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TRAIDOR A SU PATRIA

- Oiga, �es ese?
- Creo que s�.

Mi marido viene en ese avi�n,
cuatro a�os en Corea.

- �Espera a su marido?
- No, muri� en la guerra.

- Lo siento mucho.
- Espero a su hermano.

- �Es su hijo, coronel?
- S�, es mi hijo.

Nos disponemos a tomar tierra.
Velocidad 160 km.

Hemos tomado tierra, sin novedad
abordo. Todo en orden.

Mi marido fue prisionero de guerra
durante dos a�os.

- Mi hijo tambi�n.
- Estar�n contentos de volver.

Disculpen.

�Qu� ocurre?

Le encogen a uno el coraz�n
estos recibimientos.

Vamos, todo a punto.
Abajo.

Ah� est�, �no es ese?

No, creo que no.

Sargento, �quiere entregar esto
al herido de esa camilla?

Una se�ora de ah� me ha pedido
que le entregue esto.

�Ed!

�Eres t�, muchacho?
�Ed!

- �Le duele la pierna, capit�n?
- No, mi pierna est� bien.

Ser� mejor que vayamos
al hospital.

S�.

Tengan presente que estos hombres
acaban de pasar por circunstancias

extraordinarias que siempre
dejan huella.

Si quieren hablar, que lo hagan.
Pero no les pregunten nada,

no les presionen.

Deben recordar que, aunque de
momento, parezca que no desean

cari�o, ahora lo necesitan
sobre todo.

La mejor manera de expres�rselo
es teniendo paciencia con ellos

y acept�ndolos tal como son.

Ahora se encuentran ante los oficiales
del servicio de investigaci�n

relatando las incidencias
del cautiverio

antes de que sus impresiones
se borren.

Hola, capit�n Hall. Pase, me llamo
Byron Phillips. Soy psiquiatra.

- �Tiene que cerrarla?
- No, no es necesario.

D�jeme encend�rselo.

D�jelo, es igual.

Tengo inter�s en hablar con todos
porque s� que

el hecho de haber sido prisionero
origina problemas emocionales.

Puedo ayudarle. D�game a qu�
divisi�n pertenec�a en el frente.

- �Qu�?
- �Cu�l era su divisi�n?

Campo n�mero cinco, Piokton.

Quiero decir antes
de caer prisionero.

La divisi�n 24.

Bien, �puede decirme algo
de lo ocurrido en aquella �poca?

�Cu�ndo le capturaron?

Todo est� confuso.

�Se encuentra mejor as�, con
la mano delante de la boca?

No, d�jela si quiere. S�lo
le preguntaba si se sent�a mejor.

- S�, as� es.
- �Intenta de ese modo ocultar algo?

La dentadura, perd� varias
piezas durante mi cautiverio.

- �Muchas?
- La mitad de las muelas.

Es lamentable. �Le averg�enza
que la gente lo note?

No.

Entonces no se pone la mano delante
de la boca para ocultarlo.

�No ser� quiz� para callar algo
que no quiere que se sepa?

�Y del campo?
�Puede decirme alguna cosa?

Pues...

all� hab�a un...

un hombre...

que me dio un cigarrillo
y lo encendi�.

�Era un compa�ero de cautiverio?
�Qui�n era entonces?

Un interrogador, era chino.

�Por eso le da miedo
que le enciendan el cigarrillo?

�Qu� sucedi� despu�s
de haberlo encendido?

�No quiere dec�rmelo?

Est� bien. No faltar�n ocasiones
para que sigamos charlando.

�Necesita que le ayude
ahora en algo?

�Tal vez haya alguna cuesti�n
especial que desea hacer constar?

Tengo miedo.

No quiero ir a casa.

�Hijo, qu� alegr�a!

- Eh, ah� est� Ed.
- Vaya, por fin.

- Hola.
- �Puedo saludarte?

Vaya, d�jame que te vea.

�Sabes que en el aeropuerto
nos asustaste? Est�s estupendo.

- Est� admirablemente.
- S�, admirable, estupendo.

- Lo que necesita es un...
- Un bistec de Kansas City.

- Unos buenos bistecs.
- Es todo lo que necesito.

�Contento de verte en casa?
�C�mo te encuentras?

- Tranquil�zate, estoy bien.
- Te hemos tra�do estos dulces.

�Sabes lo que har�a si
no hubiera p�blico aqu�?

- �Qu�, besarme tambi�n?
- Cuadrarme.

- Cuadrarme ante ti.
- �Lo har�as?

- Lo har�a, s�, se�or. Lo har�a.
- Bueno, sent�monos, �eh?

Aggie, me imaginaba que ahora
estar�as esperando un beb�,

- �d�nde est� Peter...?
- No recibiste nuestra carta, �verdad?

S�, ahora recuerdo lo...
Lo siento, Aggie.

- Me hago cargo.
- No, lo siento. Yo...

Bueno, lo �nico que recordaba
al volver

era que Peter me deb�a
3 pavos de un...

Calla, d�jalo,
no hay que explicar nada.

�Sabes cu�nto ha pasado?
Han sido m�s de tres a�os.

Claro,
�y sigue igual mi habitaci�n?

Tres a�os has estado escondido
en una casa de t� oriental

y aqu� nosotros volvi�ndonos locos.
T� no escrib�as...

Padre.

- �Qu� te han hecho esos, Ed?
- Padre, por favor.

No s� ni lo que estoy diciendo.
Ya s� que no hay que preguntarle,

- Pero es tan dif�cil.
- Lamento haber ca�do prisionero.

No digas eso, no pod�as evitarlo,
son gajes de la guerra.

- Quisiera compensarte de alg�n modo.
- Ahora todo ha concluido,

lo mejor ser� olvidarlo.

Olvidarlo.

Ed, comprendemos.

Yo no...

Yo no quer�a que me vierais as�.

- Debemos irnos.
- S�.

Oye, vendremos a menudo
aunque s�lo sea para...

No. No hace falta que vengas,
padre.

Ahora quiero reponerme, y cuando
est� bien del todo volver� a casa.

- �Te enviamos alguna cosa?
- No, no hace falta.

Yo estar� en contacto con los
m�dicos todos los d�as

y en cuanto est�s en condiciones
vendremos a buscarte.

Es una gran idea, gracias.

- Bueno, adi�s.
- Adi�s, hijo.

Estas cosas no le hacen
ninguna gracia, ya te lo dije.

TRAIDOR

�Eh, espera un momento!

�Oye, d�jame que te explique!

�Eh, espera un momento!

�Qu� quer�as que hiciera?
�Qu� pod�a hacer?

Buenas tardes, se�or.
Le dir� al coronel que est� aqu�.

- �Le gustar�a un refresco?
- No, gracias.

- �Quiere una taza de caf�?
- El coronel le espera, se�or.

- �Quieres un poco de caf�?
- No, gracias.

�Qu� pasa, hay una conspiraci�n
para no dejarme dormir?

S�.

Eso no me preocupa,
estoy acostumbrado.

- �Sabes para qu� te he hecho venir?
- Los rumores tienen alas.

Y este ha echado a volar.

He estado charlando con la enfermera
de su sala.

- Tampoco �l duerme.
- Acabo de verle.

Cuando alguien quiere jugarnos una
mala pasada, todos lo presentimos.

�Crees que te han jugado
una mala pasada?

- S�, lo creo.
- �Por qu�?

Tendr�s tiempo de enterarte antes
de celebrar el consejo de guerra.

�Enterarme de qu�, de unos
rumores, de unas habladur�as,

- De unas quejas?
- Es algo m�s serio que todo eso.

No se trata de rumores.

- �Me das un cigarrillo?
- C�gelo t� mismo.

Le he dicho al coronel Harvey
que vendr�as a hacerte cargo

del sumario esta ma�ana y que
empezar�as a actuar enseguida.

Dime lo que te haga falta.

Valor es lo que hace falta.

A nadie le gusta
sentar precedentes.

Bueno, este no es el primer caso
de colaboraci�n que se juzga.

- Lo s�.
- Pues recu�rdalo.

- Est�s muy nervioso.
- Claro que estoy nervioso.

Un hombre va a la guerra siendo
teniente y vuelve de capit�n

con la estrella de plata
y con menci�n.

- Su general le da una carta elogiosa.
- Todo eso lo s�.

�Pero crees que acaba la lealtad
al caer prisionero?

Seg�n dicen las ordenanzas, no.

Oye, Sam, en todo cuanto le
afecta al ej�rcito act�a con cautela

y quiere que se haga
estricta justicia.

�Sabes cu�ntos casos como �ste
han sido juzgados?

Cuarenta. S�lo cuarenta entre
centenares en los que hab�a indicios

para m�ximo rigor.
�ste es uno de ellos.

- Ya lo s�.
- Los dos somos abogados.

Nuestro deber es contribuir
a que se haga justicia verdadera.

Que se le declare o no culpable
es algo que no nos toca decidir.

- Lo har� el jurado.
- De acuerdo.

Pero yo digo que para acusar
hay que estar bien convencido.

Quienes le juzguen tendr�n
que sondear sus propias almas,

analizar sus dudas.

Un juez tiene siempre que
aclarar sus dudas, Sam,

o de lo contrario no tiene
derecho a juzgar.

Condenar con dudas y sin garant�as
de justicia

no ser�a juzgar, ser�a una iniquidad
y nadie quiere eso.

Voy a ense�arte algo, Sam.

Sargento, llame a seguridad y diga que
voy para all� con el comandante auditor.

Vamos.

- �Es el expediente de Hall?
- S�, ese es.

