida.

Lo siento, en otra ocasi�n ser�.
�Qu� dice?

- Claro, quedamos para una
de estas noches. - Desde luego.

- Hasta la vista.
- Adi�s, Francesca.

- Mucho gusto. Quedamos, entonces.
- No lo dude.

Ver� como organizamos un bonito
programa.

- S�, s�, de acuerdo.
- Hasta la vista.

Buenos d�as.

Se�orial ese "por desgracia".

Dije lo primero que se me ocurri�
para buscar una excusa.

La gente civilizada le invita
y �l busca excusas.

�Me equivoco o he o�do hablar
de la gente civilizada?

- No, dime si estoy equivocado.
- �Pero qu� son? �Salvajes?

Oigamos, �qu� tiene Nella
que no te guste?

�Crees que no me di cuenta?

"Viven en el piso debajo del m�o...
Debajo del nuestro".

�Qu� era �l? �Una m�scara del cine?
Y es posible que est� casado y con hijos.

Ves como no das ni una.

Ella es cajera en una de sus tiendas.
�l, soltero y pronto se casar�n.

Ah, �son novietes?
Magn�fico.

Si toda la gente civilizada fuera as�...

Civilizados porque �l tiene millones
y le ha puesto un piso.

Pero entonces �por qu� tenemos que salir
una noche con ellos? �De qu� los conocemos?

El ilustre no te gusta, Nella tampoco.
Ese otro te cae antip�tico.

Encerr�monos en casa, como los viejitos
del cacao Talmone y buenas noches.

Si quieres silbarla, no te cortes.

- Me parec�a una cara familiar.
- S�, sobre todo por detr�s.

�No querr�s hacer una tragedia?

Qu� tragedia.
Ahora vas a ver.

Al primer hombre que pase
le suelto un buen piropo.

Pero qu� tiene que ver. Es distinto.

Claro. Porque t� eres el marido,
el hombre, el macho.

T� te puedes permitir todo,
yo en cambio no.

- �Volvemos a casa?
- No.

- �Qu� miras?
- �No se puede mirar?

No. �No se puede mirar!

Eso es. Ahora ponte a
discutir tambi�n con los ni�os

Muy bien. Las tardes con los amigos, no.
Los gastos para la casa, no.

Mover los muebles, tampoco.
�Pero qu� tengo que hacer?

La ma�ana mejor o peor puedo llenarla
porque me encargo de la casa y el almuerzo.

�Pero y la tarde?

Cien gramos m�s.

Me pasaba el d�a esperando.

Esperando que llegara la noche y
que �l volviese.

Esas tardes eran m�s largas
que una noche de insomnio.

�Carmela? Carmela.

- �C�mo me quedar�a el pelo rubio?
- �Qu�, est� loca?

- No te preocupes. �C�mo estoy?
- Mal, parece una vieja.

�Qu� vas a saber t�!
Lava, lava.

Eh, lava, lava.
Dichosa ella que no tiene nada que hacer.

Y una noche decid� ir
a buscar a Alessandro

a esa oficina donde pasaba encerrado
todo el d�a trabajando como un negro.

- Oh, Dios m�o.
- Si te digo que es verdad.

Y no me crees...

Formidable.

�Francesca? �Qu� sorpresa?

Ya ves. Pasaba por aqu�.

Perm�teme, te presento a Gigi Molteni.

- Perdone, se�ora...
- Mucho gusto.

... pero su marido es un tipo...
Un placer.

- Bueno, Sandrino, �hablamos?
- De acuerdo, hablamos.

- Buenas noches, se�ora.
- Buenas noches.

�Se puede saber qu� tipo
es mi marido?

No, porque evidentemente
no le conozco bien.

Nunca le he visto re�r as�,
de buena gana, al menos conmigo.

Pero cari�o, con Gigi es distinto.

Estudiamos juntos,
la universidad juntos.

Hasta el servicio militar.

Pod�as haberte casarse con �l entonces.
Es el que te hace re�r.

Te llama incluso Sandrino.

Y mientras t� te diviertes con Gigi,
yo estoy sola en casa, esperando.

Pero, cari�o...

�Diga?
Hola, Simona.

S�.
�C�mo te va? No muy mal.

Bien. Ma�ana.

A las 10. En punto. En punto.

Nosotros estamos en Mil�n.
T� eres suiza.

S�, he preparado unos bocetos.

Hablaremos ma�ana.

Eso es. Entendido.

�Ves por qu� me qued� en la oficina?
Ten�a que esperar una llamada.

- Y no por Gigi.
- �Qui�n era?

�Qui�n era?
Ah, una decoradora suiza.

Una tal Hindermann.
Despu�s habr�a hablado contigo.

Una mujer muy inteligente
con un mont�n de amigos.

La conoc� en los buenos tiempos
del Centro de Estudios Americanos.

- A destacar "los buenos tiempos".
- Buenos tiempos, s� se�ora.

Hab�a empezado a trabajar
de arquitecto en serio.

Cuando pienso que ahora estoy tratando
de montar una empresa de decoraci�n.

- �Qu� satisfacci�n!
- �Qu� tiene de malo?

Es mejor dise�ar una hermosa
silla que un feo rascacielos.

De acuerdo, no tiene nada de malo, pero
yo pensaba hacer otras cosas.

Y si me lo permites ten�a todas las cartas
a mi favor para no hacer feos rascacielos.

Como los llamas t�.

�Y la empresa de decoraci�n quieres
montarla con esa Simona?

S�.

�Pero c�mo sabes su nombre?

Cari�o, hace poco dec�as al tel�fono,
�"All�, Simona?".

Pobrecita.
Si la conocieras no hablar�as as�.

Es simp�tica, pero est� muy
lejos de cualquier tentaci�n.

Y aunque fuera hermosa,
no me dar�a ni cuenta.

Las mujeres que trabajan
no practican el sexo.

S�, y entonces �por qu� tanto entusiasmo
por un trabajo que ni siquiera te gusta?

Cuando quise ayudarte en tu
trabajo, dijiste que no.

Porque, pero �eso a qu� viene? Amor...

Cuidado. Con tanto justificarte
acabar�s por ofenderme.

Pero t� eres mi adorada...

encantadora mujercita.

A una mujer con cerebro,

llamarla mujercita y darle una
patada en la espinilla es todo uno.

No, cari�o.
Quer�a hacerte un cumplido.

S�, bueno, un cumplido
muy hogare�o.

En casa tiene el calentador el�ctrico,
la calefacci�n, la olla a presi�n,

y la mujercita.

Buenas noches, doctor.

- Ah, ha vuelto pronto esta noche.
- �Por qu�, est� prohibido?

- Doctor, �ha visto Ultim�tum a la Tierra?
- No.

Deje, deje, contesto yo.

�S�?

S�, Grisolia.

Aida ya no est� aqu� desde hace unos
tres meses. �Y haga correr la voz! Gracias.

Doctor, ten�an dos melones
en lugar de ojos.

- �Qui�nes?
- Los marcianos.

Se�ora, buenas noches. S�, soy Sandro.

�Me llama a Francesca?

No, no aqu� no est�.
Ni siquiera me ha llamado.

�Pero c�mo, no te dijo ad�nde iba?

�Oh, Dios! �Habr� sufrido un accidente?

Lo he intuido.
Despu�s del sue�o que tuve anoche...

Ah, aqu� est�, acaba de entrar.
Hola, Francesca.

S�, s�.
No, no, es tu abuela.

S�... s�, luego le digo que la llame.

S�, vale.
Adi�s.

No, ya le contar� usted el sue�o.
Adi�s.

�Qu� est� haciendo aqu�?

�Me da usted dinero para la leche
o voy arriba y se lo pido a la se�ora?

- Arriba, �d�nde? - En el piso de arriba,
donde la se�orita Sampieri.

Va all� casi todos los d�as.

- �Cu�nto le tengo que dar?
- 90 liras.

Tenga, luego me devolver� el cambio.

Doctor, no se pierda Ultim�tum a la Tierra.

- �Qui�n es?
- Soy yo, se�ora. Grisolia.

- Quisiera saber si mi mujer...
- �Oh, arquitecto!

Pase.
Pero entre sin mirar.

Estamos haciendo un peque�o
pase de modelos.

�No se escandalizar�? Adelante.
No, no quisiera molestar.

Como la sirvienta me dijo
que Francesca estaba aqu�,

pero no sab�a que iba a encontrar...

Francesca, mira lo que te traigo.

Nella, �est�s loca?
�No ves c�mo estamos?

Has vuelto pronto esta noche.

Bueno, yo me voy porque...

Digo, �a d�nde quiere ir?
Venga que no hacemos nada malo.

Solo estamos en traje de ba�o.

Si nos viera as� en la playa,
ni siquiera nos mirar�a.

- Bueno, eso no lo dir�a.
- Es m�s, ha hecho bien en venir.

