All language subtitles for El último baluarte (1952) ESPANHOLripdf

EL ÚLTIMO BALUARTE.

Escolta, alto.

Prisionero, izquierda.

Por orden del Presidente, al
capitán Kern Shafter,

de la Caballería de los EE.UU., que
ha sido acusado de faltar

al artículo de
guerra 38 por atacar

violentamente al
teniente Edward Garnett

y asestarle un corte de sable,
se le declara culpable.

La sentencia la dicta un Consejo
de Guerra.

Se presentará ante un regimiento
para ser expulsado del Cuerpo.

Regimiento, en marcha.

Compañía A, de dos en dos.

Izquierda.

Compañía B, de dos en dos.

Derecha.

Yo diría que le gustan los
lugares solitarios.

Me gustan, por eso vuelvo siempre.

¿Va hasta el final?

Voy hasta Fargo.

¿A Fargo? ¿Vive allí?

No, allí tomaré el
tren para Bismarck.

Bien, tendremos tiempo de conocemos.

Me llamo Shafter.

Y yo Russell.

La vi en el tren, pero siempre
estaba rodeada de gente.

¿Tuvo usted tiempo de fijarse
en algo que no fueran las cartas?

Algunas veces.

Arre.

No entiendo cómo no se despierta.

No ha dormido nada.

Yo tampoco, jugando con él,

pero aquí no puedo dormir.

Ojalá pudiera,

entonces no tendría que ver
este miserable país.

Si dependiera de mí, se lo
devolvería a los indios.

Si no nos espabilamos no habrá
que devolvérselos, ellos lo cogerán.

Baje ese revolver, son indios
jóvenes, solo están jugando.

Vivo en territorio indio.
Y yo también.

Vamos, guárdesela.

Parece que el
caballero tenía razón.

Sí,

pero tengo derecho a asustarme,
he visto gente sin cabellera,

familias enteras con ella cortada.

¿Cuánto hace que vivió en el oeste?

Estuve aquí dos años
después de la guerra.

No se confíe usted tanto, ya
no están contentos en las reservas.

Paramos a dormir.

No será tan mala como parece.

Es todo lo que hay,
duerma en la diligencia.

No estaba pensando en mí.

¿Tiene una habitación?

Hay una libre subiendo las
escaleras, a la izquierda.

¿Siempre se preocupa tanto por
las mujeres que viajan solas?

Así me siento noble.

- ¿Y le gusta sentirse noble?
- Sí, para variar.

Es nuevo para usted.

Lleva, usted, un
alfiler muy bonito.

Gracias, es de la familia, mi abuelo
se lo trajo a mi madre de Europa.

Dicen que trae suerte.

Y es verdad, ¿lo ve?

Soy una buena espadachina,
puedo defenderme sola.

Sí, ya lo veo, pero
me temo que esta

noche necesitará
algo más que eso,

no hay llave.

Apoye esta silla contra la puerta,
yo no estaré lejos.

Gracias.

Eh.

Gracias.

Se equivoca de puerta.

¿Ha pasado aquí toda la noche?

Había mucho ruido
para poder dormir.

Esperaba encontrármelo
durmiendo delante de su puerta.

Bill,

tráenos café.

Y quita a ese idiota
de ahí, antes de que

meta la espuela en
esa madera tan cara.

Es difícil ganarse
así la vida, ¿verdad?

La vida es difícil.

¿Esto es así siempre?

Siempre.

Debería marcharse.

Todos los sitios son iguales.

Es verdad, pero no se sabe
hasta no estar allí.

Usted ha viajado mucho

Sí.

¿Huye usted de algo?

Casi todo el mundo huye
de algo o busca algo.

¿Tiene problemas?

No, no han puesto
precio a mi cabeza.

De acuerdo,
despertaré a su chica.

- No es mi chica.
- Y está despierta.

Buenos días.

Bill, otro café.

para la dama.

El de la diligencia
dice que si quieren

coger el tren en
Fargo se den prisa.

No diga nada, ya sabe que me gusta
sentirme noble, no me dé las gracias.

Muy bien, no lo haré.

Buena suerte.

Un viaje muy agradable.

Para mí, maravilloso.

Josephine.

- Papá.
- Qué alegría verte, hija.

Señor Shafter, éste es mi padre.

- Me ha cuidado durante el viaje.
- Le estoy agradecido, señor Shafler.

- En fin, adiós.
- Adiós.

¿Dónde está el Fuerte Lincoln?

A unos seis kilómetros de aquí.

Precisamente voy para allá,

suba.

Gracias.

Arre.

FUERTE ABRAHAM LINCOLN, TERRITORIO
DE DAKOTA, 19 DE NOVIEMBRE 1872.