Pues mi hijo no es tan alto.

Es lo que el ej�rcito ha recogido en
6 meses entre los prisioneros

que convivieron con �l.
Todos ten�an algo que decir.

�Podr� dormir aqu� esta noche?

Sam, como es natural, este caso
ha de darte cierta pena,

pero no remordimiento.

- �Necesitas algo?
- S�.

Caf�.

- Buenas noches.
- Bonito regalo.

Que Dios me ayude esta noche.

Buenas noches, Sam.

�Aggie?

�Aggie, est�s ah� fuera?

Eres t�, Aggie.
Hola.

�Qu� pasa?
�Te ocurre algo?

- Si ibas a dormir, dilo y me ir�.
- Oh, no.

Al dijo que esta noche quer�a
irse a la cama m�s temprano

- Para cambiar de sistema.
- Es que necesito hablar con alguien.

- �Cari�o!
- Ya voy enseguida, Al.

- Entra, har� un poco de caf�.
- �No ser� mejor hablar aqu� fuera?

Bueno.

- �Por qu� no lees un libro, Al?
- �Leer un libro?

Pues para instruirte.
Yo voy enseguida.

- �C�mo est� Roger?
- Si le has visto hace una hora.

Ed volver� a casa
ma�ana por la noche.

- Vaya, al fin.
- No s� qu� voy a hacer.

- Pens� que lo sab�a, pero no lo s�.
- �Qu� quieres hacer, seguir igual?

No puedo seguir as�, ese es
el problema. �No te das cuenta?

Caroline, �quieres hacer el favor
de venir de una vez?

Ahora voy, cari�o.

Ser� mejor que me lo digas
cuanto antes.

- No quisiera molestaros.
- No molestas. Anda, cu�ntamelo.

Cre� que hab�a olvidado todas
estas cosas hace mucho tiempo.

Pero cuando entro en la habitaci�n
ahora y voy a encender la l�mpara

y a poner unas flores, enseguida
viene a mi mente el recuerdo de Peter.

�Cu�nto echo de menos a Peter
esta noche!

Claro que s�.

Cre�a haber olvidado lo que era
un marido, y ahora

- Todo me lo recuerda.
- Lo s�.

- �Por qu� no es igual la vida?
- Porque no hay nada eterno en ella.

�Aggie?

�Qu� puedo hacer ahora?

Si quieres, puedes quedarte unos d�as
con nosotros. Roger estar� contento.

- Y a Al no le importar�.
- Lo s�, ni a ti.

Perd�n, no quisiera interrumpir,

�pero cu�ndo vamos a arreglar
esa librer�a de Ed?

Ahora, ir� enseguida.

Mejor ser� que me vaya,
�no crees?

- Aggie.
- S� sincera.

S�, creo que es lo mejor. Ed volver�
a su casa desde un hospital,

necesitar� todas las ayudas
que le puedan dar,

�no crees?

S�.

Cari�o, ya he terminado de leer.

- El capit�n Hall, se�or.
- Que pase.

- �Quiere sentarse, capit�n?
- Gracias.

No pretendo entretenerle, as� que
prescindir� de formalidades.

- �Quiere darme su filiaci�n?
- �Mi nombre, grado y n�mero?

Es puro tr�mite.

Edward W. Hall, capit�n, 4969001.

Es mi deber informarle de que pesan
sobre usted serios cargos,

y que debe comparecer
ante un consejo de guerra.

Est� bien.

Aqu� tengo una copia
de su hoja de servicios.

- Si quiere, puede comprobarla.
- No, estoy seguro de que es exacta.

Claro. Quiero recordarle que
ante la ley tiene, como acusado,

los mismos derechos que un civil.
Se le considerar� inocente

mientras no se demuestre
lo contrario.

El teniente coronel Frank Wasnick
ha sido encargado de su defensa.

Si quiere, puede nombrar otro,
y puede nombrar un abogado civil.

No, est� bien.

Me ocupar� de que esta misma tarde
tenga una copia de las declaraciones

de los testigos y podr�
actuar enseguida.

�Desea que vaya a visitarle
a su casa?

S�, pero...

antes quisiera prevenir a mi padre.
Ahora ignora lo que hay contra m�.

Bueno, se puede dejar para ma�ana.

Yo se lo dir� esta noche.

Debo recordarle que cuanto diga desde
ahora puede ser usado en su contra.

- �Se encargar� usted de acusarme?
- S�.

Mientras, he cursado �rdenes para
que no sea usted arrestado

y para que no se le causen molestias
de ninguna clase.

No ser�a justo teniendo en cuenta
su hoja de servicios.

Gracias, aprecio cuanto ha hecho.

- Bien.
- �Eso es todo, se�or?

Todo. Puede retirarse.

Le agradezco sus atenciones.

�Y sus pasadores?

Aqu�, en el bolsillo.

Forman parte de su uniforme,
capit�n.

No se juzgue a s� mismo.

Gracias.

Bueno, entonces hasta el consejo.

�No hay nadie en casa?

�Bienvenido!

Eh, s�lvame, �quieres?

�Puedes darme de beber?

- �Qu� te parece el chico, Aggie?
- Le preparar� una copa.

Bueno, soldado, �qu� tal?
�Cu�nto ha pasado, 6 a�os?

No te pongas pesado, Frank,
no le gastes bromas.

- Esto es maravilloso. Uno jam�s...
- Tenemos que sentarnos y hablar.

- �Padeces claustrofobia?
- No.

Tampoco yo, cuando
no hay rejas en las puertas.

Trato de apartarme un poco de
la gente, pero no deseo estar solo.

Quer�amos demostrarte nuestra
alegr�a y cre�amos que esta sorpresa

ser�a una buena idea.

Bueno, no me gustan las sorpresas,
pero todo est� bien.

- Parece que te haya ocurrido algo.
- As� es.

Quiero decir algo distinto de
las penalidades del cautiverio.

- Parece que has cambiado.
- �Ah, s�? �Por qu�?

No sol�as comunicar a nadie
lo que sent�as o lo que deseabas.

- A nadie, ni a tu padre.
- �C�mo anda su salud, Aggie?

- Inconmovible.
- As� me gusta, me alegro.

Nada le afecta, no s�
c�mo se las arregla.

Eso se adquiere en el ej�rcito.

- �Sabes lo que me ocurre?
- No.

Mi madre no estuvo en el ej�rcito
y por eso estoy hecho a medias.

A�n no te conozco bien. �Es esa
tu manera de ser o es que ahora

- Te r�es de ti mismo?
- Oh, no.

�Te acuerdas de aquellos seres
mitad hombre y mitad caballo?

Pues algo as� soy yo.
La mitad de mi padre...

La mitad de mi padre,
las desilusiones.

La mitad de mi madre,
las esperanzas.

No has desilusionado a tu padre.

�Sabes lo que hice esta tarde
al salir del hospital?

Me fui al cementerio y estuve rato
ante la tumba de mi madre.

Le dije "Madre, lo lamento. Me he
vuelto comprensivo, como quer�as,

pero ha sido ya fuera de tiempo".

Ese es el cambio que notas.
Es gracioso, �no es verdad?

- No, no me hace ninguna gracia.
- Ver�s, cuando yo era ni�o

y hac�a alguna travesura, necesitaba
luego hablar con alguien, explicarle...

Mi madre siempre me escuchaba,
pero mi padre nunca.

Bueno, estoy bebiendo
y no he cenado a�n.

�Qu� te preocupa ahora, Ed?

- �Eres acaso impasible, Aggie?
- No, creo que no.

Escucha, s� lo que est�s...

Habr�a sido mejor que en lugar de
venir yo, hubiera podido venir Pete.

Lo digo como lo siento,
y los dos pensamos lo mismo.

Hubi�ramos querido que la bienvenida
fuera para otra persona.

Es algo que compartimos.

Me gustar�a quedarme aqu�
un momento. Dentro de poco saldr�.

Lo comprender�s todo m�s tarde,
Aggie.

- �Quieres apagar la luz?
- Bien.

�Diga?

�Qui�n es, Aggie?
Soy Dudley Smith.

Qu� sorpresa, cre�
que a�n estaba en Corea.

No, he llegado esta misma tarde.

- �C�mo est� el viejo?
- Est� bien.

- �Coronel Smith?
- D�gale que luego ir� a verle.

Quiz� tarde un rato, pero
ir� tan pronto como pueda.

Bien, le ver� despu�s.

Adivina qui�n va a venir.
El coronel Smith.

- �Pero cu�ndo ha vuelto?
- Ha regresado esta tarde.

Espero que a�n llegue a tiempo
a la fiesta. �Has visto a Ed?

- Creo que est� en la cocina.
- �En la cocina?

- �Est�s ah�, Ed?
- S�, aqu� estoy.

Quiero beber contigo. Mira,
bot�n cogido al enemigo.

- No enciendas la luz, padre.
- �Te encuentras mal con tanto ruido?

- No, estoy bien.
- �Y por qu� te escondes aqu�?

�No sabes que todos
han venido para verte?

S�, ya lo s�.

�Quieres probar �ste?
Huele, tiene solera.

Cuando todos se vayan, nos
sentaremos frente a la chimenea

y charlaremos de nuestras cosas.
�Te parece bien?

S�, muy bien.

Di, �y a ti qu� tal te ha ido?

Ya sabes que cuando se llega a
cierta edad, le mandan a uno a paseo.

Pero todo ha ido bien.

Claro que no es como tener mando.

Recuerda lo que dicen de los
viejos soldados, que nunca mueren.

No te oculto que estuve a punto
de hundirme un par de veces.