Es tonter�a que nos probemos los ba�adores
entre nosotras las mujeres

y nos digamos unas a la otras:

"Te est� muy bien, querida. Te est�
un amor." Y otras estupideces del estilo.

- Si sabemos que no lo pensamos para nada.
- Se necesita el ojo masculino.

Los trajes nos los ponemos para
vosotros, no para nuestras amigas.

S�, pero �no es un poco pronto?
A�n estamos en marzo.

Precisamente esa es la ventaja.

Comprar modelos exclusivos
a precios asequibles.

Se ve que ni usted ni su mujer
tienen olfato para los negocios.

�T� no te llevas nada, amor?

- No, no hay nada que me interese
especialmente. - Extra�o.

- Al menos por ahora.
- �Y yo qu� debo hacer?

�Me quedo este o este?
Usted es el �rbitro.

Qu�dese los dos,
as� tendr� uno completo.

Muy bien. Me quedar� los dos.

- Pero me pondr� uno cada vez.
- Eso.

Voy a cambiarme, porque con el abrigo
encima del traje parezco un maniqu�.

Voy yo tambi�n.
Voy a maquillarme de persona seria.

No, no. Puede seguir as�.
Est� muy bien, sabe.

No sab�a que tu marido
fuera tan galante.

Tampoco yo.
Adelante, m�rala un poquito m�s.

Mejor, �por qu� no vas
a ayudarla a vestirse?

Ah, �yo no puedo mirar?
�Y t�?

Que te gusta jugar a las bellas estatuas
con estas cuatro desgraciadas.

Hay maneras y maneras.

No es necesario
sacarse los ojos.

- Mirad, mirad como discuten.
- Bueno, �qu� tiene raro?

Tambi�n yo
discut�a siempre con mi marido.

�Y ahora os llev�is bien?

Muy bien, estamos separados.

De todas formas ya te lo he dicho.
No me gusta que frecuentes a esta gente.

Ya estoy aqu�, son las 8 y media.

Tito est� a punto de llegar.
Giorgetta, �est�s lista?

- S�, muy lista.
- Vamos a prepararnos.

- �Qu� significa "vamos a prepararnos"?
- Espera, salgamos juntas.

Hemos organizado una velada con Tito.

Se la hab�a prometido, �recuerda?
Ya ver� c�mo nos divertimos.

Pero ahora, daros prisa.
Id a arreglaros.

Pasamos nosotros a recogeros.
Daos prisa, eh.

Tambi�n a Alessandro le gustar�a
salir por la noche,

pero desafortunadamente
nunca tiene un momento libre.

Est� terriblemente ocupado con
su trabajo durante el d�a...

y por la noche llega a casa tan cansado
que nunca logro convencerlo.

Esta vez ha hecho una excepci�n
por usted.

Hola, cari�o.
Est�bamos hablando mal de ti.

�En serio?
�Qu� dec�an?

Que es mucho m�s joven que yo, pero
que encuentro muy bien con su esposa.

- �S�?
- Est� siempre alegre, divertida.

Me hace re�r mucho.

- �Sabe lo que me cont� ayer?
- No, �qu�?

Cuando estaban de viaje de novios.

Dice que usted, arquitecto, estaba
fuera de s� porque su maleta no se abr�a.

Francesca no pod�a entender
toda aquella furia.

Hasta que usted no le confes�
que dentro ten�a su pijama.

Divertido.

No me diga m�s, me re�
toda la noche. - �S�?

- S�.
- Volvamos a la mesa.

Por favor.

Sabe, arquitecto, que su
esposa es bailarina.

Perdona, Nella, pero baila mejor que t�.

Tambi�n el arquitecto baila mejor que t�.
Sabes, conoce todos los pasos.

�Qui�n? �Alessandro?

�Desde cu�ndo sabes todos los pasos?

Maravillosos pasos.
Todo gracias a ti.

- Ah, �le ense�� su mujer a bailar?
- S�, en cierto modo, s�.

- �Y... si hacemos un viaje al bar?
- Buena idea. Vamos.

Tito, �por qu� no le hablas al arquitecto
de aquel peque�o proyecto tuyo?

�Qu�? Ah, s�.

Mire, yo tengo cuatro tiendas.
No s� si lo sabe.

Pues bien, ahora abro una quinta.
Una cosa maravillosa.

Dig�moslo claramente, una inversi�n
que me produce sudores fr�os.

A medida que la empresa se va implantando
con un plan totalmente industrial,

quer�a poner la quinta tienda y las
otras cuatro bajo la misma marca.

- No s� si me entiende.
- S�, vagamente.

Quiero decir, alguien que pasa, aunque
no lea el nombre en la puerta,

por el estilo, por el dise�o del escaparate,
por los colores, ha de decir:

Esto es un Bevilacqua.

- �Qu� le parece, eh?
- S�, la idea me parece buena.

Me parece maravillosa, Alessandro.
�Por qu� no te involucras?

Estoy segura de que
inventar�s algo atractivo.

Pero con estilo, si no ser� fallido.

Por supuesto, con estilo.
El arquitecto tiene gusto.

�Ha visto c�mo han decorado
su casita? Un amor.

Bueno, a decir verdad,
no es mi especialidad.

�Perfecto! Enhorabuena.

Si se tira a la piscina, significa
que se trata de un joven valiente.

Mire se�or,
es que yo no...

No diga que no otra vez, de lo contrario
el truco queda al descubierto.

- �Qu� truco?
- Vamos, arquitecto,

Me he dado cuenta r�pidamente que
esta velada estaba preparada.

Se va fuera con las se�oras, luego, en el
momento apropiado... �clac! La propuesta.

Usted me mete en medio
para arreglar el trato, �eh?

- Bueno...
- Pactos claros y amistad larga.

Le dir� m�s, usted se lo sabe hacer.

Me gustan los j�venes en�rgicos.
C�mo era yo de joven.

�Quiere saber una?
Un fulano, no digamos nombres,

me vende 8, 8 digo, vagones
de carne congelada,

a un precio astron�mico.
Oh, estaba cogido por la garganta, eh.

Tito, �qu� sacas ahora, eh?

�Por qu�, disculpa?
Ya est� prescrito. Agua pasada.

S�lo para decir que en el
comercio es esto lo que cuenta.

- Estoy en lo cierto, arquitecto, �eh?
- S�, cuente, cuente.

As� pues, mientras llega la mercanc�a,
levantan las restricciones a la matanza.

Entonces yo me hago el tonto
y no la recojo.

Ese viene a m� y me dice:

"Tiene que quedarse la mercanc�a".
"�Por qu�?", Le digo.

"Porque est� su firma en el contrato."
"A ver", le digo.

�l me da el papel y yo, �zas!
Arranco la firma y me la trago.

�D�nde est� la firma ahora?

Eh, s�, el comercio
es una mala bestia.

Para seguir en pie
hay que luchar con los dientes.

Mimmo, me dejas o�r esa canci�n...
�C�mo se llama?

�Qu� me has ense�ado?

- Nella, �me permites?
- Con mucho gusto.

�Me das fuego?

Toma.

- �Nervioso?
- �Yo? No, �y por qu�?

Una muy hermosa velada.
Gente muy agradable.

A la mesa de un bar�n ingl�s.

- �Qu� van a tomar?
- Incluso he conseguido...

2 whiskys, gracias.
... un contrato como escaparatista.

�Qu� m�s se puede pedir?

Est� bien.
Me he equivocado otra vez.

Como siempre, adem�s.

Pero no pongas esa cara de funeral.
Te est� mirando.

�El comedor de firmas?

S�, muy bien, hazte o�r.

Justo la mejor manera de hacer carrera.

Oye, Francesca...

A m� no me gustan las escenas,
sin antes conocerlas.

Pero m�tete bien en la cabeza que yo
no amueblo la charcuter�a. �Queda claro?

- Son cafeter�as.
- Es igual.

Yo no me rebajo a hacer
esa clase de trabajos.

Y ya que estamos, te ruego que no
le cuentes a esa mis asuntos.

Especialmente si un camis�n
se convierte en pijama.

Muy bien, se�or Le Corbusier.
Me callo.

- �Y los reci�n casados no bailan?
- S�, ahora.

Mi marido me estaba haciendo
una peque�a lista de cosas a recordar.

�Algo m�s, cari�o?

Por ahora no.

- Te lo dir� m�s tarde.
- Bueno, es mejor.

La lista la completamos luego en casa.

�Bailamos ahora?

... que me ense�aste...

que "kiss me" quiere decir...

"Quisiera besarte"

Yo, llev�ndote conmigo...

te dije que har�amos...

Bien, cuando quieras empezar,
estoy lista.

No, no.
No tengo ninguna intenci�n de discutir.

Pero contigo no se puede evitar.

Todos los d�as hay algo nuevo.

No me vas a creer, pero cada vez que voy
a entrar en casa, me asalta el p�nico.

�Qu� habr� hecho?
�Qu� habr� organizado?

En efecto, m�s pronto o m�s tarde,
catap�n, aparece el problema.