- Alimentos.
- Bien, pase.

Gracias.

Gracias.

Arre

De frente.

Derecha.

De frente.

Alto.

Señor, ¿Qué quería usted?

Me gustaría alistarme en
este regimiento.

Jackson, un formulario y un
certificado médico.

Ya está hecho, Señor.

Bien, Jackson,
los milagros existen,

sabe montar.

Ya es difícil.

¿En el catorce de Ohio, eh?

No está mal, aunque
el séptimo es mejor.

Eso he oído decir.

¿Y por eso ha venido desde
Nueva York para alistarse?

Sí.

¿Está perseguido por la justicia?

No, Señor.

Oh, teniente, yo...

Ah, doctor Portel, examínelo,
quiere alistarse.

Por supuesto.

Acompáñame.

Quiero a ese hombre, señor Cooke.

Bien, capitán Moylan, usted es
el primero que lo pide

aunque a los demás
no les va a gustar,

parece un buen soldado.

Sí, por eso lo quiero.

Bien, di algo, Myles.
¿Estás contento o sorprendido?

Las dos cosas.

Yo también.

- ¿De verdad?
- Claro que sí.

Me alegra ver que
tuvieran el sentido común

para hacer capitán al
mejor sargento. Mayor.

¿Por qué has venido, Kern?

Supongo que no estoy hecho
para la vida civil

o tal vez dejé de estado
durante la guerra.

¿Y por qué aquí precisamente?

Bueno, en el Este sólo juegan
a ser soldados,

te hacen desfilar
y después te encierran en tu

caja durante toda la noche,
eso no me gusta.

Y tampoco me gustaba la vida sin
sentido que llevaba allí.

¿Por qué? ¿Qué quieres decirme?

Garnett.

¿Garnett?

Está aquí.

No lo sabía.

Da igual, no lo
sabías, pero está aquí.

Y yo también.

Es capitán de la
compañía G, por eso le

pedí a Cooke que te
asignara a mi compañía.

No te gustaría estar a sus órdenes.

Gracias.

- Pero aun así será duro para ti.
- También para él.

Ahora, él te manda, no lo olvides.

Yo no olvido nada, Myles.

Eso es lo que me preocupa. No seas
imprudente, ya te degradó una vez.

No se degrada a un soldado.

Se le puede matar.
Se puede matar a cualquier hombre.

- Tú no harías eso.
- Una vez le di con un sable.

Y pagaste por ello.

Ya veremos.

Hines,

este recluta ha sido asignado a
la compañía A, ocúpate de él.

Sí, Señor.

- Biers.
- Presente.

- Berts.
- Presente.

- Donovan.
- Presente.

- McDermott.
- Presente.

- Muldown.
- Presente.

- Royce.
- Presente.

- Shafter.
- Presente.

- Tinney.
- Presente.

Sin novedad, Señor.

No he visto nunca unos
barracones tan sucios

en un patio tan asqueroso.

Saca el pecho.

Después del desayuno, os
turnaréis para limpiado todo.

Cabo Muldown, McDermott,

Royce y Biers, harán
guardia esta noche.

Por orden de hoy,

el soldado Shafter es ascendido
a sargento.

Compañía, rompan filas.

¿Por qué te han
regalado los galones?

Por lo mismo que
a ti te los quitaron.

La lengua la tienes larga, ¿eh?

Bien muchacho, ser
sargento aquí no es

cuestión de lengua,
es cuestión de puños.

Yo trabaje cuatro
años para conseguirlos,

no le lamí las botas a nadie,
me los quitaron porque yo quise.

A ti te van a durar poco, aunque
tenga yo que ocuparme de ello.

Shafter, ven conmigo.

Cierra la puerta.

Shafien

llevo tiempo en el
ejército como para

discutir las decisiones
de mi capitán,

pero dime, ¿conoces de algo al
capitán Moylan?

Sí, de algo.

Bien, sea lo que
sea no les gustará.

¿Sabes? Tendrás
que darle una paliza

a alguno para
demostrar lo que vales.

Será ese ex sargento
que perdió los galones

por destrozar la cara
del sargento Mayor,

se llama Donovan.

Sí, ya me lo ha insinuado.

Si él te da una buena
paliza, confío en que

devuelvas los galones
y te olvides de todo.

- ¿Debo molestarme en coserlos?
- Sí.

Coge un carro ligero y
ve a Bismarck

tienes que recoger al teniente
Smith en la estación,

llega esta mañana de Saint Paul.

Bien.

¿Así que a esto vino al Oeste?

- ¿A dónde va?
- Un poco más abajo.

Gracias, es usted muy amable.

Estaba deseando volver a verla.