�Por lo de Peter?

Y por ti.

Por ti.

- Peter muri� sin padecer apenas.
- Tuvo suerte.

El alto mando me envi� una carta.
Arriba est�, en un marco.

Tu hermano menor
tambi�n fue un buen soldado.

�Pensaste que yo volver�a?

Me hab�a acostumbrado
a no pensar en nada.

Hac�a tiempo que hab�a
dejado de hacerlo.

Pero esperaba.

Por una esperanza hecha realidad,
la de que mi hijo Ed regresara.

Bueno, �no quieres decir nada?

S�, quiero brindar por ti, padre.

Por mi padre, el inquebrantable
optimista. Dios te guarde.

Lo siento, es que hace falta
m�s whisky ah� fuera.

�Te importa que me acueste? Estoy
cansado y no quiero estropear la fiesta.

No puedes estropearnos nada.
Hoy es el d�a m�s feliz de mi vida.

- Buenas noches.
- Buenas noches, muchacho.

- Perdone, �qu� quer�a?
- Whisky.

- Qu� bonita fiesta, Aggie.
- S�, una fiesta muy hermosa.

- Creo que todos se han divertido.
- Claro que s�.

�Quieres que prepare caf� para ti
y para el coronel Smith?

Seguramente os pasar�is
la noche hablando.

- Creo que es una excelente idea.
- De acuerdo.

T� qu�date aqu� y descansa.

Me haces muy feliz, Aggie.

- Me haces muy feliz. �Te lo he dicho?
- S�, me lo has dicho.

�Est�s cantando, padre?

No, estoy bailando.

�Smith!

Ed, viejo zorro.

- �Vas a dejarme aqu� fuera?
- Pasa, pasa dentro.

- Ahora est� todo libre.
- Lamento haber llegado tan tarde.

No importa. Est�s hecho un roble.

No sabes cu�nto me alegra
t� visita.

Si�ntate para que pueda verte mejor.
Coge esa silla, es confortable.

Bueno.

Amigo, hay que reconocer que
te conservas bien, muy bien.

El aire del campo lo hace todo.

T� tampoco est�s mal
para ser un vejestorio.

Las canas te dan un aspecto
vistoso y distinguido.

�Sabes lo que es?
El cerebro, que sale hacia arriba.

�icamente se me ocurre decirte
una cosa: sigues teniendo agallas.

Mi actual destino me exige
que lo tenga.

�Sabes qu� han hecho conmigo?
Reducirme a ser una especie

de instructor de chicos de escuela.

- �Qu� quieres beber?
- Cualquier cosa.

Creo que tengo co�ac Napole�n y
la botella la abr� s�lo hace unos d�as.

Me alegro que lo tomes
con tan buena disposici�n.

�Qu� otra cosa puedo hacer,
gritar, llorar?

Ser�a una forma de desahogarse.
�Te lo ha contado �l mismo?

�Contarme qu�?

�Qu�?

Bueno, �a qu� ese misterio?

- �Est�s bromeando?
- �Bromeando de qu�?

- De nada.
- Sigue, no debes ocultarme nada.

�Por qu� no te est�s quieto y
te sientas? Me pones nervioso.

Si�ntete ah�. Ahora cu�ntame todo
eso de lo que me cre�as enterado.

Est� bien.

Cuando aterric� en Travis, encontr�
al coronel Hansen.

- �Qui�n es?
- Un juez militar.

- �D�nde est� Ed?
- Arriba en su cuarto, �por qu�?

- Creo que van a procesarle.
- �Procesarle?

�Qu� es lo que ha hecho,
olvidarse de saludar a un superior,

- O le han sorprendido sin uniforme?
- No.

Parece ser que ha colaborado
con el enemigo.

�Est�s loco?

Lo ha dicho el coronel Hansen.
Tres cargos, nueve especificaciones.

�No puedo creerlo!

- Ed, cre� que ya lo sab�as.
- �No puedo creerlo!

�Que ha colaborado? �Que mi hijo
ha colaborado con el enemigo?

�Qu� clase de chisme asqueroso
est�s intentando contarme?

- Preg�ntaselo.
- �No tengo que preguntarlo!

�Qu� da�o tratas de hacerme?

�Ese chico ha ganado
a estrella de plata! �Lo sab�as?

- Y otras condecoraciones.
- No soy yo quien le quiere procesar.

Es mi orgullo.
Mi hijo ha honrado mi nombre.

- �Ed!
- C�lmate.

- �Ed!
- Padre, d�jalo ahora.

Padre, ahora no.

- �Qu� hora es?
- �Lev�ntate!

- �Qu� ocurre?
- �Lev�ntate!

�yeme bien,
tengo que hacerte una pregunta.

Quiero que me contestes simplemente
"s�" o "no".

�Has colaborado con el enemigo?

�Has colaborado con el enemigo?

S�, lo hice.

�Por qu� no te mataron? �Por qu�
no te mataron como a tu hermano?

�Yo habr�a preferido
que fuese as�!

�Padre!

�Padre!

Eso es lo que habr�a preferido yo
tambi�n, una muerte as�:

limpia, honrosa y digna.
�Qu� es lo que te has imaginado?

Que s�lo unos motivos tremendos
han podido arrastrarte a la traici�n,

a la vileza de olvidar la lealtad
que nos deb�as a tu patria y a m�.

�A ti? �Y yo qu�?

�Sabes lo que gan� por arrastrarme
ante ellos como t� dices?

�Sabes lo que me dieron, padre?
�Ahora lo sabr�s!

�Todo lo que gan� fue una manta
maloliente, ra�da y asquerosa!

�Y tres horas escasas
de sue�o ininterrumpido!

�Y oye esto, coronel: aquel d�a
me dije que hab�a realizado

un negocio estupendo!

- Buenos d�as, se�or.
- Buenos d�as.

�Puede indicarme la habitaci�n
del Sr. Hall?

Habitaci�n 316. No se ha levantado,
anoche no dej� aviso.

- �D�nde est� el comedor?
- A continuaci�n del vest�bulo.

Servicio de habitaciones, por favor.

�Servicio de habitaciones? Habitaci�n
316. Traigan un Bloody Mary.

Un Bloody Mary.

Espere un momento.
No cuelgue.

- �Qui�n es usted?
- Su abogado, me llamo Wasnick.

Me esperan al tel�fono. Pase.

S�, es whisky con tomate.
�Quiere otro?

�C�mo, que no abren el bar
hasta las nueve?

- No, no quiero el desayuno.
- Disculpe, capit�n.

Ya he encargado su desayuno.
Jugo de naranja, huevos con jam�n

y un caf� doble bien cargado.
Tiene que comer.

Preferir�a beber.

- �C�mo ha dicho que se llama?
- Wasnick. W-A-S-N-l-C-K.

Es un apellido polaco.

Encantado de conocerle.

- �C�mo ha sabido que estaba aqu�?
- Vengo de su casa.

Su cu�ada me lo ha dicho.
Es muy simp�tica.

S�. �Estaba all� mi padre?

Se retir� estrat�gicamente
al saber qui�n era yo.

Aggie me ha contado lo que ocurri�
anoche entre su padre y usted.

S�, pobre Aggie.
Est� entre dos fuegos.

Yo no lo creo as�.

Bueno, �qu� vamos a hacer
con esto de usted?

Tenemos dos semanas
para prepararnos.

- No lo s�.
- Es una actitud curiosa.

Coronel, �qu� clase de abogado es?

�Tiene predilecci�n
por las causas perdidas?

No me gusta que uno se juzgue
a s� mismo. No lo creo constructivo.

- �Es que no lo sabe? Soy culpable.
- Eso no lo creemos ninguno de los dos.

Ambos sabemos que tuvo sus razones
para obrar de esa manera.

�Ambos?

Soy un hombre de leyes, capit�n.
Nunca he ganado una estrella de plata

ni he estado en un campo
de prisioneros.

Por lo tanto no s� c�mo me habr�a
portado en su lugar.

Pero creo que poco m�s o menos
habr�a hecho lo mismo.

En una situaci�n as�
me parece que todos lo har�amos.

Debe de ser el desayuno.
Adelante.

Bien, pase.

- �Le sirvo, se�or?
- No hace falta. D�jelo aqu�.

�Es que ha terminado nuestra
conversaci�n,

no quiere hacer ning�n comentario?

�Por qu� no me declaran culpable
y olvidamos esto?

Seamos pr�cticos, capit�n Hall,
a riesgo de sacrificar su apetito.

�Sabe a qu� le condenar�an si le
declararan culpable de todos los cargos?

Tengo una ligera idea.

Entonces no debemos allanarles
el camino.

Vamos, se lo ruego.

Esta ma�ana, a las nueve,
toda la naci�n estar� pendiente

de la ciudad de San Francisco, donde
va a ser juzgado en consejo de guerra

el capit�n Edward Hall. Al hijo del
coronel del mismo nombre

se le acusa de haber colaborado
con el enemigo

cuando estuvo prisionero en Corea.

- Voy al consejo.
- Vete.

- �Has cambiado de parecer?
- No.

No pienso rogarte.

�Volver�s a tiempo a casa
o tendr� que comer fuera?

Te llamar� luego.

- Sargento.
- Tendr� que aguardar turno.

- Soy la cu�ada del capit�n Hall.
- Venga, por favor.

Queda constituido el consejo.

Se ruega a todos los que han sido
citados como testigos en esta causa

que abandonen la sala hasta que
sean llamados para comparecer.

Todos los cargos que figuran
en el apuntamiento son

por colaboraci�n con el enemigo.

Si el acusado consiente, omitir�
la lectura del apuntamiento.