A la fuerza, lo buscas con linterna.

Ni una sola vez te he visto
con cara alegre, con una sonrisa.

Siempre un morro as� de largo. Y luego:
"Oh, Dios m�o, qu� dolor de cabeza."

Pero cuando est�s con tus amigos,
entonces las cosas cambian.

Entonces el se�or arquitecto
est� animado, ingenioso.

Entonces ya no le duele la cabeza.

Me doy cuenta de que tienes
una habilidad verdaderamente �nica...

para acordarte de todo aquello
que te conviene.

Cada peque�o detalle
t� lo fotograf�as, eh.

H�bilmente lo escondes y al m�nimo
atisbo de discusi�n, lo sacas.

S�. Mira el caso del dolor
de cabeza, el de los amigos.

Natural. Cualquier cosa puede servir.

Pues claro que me acuerdo.

Lo recuerdo todo, porque todo lo
que dices o haces me interesa.

- Si esto es un reproche...
- Ah, encima deber�a darte las gracias.

�Y deja de jugar con este chisme!

�Ser� posible que donde quiera que vayamos,
has que robar un cenicero!

A riesgo de que te vean
y de pasar por ladrona.

Pero qu�, �lloras?

Francesca.

Cari�o, est�s llorando de verdad.

Mi ni�a llora porque la gritan.

Escucha...

Amor, trata de comprender,
no es que yo...

Te juro que no lo har� m�s, eh.

Prom�teme que no vas a volver a llorar.

Te amo. Te quiero, lo sabes.

No, no es eso. Eso no es suficiente.

- No tiene importancia.
- S� que la tiene.

Importa m�s que cualquier otra cosa.
Es lo dem�s lo que no importa.

Te equivocas, te equivocas.

- Porque no lo quieres entender.
- �Qu� es lo que no entiendo?

Que... esa no es la manera
de llevarse bien.

Tenemos que hablar,
cont�rnoslo todo, confiar.

Yo hago una cosa y te la oculto.

Luego t� haces otra
y no me la cuentas.

No se resuelven los problemas con
la pol�tica del avestruz.

�A qu� vienen ahora los avestruces?

Lo confundes todo, Alessandro.

No es as�, no es as�.

A la ma�ana siguiente tom� la
decisi�n que toman todas las esposas...

o amenazan con tomar al menos
una vez en su vida matrimonial.

La separaci�n de camas.

Al no tener otro medio m�s sencillo
de hacer las paces,

habremos al fin podido
concluir nuestras peleas

con argumentos m�s
razonables y convincentes.

Sin embargo, la separaci�n de camas
no sirvi� de nada.

Discut�amos como antes y dorm�amos
inc�modos en la misma cama.

Y as� continuaba cometiendo errores.

Porque, sabes, yo reconozco mis errores.

Ah, ma�ana llueve rojo.

Es la primera vez que te oigo
admitir que te has equivocado.

Muy gracioso.
Quiz� yo haya sido injusta alguna vez,

pero siempre menos que �l.

�Qu� sabr�s t�?
Hablas por hablar.

�Pero qu� hacemos aqu�?
V�monos.

S�, s�, es mejor.
Hoy no doy una contigo.

- Adi�s, Sergio. Ponlo en mi cuenta.
- Hasta luego. Gracias.

Est� claro que cuando dos caracteres
no congenian, no hay cosa peor.

Escucha, dices trivialidades
porque te da igual.

Me gustar�a tomar una copa, �y t�?

�Por qu� no vienes a mi casa?
Tomamos un whisky.

�F�jate en esta calle! La habr�n
hecho y rehecho una docena de veces.

Sabes...

algunos d�as me preguntaba si
estaba realmente enamorada de �l.

Y as� era, le amaba.

Llegu� incluso a justificar
sus defectos.

Pobrecillo, dec�a, tal vez sea as�
porque es de origen calabr�s.

�Caray cu�nto fumas!

- �Por qu�? - Har� por lo menos
el n�mero 100 desde esta ma�ana.

�Has le�do lo que dicen los peri�dicos?

Solo mi abuela fuma m�s que t�.
Pero ella es un caso especial.

Qu� noche tan agradable.

Ni demasiado fr�o, ni demasiado calor.

Justo como me gusta.

Bueno, si lo dijera yo, ser�a una tonter�a.

En cambio dicho por ti...

Pero... �no ten�as sed?

S�.

�Qu� dec�as antes?

�Cu�ndo antes? �De la calle averiada?

- No, antes.
- Ah, del whisky en mi casa.

S�, exacto.
Un buen whisky con hielo.

Bien, pero, despu�s de todo,
tambi�n hay bares y whisky.

S�, s�. Los bares lo tienen.

- Bueno, �no es aqu� donde vives?
- �Eh?

C�mo no. Claro.

Oh Dios. Las llaves.

Ah� la tienes, la mano del destino.

Las debo haber dejado
junto con las del coche.

Basta una nimiedad para cambiarlo todo.

- No, no, �qu� tardo? Echo una carrera.
- No, no. En estas cosas s� creo.

Son las peque�as intervenciones
del destino.

- �Dejo abierto?
- S�, s�, gracias.

Las peque�as intervenciones
del destino.

Cuando sal� estaba encendido
y cort� la corriente.

Muy c�modo. �Y si uno no quiere escuchar
la m�sica, tiene que quedarse a oscuras?

- Basta con apagar el gram�fono.
- No, d�jalo. Me gusta.

- Armstrong, �verdad?
- No, esto es Be Bop.

Pero suena como Armstrong.

Bonito este sill�n.
�Lo has encontrado aqu� en Mil�n?

S�, tendr� unos 200 a�os.
Pero no te sientes porque no aguanta.

Pero esto s� lo puedo dejar.

�Nos ponemos all�?

Cu�ntos libros.
Apuesto a que no has le�do ninguno.

- �Por qu�?
- Bueno, no das el tipo.

- Eh, por la noche leo siempre.
- �En serio? Veamos.

"En las calles estrechas de
la ciudad el sol invernal

era solo un p�lido reflejo,
blanquecino y cansado�.

- �Qu� es?
- Bueno, no lo s�. Qu� digo.

Ves como no lo has le�do.
Es Tonio Kroger de Thomas Mann.

Y t� dime qu� libro empieza as�:

"Hab�a una vez un Rey, dir�n ahora
mis peque�os lectores.

No, chicos, os hab�is equivocado�.

Bueno, vas a sacarme cuentos.
Y adem�s estoy segura que no lo he le�do.

Es el comienzo de Pinocho.
Pero si no lo has le�do...

Y ahora dime para qu� necesitas
una m�quina de escribir.

Las fabrica mi padre.
�Quieres que no tenga al menos una?

�Y si tu padre fabricara apisonadoras?

�Siempre haces tantas preguntas?

Ahora entiendo por qu�
te peleabas con tu marido.

Lo ves. Tengo raz�n cuando digo que
las mujeres inteligentes os molestan.

Para vosotros la mujer ideal
es la muda de Portici.

Dime, esa mesa no estar�a mejor
en aquella esquina, en lugar...

Oye, Francesca, �no habremos venido
aqu� a mover muebles?

De acuerdo.

�Recuerdas por qu� me trajiste aqu�?

S�, bueno, �qu� hemos venido a hacer?
�Ya te has olvidado?

�Se puede saber a qu� esperas?

�Me das ese whisky s� o no?

Ah, el whisky... Ahora, ahora mismo.

Falta el hielo, voy a buscarlo.

�El sill�n!

No ha resistido.

- Es culpa m�a.
- No, no.

Te lo dije una sola vez que no resist�a.

- Oh, Carlo, lo siento.
- No importa, era muy viejo.

As� sois los ricos.
Ten�is tantas cosas buenas,

que si se os rompen os da igual.
Al contrario, les dais una patada.

Anda ya, que ahora me dar�s
una patada tambi�n a m�.

No es cierto.
Qu� te voy a dar.

Si fuera la sirvienta,
no hablar�as as�.

�Mi sirvienta t�?
Ser�a demasiado bueno.

�Me contratar�as?

Preferir�a que fueras la due�a.
Podr�as hacer lo que quisieras.

Pedirme cualquier cosa.

Un poco de hielo...

De momento.

Aqu� est� el hielo.

�Quieres un poco de seltz?

Francesca, �qu� tienes?
�He hecho algo mal?

- �Por qu� has puesto ese disco?
- No s�, estaba en la pila.

- Lo quito si no te gusta.
- No, no, no es necesario.

No hagas eso, por favor.

�No ves lo infeliz que soy?

Basta una canci�n para acordarme...

Tambi�n yo ten�a ese disco.

�l siempre volv�a tarde.

Con la excusa del trabajo porque
necesit�bamos dinero. Y yo me quedaba sola.

Si estuvi�ramos juntos,
yo nunca te dejar�a.

- �En serio?
- Palabra.

Pero, �c�mo se hace para dejar sola
a alguien como t�?