El uniforme es lo
último que esperaba.

Me siento a gusto con él, vivir
entre hombres simples y honrados.

Todos los hombres simples y
honrados no llevan uniforme.

Habrá algo más
que tanto me atrae.

O alguien que le dice lo que
tiene que hacer y cuando.

Tal vez.

Me equivoqué,

a mí me pareció

un hombre que toma
sus propias decisiones.

¿Y qué más le pareció?

Que huye de oscuras, pero
importantes hazañas.

Yo vivo aquí.

Esta casa siempre estará
abierta para usted.

- Volveré.
- Sí, por favor.

- Adiós.
- Adiós.

Tinney,

¿no te dijo tu madre que fumaras
solamente un trozo de ese puro?

¿Qué quieres, dejar de crecer?

Toma, prueba con éste,
a ver si lo haces bien.

Son mis puros.

Eran tuyos, se rindieron a mí.

Está bien, ¿Dónde será la pelea?

Veo que eres un hombre que no
se anda con rodeos,

temía que tendría
que empezar yo

lo que no me hubiera gustado,
ya que soy un hombre de paz.

¿No es verdad, Tinney?

Sí.

En el establo, después del recese.

Yo en tu lugar, me
fumaría ese puro hasta

que me quemara
la nariz y los labios,

tardarás mucho en
fumarte otro igual.

¿Es que no se lo das a gusto?

Sí, amigo.

Es lo que yo llamo
un hombre generoso.

Te daré algo en agradecimiento
cuando estemos en el establo.

Fuma solo un poco, recuerda
lo que te he dicho.

Sí.

Un momento.

Ven aquí, soldado.

Quiero que vayas al...

¿Cómo demonios has llegado aquí?
En tren, capitán Garnett.

No volviste al fuerte aquel día.

¿Me insinúas que deserté?

Háblame como es debido.

Primero devuélvame
el saludo que le hice.

Siempre fue muy descuidado.

Podría hacer que te arrestaran.
Otra vez no.

Escucha, Shafter,
hay cien modos de

cogerte y créeme,
los intentaré todos.

Te romperé la espalda
y también corazón

y antes de terminar
contigo veré como

te marchas arrastrando
para no volver.

Toma esto para empezar.

Pégame, Shafter,

me gustaría matarte.

Escuche, Garnett,

no sabía que estaba aquí.

De haberlo sabido,
habría sido lo mismo,

porque pienso que si una herida está
cerrada, no tiene sentido abrirla.

Pero ya que me ha puesto las manos
encima, le diré una cosa:

Estoy aquí y aquí voy
a quedarme a pesar

del pasado, de
usted o de lo que sea.

Y recuerde esto,

mantenga la distancia

o esta vez le dejaré herido
para toda su vida,

porque de una forma u otra,
usted me debe mucho.

- Puedes retirarte, sargento.
- No, capitán, se va usted.

Guarde el revólver, dese
la vuelta y márchese.

Bien, si tú ya estás listo,
empecemos con los puños.

¿Quieres estarte quieto y luchar?

Vamos, Donovan, tú puedes con él.

Está K.O.

¿Quién ha sido el estúpido que me
ha echado un cubo de agua?

Estar de rodillas
no significa nada.

- ¿Me has ganado?
- Sí.

¡Quién lo iba a decir!

Me han pegado, eso es todo.

Yo no guardo rencor,
pero a vosotros

puedo daros una
paliza, no lo olvidéis.

Fuera de aquí, tenemos que hablar.

Bueno,

eres el mejor luchador que he visto,
un maestro en dar puñetazos.

Serías la atracción de Country
Quildary... oye,

tenemos que repetirlo.

¿No has tenido bastante?

Amigo, si no tienes
enemigos con quien

pelear, entonces,
pelea con tus amigos.

- ¿No tienes enemigos?
- Venzo a todos

y cuando gano,
él ya es amigo mío.

¿Y si te gana él?

Yo me convierto en
amigo suyo, como hoy.

- ¿Quién te enseñó, maestro?
- Un irlandés.

Ah, ya me lo explico, son los
mejores profesores del mundo.

Yo mismo aprendí con uno, mi padre.

Siempre estaba amargándome
y pegándome hasta

que crecí, luego fue
al revés, pobrecito.

Hay que volver a la compañía.

Sí, no quiero que nos cojan haciendo
algo raro contra el reglamento.

Me duele la
mandíbula y una oreja,

hacía meses que
no me sentía tan bien.

¡Atención, compañía!

La compañía G va en cabeza,
después usted.

Sí, Señor.

De dos en dos.

Izquierda.

Yo diría que vigilan
los alrededores de

Los Colinas Negras, no
los había visto antes.