Una copia de �l se halla
ante cada miembro del tribunal,

- El auditor y el acusado.
- El acusado consiente.

Se omite entonces la lectura
del apuntamiento.

Los cargos le fueron presentados por
m� al acusado el 6 de marzo de 1954.

Capit�n Hall,
�tiene usted algo que alegar?

El capit�n Edward W. Hall declara
que no son ciertas las acusaciones

presentadas contra �l.
Es inocente.

La acusaci�n recusa
las palabras de la defensa.

La acusaci�n probar� que el
acusado, cuando estuvo prisionero,

en Corea del Norte, en el periodo
comprendido entre enero del 51

y julio del 53, proporcion�
consciente y voluntariamente

ayuda al enemigo.

Seg�n la ley, no puede aceptarse
que al hacerlo obrara

bajo coacci�n o malos tratos.

La acusaci�n requiere la presencia
de su primer testigo,

el Sr. Millar Cassidy.

Levante su mano derecha.

�Jura que cuanto declare en este
consejo ser� la verdad,

toda la verdad y nada m�s que la
la verdad con la ayuda de Dios?

Lo juro.

- Si�ntese, Sr. Cassidy.
- Gracias.

Diga su nombre y a qu� trabajo
se dedica, por favor.

Me llamo Millard Chilson Cassidy,
soy mec�nico.

- �D�nde vive, Sr. Cassidy?
- Bloque 5, distrito 2, Carlina del Sur.

- �Conoce al acusado?
- S�, se�or.

Si est� en la sala,
�puede usted se�alarle?

S�, est� sentado all�.

�D�nde vio por primera vez
al acusado?

- En el campo 5, en Piokton.
- �Cu�ndo fue eso?

Bueno, no lo recuerdo exactamente,
�se lo pregunto al capit�n Hall?

No, no puede preguntarlo.

Poco m�s o menos en el invierno
de 1951, por lo que recuerdo.

�Observ� en el comportamiento del
capit�n Hall alg�n detalle especial?

Pues s�, un d�a amenaz� a un muchacho
que dorm�a junto a m�.

�l sab�a que aquel muchacho
estaba enfermo,

pero le dijo que se levantara enseguida
o har�a que le arrojaran al agujero.

Luego le abofete�. Nunca cre� que
un oficial americano hiciese algo as�.

Dice que le abofete�,
�y se levant� el muchacho?

No, se�or, estaba muy enfermo
y no pod�a moverse.

Describa otros detalles relativos
a la conducta del capit�n Hall.

Una ma�ana nos sacaron del barrac�n
para o�r unas monsergas doctrinarias.

El instructor dijo que hab�a
un invitado especial y entonces

- Se present� el capit�n Hall.
- �De qu� les habl�?

Quiso convencernos de que
los chinos eran estupendos.

Dijo que ellos quer�an ser
amigos nuestros.

Y luego a�adi� que agradeci�ramos
la buena comida que nos daban.

Eso nos hizo re�r a todos.

Dijo que los chinos no odiaban
a la gente sencilla,

sino a los ricachones de Wall Street
que hab�an inducido a los EE. UU.

a invadir Corea.

Dijo: "Yo me siento alegre y feliz
de declarar aqu� la verdad

- Ante todos vosotros".
- Protesto.

El testigo ha citado una frase
que atribuye al acusado

y pido que la ratifique, o de lo
contrario que no conste en acta.

�Puedo rogar al defensor
que puntualice un poco m�s?

S�, me refiero espec�ficamente a las
palabras "me siento alegre y feliz".

Sr. Cassidy, �el capit�n Hall
pronunci� exactamente esas palabras?

S�, se�or, seguro. Desde luego
no forman parte de mi lenguaje.

El testigo se ratifica en que el
capit�n Hall pronunci� las palabras

"me siento alegre y feliz". H�galas
constar en el acta entre comillas.

- Gracias por la aclaraci�n.
- No hay de qu�.

- �Crey� lo que el capit�n Hall dijo?
- No, se�or.

No cre� nada de aquello porque
estaba seguro de que no era cierto.

Pero algunos muchachos
comenzaron a dudar.

Porque no era un chino quien nos
hablaba, sino el capit�n Hall,

uno de nuestros oficiales. Quiero decir
que era f�cil dejarse enga�ar

viendo que hablaba sinceramente.

- Protesto. Eso es una opini�n.
- No anote la palabra "sinceramente".

�Tuvo la impresi�n de que el capit�n
Hall era tan convincente

cuando hablaba como cuando
golpe� al muchacho

y amenaz� con arrojarle
al agujero?

S�, se�or. Creo que en ambas
ocasiones obraba igual.

Nada m�s.

Esta es una de las pruebas
m�s importantes que tenemos.

Sargento Pahnke, por favor,
�quiere leer esto?

- �En voz alta?
- S�, por favor, que se oiga.

"Atenci�n, camaradas,
compa�eros de la divisi�n 24,

hablo en nombre de todos
los que est�n bajo mi mando.

Como prisioneros hemos aprendido
la verdad sobre ustedes

desde que nos capturaron.

Les pedimos que se rindan
inmediatamente.

Vuelvan sus armas contra los
oficiales que les est�n dirigiendo

en esta guerra
injusta y asesina".

- �Firmado?
- "Edward W. Hall, hijo".

En voz alta.

"Edward W. Hall, hijo,
capit�n de infanter�a, divisi�n 24".

- El fiscal no tiene m�s preguntas.
- La defensa desea preguntar.

Sargento Panhke...
lo siento, �es Panhke o Pinhke?

- Panhke, se�or.
- Gracias, sargento. �D�nde naci�?

- Nac� en Campbell.
- Veamos, sargento,

�c�mo sabe que el capit�n Hall
firm� eso?

�Que c�mo lo s�?

S�, �no cree que podr�a ser
una firma falsificada?

- No.
- �No?

Habr�a que ser un graf�logo
muy experto para asegurarlo. �Lo es?

No, pero s� que es su firma
porque �l me lo dijo.

- �Seguro que �l se lo dijo?
- S�, se�or.

Me oblig� a firmarlo

y me amenaz� con castigarme
si me negaba.

�Firm� usted?

Va contra mis principios.

�El capit�n Hall orden�
que se le castigara?

- A m� no.
- No, ya lo veo.

�Hab�a visto al acusado antes de que
le pidiera que firmara el manifiesto?

S�, le vi en una ocasi�n.
Cuando hizo el anuncio del manifiesto.

Pero desde que anunci� el manifiesto
hasta que le pidi� que lo firmara,

dice usted que no le vio,
�por qu�?

Porque despu�s de la conferencia
desapareci�.

�Y cu�nto dur� esa desaparici�n?

Yo dir�a... No estoy seguro,
4 � 6 meses.

- �Sabe d�nde estuvo?
- No.

Entonces no sabe bajo qu�
circunstancias firm� el manifiesto.

�Apreci� alguna diferencia
en su aspecto cuando volvi� a verle?

- S�.
- �Dir�a que era irreconocible?

S�.
Parec�a atemorizado.

�Hab�a visto antes un estado
de terror como ese en alguien?

S�, lo vi unos a�os antes.
Yo era muy joven.

- En Dahau.
- Dahau, campo de cr�menes alem�n.

Protesto, �est� sugiriendo que
el campo americano era un campo

- De cr�menes como Dahau?
- Se acepta.

No hay m�s preguntas.

Proceda el testigo
a prestar juramento.

Levante la mano derecha.

�Jura que todo cuanto declare ser�
la verdad, toda la verdad

y nada m�s que la verdad,
con la ayuda de Dios?

- Lo juro.
- Puede sentarse.

Diga su nombre, graduaci�n
y cuerpo militar.

John R. Miller, capit�n del ej�rcito
de tierra.

- Capit�n Miller, �conoce al acusado?
- Claro que conozco a ese traidor.

Protesto. Es inadmisible
ese ensa�amiento.

Aceptada la protesta.

Lim�tese a contestar a las preguntas
sin exponer su opini�n.

Capit�n Miller, siendo usted
prisionero de guerra en Corea,

concretamente en Piokton, �formaba
parte del grupo de reaccionarios?

- S�.
- �Qu� hac�a all� un reaccionario?

Crear problemas. Era una preocupaci�n
constante para los coreanos.

- �Eran ustedes muchos?
- �Hab�a varios grupos?

En el m�o �ramos 20 hombres y
desde luego ning�n traidor como Hall.

- �Protesto!
- Se acepta la protesta.

�Exist�a en su campo de prisioneros
una comisi�n de fugas?

S�, la hab�a.

- Y usted era el jefe.
- S�.

Asunto peligroso, �no es verdad?

- Alguien ten�a que hacerse cargo.
- Un puesto para un hombre valiente.

�Por qu� acept�
esa responsabilidad?

Porque no me hac�a ninguna gracia
el trato del que era objeto.

- Logr� usted fugarse.
- S�, pero volvieron a capturarme.

- �Por qu� no consigui� huir?
- Hubo alguien que me denunci�.

- �C�mo lo supo?
- Vi un informe.

- �Firmado por qui�n?
- �Por el capit�n Hall!

Conozco bien su firma.

Capit�n, adem�s de frustrar su fuga,
la de usted y la de dos hombres,

porque era un grupo de tres, �no?

S�, me acompa�aban los sargentos
Scalpon y Jorgensen.

Adem�s de frustrar su fuga,
lo que debi� de ser un duro golpe,

�el informe que dio el acusado tuvo
otras repercusiones en ustedes?

- Mataron a Scalpon.
- �Opuso resistencia?