�Gracias, a ti el dinero te lo da pap�!

Pero un d�a descubr�
a ese sinverg�enza.

- Iba de paseo cuando no trabajaba.
- Pero.

No te hagas el inocente.
Sois todos iguales.

Hab�a salido con una amiga.

- �Qui�n, esa Nella?
- No, otra.

A la que Alessandro
no le encontraba nada que objetar.

Quiz� porque era muy aburrida.

Si ten�a que elegir una
falda, empleaba una semana.

Nunca se decid�a.

No por el precio, sabes.
Pero conozco los gustos de mi marido

y s� que le gustan las telas
con flores grandes.

- Y ya que la ropa la paga �l.
- Aquella falda en cambio no estaba mal.

S�, efectivamente, no estaba mal.
Por qu� no la compraste t�.

No, no la necesito.
Y pens�ndolo bien no era gran cosa.

�Pero d�nde puse el coche?

All�, en la esquina de la calle.
Junto al "prohibido aparcar".

Esperemos no encontrar la habitual
declaraci�n de amor de alg�n guardia.

Dime, �aqu�l no es tu marido?

- S�, es Alessandro.
- Est� con una mujer, y no del todo mal.

No, qu� est�s diciendo.
No es una mujer.

Es su prima Fiorella.
Crecieron juntos.

Bueno, �l ha crecido un poco m�s r�pido.
�Quieres saludarlos?

No, no. Fiorella es una bocazas.

Te cuenta todo lo del t�o, lo de la t�a.

No, vamos al coche.

Y luego, cuando uno llega a casa, se da
cuenta de que su mujer le cree un libertino.

Uno que va con mujeres.

�S�, porque esa que hoy estaba contigo
en el Biffi llevaba pantalones cortos!

Y no finjas que no entiendes.

Ya te dije que con Simona tengo
relaciones de trabajo.

Un trabajo que no me gusta.
�Te vale?

Simplemente no entiendo por qu�
la primera vez que llam� esa suiza,

el se�or "conciencia tranquila" se apresur�
a decirme que era vieja, desdentada...

y lejana a cualquier tentaci�n.

No es que sea una belleza,
entend�monos.

Una mujer que lleva gafas
de sol hasta en invierno,

bien, significa que, la pobre, no lo tiene
todo ni los ojos en su sitio.

Y adem�s me pareci� advertir que
es un poco escasa de carrocer�a.

Oh, s�, pero los hombres ten�is
algunos gustos...

�Queremos dejar esos est�pidos
discursos de colegiales?

Simona es una mujer independiente
que trabaja y es autosuficiente.

�Y t� deber�as respetarla!

Ah, s�, �eh? �Y t� sabes por qu�
yo no soy una mujer independiente?

Porque no me gradu�.
�Y por qu� no me gradu�?

Porque dej� la universidad para
hacer esta obra maestra de matrimonio.

- Ah� tienes el por qu�.
- �Y qu�, ahora la culpa es m�a?

�Es tuya s�! Porque de haberme graduado
ahora tendr�a un trabajo como Dios manda.

No har�a de sirvienta en casa
para fatigarme el doble...

y escuchar que no soy
una mujer independiente.

�Te has desfogado ya? Y ahora,
visto que te haces tanto la v�ctima,

has de saber que tambi�n yo,
cuando quise ir...

- Yo quiero la Am�rica...
- S�, se�ora, a Am�rica.

Sabes muy bien que no era
un viajecito de placer.

No te preocupes, pero la pr�xima vez
no la dejar� escapar.

�Muy bien, as� se hace!
Si no se vuelve esclavo de la familia.

Y eso vale tambi�n para m�.

Desde hoy independencia rec�proca
y absoluta. �De acuerdo?

Me puedo re�r, �eh?

�Independencia absoluta!

Al d�a siguiente fui
a matricularme a la universidad.

La Guerra de la Independencia
hab�a comenzado.

Volv� a encontrar a los compa�eros de curso
a�n anclados en el punto donde los dej�.

Las mismas caras, los mismos
discursos, los mismos chistes.

Por un momento sent� un gran temor
de no haber cambiado yo tampoco.

Saludos, recuerdos comunes, y naturalmente
la decisi�n de estudiar juntos.

"... o de otros actos il�citos.

Si el leg�timo propietario no hace valer su
derecho sobre la cosa por cualquier medio

por un per�odo de 30 a�os,
el usufructuario al t�rmino del per�odo,

adquiere el derecho de propiedad
sobre la cosa por usucapi�n.

Y el primitivo propietario pierde
la facultad de hacer valer sus derechos�.

Por lo tanto la usucapi�n es un modo
de adquirir el derecho de propiedad.

- Claro, �no?
- Muy claro.

- �Mala fides superveniens non nocet."
- Eso no tiene nada que ver.

S�, pero es lo �nico que
he aprendido en cinco a�os.

Y a mi padre, cuando lo oye,
le impresiona mucho...

y cree haber gastado bien su dinero.

- Pero ahora tu padre no est� aqu�.
- Quiere mantenerse en forma.

- Yo voy a beber.
- Espera, que llamo a la chica.

"Quien quiera, que vaya.
Y quien no quiera, que pida."

Est� claro que a ese el inter�s
por estudiar se le ve a la legua.

Pero en lugar de con el Derecho
Privado, podr�amos empezar...

con un examen opcional de unas
50 p�ginas. S�lo para compenetrarnos.

Mira que no tenemos que prepararnos
para una representaci�n.

Me pediste que estudi�ramos juntos.
Pero si no tienes ganas...

- �C�mo que no? �Qu� hacemos aqu�?
- Ah, no s�. T� te quieres compenetrar,

ese otro ya ha ido 3 veces a beber.

�Crees de veras que yo podr�a
ser Miss como las dem�s?

Pues claro. �Tienes alguna
foto en ba�ador?

- No, no tengo.
- Bueno, te la tienes que hacer.

D�jame ver.

Ah... sabes que est�s mejor con
el pelo recogido hacia arriba.

- �En serio?
- In�s.

- Buenas noches, doctor.
- Buenas noches, p�ngala en el frigor�fico.

- �Qui�n es, el due�o?
- Virgen Mar�a, �qu� habr� pensado?

�Y qu� va a pensar?
Yo estaba bebiendo.

As� tambi�n el intento de
reanudar los estudios acab� mal

He de decir que, por una vez,

Alessandro hab�a tenido
raz�n para enfadarse.

Y tuve la idea de hacer algo por �l,
casi para reconoc�rselo.

Pens� en darle una sorpresa.

Prepararle un plato
que le gustaba mucho:

Chuletas a la milanesa.

�Qu� te hab�a dicho yo?

�Crees que esos ven�an
aqu� a estudiar?

No me quieres escuchar.
Soy yo que pienso mal.

- �Ahora est�s contenta?
- La milanesa se enfr�a.

Esos cre�an haber
encontrado "la vi�a del t�o."

- �Qu� quieres decir?
- "Todos beben y luego pago yo."

Oye, �esto qu� es?
�Qui�n lo ha hecho, la chica?

Ah, el empanado no se hace as�.
Mira como se despega. Mira.

Adem�s est� duro.
Parece una suela mojada.

Parece un plato f�cil,
pero en cambio es dif�cil.

Nunca he comido una chuleta de
ternera aqu� dentro como debe ser.

Solo la buena de mi madre
sab�a prepararla.

Y era calabresa. Imag�nate.

�S�?
Ah, Simona.

�C�mo est�s?

No, no, ya he cenado.
No me interrumpes.

Bien. Habr�a que hablar con �l.
�No tienes su tel�fono?

Espera.

Busca la agenda, va.

�No querr� ir sola a su casa?

�Escuche, d�jelo ya!
No hemos acabado de cenar.

Y deje a mi marido que ya es
bastante... maleducado.

�Qu� has hecho?

Hoy mismo he sabido...

que...

voy a tener un ni�o.

- �Qu�?
- S�, un ni�o.

Francesca.

�Francesca!

He metido la pata.

Nunca en mi vida hab�a dicho
una mentira como esa.

�Y ahora? �Qu� iba a hacer?
�C�mo podr�a dec�rselo?

�Francesca?

Buenos d�as.

- �C�mo est�s, tesoro?
- Muy bien, gracias.

- �Est�s bien?
- S�.

- �Sabes la noticia?
- �Buena?

Estoy seguro que te gustar�.

Y como te gustar� a ti,
me gustar� tambi�n a m�.

La suerte est� echada. He cerrado
el contrato con el comedor de firmas.

�Bevilacqua?

No te lo esperabas, �eh?
Pero tu marido es capaz de todo.

Incluso de adaptarse
y montar un asador.

Si la hora del asador llegara.

- �Qu� tienes, no te hace feliz?
- S�, s�.

Aqu� la familia aumenta y
hay que ponerse a cubierto.

Es una pena que no est�n,
porque te habr�a gustado, sabes.