¿Hace mucho, Bill?

Los mataron ayer por la noche
acababan de acampar.

aún humeaba el fuego cuando
pasé esta mañana.

Como decía, creo que son indios
jóvenes, lo hicieron para divertirse.

Seguro que pertenecen
a esa partida que

se dirige al norte y cuyo
rastro cruzamos ayer.

Señor Smith, coja
la mitad de la compañía,

y vaya a la derecha,
yo iré a la izquierda.

Si veo a los Sioux, le
enviaré un mensajero

y viene donde estoy yo,
si los ve usted

me envía un mensajero
y espere a que venga.

A la orden, Señor.

Ah, ¿le importa si me llevo
al sargento Shafter?

- ¿No prefiere a uno con experiencia?
- Él la tiene.

De acuerdo.

- Shafter
- Señor

Te vas con el capitán.

A la orden.

- Hines.
- Sí, Señor.

Entierre los muertos.

Tomaremos posiciones en la base de
esa meseta, cuando pasen atacaremos.

Cabo, informa al teniente Smith
que hemos visto a los indios.

Guíale hasta nuestra posición.

Sargento, tú vendrás conmigo.

Sólo perderemos hombres.

Tú haz lo que te mandan, Shafter,
yo me ocupo de la tropa.

Diles que me alegro de verles,
y dales muchos saludos.

Y pregunta a Búho Rojo que,
si encontramos entre sus bravos

a los que mataron a
tres hombres blancos,

nos dejaría llevarlos al fuerte,
como signo de buena voluntad.

- Saben lo que buscamos.
- Aquí, todos lo sabemos.

Que te responda.

Dice que él está en
paz con los soldados,

pero qué sus jóvenes bravos
están impacientes.

Sería mejor que los soldados

se retiraran y dejaran
a los bravos en paz.

Ve allí y echa un vistazo.

Tú, con los soldados.

Tú, con los soldados.

Ya puede respirar a gusto,
Señor, sigo vivo.

Abrid paso.

Seguid recto.

Hemos tenido suerte,
no ha estado mal.

Pensé que iban a atacamos
antes de lo que esperábamos.

Están empujando a los Sioux lo
máximo que ellos pueden correr

Están en su último trozo
de tierra de caza,

aquí está el último
búfalo y la última libertad.

Han decidido que no
van a retroceder más

y todos ellos nos recuerdan
a mí, al capitán

Garnett, a usted sargento,
y no nos olvidarán,

especialmente a usted.

No caiga en manos de Búho Rojo.

Columna de dos.

Sargento.

Hola.

¿Quiere acompañarme a casa?

¿Trabaja aquí?

No, mi padre es el dueño, ¿no le
dije que era la hija del tendero?

- No me dijo usted nada.
- Porque no hay mucho que decir.

Hace una noche estupenda, ¿Qué habría
hecho de no aparecer yo?

Habría llamado a
su puerta esperando

que nadie lo
hubiera hecho antes

y sabiendo que era
una esperanza vana.

No debe haber mucha
pintura en su puerta

de los nudillos
que han llamado.

- Queda muy poquita.
- Pero no mucha.

¿Han llamado unos
nudillos serios en ella?

Algunos.

Tan serios que no merece la pena
que un sargento se deje la piel.

Yo le pedí al sargento que
llamara, ¿no es verdad?

¿Cómo va el experimento?

¿Ha regresado usted
a un antiguo oficio?

- Y a una buena vida.
- ¿Es buena de verdad?

Estoy muy confusa
con respecto a usted,

es un rompecabezas para mí.

Me halaga que
piense usted en mí.

A todas las mujeres nos
intrigan las contradicciones

- y usted es una de ellas.
— ¿Por eso me pidió que llamara?

No, se lo pedí porque quería
que viniera.

Espere un segundo, y después entre,
le diré a Mery que ponga el agua.

Buenas noches.

- Mery me dejó entrar.
- Me lo ha dicho.

- ¿No te importa?
- No, claro que no.

- Edward, este es el sargento...
- Nos conocemos.

Bueno, siéntense, por favor.

Josephine.

Aquí no importa el grado, sargento,
aquí solo somos personas,

todos iguales, así
que olvide quien soy.

No, puedo, discúlpeme.

Bien, perdona Edward.

Kern.

- Se porta como un tonto.
- Perdone.

Hay algo más que el
grado militar, ¿verdad?

Hay algo oscuro entre los dos.

- ¿Le gusta?
- No tiene derecho a preguntar eso.

Por favor deje que sienta por
la gente lo que yo quiera.

Sí, claro, adiós.

Pero, Kern, no
quiero que se vaya así.