- S�.
- �Y qu� le ocurri� a usted?

Al sargento Jorgensen y a m� nos
llevaron a una casa llamada

"el palacio de Pak".

Desear�a que contase al tribunal
lo que ocurri� en "el palacio de Pak".

Pues, nos incomunicaron.

No tardaron en comenzar
los interrogatorios.

Quer�an saber los nombres de
los que planeaban fugarse.

Estuvieron interrog�ndome
durante todo el d�a.

Tal vez m�s, no lo s�.

- Luego empez� Pak.
- �Luego empez� Pak?

�Qui�n era Pak?

Entre aquellos hombres
era quien mandaba. Un psiquiatra.

- Orden� que me encadenaran.
- �Le encadenaron las manos o los pies?

Los pies.

Apretaron las cadenas
hasta el m�ximo.

Mis tobillos empezaron a sangrar.

Siguieron apretando
hasta llegar al hueso.

Entonces me desnudaron
y me colgaron de una viga del techo,

pero me colgaron cabeza abajo
igual que si fuera un cerdo.

Despu�s, uno de ellos
comenz� a azotarme.

�Perdi� usted el conocimiento?

Puede ser, pero s�lo ser�a un
momento, porque recuerdo vagamente

que me iban mojando la cara.

�Qu� les dijo usted?

Me enfurec�. Les dije cosas
que no necesitaban traducir.

�Qu� m�s le hicieron?

Pak dijo a sus hombres que no
no apagasen los cigarrillos

en el suelo, que pod�an
hacerlo sobre mi cuerpo.

- Y lo hicieron, �verdad?
- S�.

- �Cu�ntas veces?
- Fumaban mucho.

Capit�n, �qu� le pas�
al sargento Jorgensen?

- �Tambi�n lo sometieron a tortura?
- S�, pas� lo suyo.

Le rompieron la mand�bula
con la culata de un fusil.

- Luego los llevaron de nuevo al campo.
- S�,

pero nos mantuvieron separados.
Despu�s ya no lo pasamos tan mal.

Cuando le estaban torturando,
�Pak y sus secuaces lograron

arrancarle los nombres de los
que hab�an conseguido fugarse?

�No les revel� usted nada?

S�,
�mi nombre, graduaci�n y n�mero!

�Le maltrataron despu�s de aquello?

No, nunca m�s.

A pesar de que su cuerpo fue
brutalmente herido,

resisti� hasta el l�mite de sus fuerzas
los castigos impuestos, �verdad?

S�.

�Capit�n, ser�a tan amable
de quitarse los zapatos,

los calcetines y la camisa

y mostrar al tribunal las huellas
de las torturas que...?

�Protesto!

Torturas que son el resultado de
la informaci�n dada por el acusado.

- �Protesto!
- Se rechaza la protesta.

Es una prueba de la declaraci�n
del testigo.

Despierta ya,
est� amaneciendo.

No es posible que sea tan tarde.
�D�nde has estado?

Por ah�,
�qu� llevas en ese paquete?

Camisas limpias, pens�
que te har�an falta.

Oh, gracias. �Qu� tal por casa?
Te encuentro desmejorada.

Anoche ni siquiera prob�
la cena.

- No vi a pap� en la sala.
- Sufre mucho, Ed.

Comprendo, �l te ha hecho venir
para que me lleves a casa.

- Una reconciliaci�n en toda regla.
- No sabe que he venido.

Ya. O sea que has venido a traerme
esto. �Quieres tomar un trago?

- No es mala idea.
- Subamos a mi habitaci�n.

Vamos.

Me ha gustado esa arruga tuya.
Prueba que a�n soy un hombre.

No te preocupes, si el conserje nos
dice algo le dir� que eres mi cu�ada.

Por aqu�.

Bien.

Bien.

- Todo lo que tengo es whisky.
- No me apetece.

- Dijiste que tomar�as un trago.
- S�, pero luego.

Bueno, como t� quieras.

He venido porque tengo
algo que decirte.

- Lo de las camisas es un pretexto.
- �De qu� se trata?

Hoy en la sala dijiste que no...

�Cu�nto tiempo estuviste
casada con Peter?

Nunca imagin� que �l se atreviera a
pedirte... los dos �ramos vergonzosos.

Lo s�, pero no he venido
a hablar de Peter.

Deber�as casarte otra vez
con un buen chico.

Una vez me encontr� ante
una vieja granja abandonada.

Vi una cosa muy curiosa: los manzanos
sab�an que estaba abandonada.

Sin embargo florec�an como siempre.

Los �rboles estaban repletos
de frutos.

Pero nadie recog�a las manzanas.

�Comprendes?

- Has cambiado de conversaci�n.
- No, no me has entendido.

Quiero decir que los manzanos

segu�an teniendo vida a pesar
de que nadie recog�a las manzanas.

�Oh, Dios m�o! �Qu� horror,
una vida que no se aprovecha!

Dime, �te parece l�gico desaprovechar
una vida de esta manera?

No hables. Tenemos que
acabar con ese hipo.

- �Con un vaso de agua?
- No, as� es mejor.

- Me haces da�o.
- Tiene que dolerte.

Toma aire y aguanta la respiraci�n.
�No me has o�do?

- Ahora no est�s ante el tribunal.
- �No me gusta que...!

�Te he dicho que no respires!

Aunque durante el juicio no has dicho
nada, he adivinado lo que pensabas

por el modo de sentarte, y no entiendo
c�mo aceptas lo que dicen de ti.

�Por qu� dices eso?

El hipo no se te pasar�
si sigues hablando.

- �No tengo hipo!
- S� tienes todav�a.

Lo que hiciste, lo har�as
por alg�n motivo.

Si lo dices ante el tribunal,
puede que te sea favorable.

Cambiaste all�, porque
crees que ahora eres m�s humano.

Pero los humanos pueden
hacer algo m�s que derrumbarse.

Los seres humanos
tambi�n luchan.

�Por qu� no luchas ahora? Antes
lo hac�as porque te lo mandaban.

Ahora tienes que hacerlo
porque quieres.

Pas� el hipo.

Es tarde, debo irme.

�Estar�s all� ma�ana?

- De acuerdo.
- Adi�s.

- Gracias.
- Adi�s.

Orden en la sala.

Guarden silencio.

Se reanuda el consejo.

Todas las personas del jurado
se hallan presentes en esta sesi�n.

La acusaci�n nada tiene
que a�adir por ahora.

La defensa desea exponer
su primer informe.

Tienen ustedes copias de los telegramas
incluidos en el sumario como pruebas.

Son del general en jefe
y de otros altos oficiales.

Dan testimonio de la conducta
del capit�n Hall.

De ellos se deduce que el acusado
es un militar que se ha distinguido

por su comportamiento y que est�
considerado por sus superiores

como un hombre valeroso. Sostengo
que es digno de esos conceptos.

Todas nuestras leyes est�n basadas
en principios que creemos inmutables.

Uno de ellos es que hay un nivel
moral determinado

que la sociedad est� obligada
a respetar.

Pero hemos llegado a un punto
en que este nivel moral

no lo reconocen ya
todos los hombres.

Porque una parte de la humanidad
lo ha desterrado,

sustituy�ndolo por la violencia
y la tortura,

no de la carne, sino de la mente,
para obtener lo que desea.

Nos encontramos dispuestos
a juzgar a un hombre

que cometi� ciertos actos

bajo los efectos de esta nueva
situaci�n moral en que la mente

se halla sometida a un constante
suplicio que no conoce piedad alguna.

Nuestro c�digo militar no recoge
esta nueva situaci�n

porque no se hab�a previsto.

Y el capit�n Hall, por ser una
de sus primeras v�ctimas,

tiene que ser juzgado
con las leyes actuales.

Todos sabemos que la resistencia
de cada ser humano

tiene un l�mite en sus procesos
de depresi�n.

Y que sin sufrir da�os corporales
puede llegarse a ese l�mite.

El acusado lleg� a ese punto.

Por lo tanto, aunque �l no haya
negado su participaci�n

en los actos que se le juzgan
en este consejo,

s� niega que lo hiciera
voluntariamente, deliberadamente

o conscientemente.

Creo que pocos de nosotros habr�amos
resistido en esas circunstancias.

Como la �nica persona familiarizada
con los hechos es el propio acusado,

desea presentar al tribunal
su testimonio.

�Sabe con exactitud el acusado
sus obligaciones de testigo

y que todo lo que declare
puede ser usado en su contra?

Se le han expuesto esas obligaciones
y est� conforme con ellas.

Entonces que se proceda
a tomarle juramento.

La defensa solicita como testigo
al capit�n Edward W. Hall.

Levante la mano derecha.

�Jura que cuanto diga en este consejo
ser� la verdad, toda la verdad

y nada m�s que la verdad
con la ayuda de Dios?

- Lo juro.
- Si�ntese, capit�n.

Diga su nombre, grado y destino
o situaci�n actual.

Edward W. Hall, capit�n, destacamento
de pacientes, Hospital Letterman.

- �Es el acusado de este consejo?
- S�, se�or.

Capit�n, deseo que mentalmente vuelva
al d�a de su captura, 2 de enero de 1951.

Ese d�a usted y muchos prisioneros
emprendieron una larga marcha,

que habr�a de concluir varios
d�as despu�s en el campo n�mero 5.

�Quiere decirnos qu�
recuerda de aquel d�a?

Claro, recuerdo que hac�a fr�o.

�Por qu� conserva esa impresi�n
tan particular?

Porque se me hab�an roto los
pantalones en una alambrada

la noche anterior y
el viento entraba por los agujeros.