He de decir que ese Bevilacqua
tiene inteligencia.

Piensa, no se acordaba de qui�n
era yo.

En cuanto me ve, me dice:
"Oh, abogado, �c�mo est�?"

Bueno, en resumen, para ser breves, despu�s
de 10 minutos est�bamos de acuerdo.

"No, no, no." Me dice. "Lo firmo
ahora mismo. Como se suele decir...

cocinado y comido�.

Aquel "comido"...
me record� el asunto de las firmas.

Cog� el contrato y me lo
met� en el bolsillo.

Aqu� est�. �chale una mirada.

Pero esto, Alessandro, �qu� es?

Nada. Es el contrato de un
coche que he comprado.

Un "Seiscientos" as� que...

- El coche...
- S�, s�, amor.

Para mi mujercita adorada que est� a punto
de tener el beb� m�s hermoso del mundo.

Ya no tienes que dejarte zarandear
en los autobuses. �Eh?

Francesca.

�Pero qu� te pasa?

Francesca, �qu� ocurre?

No, no, soy una malvada.

No, no llores.

No me merezco nada.
D�jame, soy una v�bora.

No llores que te perjudica.

Ven aqu�. D�melo a m�.
�Qu� tienes?

�No es cierto nada!

- �C�mo que no es cierto nada?
- No aumenta la familia, ent�rate.

�Fue una invenci�n m�a, porque
soy una mentirosa, un demonio!

Lo dije para vengarme de ti.
De ti, que eres un �ngel.

�Pero c�mo lo haces?
�C�mo has podido aguantarme hasta ahora?

�C�mo lo has hecho?

No es verdad lo del ni�o...

No ve�a el momento de decirte la verdad.
Cada minuto que pasaba, era peor.

�Pero no encontraba el valor!

- Merecer�a ser echada de esta casa.
- No, espera.

Pero como he podido decir tal cosa.

Perdona. Perd�name.

Nunca me lo perdonar�.

Te he contado una mentira y
t� a cambio me regalas un coche.

A alguien que ni siquiera sabe
darte hijos.

- �Qu� tiene que ver eso?
- Tiene que ver y mucho.

Lo que has hecho.
El coche, Bevilacqua...

Lo has hecho porque pensabas que yo...
Pero no. No hay ni�o.

Y t� te quedas con el coche
a las espaldas.

Eso quiere decir que lo venderemos.

S�, para perder parte del dinero, �verdad?
Gran negocio.

Entonces nos quedamos con �l.

Todo por culpa m�a.

Nunca he hecho nada bueno.
Y menos para tener un coche.

No lo pienses ahora.
Si lo haces es peor.

No, no, no, por favor.
D�jame sola. Lo necesito.

�De qu� color es?

�Cuidado!
Pero vamos, mira para delante.

�Por qu� vas en segunda?
�Cambia, mete la tercera!

- Pisa el embrague.
- �Te quieres callar! �Eh?

Si me aconsejas, me confundes.
No lo parece, pero conducir es dif�cil.

Pues no, es as� la primera vez.
Despu�s se acostumbra la mano.

�Qu� dices?
�Pero t� c�mo vas a saberlo?

Eh, se ve que nunca
has visto un coche.

�Cuidado, frena!

- Pero has visto que...
- �Maldici�n!

- Estos ciclistas nunca saben ad�nde van.
- Porque t� en cambio s� lo sabes.

Te dije que no hablaras.
O conduces o hablas. Uno de los dos.

No levantes el embrague.

- �No! Esa es la cuarta.
- S�, s�.

�Pero qu� haces?

- No aceleres. Aparta esa mano.
- Estate quieta.

P�salo despacio.

�No! As� lo arruinas todo
y no conseguir�s arrancar.

�Basta de una vez, eh!

�Ah! Si eres tan buena, cond�celo t�.

- De acuerdo.
- Es incre�ble.

No sabe hacer una cosa
y se da aires de maestra.

�Pero...!

El coche est� preparado.

Dime d�nde has aprendido a conducir.

No por cierto en la escuela donde
has ido t�. Me ha ense�ado Nella.

Ah, cada vez mejor.

- Sin embargo, no es ese el punto.
- Lo sab�a. T� siempre puntualizando.

�Nunca te he dicho que
entre marido y mujer...

debe existir un m�nimo de confianza?

�Una aprende a conducir, coge el permiso
de conducir, participa en las 1000 millas,

y el marido no se entera!

- �Y acaso s� yo lo que haces
todo el d�a? - �Aparta!

Si en lugar de ir a estudiar vas
a fumar opio, �qu� s� yo?

Tambi�n podr�as estar implicado
en la trata de blancas...

o acabar detenido en cualquier momento.
No podr�a testificar nada.

"Se�or�a, no s� qu� decir.

Lo que hace mi marido fuera
de casa, para m� es letra muerta�.

��l pretende saberlo todo,
de lo contrario se ofende!

- Tambi�n por una tonter�a como esta.
- No, no, no es ninguna tonter�a.

- En absoluto, querida m�a. Al contrario.
- �Dios m�o, qu� cosas hay que o�r!

Le digo que no es cierto que
est� embarazada y me perdona.

- Y por una s...
- Tienes raz�n, porque soy imb�cil.

Deber�a haberte echado de
casa en vez de perdonarte.

Cuando me dijiste
aquella mentira digna de una...

Vamos, dilo, dilo.
S� lo que piensas.

La verdad es que una mujer s�lo es
respetada cuando est� embarazada.

Como un caballo de carreras.

Y si hace algo distinto de planchar,
de pelar pimientos,

quiz� quem�ndose los dedos...

Mira, mira, qu� buena pinta
tienen tus pimientos.

�... entonces se convierte
en una golfa!

Est�s tergiversando las cosas,
como de costumbre.

D�jalo ya. La verdad es que me est�s
haciendo la vida imposible.

- �Imposible!
- Porque t� me la haces posible, �eh?

- Sabes una cosa. No puedo m�s.
- �Ni yo tampoco!

- �Basta! �Basta, estoy harta!
- �Basta, basta!

Acabemos, rompamos, separ�monos.

�Pues s�, separ�monos!

Desde ese d�a las peleas se
convirtieron en un hecho cotidiano.

Como el medio litro de leche y
la cuenta corriente de los hu�rfanos.

La gr�fica de nuestro
desacuerdo segu�a creciendo.

En unas pocas semanas agotamos todos
los argumentos que una pareja normal...

distribuye sabiamente
en 25 a�os de matrimonio.

�Cu�ntas veces he de decir que no quiero
ver el sombrero encima la cama?

�D�nde has puesto las zapatillas?

No hay vez que las encuentre...

��Las zapatillas?!
Gracias.

Ah, hormigas.

Encima hormigas.

Mira, mira...

�Esto es del c�sped!

�Maldito el c�sped y el que lo invent�!

Te voy a dar yo c�sped.

�Ahora vas a ver!

Nuestra situaci�n no pod�a pasar
inadvertida para mi familia.

Y la abuela tuvo la
brillante idea de convocar...

una especie de asamblea de
la "paz familiar."

El d�a elegido parec�a el m�s
adecuado para la ceremonia:

El s�bado de Pascua.

Es una de nuestras especialidades.

Almendras, fruta confitada, pistacho.

La oveja de la paz.

- �C�mo va, c�mo va?
- Bah, no se hablan.

Al menos no discuten.

Fuma mucho, se�ora.
�A su edad no le perjudica?

Tambi�n me lo dec�an mis pobres maridos.
No fumaba ninguno de los dos.

Est� en la mesa.

Pero c�mo, �a los espaguetis
con at�n les pone parmesano?

- �Por qu�, est� prohibido?
- No, qu� tiene que ver.

- Pero el at�n con queso...
- Cuesti�n de gustos.

Ya, lo importante es que los gustos de
los dem�s coincidan con los vuestros.

- �Qu� quieres decir?
- Anda ya que lo sabes muy bien.

No, no s� nada.
Pero ya que has empezado, acaba.

�Qu� os dec�a? Siempre as�.

Una quiere poner queso a los espaguetis
con at�n y �l lo encuentra rid�culo.

- Parece incre�ble.
- Pero qu� me va a importar.

Poneos lo que os parezca.

Poneos grasa de cerdo,
lacre, pero no me agobi�is.

Si le faltan argumentos,
se vuelve grosero.

Eh no, Francesca, disc�lpame pero
empezaste t� y por una tonter�a.

No, si me lo permite fue usted
el que empez�.

Pap�, por favor, ven conmigo.

- No discutamos.
- Mam�, tambi�n t�.

Y usted, en vez de mirar
el plato de los dem�s,

ent�rese antes de los agravios
de su hijo.

Los agravios de Sandro, eh. �Porque
su hija es un lirio blanco, una t�mida!

Pap�, por favor, ven conmigo.

- �No me hagas hablar!
- No, ahora mejor hable.

- Oigamos lo que tiene que decir.
- Si lo quiere saber, hasta la ha pegado.