¿No podría volver mañana?

Mañana llevo el
correo a Fuerte Rais.

- No me digas que me abandonas.
- No, Edward, no te abandono.

No olvidó comprarme mis cosas
en Fuerte Rais.

Es usted muy amable, sargento.

No se lo agradezca, no le gusta.

Oh, ¿se conocen ustedes?

Se pasó durmiendo
dos días sobre mi hombro.

¿Qué?

En una diligencia.

Tela roja, agujas e hilo,
terciopelo azul y la vuelta.

Espero no haberle molestado.

- Hay café en la mesa.
- No, es mejor que siga mi camino.

Y yo.

Acabas de llegar.

Hay... hay un buen
trecho hasta el correo.

Sí, sí. Vuelve pronto
y usted también,

Sargento, la
puerta está abierta.

Gracias.

Adiós.

- Adiós.
- Adiós.

- ¿Nos seguirá?
- Ya lo veremos.

Adiós.

Adiós.

Podría decirme que le

ha sorprendido verme allí.

Me sorprendió.

No es cierto, estaba esperándole
y lo sabe.

Es lo que me sorprendió.

Pensé que no volvería a
llamar usted a mi puerta.

Hubo una pregunta sobre Garnett
que usted no me respondió.

Pues sí, me gusta.

¿Respondo a su pregunta?

- Sí.
- Deje que yo le haga otra.

¿Usted está huyendo del pasado?

No, del aburrimiento, el pasado
apareció por casualidad y me pegó.

Debe haberla amado mucho
si aún la recuerda.

Se puede odiar y recordar.

Estoy metiéndome en su
vida, perdone.

Me lo merecía, fui
yo quien sacó el tema.

¿Y por qué?

Oiga, cuando esté segura de algo,
puede besarme otra vez si quiere.

Querré.

¿Le digo de qué quiero estar segura?

Me lo imagino.

Vamos.

¡Arre!

Id a la otra parte,
cerca del establo.

Adiós.

Adelante.

Siéntate, Kern.

¿Un puro?

Garnett tiene a
tres hombres y a un

sargento enfermos
para ese trabajo,

me ha pedido substitutos,

a ti en particular.

Es la segunda vez, ¿no?

La segunda.

¿Hasta ahora te ha tratado mal?

No ha tenido oportunidad.

La buscará, acaba de buscar una.

Desde que colgamos
a esos indios,

hemos estado esperando que
tomaran represalias.

Ya te ha hecho daño una vez, así
que tiene que seguir haciéndotelo.

Es así como pasan las cosas.
Escucha,

creo que has estado callado
mucho tiempo,

¿por qué no me dejas que
escriba al Ministerio?

El caso está cerrado.

Pero el culpable es él.

De acuerdo, le atacaste
con un sable,

en Shenandoah pero se lo merecía.

Cualquier hombre
habría hecho lo mismo

y no hace falta que se mencione
el nombre de esa mujer.

No, Myles, gracias pero no.

Estás actuando como un tonto,
eso es lo que él quiere,

- te conoce por dentro y por fuera.
- Sólo por fuera, Myles.

Pues no me conoce a mí, no te
destinaré a ese trabajo.

Quiero que lo hagas.

En fin, lo que tú digas, elije
a los hombres que quieras.

Bien, gracias.

Al general de división
Arthur Summers,

Ministerio de
Guerra, Washington.

Mí querido General:

hay ciertos hechos
relevantes en el caso

del capitán Shafter
no revelados durante...

A la retaguardia, sargento.

A la orden.

De frente.

Sargento,

coge los carros y vete
donde están cortando,

encontrarás allí
algunos hombres.

El resto están
desperdigados por las colinas.

Cuando estén cargados los carros,
vuelves aquí con los hombres.

A la orden.

Sargento.

La madera está lista, Señor.

Tú te quedas en el campamento.

- Naturalmente.
- ¿Qué es eso de naturalmente?

Sólo eso, Señor.

De frente.

Indios, maestro,

un grupo grande a unos cinco
kilómetros al noroeste.

Corneta, zafarrancho de combate.

Mac, coge un caballo
y ve a buscar a Garnett,

vuelve lo antes posible, rápido.

Pierce, los caballos, déjalos
bien atados ahí.

Eh, tú, los carros. Poneos en
círculo, formad una barricada.

Eh, tú, ven conmigo.

Toma, coge esto.

Sal del círculo de
carros y deja una línea

de pólvora a 15 metros.
de la barricada. ¡Corre!

Jack, Tommy, poned los carros
por aquí, deprisa.

Vamos.

Vuelve y ayúdales
a hacer la barricada.

Muy bien.

No disparéis hasta
que yo dé la orden.