Los muchachos se re�an, pero pronto
dejaron de hacerlo y hasta de hablar.

- �A qu� se debi�?
- Algunos empezaron a morirse.

Muchos estaban extenuados,
otros heridos.

Usted tambi�n estaba herido,
�verdad?

S�, en una pierna ten�a alojado
un trozo de metralla.

A los heridos hab�a que
arrastrarlos en trineos.

Un chico que estaba cerca de m�
ten�a en el vientre un enorme agujero.

Trataron de tap�rselo, pero
la vendas se ca�an y...

Bueno, aunque cualquiera pod�a
ver que estaba muerto,

los otros segu�an en el trineo
de todos modos.

Entonces los chinos detuvieron
la columna y se pusieron a gritar

diciendo que and�bamos
despacio y que nos di�ramos prisa.

Pero arrastrando los trineos
no era posible hacerlo.

- �Dieron ellos alguna soluci�n?
- S�,

dijeron que a todos los de los
trineos los enterr�ramos.

�Quiere decir
a los que hab�an muerto?

No, no s�lo a ellos.
Hubo...

un teniente que trat� de explicarles
que el muchacho que cuidaba de su grupo

a�n no hab�a muerto.

Le dieron un azad�n y le obligaron
a cavar dos tumbas.

Una para el muchacho del trineo
y otra para �l.

- �Hizo el teniente lo que le dijeron?
- S�, le enca�onaban con una pistola.

Cav� las tumbas.

Y le dijo a su guardi�n: "En mi tierra
una cosa as� ser�a un asesinato".

Y despu�s de escupir al guardi�n en
la cara, nos hizo un gesto de despedida

y rez� una oraci�n.

Siga.

Le dispararon en la nuca
y se desplom�.

�Verdad que despu�s de esto
recogi� usted a un oficial herido

y carg� con �l durante 4 d�as
para que no lo mataran?

�Le curaron la pierna
cuando lleg� al campo?

No. Nos encerraron en un barrac�n
y nos dejaron all�.

En general, �c�mo se encontraban
ustedes de salud?

No muy bien. S�lo nos daban
trigo para comer. Y malo.

Al hablar de barrac�n, �a cu�l
se refer�a exactamente?

Al de los oficiales, nos hab�an
separado de los soldados.

�Pod�a usted comunicarse
con ellos?

No, oficialmente no.

Pero logr� saber que estaban
en condiciones espantosas

y que los j�venes se mor�an.

Supe que com�an lo que nosotros
y que ninguno de nosotros enfermaba,

quise ver lo que ocurr�a
y fui una tarde a visitarles.

�C�mo se arregl� para hacerlo?

Soborn� al carcelero,
le di mi raci�n.

�Qu� descubri� al visitar los
barracones de los soldados?

Lo que vi es que eran pocilgas llenas
de un olor que daba nauseas.

No exist�a disciplina, ning�n mando,
ninguna autoridad.

Y era verdad lo que me hab�an dicho
de los m�s j�venes, estaban abatidos.

Era un cuadro pat�tico,
no quer�an comer ni beber.

Aquellos muchachos estaban
hundidos.

Me dirig� a uno de ellos y le dije:
"�Quieres morir?" Y �l me dijo que s�

y que le dejara en paz.

Le reprend�, le abofete� y le dije
que le echar�a al agujero.

�Por qu� lo hizo?

Cre� que la irritaci�n le obligar�a
a levantarse.

�Por qu� quer�a que se levantara?

Porque ten�a la extra�a idea de que
estando de pie, un hombre no muere.

En otras palabras, usted quer�a darle
�nimos para que siguiera viviendo

y no recrearse atac�ndole brutalmente
tal y como la acusaci�n

- Ha dado a entender.
- S�, se�or.

D�game, capit�n,
�consigui� su prop�sito?

Bueno, algunos de los que estaban all�
se levantaron y empezaron a pegarme.

- �Origin� el incidente una pelea?
- Pues s�, claro.

No cre� que tuvieran fuerzas,
pero consiguieron echarme al patio.

�Qu� ocurri� despu�s
de ese percance?

En lugar de dejarme ir al barrac�n,
los chinos me llevaron a su cuartel.

Hicieron circular la noticia
de que iba a trabajar para ellos.

Y trataron de hacerme engordar para
ver que recib�a un trato de favor.

Me pidieron que distribuyera
propaganda y acept�,

porque era la �nica forma de
entrar en contacto con los soldados.

Logr� que me confiaran
la redacci�n de los textos.

�Por qu� raz�n?

Cre� que haci�ndolos yo, conseguir�a
que parecieran falsos,

quer�a dar a entender a los soldados
que no cre�a en semejantes patra�as.

�Fue ese el motivo de que empleara
la frase "Me siento feliz y contento"?

S�, pens� que con ello
le daba un tono sarc�stico.

De lo que acaba de exponer se deduce
que tanto el incidente del muchacho

como la propaganda que distribu�a
estaban de acuerdo

con sus deberes militares.

A pesar de las apariencias, impulsaba
su conducta un alto ideal.

Tenemos entendido que tras la
distribuci�n de la propaganda,

desapareci� durante 6 meses
y luego volvi� cambiado.

�Era en esa �poca cuando amenazaba
a los soldados para que firmaran

el manifiesto de la rendici�n de forma
que muchos le consideraran traidor?

�Se daba cuenta de que al hacer
aquello violaba las normas militares?

- �Est� usted defendi�ndome?
- �Qu� motivos le impulsaron?

- �Eran a�n los altos ideales?
- �Altos ideales?

�Cu�les fueron los motivos, trataba
de cumplir las ordenanzas militares?

As� que hab�an cambiado
los motivos, �verdad?

Usted tambi�n hab�a cambiado.
�Hizo todo aquello voluntariamente?

- No.
- �Deliberadamente?

- No.
- �Conscientemente?

�Hab�a cambiado usted, capit�n,
o lo hab�an hecho cambiar ellos?

�No es cierto que fue atormentado
durante aquellos seis meses

hasta el extremo de que ya no
ten�a usted voluntad propia?

�Qu� le hicieron, capit�n?

Me tuvieron aislado.

- Le tuvieron aislado. �D�nde?
- En un cuartucho de un s�tano.

�C�mo era ese cuartucho?

Oscuro.

El agua se filtraba
y el suelo estaba h�medo,

salvo en un peque�o lugar
y all� era donde dorm�a.

Todas las ma�anas entraban
un cubo y unos trapos

para que lo limpiase.
Era cuando me dejaban mover.

- �Le permit�an hacer algo m�s?
- No.

Ten�a que estar sentado en la
oscuridad sin poder apoyar la espalda.

�Cu�nto tiempo le tuvieron as�?

No lo s�.

Empec� a los pocos d�as

a resolver problemas mentalmente
y a cantar algunas canciones

que recordaba del colegio
para entretenerme.

Pero no me dejaron seguir,
dijeron que hac�a mucho ruido.

�Qu� ocurri� luego?

Entonces me dieron papel y una vela
diciendo que pod�a escribir

si lo hac�a sobre m� mismo.

�Siguieron interrog�ndole
durante ese periodo?

S�, entraban a medianoche,
cuando intentaba dormir.

�Qu� pretend�an?

Quer�a que firmase esa octavilla
de la rendici�n.

�Y la firm�?

Resist� largo tiempo.

�Qu� pas� durante
ese largo tiempo?

Me tuvieron en el s�tano.
Una noche fueron a buscarme.

Tuve que ir andando por la nieve.

Iba helado, no sent�a nada
ni sab�a qu� me pasaba.

Entonces, sobre un charco,

dijeron que ten�a que firmarles
esa octavilla,

o pasar�a solo el resto de mi vida.

- �La firm�?
- No.

�Le castigaron?

S�, me encerraron en el s�tano
otra vez.

Ya no volvieron a llevar trapos
para limpiar el suelo.

Todo era un enorme charco
y cuando quer�a dormir

ten�a que hacerlo echado
en la suciedad.

Mis miembros estaban entumecidos y la
suciedad me calaba hasta los huesos.

Era como estar enterrado en vida.

Se acercaban al tragaluz

y me dec�an que si me gustaba
estar solo.

Ten�a que morderme la lengua
para no contestar.

No s� cu�nto tiempo estuve all�.

Entonces, recuerdo que una noche, una
voz dijo que ten�a una carta para m�.

Al principio yo...

no les cre�, porque nadie me escrib�a
o destru�an las cartas.

Ellos me dijeron que era porque...

�Por qu�?

Porque nadie se acordaba de m�.

�Qu� dec�a aquella carta?

Era...

una carta muy corta.
Era de mi padre.

Me preguntaba que por qu�
no hab�a vuelto a escribirle.

�Y eso era todo?

No.

Dec�a...

Dec�a... Dec�a que mi hermano
Peter hab�a muerto

y en aquel instante comprend�
que ya no pod�a m�s.

Estaba entristecido y algo dijo una voz
de unas mantas y un lugar para dormir.

Dec�a que, o firmaba entonces
la octavilla,

o pasar�a solo el resto de mi vida.

Y dije que de acuerdo, que s�.

Les dije que me indicaran
lo que ten�a que hacer.

Guerra bacteriol�gica, propaganda,
tr�fico de drogas, lo que quisieran

a cambio de no seguir solo
y poder dormir unas horas.

Entonces me sacaron,

me dieron una pluma
y lo firm� todo.

En otras palabras,
se derrumb� usted.

S�.

Entre las cosas que firm�
la noche de su derrumbamiento,

hab�a una nota informativa sobre
el proyecto de fuga del capit�n Miller,

- �es o no es cierto?
- S�.