- �Quiero saber qu� es lo que hice!
- Ser una mentirosa.

Por ti, este idiota de mi hijo
se ha cubierto de deudas.

Pax Huic domui habitantibus et omnibus en ea.
(Paz para esta casa y para los que viven)

Vidi Aquam egredi�ntem de templo Junto
dextro, et omnes dicent: aleluya.

- Domine, exaudi orationem meam.
- Et clamor meus ad te veniat.

- Dominus vobiscum.
- Et cum spiritu tuo.

Oremus.

Exaudi nos, Domine sancte Pater...

Hola, �est� Ida?

�La se�orita Ida est�?
�Hola?

- ... Christum Dominum nostrum.
- Am�n.

Felices Pascuas.

Espera, espera.
Ten.

Un momento.

- Toma, para que lo comas con
tus compa�eros. - Gracias.

Felices Pascuas.

Da gracias a Dios que estaba el cura,
que si no una bofetada no...

Int�ntalo, que lo veamos.

�C�mo te atreves a tratar
as� a mi sobrina?

�Todos hab�is visto c�mo la pegaba!

�Eres un bruto!
�S�, eres un bruto!

Siempre lo he dicho:
Mujeres y bueyes mejor de tu pueblo.

- �Se va, se�ora?
- �S�, me voy! Estoy harta.

Entonces me voy tambi�n yo.
Porque yo con un hombre solo no me quedo.

Estaba muy orgullosa de m�.

Y�ndome de casa me sent�
adulta por primera vez.

Ni siquiera quise volver donde mi madre
y me fui a vivir a una pensi�n.

Puse un anuncio en el peri�dico y empec�
a leer los anuncios clasificados.

Pero mis ilusiones se derrumbaron
casi inmediatamente.

Despu�s de recorrer una docena de oficinas
y haber hecho un mes de salas de esperas,

Me di cuenta que nadie necesitaba...

una estudiante de �ltimo a�o,
buena presencia, dispuesta a viajar.

Buenos d�as, se�ora.
�Me ha llamado alguien?

No, nadie.

- Gracias.
- De nada.

- �A�n no ha encontrado nada?
- No creo.

Yo le encontrar�a
un buen trabajito.

Si quisiera hacer esos
trabajos, no le necesitar�a a usted.

�Es cierto que est� separada
de su marido?

�Le gustar�a que le contase sus asuntos
a los dem�s clientes?

Bueno, qu� tiene que ver.

�Diga?
S�, Pensi�n Ambrosiana.

�La se�ora Grisolia?
S�, ahora mismo, espere.

No se mueva. Ya la llamo yo.

- �Se�ora?
- �Qu� ocurre?

La llaman por tel�fono.

Uhhh... qu� veo.

- Se�ora, le paso la l�nea.
- Gracias.

�Diga?
S�, soy yo quien puso el anuncio.

�Propaganda?
S�, de acuerdo, pero �de qu� clase?

�Lavadoras? �Y qu� tendr�a que hacer?

Ah, la furgoneta con altavoz.

S�, comprendo. Y entre un disco y otro,
har�a publicidad con el micr�fono.

No, se lo agradezco.
Me encantar�a, pero...

no tengo buena voz.

Para tener un poco de consuelo
fui a ver a la abuela.

Todos los jueves por la tarde,
sab�a d�nde encontrarla.

Ay, s�, hija m�a.
�Qu� quieres que te diga?

Para casarse siempre
se necesitan dos.

Pero la parte de la felicidad que toca
a cada matrimonio, no es para los dos...

Es solo para uno,

Y cada uno debe contentarse
con media raci�n.

- Como en los restaurantes econ�micos.
- M�s o menos.

Pero si realmente es as�,
nunca se puede ser feliz.

�Qui�n te ha dicho eso? Ver al otro
feliz debe ser ya un gran alivio.

Tal vez, pero cuando Alessandro era
feliz y yo no, me pon�a nerviosa.

Por eso lo has equivocado todo,
hija m�a.

Y te ha salido mal.

Yo cuando Pietro, que por la noche
siempre ca�a dormido,

me ped�a que apagara la luz,
la apagaba.

Aunque quisiera
leer otras dos horas.

Pero luego, cuando se quedaba dormido,
la encend�a y segu�a leyendo.

- �Ese es todo el secreto?
- Ay, cari�o m�o...

la vida conyugal tambi�n se hace de luces
encendidas y apagadas en el momento justo.

Escucha, �pero de verdad crees
que saldr�s adelante sola?

Claro, es m�s f�cil.

Oh, yo no dir�a eso.

- Sobre todo despu�s de...
- �Despu�s de qu�?

- S�, despu�s de haber vivido con un marido.
- Puedo hacerlo muy bien sola.

Bueno, para empezar,
�c�mo andamos de dinero?

No lo he contado.
No s� cu�nto tengo.

Ahora ya sabes que tienes
20.000 liras.

- No...
- Vamos, obedece. V�monos.

Adi�s, Pietro. Adi�s, Antonio.
Nos vemos el jueves.

El dinero de la abuela me trajo suerte.
De hecho, encontr� trabajo bien pronto.

Un modesto empleo en una empresa seria.
Donde ten�a que trabajar duro.

A- pre-cia-da

em-pre-sa

A- cqua-vi-va

Apreciada empresa Acquaviva

V�a Manzoni 15, Mil�n.

Como Dios manda, tuve yo tambi�n
esa experiencia inolvidable

que se llama primer sueldo.

30.607 liras.

Qu� feliz me hicieron,
incluso las 7 liras.

- �Disculpe, disculpe, el dinero!
- �Pero qu� ha perdido, un diamante?

100 liras son 100 liras, sabe.

Inmediatamente sent� el deseo de gastar.
De hacer compras.

Coger una cosa cualquiera, poder
comprarla con mi propio dinero.

Aqu� tiene.

Ah, muy bonito.

- �Y cu�nto cuesta?
- Vamos a ver.

- 28.000.
- �28.000 liras? ��Est� loco?!

Hemos vendido a muchas se�oras y
ninguna se quej� del precio.

Lo creo. Las mujeres tienen un
marido que saca el dinero.

Pero yo me lo tengo que ganar.
Trabajo.

Yo tambi�n trabajo, se�orita.
Todos trabajamos.

Entonces, �qu� dir�a si su mujer
gastase 28.000 liras en un traje?

- Soy soltero.
- Bueno, c�sese, y despu�s hablamos.

Con esas 30.600 liras logr�
llegar hasta el 20 del mes.

Para llegar hasta el 30, pens� en volver
a mi casa a coger alguna de mis cosas.

Sobre todo el abrigo de piel.

Con el calor que hac�a
�de qu� me servir�a?

Bien podr�a venderlo.

Sab�a que a esa hora
Alessandro no estaba.

A saber por qu� hab�a dado
tantas vueltas a la llave.

Tal vez por miedo a que escapara
el gas que se hab�a dejado abierto.

Sandro. �Sandro?

- Oh, eres t�.
- �Nella?

Francesca.
�C�mo te va? He visto la puerta abierta...

Pero dime, �has vuelto?
�Has dejado de hacer el tonto?

Necesitaba unas cosas.
Me voy al mar un par de semanas y...

�Con el abrigo?
�A qu� mar, al �rtico?

No has cambiado nada.

�Por qu� deber�a?
Sin embargo, si tienes que hacer, sigue.

- �Me esperas? Tardo un minuto.
- Haz cuenta que est�s en tu casa.

- En realidad ya no lo es.
- Bueno, a�n no me has dicho c�mo te va.

T�, mejor.
Podr�as haberme llamado. Tienes el n�mero.

Te juro que quise hacerlo.

Pero perd� la agenda y no
sab�a a qui�n acudir para pedirlo.

Mejor me lo vuelves a dar.

Tendr� que poner todos los n�meros
en una agenda nueva. Y es un rollo...

�Te echo una mano?

�Es esta la agenda que has perdido?

Gracias.
Me has salvado de una buena molestia.

Te quiero ahorrar otra.

No digas nada. No pongas excusas.

- Lo he entendido todo.
- Sin embargo no has entendido nada.

- Tienes mucha caradura.
- �Caradura porque no digo que no?

Est� bien. Como soy una caradura,
quiero serlo hasta el fin.

�Quieres saber lo que pas�?

No, gracias.
Vuestro idilio no me interesa.

Es mucho menos rom�ntico de lo que crees,
sabes. Nada de caviar y champ�n.

Comenz� con dos huevos fritos.

- �Eso fue todo vuestro men�?
- S�, justo. Era su cena.

Me encontr� con �l en la escalera
con paquetes en la mano.

Y se avergonzaba de haberme
encontrado.

Me dio pena si lo quieres saber.
Solo como un perro.

Y entonces le hiciste compa��a.

�Has abandonado a tu marido, s� o no?
�Te has ido a vivir por tu cuenta?