¡Fuego!

¡Alto el fuego!

Tinney, Biers.

Atacaran desde 3 puntos,
coged a todos los

hombres y distribuirlos
por el círculo.

Para cubrirlo todo,
vamos, deprisa.

Donovan.

Haz un hueco para los heridos
debajo de ese carromato.

¡A la carga!

Alto.

¿Dónde está el sargento?

Está aquí. ¿Dónde
esperaba que estuviese?

Estoy aquí, Señor.

- Veo que esta vez te has salvado.
- Lo siento, Señor.

- ¿Cuántos hombres has perdido?
- Seis muertos y ocho heridos.

Bien, que cojan a los heridos
y vámonos de aquí.

Córtale un poco más
en esa oreja, Tinney.

Así está mejor.

Oye Tinney, ¿Qué hacías
antes de estar

en el ejército, eras
barbero o enterrador?

Era esquilador.

Eso lo explica todo.

- ¿Qué tal estoy?
- Bien, una obra de arte.

Estás muy guapo.

Gracias, Tinney,
me siento esquilado.

Si fuera una chica,
me habría desvanecido.

Si no fuera por un
golpe que le di a

un sargento Mayor,
ahí estaría Donovan.

Sería la estrella esta
noche, en el baile

de oficiales, teniendo
figura tan elegante.

Oh, escuchen al Alto Mando.

Eh, sí, y todas las chicas
bonitas suspirarían al verme

y yo suspiraría a todas para que
no perdieran las esperanzas.

Vaya, Donovan, no sabía yo que
eras tan mujeriego.

Hay partes de mí
carácter que harían

enrojecer al diablo,
sí que soy mujeriego

y mi ternura, las vuelve locas.

- Buenas noches, sargento.
- Buenas noches, señorita Rusell

Tranquilo, sargento.

- Josephine.
- Kern.

¿No ha terminado su servicio?

No, aún sigo, esperaba tener
la oportunidad de verla.

Hace mucho calor dentro,
quería sentarme un poco.

- Por aquí no hay asientos.
- Nos quedaremos de pie.

Así está mejor, ha tenido la
cara muy triste toda la noche.

No esperaba verla
a usted en el baile.

Olvida los nudillos
que llaman a mi puerta.

Había aceptado esta
invitación hace más de un mes,

si hubiera ayer,
no lo habría hecho.

- ¿Quiere que le pregunte por qué?
- ¿No lo ha hecho ya?

- ¿Está ya segura?
- Creo que sí.

Sí, lo estoy,

excepto por una cosa.

¿por qué odia a Edward?

No es asunto suyo.

Creo que sí, porque parece
que le ocurre solo a usted.

él nunca dice nada en su contra.

Claro que no.

- ¿Y eso qué significa?
- Nada.

Pero debe significar algo, cosas
así no se dicen sin más ni más.

- No quiero hablar de esto.
- Pero yo sí.

Ya hemos llegado muy lejos y...

Sargento, ¿por qué ha abandonado
su puesto? ¿Sabe cuál es su deber?

Es verdad y voy a cumplir con él
ahora, antes de que sea tarde...

Shafter.

has dejado tu sable.

Quedas relevado de tu puesto.

Ven conmigo.

¿Por qué te odia tanto?

Quién sabe.

- ¿Fuisteis amigos?
- Eso pensaba.

¿Órdenes o correo? Creo que
órdenes, capitán Benji.

nos marchamos pronto.

A una gran campaña,
por lo que pesa esto.

Vamos adentro, veremos
si esperan respuesta.

Kern.

Por poco me ahogo, se han
desbordado todos los ríos.

Por eso nos volvimos.

¿Debo esperar a que la Sra.
Carson me invite a entrar?

Los Carson no están, pase.

¿Ha dicho nos?

Sí, Edward y yo, íbamos a caballo
cuando empezó la tormenta.

- ¿Dónde está?
- En la cocina, encendiendo el fuego.

Pues dígale usted que estoy aquí.

Sé lo que está pensando y no me
gusta porque no es verdad.

Si tiene algo que decirle,
dígaselo a la cara.

Edward, Kern Shafter está aquí.

Cada vez que se juntan se pegan,
ya no son niños,

deberían dirimir sus diferencias
como hombres civilizados.

Háganlo mientras yo ceno.

Ya están resueltas, naciste para
ser un perdedor, Kern.

Esta vez no, no se repetirá.

Te engañas a ti mismo, olvidas que
tienes la costumbre de llegar tarde.

También llovía en
Shenandoah la noche

que me encontraste
con Alice, ¿recuerdas?

- Lo recuerdo.
- Ibas a casarte con ella, ¿verdad?