�No es cierto tambi�n que hab�a
estado usted encerrado 6 meses

y que era humanamente imposible
que estuviera enterado de los planes

- De fuga del capit�n Miller?
- S�.

Capit�n, ha dicho que cuando
estaba en el s�tano,

le dieron un d�a papel y una vela
para que escribiera sobre s� mismo.

�Se trataba acaso de escribir
una autobiograf�a?

- S�.
- �C�mo era? �Podr�a recordarla?

Cuando yo era joven trabaj�
como botones en una oficina,

fregando platos y lavando coches.

Encer� suelos, hice de todo.

No pod�a enga�arles,
siempre lo sab�an.

�Escribi� durante su aislamiento
lo que ahora llaman "su manifiesto"?

S�, escrib� una 20.
Ellos me obligaban.

Si me olvidaba de alguna cosa
o a�ad�a algo nuevo,

ellos me dec�an que ment�a
y me obligaban a escribir otra vez.

�Qu� se propon�an con todo eso,
lo supone usted?

Creo que deseaban enterarse
de mi vida.

Con objeto de usar alg�n detalle
en contra de usted, �verdad?

Alguna cosa especial
que pudiera desmoralizarle.

Y finalmente les dio la clave,
�verdad?

Finalmente les proporcion� usted
lo que andaban buscando.

Aqu� tengo la prueba A de la defensa,
identificada, aceptada

e incluida en el sumario,
capit�n Hall.

�Es o no una copia aut�ntica
de su autobiograf�a,

de la que escribi� la noche en que
volvieron a encerrarle en el s�tano?

�De d�nde ha sacado eso?

�No es verdad tambi�n que antes
de recibir la carta que le anunciaba

la muerte de su hermano, cada vez
que le presentaron la octavilla

se neg� a firmarla?

He subrayado un p�rrafo
para que lo lea usted mismo.

�Quiere leerlo en voz alta
para que lo oiga el tribunal?

- No, no quiero.
- P�gina 17. L�alo, por favor.

No, no puedo.

�Considera ese documento
parte del testimonio?

- S�, as� es.
- El testigo est� obligado a leerlo.

"Siendo todav�a ni�o, recuerdo
que nuestra casa era..."

No se oye nada.
Retire esa mano de la boca.

"...un lugar donde apenas se pod�a
hablar y hab�a que cerrar las puertas

con mucho cuidado,
porque mi madre estaba enferma.

Fue una �poca triste para Peter
y para m�.

Anhel�bamos que nuestra madre
se curara para poder estar con ella.

Pero entonces se muri�. Despu�s
de aquello nada nos quedaba.

Yo ten�a 12 a�os cuando sucedi�.

Mi padre estaba en el cuartel
ocupado casi todo el tiempo.

Nos dejaba una nota detallada
al marcharse con muchas advertencias

y la criada nos daba una estrella
cada d�a si hab�amos sido buenos

y mi padre comprobaba
las estrellas al volver.

Nos ense�aba muchas cosas
que todos los soldados deben saber:

c�mo tener el cuarto limpio, cumplir
las �rdenes y no quejarse nunca.

Yo no acierto a recordar...

Yo no acierto a...
No acierto a recordar...

que mi padre nos diera
alg�n d�a un beso,

que nos abrazara..."

"Que nos abrazara como ve�amos que
algunas veces hac�an los otros padres.

Nunca nos mostr� afecto y llegu�
a ser tan terco conmigo mismo

como lo era �l. Creo que ya no podr�
volver a querer a nadie.

Quer�a a mi madre, pero ya no existe.
Quer�a a mi hermano, pero muri�.

Ojal� mi padre me hubiera dado
una oportunidad para demostrarle

c�mo le quer�a.

Si esa soledad consigue matarme,
desear�a que fuera ahora".

�Quiere la defensa
que se aplace el consejo?

No, se�or, no hay necesidad.

�ste, caballeros, ha sido
un m�todo nuevo.

No hubo lavado de cerebro,
ni utilizaron drogas.

No trataron de aniquilarle
el cerebro, pero

tampoco trataron de evitarle
ning�n sufrimiento.

En el capit�n Hall
tenemos a un soldado

cuya hoja de servicios permit�a
suponer que era capaz

de soportar cualquier dolor f�sico
con entereza,

sin embargo, este soldado, sometido al
suplicio mental que le hicieron padecer,

no pudo resistirlo.

Es un proceso
de aplicaci�n gradual.

Primero se crea una atm�sfera
de terror y de incertidumbre,

luego se aleja los jefes,
atacando la salud y la moral.

Se introducen esp�as
entre los prisioneros

y si no los hay, se hace creer
de alg�n modo que existen.

Hacen de un ej�rcito un colegio
fantasma y logran que los soldados

se conviertan en ni�os ansiosos de
recompensa y temerosos del castigo,

oblig�ndoles a estar solos
y a ser desconfiados.

Entonces escogen al m�s solitario,

para destrozarle m�s a�n.

Le hacen creer que �nicamente
ellos pueden perdonarle y ayudarle.

Averiguan despu�s su secreto
m�s �ntimo,

y una vez descubierto,
hacen uso de �l.

Todos tenemos nuestro secreto.

La defensa ha terminado.

Son las 4. Con la venia del tribunal,
la acusaci�n no interrogar� al acusado

- Hasta ma�ana por la ma�ana.
- El consejo se aplaza hasta ma�ana.

- �Qu� quieres?
- Hablar contigo un poco.

- Es algo tarde.
- Ser� s�lo un momento.

No pretendo entretenerte mucho.
Por favor.

De acuerdo.

Entra.

- No, aqu� estoy bien.
- Conc�deme la atenci�n de entrar.

Esto... es dif�cil para m�,
lo comprender�s.

Bueno,
�de qu� quieres hablar conmigo?

De eso que has le�do en el tribunal.
De esa autobiograf�a.

- Me ha hecho reflexionar mucho.
- La escrib� hace m�s de 3 a�os.

S�, lo comprendo.

Pero es una cuesti�n bastante
espinosa de todas maneras.

Has dicho de m� cosas que yo mismo
ignoraba. Me has desmenuzado.

Ha sido una aut�ntica disecci�n.

Pero cuando uno descubre c�mo es en
realidad a los ojos de sus hijos...

Supongo que Peter sentir�a lo
mismo por m�. As� era, �verdad?

As� era.

Cu�nto he perdido.

Ha sido una dura lecci�n.
Y supongo

que tu madre crey� que
tampoco la quer�a, �eh?

Bueno, ma�ana es el �ltimo
d�a, �no?

T�... pensar�s volver a casa contando
con que todo termine bien.

Te esperamos, claro.

Gracias.

�Es que siempre va a existir esta
distancia entre nosotros?

No lo s�.

�Entonces qu� puedo hacer yo?

�Es que tengo que perderos
a los tres?

Por favor, d�melo,
�qu� puedo hacer?

Tienes que ceder.
Por favor, tienes que intentarlo.

�Es todo lo que quieres?

Oh, Dios, Dios...

Capit�n, durante el periodo
de aislamiento que describi� ayer,

�le atormentaron o le golpearon?

Quiero decir que si le sometieron
a alguna clase de tortura f�sica.

�Cuando le interrogaban, se hallaba
siempre en condiciones desfavorables?

S�.

Dio, en consecuencia, el informe
del capit�n Miller.

- Ignoraba que se hubiera fugado.
- No importa que lo supiera o no.

�Firm� a sabiendas un documento
que se refer�a a �l?

�Un documento que podr�a ser usado
por el enemigo para quebrantar

- El �nimo de los que quisieran huir?
- S�, lo hice.

- �Cu�ntos oficiales hab�a en el campo?
- Unos 70.

�Alguno de ellos firm� documentos,
hizo propaganda o amenaz� a los dem�s?

No, que yo sepa.

�No es cierto que la mayor�a de los
oficiales, cuando se les pidi�

que colaboraran voluntariamente,
dieron s�lo su filiaci�n,

tal como se les hab�a ense�ado
que lo hicieran?

Como hizo el capit�n Miller
al ser torturado.

S�, creo que s�.

�No es verdad que aquellos que
tuvieron con el enemigo

�nicamente el contacto indispensable,
el permitido por las ordenanzas,

que no dieron facilidades a los chinos,
ni oportunidades de prueba,

- Pasaron su cautiverio mejor?
- S�.

En otras palabras, capit�n,
todas las penalidades que soport�

fueron consecuencia de sus actos.
Se mostr� dispuesto a colaborar,

- �no es verdad?
- Tal vez.

Es posible, claro, que al principio
tuviera unos motivos honorables,

- �fue as� o no?
- S�.

A pesar de sus buenas intenciones,
usted ha sido uno de los pocos oficiales

que se ha prestado a traicionar
a su patria.

- �Protesto!
- Se acepta la protesta.

Muy bien.

Ahora examinemos eso que ha sido
llamado aqu� "su derrumbamiento",

el proceso de su honda depresi�n,

como la defensa lo ha calificado
po�ticamente.

�Juzga que su resistencia
lleg� al l�mite?

- S�.
- �Cu�l fue la causa?

Sabemos que le daban alguna
alimentaci�n, �verdad?

S�.

- �Fue porque se mor�a de fr�o?
- No.

- �O por el dolor de la pierna?
- No.

- �El riesgo de muerte?
- Dijeron que era un criminal de guerra.

- Una vez dijeron que iban a matarme.
- �Le amenazaron con ejecutarle?

Eso nunca lo avisaban.
No.