�Qu� pretend�as? Que hiciese guardia
en tu cama vac�a, pobre palomita.

Veremos si piensas as�
cuando est�s casada.

Si alguna vez te casas.

Desde luego me puedes felicitar, porque
Tito y yo nos casamos a final de mes.

Ya hemos hecho las amonestaciones.

Ser� un marido muy feliz tu Tito.

Por supuesto, porque yo
ser� una buena esposa.

No como t� que no has entendido
nada de tu marido.

Solo eres buena para quejarte.

Dec�as que te ignoraba, que te dejaba sola.
Pero �por qu�?

Cuando volv�a a casa, �qu�
le preparabas de cena?

Una buena sopa de preocupaciones,
de letras de cambio,

de c�spedes artificiales y
otras cosas por el estilo.

�Pero qu� sabes t�?
Di que te molesta.

Me molesta porque me da rabia,
y porque eres muy ego�sta.

�Qu� pensabas hacer
dejando a tu marido?

Siempre has tenido el pesebre f�cil,

siempre has sido una consentida.
Incluso en el matrimonio.

Pero yo, si quieres saberlo, he tardado
10 a�os en poderme casar con Tito.

�Por qu� los hombres, cuando hablas
de matrimonio, se echan atr�s?

�Qu� crees, que no
me hubiera gustado tambi�n a m�...

hacerme la decente que
va directa de la escuela al altar...

sin pausas y sin adelantos?

�T� tuviste esa suerte, pero eres
demasiado ego�sta para reconocerlo!

�A d�nde vas?
Espera, voy yo tambi�n.

- Aqu� est�s en tu casa.
- Oh, no, querida.

Con dos huevos fritos empez�
y con dos huevos fritos termin�.

�Por qu� lloras?

Unos d�as m�s tarde, a la salida de la
oficina me esperaba una gran sorpresa.

Me dijo: "C�piela otra vez, hay un error."
La copi� tres veces.

Francesca.

Perm�teme. El arquitecto Grisolia.

- Encantado.
- Mucho gusto.

�Trabaja en la misma
oficina que Francesca?

S�, en el mismo despacho.

A veces nos miramos y
nos da la risa. Incluso sin raz�n.

- �Os acompa�o?
- Nosotras cogemos el autob�s all�.

Vivimos en la misma calle.

�Ya no tienes el coche?

S�, pero justo ayer lo llev� al taller,
porque me dieron un golpe.

S�, te dieron un golpe...
�No habr� sido m�s bien por culpa tuya?

- Si no recuerdo mal, conduces
como un piel roja. - S�.

En cambio t� te las apa�abas
bastante bien, si mal no recuerdo.

Eh, con todos esos coches...

Tambi�n mi hermano se compr� uno
para llegar pronto a la oficina.

Pero le despidieron porque
nunca llegaba a tiempo.

�Cielos!

Mam� me pidi� que pasara por la costurera
a recoger una blusa, as� pues...

- Hasta luego.
- Adi�s Olga, hasta ma�ana.

A saber lo que habr� pensado.

Quiz� que molestaba.

Me he enterado por tu abuela
que trabajabas aqu�.

He hablado con el notario. Ha preparado
la escritura de venta del apartamento.

La casa es tuya. Yo no tengo nada
que ver. Haz lo que quieras.

Pero est� puesta a tu nombre.

Bien, �qu� deber�a hacer?
�Comerme la firma como Bevilacqua?

- �Pero t� la quieres vender?
- Claro.

Bueno, �has perdido el habla?
Eres t� el que lo ha dicho.

- Entonces creo que necesitas dinero.
- Yo no necesito nada.

No, hablo de los gastos
de la separaci�n.

Se necesita un mont�n de dinero, �no?
�El abogado qu� dice?

Es necesario que nos veamos con �l
uno de estos d�as.

Pero �en qu� punto estamos? - Bueno,
no es que hayamos averiguado mucho.

En Suiza, por ejemplo, adem�s de los gastos,
hay que tomar la nacionalidad...

y vivir all� cinco a�os.
Es una cosa un poco larga.

- No est� mal Suiza. Y est� a dos pasos.
- �T� te ves esperando cinco a�os?

Tambi�n est� M�xico.

Amor, hablas como si
se tratase de un viaje de placer.

�Sabes cu�nto vendr�a a costar
viaje, alojamiento y todo lo dem�s?

�Y qu� podemos hacer?
�Es culpa m�a si estamos en este punto?

Y qu�, �es m�a?
Eres t� la que te has ido.

Y abandonado el domicilio
conyugal, como dice el abogado.

Gracias, se me ca�a encima
tu domicilio conyugal.

- Adi�s, aqu� est� el autob�s.
- No, no, espera. Lo cojo yo tambi�n.

- �Vas por mi camino?
- Claro.

�Me permite?

Pensaba que tal vez podr�amos
contentarnos...

- �Me permite?
- �C�mo?

- �Permite?
- Tal vez...

- �Deje paso!
- ... podr�amos...

- ... contentarnos...
- Disculpe.

Disculpe.

Dec�a que por ahora...

Disculpe.

Podr�amos contentarnos
con una separaci�n sencilla.

��Por qu� empuja?!

De acuerdo, hablaremos luego.

�ltima parada.

Hemos llegado a la �ltima parada.

S�, bajemos.

- �D�nde estamos?
- No lo s�, por la Plaza Susa.

Espera.

Escucha, Francesca...

razonemos un momento.

Olvidemos mis errores, los tuyos
y lo que pas�...

- �Qu� dec�as antes en el autob�s?
- Nada.

Me equivoqu� al dejarte ir y
t� al irte.

Pero... a�n estamos a tiempo...

- �A�n a tiempo para qu�?
- Como...

- V�monos de aqu�, busquemos un taxi.
- No, yo cojo el primer autob�s.

Por favor, Francesca.

No, no es posible.
Todo seguir�a peor que antes.

El valor para dar un portazo
y marcharse, se encuentra una sola vez.

�Pero por qu� no podr�amos
estar juntos?

Yo... te quiero como antes.
Quiz� m�s.

No puedo vivir sin ti.
Te he llamado muchas veces a la pensi�n.

Pero despu�s no ten�a valor para hablar
contigo y cortaba la comunicaci�n.

Y tambi�n la historia del notario, la
escritura de venta del apartamento,

ha sido todo una excusa para
verte, para decirte...

No, eso no es suficiente.

He aprendido muchas cosas, sabes.

En un matrimonio no siempre puede
existir la felicidad para los dos.

T� no has sabido conformarte.

S�... deber�amos ser como
dos amigos hambrientos...

que tienen dinero solo para
una sopa y se la reparten.

No sacian el hambre,
pero sin duda son dos amigos.

- Pero esto, �es una par�bola?
- Ll�malo como gustes.

Es el secreto de la felicidad
conyugal y de la igualdad.

Renuncias, comprensi�n, est�n bien...

pero en igual medida, y desde
las dos partes.

Pero, �qui�n te ha dicho lo contrario?

No me hagas re�r.
S� muy bien lo que entiendes por igualdad.

Francesca, �qu� quieres, una lista de
igualdad? Te equivocas, la firmo ya.

No, no es verdad.
Eso lo dices ahora, pero no lo crees.

- �Pero por qu�?
- �Quieres una prueba?

Me he enterado de lo tuyo con Nella,
me lo dijo ella.

Te lo hubiera contado yo, te lo juro.

No es que me gustara
mucho, claro...

pero... ya que est� hecho,
lo he aceptado.

Ahora dime la verdad,
pero la verdad verdadera.

Si t� llegaras a saber que yo
tambi�n habr�a tenido un amante,

�ser�as capaz de aceptarlo,
de decir que no pasa nada?

�Que el mismo error que has cometido
t�, lo he cometido yo tambi�n?

S�, pero... depende de las circunstancias.

Las mismas circunstancias que t�.

Yo tambi�n me sent�a sola.
Necesitaba afecto, compa��a.

�C�mo es posible, te sent�as sola?
Entonces...

- �Entonces es verdad?
- S�.

Estaba desesperada.

Me encontr� con Carlo, un viejo
amigo de la escuela, y...

Pero no es posible, Francesca.

Francesca, no es posible.

Es la verdad, Alessandro.

Un momento, yo ser�a tu amante y tu marido
al enterarse se ha llevado un disgusto.

Hasta ah� lo entiendo.
Pero no entiendo cu�ndo ha sucedido.

Ya te lo he dicho, cuando vino
a recogerme a la oficina.

No, cuando sucedi�
que fuimos amantes.

Pero c�mo, �tu marido lo sabe y yo no?

S�, es lo peor que se puede
decir a un marido.

Pero era la prueba que esperaba de �l.

Si hubiera aceptado,
habr�a sabido que pod�a confiar...

y que habr�amos podido empezar en
igualdad de condiciones.

Qu� igualdad de condiciones.

No le dijiste que te hab�as comprado
un sombrero nuevo. �C�mo es posible?