Deberías estarme agradecido, te
demostré cómo era.

No, me demostraste cómo eras tú.

Esta vez no es asunto tuyo Kern,

yo vi a Josephine primero y
además te diré que le gusto.

Voy a hacer algo para que
no le gustes.

Esta vez sin sables ni revólveres.

Kern, Kern.

Vamos, váyase de una vez, vamos a
solucionarlo y esta vez para siempre.

Ha querido hacer esto desde que
lo encontró en mi casa.

Ha venido aquí buscando pelea.

Bien, ya lo ha conseguido,
puede irse, ¿no me oye?

Márchese.

Corneta, toque de General.

Presenten armas.

Descansen armas.

Ya sé que es terrible decirlo,
pero he visto a un general.

Parece el General Terry.

Para mí todos son iguales.

Pues se acabó la espera,
Bannack Bill dice que los

Sioux se dirigen al
norte y buscan pelea.

Bien, pues ya era hora,

con este clima, los huesos duelen con
la memoria de 25 años de campañas.

Duermo poco y me despierto temprano,

pienso en tantos
muchachos y peleas

que hemos tenido...
y quiero repetirlo.

Vaya, cómo es la gente
con la que vivo,

un grupo de pendencieros
y asesinos.

Si mi pobre madre
supiera lo bajo

que ha caído su hijo,
lloraría en su cerveza.

Eh, si lo haría, hasta que la cerveza
y las lágrimas llegaran al suelo.

Eh, Joe, venid, id allí
y cargad ese saco.

¡Atención!

Formaremos ante los barracones
en diez minutos,

aún queda tiempo para despediros
si aún queréis hacerlo.

Nada más.

¿No tienes que
despedirte de nadie, Kern?

No.

De nadie

Kern.

¿No iba a parar?

No, no iba a hacerlo.

- ¿No quiere decirme adiós?
- ¿No me lo ha dicho ya?

Kern, ¿es verdad que nunca
vuelve a ningún sitio?

¿Quién se lo ha dicho?

¿Es verdad?

No, aquí sí volveré.

Está seguro.

Tanto como pueda estarlo un soldado.

Kern, quiero que se lleve esto.

Es su alfiler.

Trae suerte, ya verá como vuelve.

Gracias.

¿Has venido a despedirme
a mi o a él?

La moral del regimiento
es buena, general. Custer.

Y nunca estuvo mejor
preparado, mayor Reno,

deberíamos estar orgullosos.

General Custer, general Custer,
que vuelvan todos vivos.

¡Al trote, marchen!

- ¿Más café, Mac?
- Sí.

Si volviera a nacer, me alistaría
en la Marina.

¿Qué pasa, Donovan,
no le gustan los caballos?

No tengo nada contra los caballos,
pobrecillos, son los indios.

Yo vine aquí a luchar
con ellos, no a cazarlos.

No he oído que los
marinos los cacen.

Tampoco sé de ningún
marino que luche.

Bueno, también se pelean
de un modo u otro.

Se de un tipo que lleva
20 años en la Marina

y las peleas que ha visto
son las que le da su mujer.

Eso es mejor que nada.

Tal vez Caballo Loco haya oído que
estabas deseando luchar, Donovan,

y está escondiéndose de ti.

Si es eso lo que está haciendo,
está actuando erróneamente.

Custer, usted tiene órdenes, le
dejo para reunirme con mis hombres.

Adiós y buena suerte, caballeros.

Mayor, el plan es este:

El general Terry cree que los indios
están cerca de Little Big Horn.

Se acercará por el noroeste,

yo me dirigiré a Little Big Horn
por el sureste

y quiero que vaya
usted con tres

compañías a explorar
hasta el río Tongue,

eso protegerá mi franco.

Después únase a mí en
Little Big Horn, ¿de acuerdo?

Sí, Señor.

Alerte a sus oficiales.

Teniente Smith,
prepare las provisiones.

Sí, Señor.

¡Alto!

- Ese debe ser el Tongue.
- Debe ser y lo es.

Aquí viene el campamento.

Pensaba que al
llegar aquí, dejaríamos

de jugaríamos a
los exploradores.

Al mayor Reno le
gusta tanto mandar que

no quiere volver
con el general Custer.

Bueno, hasta ahora no
hemos visto a ningún indio,

tal vez tenga
que ver con esto.

- Sargento.
- Señor.

Coge a 6 hombres y preséntate
ante el capitán Garnett

para una misión de exploración,
los demás desmontad.

Donovan, Biers.

¿Cómo es el grupo?

Un grupo pequeño, tal vez treinta
familias, salieron ayer.

Por ahí.

Se dirigen al Litiie Big Horn.