No. Y, claro, sabemos que carec�a
de algunas comodidades,

- Pero eso no le obligar�a a rendirse.
- �C�mo ha dicho? �Comodidades?

Nadie ten�a comodidades,
lo sabemos.

No. No fue ninguna de esas causas.
Lo que le oblig� a desmoronarse

fue �nicamente la soledad.
�No es eso lo que ha dicho?

Creo que esa cuesti�n de la soledad
es un detalle interesante.

Si le parece la examinaremos
juntos...

�Puedo beber un poco de agua?

Claro.

- Gracias.
- De nada.

Capit�n, �puede citarme alg�n otro
momento especial en que la soledad

se le hiciera insoportable antes de
que fuera enviado a Corea?

- �Quiere decir un d�a de pesadumbre?
- S�, eso es.

Pues no lo s�. Unos d�as ser�an
mejores que los otros, supongo.

�No recuerda si hubo un d�a en que
la soledad fue tan atroz

- Que no lo pudo resistir?
- Parece referirse a un dolor f�sico.

- Alg�n d�a le resultar�a insoportable.
- �Qu� quiere decir?

�Cu�l ha sido el d�a de mayor
soledad que usted recuerda?

- El d�a en que muri� mi madre.
- El d�a en que muri� su madre.

Hemos le�do en su autobiograf�a
que los chinos le obligaron a escribir

y se dieron cuenta de que fue usted
un ni�o muy solitario

- Y se aprovecharon de ello, �verdad?
- Reconoc� que siempre estuve solo.

- �Lo reconoci� ante s� mismo?
- S�, y por primera vez.

Hasta ese momento, nunca se hab�a
dicho a s� mismo

- "Ed, francamente, estoy solo".
- S�, lo hab�a hecho.

Bien, ya que lo sab�a,
no era una cosa nueva para usted.

�Por qu� raz�n fue a elegir
precisamente esa noche para rendirse?

�Yo no la eleg�!

Fue la noche en que supe
la muerte de mi hermano.

- �Se llamaba Peter?
- S�, Peter.

- �Eso le hizo sentirse a�n m�s solo?
- S�.

De pronto, me hizo creer
que todo hab�a terminado.

- Fue un sentimiento de abandono.
- S�, como cuando muri� mi madre.

Cuando muri� su madre, usted
sinti� lo mismo, como

si ya no pudiera m�s, �verdad?

Pero luego vio que pod�a resistirlo
y sigui� viviendo.

Ten�a que hacerlo.

�Y no pudo hacerlo tambi�n
despu�s de la muerte de Peter?

- Pude hacerlo, tal vez.
- Pudo hacerlo, tal vez.

�Por qu� no lo hizo? �Cree que hab�a
llegado al l�mite de su resistencia?

�O s�lo tem�a llegar a ese extremo?

�No pod�a haber resistido
un poco m�s?

�Un d�a, una hora,
un minuto siquiera?

Pi�nselo, capit�n.
�Lleg� al l�mite?

�Lleg� en realidad al l�mite?

No. No llegu�.

No tengo que hacer m�s preguntas.

�Desea la defensa interrogar
de nuevo al testigo?

No es necesario.

- �Desea el tribunal interrogarle?
- No, tampoco.

El testigo puede retirarse.

Diga la defensa si desea exponer
alguna consideraci�n final.

S�, as� es.

Caballeros, aqu� tengo un documento
cuya lectura no resulta muy agradable.

Se trata de un informe enemigo
que describe

ciertos aspectos de la conducta
observada por algunos prisioneros.

"Uno: muchos prisioneros revelan
falta de afecto a sus familiares,

a la sociedad o al ej�rcito.

Dos: en cuanto se les a�sla,
se sienten desalentados

y renuncian a luchar para sobrevivir
porque han perdido la fe en s� mismos".

Contin�a diciendo el informe que hasta
los soldados de formaci�n universitaria

poseen precarios conocimientos
de la historia americana

y de las ventajas e inconvenientes
de la democracia.

A�ade que muchos de ellos
no tienen idea del comunismo,

porque nadie se ha tomado la molestia
de procurar inculc�rselo.

Todo el programa de propaganda
del enemigo

se ha basado en todas
estas apreciaciones.

Y en alg�n caso tuvo �xito,
porque era cierto lo observado.

Ahora estamos juzgando
al capit�n Hall.

Caballeros, la culpa, si la hay,
�qui�n la tiene?

��nicamente los pocos que claudicaron
bajo presi�n como �l?

�No tendremos algo, al menos todos
los que hemos contribuido a formar

as� a esta generaci�n, capaz de
derrumbarse, d�bil, mal dispuesta,

como en el caso del capit�n Hall,
que carec�a de recursos

para resistir hasta el l�mite,
porque no hab�a recibido el cari�o

que deb�a sostenerle hasta el final?

Ahora, en el momento de juzgarle,

debemos preguntarnos si no hemos
tomado parte en el colapso moral

de este hombre que ha pasado
por dos guerras en su juventud

y que ha sufrido cautiverio en unas
condiciones que ninguno de nosotros

hemos conocido hasta ahora.

Gracias.

�Tiene algo que objetar la
acusaci�n a estos argumentos?

Caballeros, en respuesta
a lo manifestado,

debo decir que en ciertos aspectos
se puede considerar a la sociedad

efectivamente responsable
del delincuente y de su falta.

Pero no est� eximida la sociedad
del deber y de la responsabilidad

de someter al delincuente
a la acci�n de la justicia.

Prestarse a colaborar con el
enemigo en tiempo de guerra

es un delito. Y est� tan previsto
en las leyes como el asesinato.

La defensa tiene s�lo
un argumento legal.

Un argumento que interesar�
tanto al p�blico como a la prensa:

el colapso moral. Cosa que
ciertamente ha existido.

Pero en este caso,
los hechos est�n claros.

Las penalidades han sido descritas
por el acusado.

No fueron ellas las que le llevaron
al colapso moral.

El capit�n Hall es un oficial
responsable con mando

que ha colaborado con el enemigo.

Trat� de persuadir a las tropas
del frente a que se rindieran.

Estaba dispuesto a informar
sobre los prisioneros.

Intent� convencer a los dem�s
para que colaboraran con �l.

Desobedeci� las �rdenes de
no dar m�s que

el nombre, el grado y el n�mero,
y al hacer esto

favoreci� a nuestros enemigos.

Si declaran al capit�n Hall
inocente de estas acusaciones

deber�n declarar culpable de estupidez
a todos los norteamericanos

que se negaron a colaborar.

Los testimonios han demostrado

que el capit�n Hall es culpable
de los cargos que se le imputan.

El tribunal se retira
para iniciar las deliberaciones.

�Puedo esperar el veredicto
contigo?

- Claro, si t� quieres.
- Me gustar�a.

De acuerdo.
Fumaremos un cigarrillo.

- �D�nde est� Aggie?
- Fuera. No ha resistido m�s.

- Perdone, capit�n.
- Comandante,

le presento a mi padre,
el coronel Hall.

- A sus �rdenes.
- Comandante.

- Disc�lpeme.
- Es su deber.

- Frank. Mi padre, el coronel Hall.
- Encantado, se�or.

Quiero darle las gracias
por la defensa de mi hijo.

Es usted comprensivo, coronel.

Creo que estoy comprendiendo algo
m�s desde que he conocido a Ed.

- �Tiene hijos?
- Tres.

Me pregunto si son tan incomprensibles
para usted como lo han sido para m�.

�Qui�n entiende a los hijos?
Te ver� luego.

�Vamos?

- No llores a solas.
- No estoy llorando.

- �Vamos a tomar el aire?
- Est� bien.

Id vosotros.
Me quedar� aqu�.

Orden en la sala.
Silencio, por favor.

Se reanuda la sesi�n.

Todos los componentes del tribunal
que estaban presentes

al interrumpir la sesi�n,
se hallan de nuevo en la sala.

Sit�ese el acusado
delante del tribunal.

Capit�n Edward W. Hall, es mi deber
informarle como presidente del consejo

de que reunido el tribunal en sesi�n
secreta y mediante votaci�n

dos tercios de los votos de
los miembros presentes

han coincidido en declararle
a usted,

en relaci�n con los cargos
y especificaciones,

culpable, con la excepci�n del
cargo de incitaci�n a la rendici�n.

De ese cargo, el consejo
le considera no culpable.

Antes de que el consejo termine
con el caso del capit�n Hall,

se le avisa de que esta vez
puede exponer las circunstancias

atenuantes antes
de ser le�da sentencia.

Hablar� bajo juramento.
- Bien. A�n sigue bajo juramento.

Lo que deseo exponer no ser�
un atenuante, pero quiero decirlo.

El capit�n Miller estuvo en mi hotel
esta ma�ana temprano.

Es el testigo que sufri� tortura.

Dijo que hab�a le�do los documentos,
que hab�a presenciado mi declaraci�n

y que quer�a hablar conmigo.
Nos sentamos y hablamos

sobre los compa�eros de cautiverio
que hab�amos tenido.

Dijo que, a su juicio, todos los seres
tienen en su vida

un instante decisivo.

Si en la elecci�n aciertan,
se sienten entonces orgullosos.

Si al elegir se equivocan,

les invade un remordimiento que
ya no les abandonar� en su vida.

Quisiera que cada soldado,

quisiera que toda la gente sintiera
lo que siento yo ahora.

Porque siendo as� comprender�an lo
que significa para un hombre

haber traicionado a su patria,

malogrando un momento
de orgullo y de gloria.

Ruego a Dios que todos

acierten al elegir.

Am