Mi mujer viene y me dice:
"Sabes, estuve en la cama con un t�o."

Y yo le contesto: "Bien hecho, t�matelo
con calma ma�ana. Me gusta."

No s� por qu� pierdo el tiempo contigo.
�Eres es m�s est�pido que el otro!

Ah, gracias. Bueno es saberlo.

Vamos, ahora no te hagas el ofendido.
Sabes que le quiero mucho.

�S�, como a un gato o a un papagayo!

Oye, viniste t� a buscarme.
�"Nos vemos el domingo"? Vale.

Estuve escuchando
todos tus problemas.

Admitir�s que como domingo
me lo esperaba un poco m�s alegre.

�Y el resultado? Saber que te he
servido para poner a prueba a tu marido

y que yo no te importo nada.

Bueno, en resumidas cuentas,
�se puede saber qu� quieres?

�Es culpa m�a si soy una desgraciada?

T� no has pasado un domingo feliz.
Lo siento.

�Pero sabes cu�ntos domingos
he pasado yo?

Sola, encerrada en el cuarto
de la pensi�n...

reproch�ndome todos los errores
que hab�a cometido.

No es verdad que t� no me importes nada.
Al contrario.

En realidad, si lo quieres saber,
cuando acept� venir aqu�, yo...

Bueno... son cosas m�as.

�Pero qu� puedo hacer si no soy
como esas se�oras desilusionadas...

que despu�s le echan la culpa
al whisky?

Yo podr�a beber todas esas botellas,

pero si hubiera hecho algo, yo...

Yo me sentir�a igual que una zorra.

�Porque estoy casada,
aunque con un sinverg�enza!

Le odio, porque
toda la culpa es suya.

Sin �l ser�a una ni�a.
Y no una ni�a casada y separada.

�Le odio tanto que si
le tuviese entre las manos...

le sacar�a los ojos!

Y ahora me voy.
Adi�s.

- Espera, qu�date un poco m�s.
- �Has visto qu� alegr�a?

- Te acompa�o. - No, por favor.
Con lo nerviosa que estoy...

�Dejas aqu� tus cosas? Ahora mismo
te las llevo de un momento en el coche.

- No.
- Pero... �me llamar�s?

S�, cuando... Cuando no tenga
que echarle la culpa al whisky.

- No digas eso. No quiero.
- S�, lo entiendo perfectamente, Carlo.

Los zapatos.

�Y si llegase a enterarse que su
mujer le es infiel?

�Mi mujer?

Por favor. Y d�nde quiere
que encuentre tiempo, la pobre.

- �Pare, pare!
- �Qu� pasa?

- Me bajo aqu�, esp�reme un momento.
- Ya he bajado la bandera.

- �Cu�nto es, entonces?
- 420 con el suplemento.

- Tenga.
- Gracias.

- �Eh! ��Pero qu� hace?!
- �Pero qu� quiere usted?

��Est� loca?!
�Eh, el coche es m�o!

- No es suyo para nada.
- Muy bien, entonces es suyo.

- �Es de mi marido!
- �De su marido un cuerno!

�Guardia!
�No hay un guardia por ah�?

Est� bien, no hagamos tanto ruido.

�C�mo iba a saber que era suyo?
Es igual a muchos otros.

- Gris, con radio.
- �Ah! Esta es buena.

Como es igual a muchos otros, me
desinfla una rueda y me dobla la antena.

Entonces, seg�n usted, para no correr
riesgos, �qu� deber�a hacer?

�Comprarme uno fuera de serie?

Est� bien, me equivoqu�.
Le pido disculpas.

La rueda solo est� un poco baja
y la antena se endereza.

- �Pero estese quieta que es mejor!
- �Eh, las manos quietas!

- Eh, �y este tipo qui�n es?
- �Ignorante!

La se�ora es mi mujer.

Y si tiene algo que decir,
d�gamelo a m�.

Ah... no hablemos m�s, eh.

Lleva raz�n usted.

No ha ocurrido nada,
y le pido disculpas.

Pero le doy un consejo:

�Meta a esa melenuda en el manicomio!

No anda muy equivocado.

- �Qu� estabas haciendo?
- �Por qu� te has acercado?

Me las arreglo muy bien sola.

Y adem�s si lo hice es porque
cre�a que el coche era tuyo.

Pero si ya no lo tengo.
Lo vend�, si quieres saberlo.

Entonces cuando dijiste
que estaba en el taller, �ment�as?

- Me has contado tantas t�...
- Y hac�a bien.

En cuanto te dije la verdad,
te quedaste helado.

�Y por qu� quer�as
destrozarme el coche?

�Por qu�? Porque eres un ordinario.
�Porque no eres generoso!

�Porque s�!

D�jame. Mira que grito, eh.

Ven, vamos a casa.

Quieres decir que...

Quiero decir que es tarde
y que has bebido demasiado.

Ven.

�Desde cu�ndo has empezado a beber?

Desde que estoy sola.
Para celebrar el acontecimiento.

- Y ahora vete. Conozco el camino.
- Espera.

�Para qu� quieres acompa�arme,
si me desprecias?

�Qui�n te desprecia?

Vete. �Vete!

No, no te desprecio.

Es que ahora todo ha cambiado.

Ya no se trata de las peleas
entre marido y mujer.

Los est�pidos insultos por las cortinas
o las discusiones por el c�sped.

Ahora todo es distinto.

Hasta el punto que esas peleas que
nos parec�an dramas, ahora las a�oro.

Como... a�oro aquel d�a del �rbol.
�Te acuerdas?

�Y t�?
�Recuerdas la primera pelea?

No, no la recuerdo.

Con el tiempo todas las cosas
se confunden.

Sean buenas o malas.

Y se vuelven un �nico recuerdo...

agradable, a fin de cuentas.
Siempre y cuando...

�Siempre y cuando qu�?

Siempre y cuando se mantengan limpios.

Pero yo... yo, por aquello,
ya te he perdonado.

S�, t�.
Pero yo no.

Ser� ego�sta, retr�grado, provinciano...

pero la igualdad como la concibes t�,
no la acepto.

Y pensar que hace un a�o
eras una ni�a.

Y hasta hace unos meses.

Mi mujer ni�a.

Y ahora ha acabado as�.

S� muy bien c�mo me consideras
a estas alturas.

Como...

�Como una mujer de la calle!
�Como aquella de all�!

- Tranquila, c�lmate.
- S�, una peripat�tica. �Una mantenida!

�Pero qu� le pasa a aquella?

Ahora mismo voy para all�.

�Lo quiero gritar bien fuerte!
Todo el mundo tiene que o�rme.

Tienen que saber que soy
como esta desgraciada.

- ��Eh, con qui�n la has tomado?!
- No, no, no la ha tomado con usted.

La he tomado con ella, conmigo y
con todas las mujeres.

- �Ah, ha bebido la condesa!
- �Cierra la boca!

Lo digo y lo repito.
�Soy como ella, una mantenida!

Oye, tranquila con esa boca.

- Ens��ele educaci�n, usted.
- C�lmese.

A m� no me mantiene nadie.
�La mantenida ser�s t�!

Por supuesto, se�orita,
es lo que estoy diciendo.

�Cierra la boca! Oh.
Mi esposa...

Esposa o no a m�
me importa un cuerno,

me basta con que no me joda la...

Ah, ya estamos, sab�a
que iba a acabar as�.

�Qu� est� pasando aqu�?
�Qu� has hecho?

Yo no he hecho nada. Es esta que
viene a insultar a la gente.

Me iba a ir a casa.

Mire, sargento, ahora se lo explico yo.
Mi mujer estaba habl...

No es cierto. �No soy su mujer!

Perdone, sabe.
No se encuentra bien.

- V�yanse, v�yanse. T� ven conmigo.
- �C�mo te has metido en jaleos?

Esc�cheme. Esa est� loca.

Har�as mejor en encerrarla en el
armario, en lugar de sacarla de paseo.

Esos han bebido,
ni siquiera est�n casados,

y como son se�ores,
los dej�is marchar.

�No es justo!
�Por qu� la toman con ella?

Estoy de acuerdo. �Estoy de acuerdo!

- �Somos todas unas mantenidas!
- �Lo dejas o quieres ir a la c�rcel?

�D�jame!
A dos metros de distancia. �Prepotente!

�Ya basta! �Has entendido?

Tienes raz�n.
Estoy borracha.

Y adem�s, todo esto ya no
sirve de nada.

S�, es cierto.

Y tambi�n es cierto que
t� no me has perdonado.

- Te equivocas. Lo he aceptado...
- No, no.

T� en cambio...

Es in�til.

Ah� viene tu tranv�a.

Mejor as�.

Al menos eres sincero.

�Entonces me voy?

Adi�s.

�Francesca!

Francesca.

�Francesca!

Pare. �Pare!

�Pare!

�Francesca!

Francesca.

No es cierto. �No hice nada!

No es cierto.

Francesca.