Iremos tras ellos, vosotros
buscad por la derecha.

Marchen.

De frente.

Sargento.

No veo nada sospechoso abajo,
pero quiero estar seguro.

así que coge un par de
hombres y ve al otro lado,

allí nos encontraremos.

¿Me deja sus prismáticos, Señor?

Donovan, Biers.

En marcha.

Alto,

huellas recientes.

Vamos.

Sigue tú.

Bien, Donovan,
esta vez estamos listos.

Sí, así es, maestro, así es.

Garnett debe de
haber oído los disparos.

¿Por qué no viene
y nos saca de aquí?

No lo hará, estamos
dónde él quiere.

Que los perros del infierno se asen
en su pecho y aúllen por su alma.

Donovan,

¿estás mal?

No importa, maestro,

no duele

y estaré muerto
antes de que me duela.

¿Por qué no te echas?

Luego, maestro, luego, no hay
tiempo para tumbarse.

Tú vete por el acantilado,
yo te cubro.

No seas tonto, si tú no puedes
ir, yo no me voy.

No hay ninguna diferencia en
si yo me voy o me quedo,

esta vez no voy a salir de esta

tendré suerte si me
quedan 10 minutos de vida.

Tú ve por arriba y
los matas a todos.

No.

Harás lo que le dicen, hombre,

estoy sangrando por dentro.

¿Si no te vas, quién le va a
ajustar las cuentas de Garnett,

por dejar que nos maten?

- De acuerdo.
- Sí, así se habla, chico.

Ahora date prisa,
antes de que vengan.

Que Dios te acompañe.

Nunca me ha dejado, hemos sido
amigos durante años.

Ahora vete de aquí, deja a un
hombre morir en paz.

Sargento.

Garnett nos dijo que habías muerto.

Él pensó que lo estaba.

Protégete del sol,
siéntate, sargento.

Bebe agua.

¿Dónde está?

Salió con el regimiento

hacia Little Big Horn.

Necesito un caballo, teniente.

Sargento, está enfermo,
¿quiere marcharse ahora?

Tengo que ir, Señor.

De acuerdo.

Jim,

trae un caballo para el sargento,
que lleve cantimplora y comida extra.

Osborn va a llevarle un mensaje
al mayor Reno, puedes ir con él.

Gracias, Señor.

Buena suerte, sargento.

- ¿No es Garnett?
- Él está por la izquierda.

Custer no tiene
ninguna posibilidad.

No debería haber
dividido a los hombres.

Listos para retroceder.

Bien, traeré a Hines
a su retaguardia.

Toca, Peter.

¡Para atrás!

¡Atrás!

Osborn, deme el mensaje de Reno,

después encuentre a los
hombres del general Terry.

Reno los va a necesitar.

Bien, sargento.

- ¿Va a poder pasar?
- Lo intentaré.

En marcha.

Capitán, mire.

Que cubran a ese hombre.

- ¿Estás bien, Kern?
- Eso parece.

Vi el final, menos mal que vine
a ver qué te había ocurrido.

¿Cuánto tiempo crees
que podrás aguantar?

- Hasta que aparezca Custer.
- Custer no vendrá, está muerto.

- ¿Muerto?
- Con todos sus hombres.

Hay un hombre cabalgando
para avisar a Terry.

¡Myles!
¡Hines, ven aquí!

Vosotros, venid conmigo.

¡Custer está muerto, una masacre,
ya traen a los heridos!

Custer y sus hombres
han sido masacrados,

aquí hay una lista de
los oficiales muertos.

¿No escapó ninguno de los
hombres de Custer? Casi ninguno,

creo que alguno de los de Reno. Terry
llegó a ellos antes que los matasen.

- ¿Y qué sabe de los soldados?
- Aún no tenemos la lista, señora.

Por orden del Presidente,
se le restituye el

rango de capitán al
sargento Kern Shafter.

A la atención del
comandante general

George Perry del
Ejército de los EE.UU.

Te dije que no
les escribieras.

Pero yo tenía mayor
graduación que tú.

- ¿Lo sientes?
- No.

No, Myles, no lo siento.

Ahora que lo tengo, comprendo
cuánto significa para mí,

pero mencionaste...

No mencioné su nombre.

Y... hablando de mujeres,

hay alguien
que quiere verte,

lleva tres días acampando
en tu puerta.

Hazla pasar.

Kern.

Hola, Jo.

No me dejaron
verte, dijeron que tú...

Pronto me pondré bien.

- ¿Te contó algo Myles?
- Me contó muchas cosas.

¿Te dijo que tengo algo para ti?

Es verdad que trae buena suerte,

me ha traído de vuelta.

FIN.

Ajustados por Marc